- Tras avalar su golpe a la venezolana en el Parlamento, Podemos y C's vigorizan el PRIPSOE a cambio de dos fósiles
- Díaz 'prestigia' la política designando segunda autoridad andaluza a un réprobo 'apparatchik'
A VUELTA DE PÁGINA.
Corrompidos sin remedio ni recato
EN EL ARRANQUE de su libro ¡No te prives!, Fernando Savater
incluye una anécdota deliciosa de Ralph Waldo Emerson. Este pensador de
cabecera de Lincoln había observado, no sin emoción, como una hortelana acudía
con asiduidad a sus charlas. No pudiendo resistir su curiosidad, un día bajó
del escenario resuelto a desentrañar la razón de la asistencia de alguien que
se sentiría como gallina en corral ajeno. Como se figuraba, ésta le confesó que
no entendía nada de lo que disertaba, pero le encantaba escuchar a «alguien que
nos habla como si todos fuésemos inteligentes». Pocos elogios más placenteros.
Bien diferente de los expresidentes Chaves y
Griñán, quienes no se privan, por contra, de ofender y menospreciar a los
andaluces con sus peregrinas artimañas para esquivar su responsabilidad en el
fraude milmillonario de los ERE. Como
corolario de la instrucción de la juez Alaya, sus citas ante el Tribunal
Supremo verifican el crimen que ha supuesto sustraer el dinero de los parados.
Pero, primordialmente, retratan a una clase gobernante que estos lustros ha
malogrado los anhelos que animaron a votar la autonomía. Esta marabunta ha
devorado a su paso por el gobierno el patrimonio comunal.
Viendo el ocaso de estos dioses menores, dan ganas de
desahogarse voceando: «¡Vaya
tropa!». Fue lo que exclamó Romanones cuando
quiso satisfacer su vanidad tardía, habiendo sido presidente tres veces y
ministro diecisiete, de pertenecer a la Academia. Tras garantizarse uno a uno
el voto de todos, se quedó sin sillón. «¿Cómo es posible?», inquirió a su
secretario. «¿Cuántas papeletas hemos sumado?». «Ninguna, señor», repuso su
asistente. «¡Vaya tropa!», clamó aquel trueno hecho un basilisco.
Tras avalar su
golpe a la venezolana en el Parlamento, Podemos y C's vigorizan el PRIPSOE a
cambio de dos fósiles
Después de pasarse de
listos, se hacen los tontos. En
especial, Chaves, quien ni siquiera admite el expolio y se jacta de que no le
consta ninguna irregularidad. Debe ser por lo acostumbrado que está. Hay que deplorar que
este hatajo de tunantes deshonre Andalucía y que haya debido ser la abnegada
labor de la juez Alaya, y
no el voto ciudadano, la que los haya removido del Gobierno. Refugiándose en el Parlamento como burladero, estos aforados ejemplifican el talento de los tontos para
ser malvados. Entre el exconsejero
Hacienda (Griñán) que
sabía, pero que no leyó los quince informes de
la Intervención alertando de las ilegalidades y el exconsejero de Empleo (Viera) que
los leía, pero que no discernía por no ser hombre de leyes, al tiempo que el exconsejero de Presidencia (Zarrías) se
encogía de hombros como el Jefe del Ejecutivo (Chaves),
la casa quedó sin barrer por estos urdidores de tal trama de corrupción institucionalizada.
Diga lo que quiera
Griñán, no es posible un gran fraude como el de los ERE sin un gran
plan que posibilite este latrocinio prolongado diez años en provecho de deudos
y afectos del PSOE. A ambos expresidentes
y sus consejeros de corps debe antojárseles que las aduanas legales existen
para ser saltadas. Legislan exclusivamente para los demás, gozando ellos de
exención. Así, la Junta dispuso un fondo de reptiles para el arbitrario
uso del dinero público con el que municionar el sistema clientelar y para lo que articuló una
administración paralela con agentes electorales socialistas.
Ahí está la cinta grabada a la
delegada de la Junta en Jaén, Irene Sabalete, en
los que los apercibía de que deberían ser Testigos de Jehová haciendo
proselitismo para el PSOE, si no querían ir a la calle, y el hallazgo
-y no parece una excepción- de ese aprovechado
exalcalde de Lebrija, Antonio Torres. Cobró de una de las covachuelas del
régimen (Faffe) 535.452,64 euros entre 2006 y 2013, superando la nómina de la
presidenta de la Junta, sin aparecer por allí ni saberse su función.
El sueldo le llovía del cielo, pero sufragado por
los paganos de la tierra, a este trujimán que lo más cerca que ha estado del
trabajo ha sido militando en el extinto Partido del Trabajo. Como salteador de lo público
bajo el manto del partido, evoca a aquel
recién nominado secretario del gobernador de Irlanda que le expresó sus dudas a
Samuel Johnson acerca de si estaría a la altura de las circunstacias y éste le
tranquilizó con una amable sonrisa: «No tenga miedo ninguno, señor, que pronto será usted un
magnífico bribón».
Si el intrusismo de dos
militantes le ha costado prisión al exalcalde jerezano Pacheco o a Chirac ser
condenado por hacer lo propio como edil parisino, nada les ha ocurrido, por ahora, a estos presidentes que hicieron oficio y negocio de un clientelismo que
engrosa una legión de estampillados. Si Stalin estableció que la muerte de un soldado
era una tragedia y la de un millón, una estadística, la Junta hace
estadística con lo que a otros causa cárcel. Como en la Sicilia
de Corleone que Puzo novela en El Padrino, ni mérito ni talento ni trabajo significan nada. Es el ogro filantrópico de la Junta el que
otorga, como la Mafia, sinecuras y canonjías a cambio de servidumbre.
Díaz 'prestigia' la política designando segunda autoridad
andaluza a un réprobo 'apparatchik'
Cuando recalcitrantes defensores de Chaves y Griñán, una vez
desbordados los diques de contención, apelan como razón última para exculparlos
a que no se han lucrado, hay que desenmascarar a estos sofistas. ¿Cómo que no sacaron tajada de los ERE? ¿Acaso se habrían
sostenido en la Junta y su partido llevaría 33 años en el machito?
No parece que haya sido por su bella cara ni su
buena gestión. Sin
esa estructura clientelar, su poder tendría solidez de castillo de arena.
A este respecto, robar en el nombre de
Andalucía, como antaño en el del partido, granjea indulgencia a un PSOE al que
la corrupción asienta y fideliza el voto. Lejos de matarle, lo engorda. Si
los partidos que pacten con Díaz, se limitan a alancear al moro muerto, esto
es, a reclamar las cabezas de Chaves y Griñán, sólo enjalbegaran el sepulcro de
corrupción del régimen. Ya se constató el jueves al constituirse el nuevo
Parlamento. El PSOE se apoderó de la Mesa de la
Cámara como si atesorara mayoría absoluta y entronizó no precisamente a un
Catón de la ejemplaridad como presidente, sino a quien personifica sus peores
vicios, después de que el presidente de la mesa de edad atropellara la legalidad
reglamentaria.
El primero (Durán), condenado por la quiebra de
Cajasur y defensor de la imputada exalcaldesa de Peñarroya, y el segundo (Pizarro), ejecutor de los
episodios más turbios de Chaves, incluido el espionaje a los expresidentes de
las cajas sevillanas, son dos caras de
esa moneda de la corrupción que seguirá cursando como legal.
De la lucha de Díaz contra esta
lacra se carece de noticias, pese a sus alardes, pero ya se nota como prestigia la política designando segunda
autoridad andaluza a un réprobo apparatchik, permisivo con las mangancias y
conciliador como para difamar con que «la derecha sólo sabe matar». Mientras reclama a
los demás que estén a la altura de Andalucía, en estos nuevos tiempos, la presidenta
en funciones está a la altura de sí misma, ya sin la máscara electoral.
Una afrenta para los electores que, en diferentes siglas,
sumaron dos tercios de los sufragios del 22-M en pro del cambio frente al
continuismo de Díaz, aun siendo la lista más votada. Si Podemos y Ciudadanos
se entregan con armas y bagaje a consolidar el corrupto régimen, mal futuro
aguarda a esta tierra. En vez de
regenerarse, se degenerará más. Visto lo visto, tras
avalar el golpe a la venezolana del PSOE en el Parlamento, vigorizan al PRIPSOE
a cambio de dos fósiles. Si es que Griñán y Chaves no obtienen la dispensa del
Tribunal Supremo y todo acaba en risas para que la burla sea completa.
Lejos de tratar a la gente como si fuera
inteligente, como la campesina agradecida a Emerson, éstos se aplican el cínico
aforismo del escritor Frédéric Beigbeder: «No hay que tratar al público como si
fuera tonto ni olvidar nunca que lo es».
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