miércoles, 1 de julio de 2015

Máxima difusión. 'Cuatro golfos' muy golfos, por Francisco Rosell = La suprema resolución revela treinta años de práctica impunidad en las más altas magistraturas del régimen andaluz, donde la corrupción ha sido el sistema de gobierno ...Y continuamos igual.... porque la garantía del Derecho no reside en exclusiva en la Ley, sino en la recta conciencia de los que han de guardarla....+ Guerra abierta por el reparto de las 'macrocausas' de la juez Alaya = ¿Ingerencias políticas y junteras....? ¿Hasta donde llegan los tentáculos del poder juntero.....???? ¿Qué esta haciendo El TSJA, la Ilma. Sra. Núñez Bolaños, la fiscalía.... intentar apartar a Alaya, insistir en trocear los EREs.....?

A VUELTA DE PÁGINA.  'Cuatro golfos' muy golfos.

FRANCISCO ROSELL
  • Chaves, Griñán, Zarrías y Viera han demostrado su indignidad hasta última hora aferrados al escaño que los aforaba
  • Díaz no podrá, como decía Quevedo, llenar de promesas los santos en la tempestad para luego desnudarlos.

 Ilustración: IDÍGORAS Y PACHI

A MODO DE JUSTICIA poética, el destino -llamemos así a la tenacidad del periodismo de investigación y a la labor ímproba de la juez Alaya- ha querido que uno de aquellos «cuatro golfos» a los que se refirió Chaves para quitarse de encima el mochuelo del fraude de los ERE y depositarlo en subalternos de tercera, sea el propio expresidente de la Junta. Encabeza el cuarteto de la iniquidad con sus exconsejeros Griñán, luego su sucesor en el Palacio de San Telmo, Zarrías y Viera, según el auto de inculpación del juez del Supremo, Alberto J. Barreiro. Juzga que perpetraron un delito de prevaricación administrativa, añadiendo la posible malversación por parte del último de la cuerda. Éstos han demostrado su indignidad hasta última hora aferrados al escaño que los aforaba.

......Afortunadamente, la validación del trabajo minucioso de la juez Alaya por parte del Supremo, ha salvado un momento crítico. Tras su ascenso a la Audiencia de Sevilla, su sustituta, María Núñez Bolaños, parecía más empeñada en instruir a Alaya que a sus sumarios, deconstruyéndolos a velocidad pasmosa si se tiene en cuenta que no diligencia una causa penal desde hace catorce años y se trata de una enmarañada madeja liada durante diez años (2001-2010). Hay indicios que malician que Bolaños ha entrado como elefante en cacharrería. Es elocuente que el fiscal-consejero Llera, colocado por Díaz para monitorizar a Alaya y supuesto padrino de su sucesora, declare que el fallo del Supremo «no significa» que ésta «gane» ni la Junta «pierda». Excusatio no petita, accusatio manifiesta.

..... Contra la evidencia, el problema parecía no ser la corrupción, sino Alaya por meterse donde no la llamaba nadie más que su conciencia, en vez de estarse quieta y sumar trienios haciendo como que hacía. Por ejemplo, troceando la causa para que perdiera su sustancia de corrupción institucionalizada y se diluyera en cosa de «cuatro golfos».


Sobre viñeta de Canalsú, Andalucía Imparable


TRIBUNALES.. Caso ERE, fraude de la formación y caso de los avales de la Junta 
  • Guerra abierta por el reparto de las 'macrocausas' de la juez Alaya
  • El CGPJ aplaza la ratificación del reparto y pide un nuevo informe el TSJA
  •  Las jueces Alaya y Bolaños se oponen al plan de trabajo aprobado


 Emilio Llera, consejero de Justicia de la Junta.Así es María Núñez Bolaños, la sustituta de Alaya

¿Formación, avales empresas públicas....también cosa de cuatro golfos....?

Caso ERE, calderilla.






A VUELTA DE PÁGINA.
'Cuatro golfos' muy golfos

FRANCISCO ROSELL

Ilustración: IDÍGORAS Y PACHI

A MODO DE JUSTICIA poética, el destino -llamemos así a la tenacidad del periodismo de investigación y a la labor ímproba de la juez Alaya- ha querido que uno de aquellos «cuatro golfos» a los que se refirió Chaves para quitarse de encima el mochuelo del fraude de los ERE y depositarlo en subalternos de tercera, sea el propio expresidente de la Junta. Encabeza el cuarteto de la iniquidad con sus exconsejeros Griñán, luego su sucesor en el Palacio de San Telmo, Zarrías y Viera, según el auto de inculpación del juez del Supremo, Alberto J. Barreiro. Juzga que perpetraron un delito de prevaricación administrativa, añadiendo la posible malversación por parte del último de la cuerda. Éstos han demostrado su indignidad hasta última hora aferrados al escaño que los aforaba.

La suprema resolución revela treinta años de práctica impunidad en las más altas magistraturas del régimen andaluz, donde la corrupción ha sido el sistema de gobierno. No hay comunidad autónoma en la que dos expresidentes y siete exconsejeros hasta sumar una cincuentena de altos cargos se encuentren imputados en el mayor caso de corrupción registrado en una Administración Pública. Ello demuestra que la realidad andaluza supera a la ficción de la cueva de Alí Baba y sus 40 ladrones.

Chaves, Griñán, Zarrías y Viera han demostrado su indignidad hasta última hora aferrados al escaño que los aforaba

Queda claro que el anticipo de las elecciones andaluzas ha evitado que el suelo se abra bajo los pies de Susana Díaz, al tiempo que deja en ridículo a Ciudadanos, quien le otorgó un cheque en blanco, tras borrar las líneas rojas que su líder, Albert Rivera, estableció para sentarse a negociar. En su ceguera, C's se ha atado a los muertos del PSOE, sometido al suplicio al que el sátrapa Mecencio, rey de Etruria, rendía a sus prisioneros amarrándolos a un cadáver con lo que la aterrorizada víctima sufría su descomposición y la ajena.

Afortunadamente, la validación del trabajo minucioso de la juez Alaya por parte del Supremo, ha salvado un momento crítico. Tras su ascenso a la Audiencia de Sevilla, su sustituta, María Núñez Bolaños, parecía más empeñada en instruir a Alaya que a sus sumarios, deconstruyéndolos a velocidad pasmosa si se tiene en cuenta que no diligencia una causa penal desde hace catorce años y se trata de una enmarañada madeja liada durante diez años (2001-2010). Hay indicios que malician que Bolaños ha entrado como elefante en cacharrería. Es elocuente que el fiscal-consejero Llera, colocado por Díaz para monitorizar a Alaya y supuesto padrino de su sucesora, declare que el fallo del Supremo «no significa» que ésta «gane» ni la Junta «pierda». Excusatio no petita, accusatio manifiesta.

Con pareja perplejidad a la que movió a Alicia a seguir hasta su madriguera al enchaquetado conejo de ojos rosados y reloj de leontina que exclamaba: «¡Dios mío! ¡Dios mío! ¡Qué tarde voy a llegar!», Alaya se metió en la gazapera entre zarzas de los ERE desembocando en un mundo de hallazgos que no deja de producir sobresaltos bien distintos a los de aquel País de las Maravillas. Para bien de la Justicia, Alaya se corresponde con esa categoría de togados que, como aseveraba el malogrado juez Falcone, servidor del Estado in partibus infidelium y promotor de la cruzada contra la Cosa Nostra, nunca se preguntan si deben afrontar un problema, sino cómo. Más cuando la corrupción, como la Hidra de Lerna, reaviva dos cabezas por cada una segada.

Se sitúa en los antípodas del juez Mettrick de Sólo ante el peligro. Después de tratar de persuadir al sheriff Will Kane, encarnado por Gary Cooper, de que se marche antes de que irrumpan los hermanos Miller, mete en unas alforjas los atributos de su encomienda (bandera, balanza y mazo) y sale en estampida. Como «siempre amor, interés o miedo corrompieron la Justicia», según el clásico, la garantía del Derecho no reside en exclusiva en la Ley, sino en la recta conciencia de los que han de guardarla. Los regentes del Régimen andaluz, como los personajes parasitarios de Los miserables, de Víctor Hugo, han gozado de «la alegría de sentirse irresponsables y de que pueden devorarlo todo sin inquietud».

Durante esas décadas ominosas -oh paradojas del destino-, los mismos que callaban la corrupción, al beneficiarse de ella, desataron la caza de los denunciantes y de la juez Alaya, buscando inhabilitarla, por no referir los insultos que proferían. Tales tuertos de conveniencia agrandaban las anécdotas para que el robo mayúsculo eludiera la sanción penal que ahora parece abrirse paso. Esta oposición fue endureciéndose a medida que se verificaba que uno de los «cuatro golfos» de los que habló Chaves, en el primer momento, podía ser precisamente el «bueno de Manolo» (González, dixit), al que disculpaban con que era imposible que estuviera en el ajo del mecanismo que preservaba la hegemonía del PSOE o que, en última instancia, se enriqueciera, como si lo primero no redundara en lo segundo.

Si Alaya ha esclarecido las complicidades de este latrocinio consentido es porque ha estado dispuesta a complicarse la vida. En su carrera de obstáculos, en la que marchó entre celadas y zancadillas, pocos han sido sus yerros comparados con la poca vergüenza de estos desvalijadores de lo público, a quienes guardan la espaldas abogados de postín, entre los que descollaba algún lenguaraz que hubo de dejar la política por sospechas de una corrupción que paseaba en coche de lujo. Frente a personajes sin escrúpulos que jamás habrán de encontrar la vergüenza que yace en el suelo como sus máscaras, contrasta el valor de jueces como Alaya sin más armas que la ley, pero sin inclinarse servilmente a una partitocracia que pretende hacer de la Justicia una dependencia anexa.

Difícilmente, las cosas habrían alcanzado tal abyección si el PSOE no hubiera puesto el grito en el cielo alegando que era víctima de una «causa general» o poniendo la mano en el fuego, como González con Chaves, como si no estuviera escaldado de su etapa en la Moncloa. De hecho, éste ha presumido del respaldo de su secretario general y de la presidenta de la Junta.

Contra la evidencia, el problema parecía no ser la corrupción, sino Alaya por meterse donde no la llamaba nadie más que su conciencia, en vez de estarse quieta y sumar trienios haciendo como que hacía. Por ejemplo, troceando la causa para que perdiera su sustancia de corrupción institucionalizada y se diluyera en cosa de «cuatro golfos».

Díaz no podrá, como decía Quevedo, llenar de promesas los santos en la tempestad para luego desnudarlos

Con todo, lo peor del fraude de los ERE es su contribución a la socialización de la corrupción, cuyo efecto es letal en una sociedad subsidiada como la andaluza a la que se hace cómplice de la estafa. Mediante el manejo de ese fondo de reptiles empleado en pagar favores políticos y usado con la opacidad de los fondos reservados que llevaron a la cárcel a Rafael Vera en los años de plomo del felipismo, el botín de los ERE ha sido un gran negocio del PSOE que, al estallar, ha hecho saltar un polvorín de iniquidades que encenaga Andalucía.

Frente al desastre, no se puede aparentar normalidad, sino que Díaz, en nombre de su partido, debe públicas excusas y emprender una regeneración que vaya a la raíz del mal, aunque arriesgue segarse la hierba bajo los pies. Tal vez sea exigirle demasiado, pero la gravedad del momento no admite excusas. Es el reto que tiene ante sí para devolver el prestigio a las instituciones. Entonces sí que se podría hablar de un nuevo tiempo, desprovisto de retórica estomagante.

Pierda toda esperanza Díaz, por tanto, como decía Quevedo, de llenar de promesas a los santos en medio de tempestad para luego, cuando amaine, desnudarlos con olvido de todo. El tiempo, que puede que todo lo cure, agrava irremediablemente este mal, como se ha visto con la madre de todas las corrupciones retratando de pies a cabeza a «cuatro golfos» muy golfos.





TRIBUNALES. Caso ERE, fraude de la formación y caso de los avales de la Junta

Guerra abierta por el reparto de las 'macrocausas' de la juez Alaya

  •  El CGPJ aplaza la ratificación del reparto y pide un nuevo informe el TSJA
  •  Las jueces Alaya y Bolaños se oponen al plan de trabajo aprobado

El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ha aplazado la aprobación del reparto del trabajo en el Juzgado de Instrucción 6 de Sevilla porque tanto la juez Mercedes Alaya como su sustituta, María Núñez Bolaños, se han opuesto al plan aprobado por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA).

Ante esta situación, el CGPJ ha decidido no incluir la ratificación del plan de trabajo en el orden del día de la comisión permanente que se hoy y ha emplazado al TSJA a realizar un nuevo informe antes de pronunciarse, según han confirmado a EL MUNDO fuentes judiciales.

La situación es de guerra abierta por hacerse con la instrucción de las 'macrocausas' que inició la juez Mercedes Alaya: el 'caso ERE', el fraude de los cursos de la formación y el caso de los avales otorgados por la Junta de Andalucía.

El conflicto se produce tras el relevo de Alaya al frente del Juzgado de Instrucción 6 de Sevilla en favor de la juez Núñez Bolaños y la aprobación, por parte del TSJA, de un plan de refuerzo para el juzgado y, posteriormente, de un plan de reparto del trabajo.

Para reforzar el juzgado, se acordó crear dos comisiones de servicio. Alaya solicitó una de ellas y le ha sido concedida por el CGPJ, pero todavía no puede trabajar en el juzgado porque no hay una organización del trabajo aprobada.

A la espera del Supremo


El TSJA aprobó un reparto que consistía en adjudicar a la juez Núñez Bolaños la instrucción de los casos de lo cursos de formación y los avales y asignar a Alaya el 'caso ERE'. En su propuesta, la nueva titular del Juzgado de Instrucción pidió dejar fuera del reparto el 'caso ERE', ya que se está a la espera de decidir si se divide en piezas separadas (más de 200), lo que obligaría a cambiar de planes. Alaya, por su parte, confiaba en mantener al menos dos de las tres 'macrocausas' que ella inició y que ha venido instruyendo hasta ahora.

En cambio, el TSJA asignó provisionalmente el 'caso ERE' a Alaya, pero sólo mientras la causa permanezca unida, y le dio categoría de 'macrocausa' al delito societario de Mercasevilla, una investigación que está prácticamente terminada ya, asignándola también a la juez sevillana.

Hay que recordar que Alaya ya se opuso por dos veces a la propuesta de la Fiscalía Anticorrupción de separar la causa, obteniendo incluso el respaldo de la Audiencia de Sevilla. Pero aprovechando el relevo en el Juzgado, los fiscales han vuelto a proponer lo mismo a la nueva titular, que está tramitando la petición.

La Fiscalía propone crear una pieza sobre las comisiones pagadas a mediadores, otra sobre el procedimiento específico y, finalmente, tantas como ERE se hayan financiado o ayudas se hayan concedido: más de 200.

Si ello ocurriera, la clave estaría en qué juez se hace cargo de la pieza del procedimiento específico, que es la que afectaría a los ex presidentes de la Junta de Andalucía Manuel Chaves y José Antonio Griñán y a sus ex consejeros imputados. Y lo que viene ocurriendo hasta ahora invita a pensar que la estrategia de la nueva titular del Juzgado sería hacerse cargo ella de esa pieza principal ¿¿???


Cuando se conoció que Alaya sería magistrada de la Audiencia de Sevilla, el TSJA aprobó un plan de refuerzos del Juzgado de Instrucción 6 de Sevilla que ya permitía intuir una maniobra para apartar a la juez que ha puesto bajo su lupa la gestión de la Junta de Andalucía en la última década.

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