miércoles, 10 de octubre de 2018

Los hechos hablan: Las 'tarjetas black' de la Junta costearon trece juergas en cinco prostíbulos por importe de 32.000 euros. + Despilfarro y Enchufismo esa es la FAFFE + recordatorio enlaces ya publicados Díaz afronta el problema de los "enchufados" con otro "decretazo" = Ley del Enchufismo, Ley de Reordenación del Sector Público, ¿eliminar los controles en la Administración pública, "a sabiendas"; el resultado del modelo: la corrupción el despilfarro y el enchufismo, un coste inasumible que pagamos todos los andaluces; el 2 de diciembre ¡¡¡¡¡HAY QUE BOTARLOS. !!!!!.


Las 'tarjetas black' de la Junta costearon trece juergas en cinco prostíbulos por importe de 32.000 euros.

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  • La Guardia Civil descubre nuevas irregularidades con las tarjetas de la Faffe que usaban sus directivos.
  • La Junta califica de "lamentables y deleznables" los "posibles usos indebidos" de las tarjetas de la Faffe.

La Fundación Andaluza Fondo de Formación y Empleo (Faffe)


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20 AÑOS DE EL MUNDO DE ANDALUCÍA. La función pública


SILVIA MORENO
25/11/2016 18:01

La Junta de Andalucía y su entramado de empresas públicas, fundaciones, consorcios y todo tipo de entes satélites no han hecho más que crecer y engordar en los últimos veinte años, por mucho que la crisis y las restricciones impuestas por el Gobierno central ante la presión de Bruselas hayan obligado a la Administración a apretarse el cinturón en los últimos tiempos.


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Actualmente, ya hay más de 270.000 trabajadores con nómina de la Junta, la mayor empresa de la comunidad andaluza. El capítulo de personal acaparará el próximo año nada menos que 10.241 millones de euros del presupuesto del Gobierno andaluz, que ascenderá a 33.239.509.031 euros. El pago de los salarios de los empleados públicos representa un 30% de las cuentas andaluzas, la mayor partida de todas y el triple de lo reservado, por ejemplo, a la inversión pública por el Gobierno andaluz, que preside la socialista Susana Díaz.

En las dos últimas décadas, el gasto de la Junta en su gigantesca y voraz función pública no ha hecho más que aumentar. Comparando las cuentas andaluzas de los últimos años se puede comprobar que tan sólo hubo un par de años, 2011 y 2013, en los que hubo leves reducciones en la partida de personal. Fue el efecto de los recortes salariales sufridos por los empleados públicos de todo el país impuestos por el Gobierno central ante los ajustes solicitados por la Unión Europea (UE).

Pero la dieta de los últimos años ha sido insuficiente para recuperar la línea y perder grasa después del festín de contrataciones a dedo y de allegados al PSOE en la conocida como administración paralela andaluza. Durante la última década, el conglomerado de entes instrumentales del Gobierno andaluz ha ido también al alza. Bajo la excusa de que son mucho más ágiles que la administración pura y dura para acometer cualquier trabajo, el Gobierno andaluz ha recurrido a ellos para hacer y deshacer a su antojo, saltándose los férreos controles que imperan en las consejerías.




Actualmente, el Gobierno andaluz cuenta con más de 200 entes instrumentales. Es la segunda comunidad autónoma del país con más administración paralela, seguida de Cataluña. Según el inventario elaborado por el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, Andalucía pasó de tener 307 empresas públicas, consorcios y fundaciones el 1 de enero de 2004 a 367 seis años después, el 1 de julio de 2010. Sin embargo, el 1 de enero de 2016 la cifra bajó hasta los 326.

Las cantidades globales se han reducido, pero la partida de personal no. Menos entes, pero más gasto en el pago de nóminas. De hecho, el Gobierno andaluz suele presumir de haber bajado la cantidad de agencias, pero no haber despedido a nadie. Las cifras del presupuesto así lo corroboran. En la última década, los gastos de personal de las agencias públicas y los entes instrumentales andaluces han crecido un 18%, al pasar de los 3.781 millones de euros del presupuesto del año 2007 a los 4.596 millones de las cuentas para el próximo ejercicio. En ese mismo periodo, la partida para pagar las nóminas de los funcionarios de las consejerías de la Junta ha pasado de los 5.033 millones de euros de 2007 a los 5.645 millones para 2017, un 11% más.

La tasa de crecimiento de los presupuestos fue de un 13% entre 2007 y 2017. De esta forma, las nóminas de los trabajadores de los entes instrumentales aumentaron 5 puntos por encima de la media de subida del presupuesto, mientras que los gastos en personal de las consejerías se situaron dos puntos por debajo.

Esta preferencia del Gobierno andaluz por sus entes instrumentales y el temor de los socialistas a perder el poder en las elecciones autonómicas de 2012 -las primeras que ganó en Andalucía el Partido Popular, si bien el PSOE se alió con IU, alejando la posibilidad de que gobernara Javier Arenas- derivaron en la polémica reordenación del sector público andaluz, primero como decretazo en julio de 2010 y después como ley en febrero de 2011. Tanto rechazo generó la reforma que la Ley 1/2011 de Reordenación del Sector Público es más conocida como ley del enchufismo, ya que supuso la integración en la Administración autonómica de más de 20.000 empleados del entramado de empresas públicas. Tras treinta años gobernando en Andalucía y ante las encuestas que vaticinaban la alternancia, el PSOE quiso dejarlo todo bien atado ante su eventual marcha e hizo empleado público por la puerta de atrás al personal de los entes, también a los enchufados.

Buena parte de los funcionarios se levantaron en contra de esta reforma, protagonizando manifestaciones históricas, como la que recorrió el centro de Sevilla el 13 de noviembre de 2010, con más de 30.000 personas pidendo la derogación del 'decretazo'.


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El ex presidente de la Junta, Manuel Chaves, y el entonces alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, recibieron la primera pitada de los funcionarios en un acto en la Plaza de España el 17 de octubre de 2010. Más tarde, el entonces presidente e impulsor de la reordenación del sector público, José Antonio Griñán, los consejeros, altos cargos y hasta ministros socialistas fueron abucheados por los empleados públicos en sus visitas por las ocho provincias.

"Pumba, pumba, pumba, el cortijo se derrumba" o "Griñán, cariño, colócame a mi niño" fueron los cánticos más repetidos durante el año largo de protesta de los empleados públicos, que se lanzaron a la calle a criticar el despropósito que suponía que quedaran integrados en la Administración andaluza todos aquellos que habían sido colocados a dedo y sin superar ningún proceso de selección en entidades como la Fundación pública Fondo de Formación y Empleo (Faffe), que se extinguió en 2011, dejando un agujero de 48,8 millones de euros en subvenciones sin justificar, tal y como detectó la Cámara de Cuentas de Andalucía y ahora investiga una juez de Sevilla.

Esta fundación de la Junta, creada en el año 2003, durante la etapa como consejero de Empleo del investigado por los ERE José Antonio Viera, pasó de tener una plantilla de 120 trabajadores a 1.700. Durante los ocho años que mantuvo la actividad, gestionó más de 300 millones de euros. En aplicación de la Ley de Reordenación del Sector Público, el Servicio Andaluz de Empleo (SAE) absorbió a todo el personal de la Faffe, entre los que había numerosos ex alcaldes, ex concejales y familiares de destacados socialistas.


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La Faffe encaja a la perfección con uno de los lemas utilizados por los funcionarios para combatir la ley del enchufismo: "La Administración partidista y clientelar es otra forma más de corrupción", denunciaron entonces los empleados públicos, anticipándose a todo lo que se ha sabido después de esta fundación y de su papel en el presunto fraude de los cursos de formación. "Por la transparencia y el control del dinero público de todos los ciudadanos; no cabe la opacidad", clamaban los funcionarios, que salieron a la calle a decir "basta ya al nepotismo, a la corrupción y al despilfarro".


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Paradigma también de despilfarro y clientelismo es el episodio ocurrido antes de las elecciones autonómicas de 2000, cuando la empresa pública de la Junta Egmasa realizó pequeñas obras en varios institutos andaluces a un coste superior al del mercado y sin atender las prioridades de los centros.

Varios institutos denunciaron que los presupuestos estaban inflados y que la Junta no consultó con los responsables de los centros las necesidades de los mismos. En la mayoría de los casos, Egmasa, empresa creada por la Junta para servicios medioambientales, se limitó a pintar fachadas y realizar pequeños trabajos. Según los testimonios publicados por EL MUNDO, se trataba de «lavar la cara» a los edificios unos meses antes de que se celebraran las elecciones andaluzas. Los casi 6.000 empleados de la extinta Egmasa se vieron beneficiados también por la Ley de Reordenación del Sector Público y fueron integraron en la Agencia de Medio Ambiente y Agua (Amaya).

Para combatir esta reforma, los empleados públicos se organizaron en plataformas al margen de los sindicatos tradicionales y organizaron colectas para litigar en contra de esta ley. Inicialmente, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) les dio la razón, con demoledoras sentencias contrarias a la Junta en las que alertaba sobre el "desprecio al Estado de Derecho" que suponía la reforma por la "flagrante vulneración" de derechos fundamentales.

Sin embargo, el Tribunal Supremo ha ido dando la razón al Gobierno andaluz y finalmente el Tribunal Constitucional también dio su visto bueno a la Ley de Reordenación andaluza en noviembre de 2015, al rechazar el recurso interpuesto por el PP y descartar que la finalidad real de la ley sea realizar cambios para poder desarrollar una administración paralela, como mantenía el recurso de los populares. El Gobierno andaluz, como la banca en los casinos, vuelve a ganar.



 


'Fantasmas' en nómina




¿Por qué el Gobierno andaluz, que preside ahora la socialista Susana Díaz y con anterioridad Manuel Chaves y José Antonio Griñán, se han resistido siempre a entregar los listados de efectivos reales que trabajan en la Administración andaluza? ¿Por qué la negativa pese a las más de veinte sentencias que lo obligan? La clave está en que el Sindicato Andaluz de Funcionarios está reclamando una información que podría poner al descubierto todos los 'enchufados', los privilegios de los que disfrutan y otras situaciones anómalas, como las de los fantasmas a sueldo de la Junta.

Por inverosímil que parezca, el Gobierno andaluz ha estado pagando la nómina de trabajadores que no han pisado su puesto de trabajo. Los casos más recientes son los tres cargos fantasma destapados en la investigación del magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) Miguel Pasquau Liaño, que observa indicios de prevaricación en la conducta del ex consejero de Cultura Luciano Alonso por estos hechos.

El primero de los cargos fantasma investigados fue el de Luis Guerrero Jiménez, nombrado por Luciano Alonso director del Centro de Andaluz del Flamenco (CAF), una institución que la Junta poco a poco ha ido vaciando de contenido hasta dejarla prácticamente sin actividad. Guerrero era coordinador del grupo socialista en la Diputación de Málaga en el momento de ser nombrado y nunca llegó a pisar las oficinas del CAF, que tiene su sede en Jerez de la Frontera, como así reconoció ante el juez.

Los otros dos son Alejandro Cárdenas Peñalver y María Centeno Sánchez, que fueron nombrados directores (en distintas fechas) de la Filmoteca de Andalucía, que tiene su sede en Córdoba, pero que tampoco pisaron jamás. Ambos son hijos de destacados dirigentes socialistas andaluces: Carmen Peñalver, ex alcaldesa de Jaén, ex diputada y secretaria general de los socialistas jiennense; y Fernando Centeno López, alcalde socialista durante 20 años en Genalguacil.

También las Consejerías de Economía y Empleo han tenido su propia nómina de empleados fantasma. El caso más sonado lo destapó la Agencia Tributaria cuando corroboró en un informe que el ex alcalde socialista del municipio sevillano de Lebrija Antonio Torres había cobrado durante 11 años de una fundación de la Junta sin ir a trabajar. Torres cobró de la Fundación Pública Fondo de Formación y Empleo (Faffe) 535.452 euros brutos entre 2006 y 2013, con anualidades que oscilan entre los 53.136 euros (2013) y los 74.040,59 (2010, más que el presidente de la Junta).

Fantasma o mochilero fue también el sobrino de Felipe González, José María González Mejías, quien cobró de la empresa de capital riesgo de la Junta, Invercaria, 61.000 euros anuales «como un trabajador fantasma o intruso», según la Policía Judicial.


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Recordatorio enlace 5.4.2016. 



 





Las 'tarjetas black' de la Junta costearon trece juergas en cinco prostíbulos por importe de 32.000 euros.

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  • La Guardia Civil descubre nuevas irregularidades con las tarjetas de la Faffe que usaban sus directivos
  • La Junta califica de "lamentables y deleznables" los "posibles usos indebidos" de las tarjetas de la Faffe


El escándalo de las tarjetas black de la Junta de Andalucía sigue creciendo. No sólo se costeó una juerga en un prostíbulo con dinero público, sino que fueron al menos trece "bacanales" en cinco locales de alterne diferentes de Sevilla, Córdoba y Cádiz por un importe de 31.969 euros. Doce se pagaron con las tarjetas y una con dinero en efectivo. Además, el Gobierno andaluz ha tratado de encubrirlo, ya que la contabilidad que le ha facilitado a los investigadores oculta los pagos irregulares en puticlubes.

La investigación de la Unidad Central Operativa (OCO) de la Guardia Civil arroja nuevos datos sobre la polémica Faffe, la fundación de la Junta que debía formar a los parados y que, sobre todo, se convirtió en una gran agencia de colocación de afiliados y familiares del PSOE en la que se gastaba el dinero público en comilonas, hoteles y... prostíbulos.

A las puertas del club de alterne Don Angelo de Sevilla, donde se celebró la primera juerga conocida que fue costeada con las tarjetas de la Junta, el líder del PP andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, ha aportado este lunes los detalles sobre la investigación de la UCO que el Gobierno de Susana Díaz está «entorpeciendo» desde hace «dos años», ya que no facilita la información que le reclama la Guardia Civil, según Moreno.

La UCO ha descubierto que los directivos de la polémica Faffe contaban con ocho tarjetas bancarias que estaban asociadas a una cuenta corriente que llegó a tener un saldo de 828 millones de euros. Con las tarjetas de gastaron 80.000 euros, que se distribuyen entre los 32.000 euros de los clubes de alterne y 22.000 euros en restaurantes, entre otros gastos.

Aunque la UCO ha averiguado, a través de sus gestiones con los bancos, que las tarjetas black de la Faffe abonaron gastos por valor de 80.595,76 euros, el aplicativo Navision que le ha entregado la Junta sólo refleja 16.771,51 euros por pagos exclusivamente en restaurantes. En la información facilitada por la Administración andaluza no hay ni rastro de los pagos en los clubes de alterne. Y frente a los 16.771,51 reconocidos en la documentación oficial de la Junta por gastos en restaurantes, la UCO ha certificado una cantidad superior: 21.725,76 euros.

«En cuando al resto de gastos que se habrían generado» con las tarjetas black de la Faffe, como «hoteles, clubs de ocio para adultos, peajes y estaciones de servicio, salvo error u omisión no han sido hallados asientos en el aplicativo Navision que se correspondan con los mismos», advierte el atestado de la UCO al que tuvo acceso este diario.

En una discoteca.

La Guardia Civil detalla un gasto de 136 euros en una discoteca de Sevilla el 1 de diciembre de 2004 con una de las tarjetas de la Faffe. Esa misma noche hay un pago de 254,56 euros en un hotel que está a tan sólo 150 metros del establecimiento nocturno, precisa el atestado. El gasto en hoteles con estas tarjetas se eleva a 1.805 euros.

Estos gastos se hicieron con la tarjeta que tenía asignada Fernando Villén Rueda, que fue director general de la Faffe y también fue secretario de Empleo en la Ejecutiva regional del PSOE andaluz.

En cuatro años y medio, entre 2004 y 2009, se hicieron un total de 43 cargos durante 12 "juergas" en cinco prostíbulos distintos: La Casita, Don Angelo y Top Show Girls (en Sevilla), el Club Bahía 2 de la localidad gaditana de Chiclana de la Frontera y la Sala Delux de Córdoba.

De las ocho tarjetas que ha localizado la Guardia Civil, seis estaban a nombre de Fernando Villén (con un gasto de 72.486 euros) y otras dos de su hermano, Manuel Villén, que era director de Administraciones Públicas de la Faffe, aunque este último las habría utilizado exclusivamente para peajes de autopistas, por importe de 8.109 euros.

El atestado revela que las cuentas de la Faffe fueron posiblemente "maquilladas"para enmascarar los pagos en los prostíbulos. Primero, se utilizaban las tarjetas en los locales de alterne y posteriormente el entonces director gerente de la Faffe, supuestamente, devolvía el dinero. Los investigadores creen que en realidad el dinero no regresaba a las arcas públicas y que se trata de un "falseamiento de las cuentas".

El líder del PP andaluz remarcó que las conclusiones de la investigación de la Guardia Civil son «de extrema gravedad» y criticó que a la UCO le haya sido «imposible» comprobar los supuestos reintegros porque la Junta lleva dos años «impidiendo» el acceso a la información por decisión de la presidenta, Susana Díaz. Denunció que gastarse el dinero público en «bacanales» supone «llegar a un extremo al que no se ha llegado en otra administración».

El próximo jueves está citado Villén en el Juzgado de Instrucción 6 de Sevilla que investiga este caso.

La Junta ve el caso "deleznable"

La Consejería de Empleo, Empresa y Comercio ha calificado este lunes de "deleznable" el "posible uso indebido" de las tarjetas que usaban los directivos de la Faffe y que terminaron costeando juergas en cinco prostíbulos.

A través de un comunicado, Empleo ha remarcado que el Gobierno andaluz es el "primer interesado" en saber si hubo algún tipo de irregularidad en el funcionamiento de la Faffe, para lo cual el Gabinete Jurídico de la Junta "está personado como acusación particular, en defensa de los intereses de la ciudadanía, y realizando o requiriendo todas las actuaciones que estime oportunas".

Empleo afirma que ha remitido al juzgado que está investigando el escándalo de la Faffe "más de 3 millones de registros contables correspondientes a los años 2003 a 2011 -fecha de su liquidación y extinción de la Faffe-, en papel y en CD, ordenada por años, así como las comunicaciones mantenidas a través de cuentas concretas de correo electrónico de la entidad".

"Se ha entregado a la UCO acceso completo y sin restricciones a los programas de contabilidad usados por este organismo (SAP y Navision), así como un equipo informático, y se les ha brindado la formación técnica necesaria para utilizarlos convenientemente", afirma la Junta.

Sin embargo, los datos facilitados por la Administración andaluza a los investigadores no coinciden con los hallazgos más comprometedores de la UCO. Así, por ejemplo, todo lo relativo a los pagos con tarjetas en prostíbulos no figura en los programas de contabilidad que la Junta entregó en el juzgado, según recoge el atestado al que tuvo acceso ELMUNDO.es.

La primera juerga

Según la información que se conocía hasta el día de hoy, la tarjeta black del jefe de la fundación de la Junta para formar a parados se usó quince veces en apenas unas horas en el club de alterne Don Angelo de Sevilla, en concreto entre las 20.57 horas del 22 de marzo de 2010 y las 2.43 horas del día siguiente. Se hicieron cargos de entre 310 y 1.490 euros en una noche de fiesta que acabó costando 14.737 euros y que se costeó en ese momento con los fondos públicos con los que se financiaba la Fundación Fondo Andaluz de Formación y Empleo, la Faffe, una entidad hoy disuelta pero que funcionó como una auténtica agencia de colocación para familiares y militantes del PSOE andaluz y cuya gestión investiga el Juzgado de Instrucción 6 de Sevilla.

Los números de aquella celebración vienen reflejados en la documentación que hace sólo unas semanas ha enviado la Junta de Andalucía al juzgado después de reiteradas peticiones de la juez María Núñez Bolaños a instancias de los investigadores de la UCO de la Guardia Civil. Los extractos bancarios evidencian el uso irregular del dinero público que manejaba la Faffe -que llegó a gestionar hasta 300 millones- y cómo su máximo responsable hacía un uso discrecional de las tarjetas de crédito que tenía a su disposición.

En lo que se refiere a la fiesta en el prostíbulo sevillano, la documentación pone de relieve, además, una curiosa coincidencia de fechas y horas. Los pagos con la tarjeta black de Villén en Don Angelo comenzaron apenas unas horas después de que el entonces presidente de la Junta, José Antonio Griñán, -juzgado estos días por los ERE- llevase a cabo una remodelación de su gobierno del que salió, entre otros, el consejero de Empleo del que dependía la Faffe, Antonio Fernández, también en el banquillo por los ERE desde diciembre. Los ceses y los relevos que Griñán decidió forzado por el estallido del escándalo de los ERE se conocieron a última hora de la mañana de aquel 22 de marzo de 2010 y la juerga se prolongó hasta el día antes de la toma de posesión de los nuevos consejeros, el 24 de marzo, según apuntó el Partido Popular.

Todos estos datos llegaron al Juzgado de Instrucción 6 el pasado 4 de junio, un mes después de que tanto los dirigentes del PSOE andaluz como el consejero de Empleo y la propia presidentaSusana Díaz, aseguraran en el Parlamento que se había remitido al juzgado toda la información sobre las black, cuya existencia previamente habían negado de forma tajante.

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