Gracias.
Nadal:
"La gente radical es mala para la sociedad"
P. ¿Le
preocupa que cuando aborda cuestiones políticas, como pueda ser el asunto de
Cataluña, o, recientemente, el cambio de Gobierno, pueda fracturarse el
consenso unánime de simpatía que despierta entre los españoles?
R. No.
Primero, las cosas unánimes al cien por cien no existen. Dicho esto, cuando he
hablado fuera de lo que es el tenis lo he hecho porque soy una persona y un
ciudadano que me preocupo por lo que ocurre en el país donde vivo, por la gente
a la que conozco y por la gente a la que no conozco. Cuanta más gente esté
mejor en el país y más feliz sea, mejor. Si dijera alguna barbaridad, entiendo
que pudiera producirse alguna fractura en la percepción sobre mí. Simplemente,
di mi opinión desde el máximo respeto; primero, desde la humildad de no
dedicarme a eso. Lo que comenté, cuando me preguntaron, lo hubiera dicho igual
cinco días antes del cambio de Gobierno. En España han pasado cosas en los dos
últimos años y medio que no son fáciles para nadie. Di mi opinión. No pedí ni
exigí nada. Si tú me dices que estás encantado de que Cataluña sea
independiente, no te voy a responder que eres un desgraciado por ello. No lo
comparto, pero te respeto. Hay gente radical que no entiende la opinión que no
es acorde con la suya. Es una pena, éste es un país democrático, hay libertad
de expresión y cada uno puede opinar desde el respeto y sin dinamitar todo,
pero hay gente que es radical, y eso normalmente es malo para la sociedad.
Nadal: “Nunca he pretendido gustar a todo el mundo”
- Después de conquistar su undécimo trofeo de Roland Garros, el número uno (Manacor, 32 años) dialoga acerca del éxito, las rutinas y la polémica por sus declaraciones sobre el cambio de gobierno en España.
- Di una humilde opinión, con respeto. Nunca he dicho mi tendencia política ni lo haré.
- ¿Pasabolas? Me río más que me molesto. Es una barbaridad decir eso
P. Durante el torneo se pronunció sobre política. Fue valiente, se expuso...
R. Yo no me expuse…
P. Pero se le ha criticado.
R. Sinceramente,
yo no critiqué a nadie. Yo en ningún momento critiqué a nadie y esta es la
verdad de la situación. Como siempre ocurre, cuando dices cosas hay gente a la
que le gusta y otra a la que no. Creo que mi declaración fue muy respetuosa y
en ningún caso exigí elecciones ni dije nada de todo eso. Simplemente dije que han pasado tantas cosas en estos últimos dos
años en España que a mí me gustaría volver a votar. No es algo que pensase después de la moción de censura,
sino antes. Creo
que han pasado tantísimas cosas que creo que ya no es un tema mío, personal, y sería bueno que el pueblo pudiera volver a decidir su
futuro. Dicho
esto, entiendo que hay gente a la que le guste y gente a la que no. Yo al final soy un ciudadano español más, lo único que lo que yo
digo sale en los medios y lo que dice la mayoría de la gente no. ¿Qué me lo puedo evitar y quedar como alguien que no
tiene implicación? También,
pero tampoco me gusta. Al final soy un ciudadano más
que vive y se preocupa por mi país, y tengo una opinión. Desde el respeto, intento dar siempre mi
opinión y cuando dije lo que dije, lo dije con la máxima humildad y el respeto.
Luego es verdad que ha salido alguno diciendo algunas cosas que…
P. Usted, al igual que el futbolista Gerard Piqué, rompe con el estigma de que al deportista de élite le falta conciencia social. ¿Le duele que se les dé palos?
R. Creo que la situación de Gerard y la mía es un poquito diferente, ¿no? No voy a entrar en un debate. Es verdad que Gerard es muy implicado y a veces le gusta estar en los fregaos… y a mí personalmente no me gusta estar en ningún fregao de nada. Yo simplemente me limité a dar una simple y humilde opinión, la de un ciudadano normal. No la di como el Rafa Nadal tenista, aunque lo sea, sino como un ciudadano español: punto y final. Ni reclamé, ni exigí ni pedí. Nada. Simplemente di una humilde opinión y dije que podía haber un camino. Dicho esto, creo que se está haciendo un gobierno bueno, con ministros importantes, y les deseo lo mejor para que nos conduzcan por el buen camino. Yo soy muy sincero en eso. Nunca he dicho mi tendencia política ni lo voy a hacer porque no tengo por qué, pero que nadie tenga ninguna duda de que a mí, lo único que me importa, independientemente de quién gobierno o no, es que todos estemos de la mejor manera posible y que el país funcione lo mejor posible. Cuantos menos problemas tengamos en nuestro país, mejor.
…..Pues no, estamos hablando de deporte y
al final, el objetivo último es alcanzar tu máximo; de la manera que sea, pero dentro de la ética y el buen hacer, ya sea jugando más agresivo o defensivo, al contrataque o haciendo
saque-red.
Nadal, celebrando sus 11 títulos en Roland Garros.
Nadal: "La gente radical es mala para la
sociedad"
El número 1 del mundo cenó el domingo en el Hotel
Intercontinental de París, lugar elegido para todas las celebraciones, que incluyen
también cada 3 de junio, día de su cumpleaños. Antes, la feliz secuencia de
rutinas tantas veces repetida, con atención a las televisiones y cortesías
institucionales. Tras la cena, que reunió a cerca de 60 personas entre
familiares y amigos, la tradicional copa en Matignon, hasta las tres de la
madrugada. Ayer, ya con más calma y tras pocas horas de sueño, conversó con
tres periodistas españoles en la cafetería del lobby del Hotel Melia Royal
Alma, donde se ha alojado a lo largo del torneo, mientras le aguardaba una
barrita abierta de pan integral con la que acudió al encuentro.
¿Cómo ha metabolizado este decimoprimer título de
Roland Garros en relación con el primero, que ganó en 2005 con apenas 19 años?
Ya
entonces era totalmente consciente de la importancia de este torneo, pero no
sabía lo que podía venir después, porque el futuro nadie lo puede controlar.
Ahora soy una persona con
un poco menos de energía en algunos momentos y con un poco más de conocimiento
general del mundo. Y un poquito más viejo, desgraciadamente.
Tanto Federer como Djokovic y Murray, los grandes
tenistas de su generación, ya son padres y tienen responsabilidades familiares.
Da la impresión de que usted es el único que mantiene un compromiso casi
exclusivo con el tenis.
Tengo
un compromiso con aquello que me hace feliz y mi vida me lleva a hacer las
cosas de una u otra manera. Al final, yo también tengo una pareja y no soy el
que decide las cosas, con lo cual tengo que adaptarme a las situaciones y a lo
que va ocurriendo. Disfruto de lo que me gusta, en el tenis y fuera de él. Las
cosas no son fáciles de prever. Yo, a esta edad, pensaba que tal vez estaría
retirado y a lo mejor habría empezado a formar una familia. Desde mi modo de
pensar, veo más fácil estructurarla con una vida más estable, pero los años van
pasando, y, depende de lo que ocurra con mi tenis y con mi carrera, habrá que
tomar una decisión. Cuando llegue, llegará, sin ningún tipo de estrés ni nada.
Son cosas que van pasando en la vida.
¿Cómo se defiende esa humildad de la que
acostumbra a hacer gala cuando ha logrado ganar 11 veces uno de los torneos más
importantes del mundo?
Soy una persona normal y corriente que ha
hecho algo muy difícil, ésa es la realidad. Lo cierto es que no en todos, pero
sí en la mayoría de partidos que he jugado a lo largo de mi carrera en este
torneo he salido a la pista pensando en que podía ganar o podía perder. No sé
cuántos partidos he ganado aquí. [86 de 88, se le recuerda]. Pues quizás en 75
he empezado así. Ésa es una de las bases de mi éxito.
¿Le ha enviado Federer algún mensaje de
felicitación?
No
he mirado un solo mensaje, la verdad. Tuve horas de trabajo después de la
final, llegué a la cena sobre las once y media, estaban mi familia, mi equipo,
y atendí a la gente que estaba conmigo. A partir de mañana estaré más
tranquilo, miraré los mensajes y los responderé.
¿Le
preocupa que cuando aborda cuestiones políticas, como pueda ser el asunto de
Cataluña, o, recientemente, el cambio de Gobierno, pueda fracturarse el
consenso unánime de simpatía que despierta entre los españoles?
No.
Primero, las cosas unánimes al cien por cien no existen. Dicho esto, cuando he
hablado fuera de lo que es el tenis lo he hecho porque soy una
persona y un ciudadano que me preocupo por lo que ocurre en el país donde vivo,
por la gente a la que conozco y por la gente a la que no conozco. Cuanta
más gente esté mejor en el país y más feliz sea, mejor. Si dijera alguna
barbaridad, entiendo que pudiera producirse alguna fractura en la percepción
sobre mí. Simplemente, di mi opinión desde el máximo respeto; primero,
desde la humildad de no dedicarme a eso. Lo que comenté, cuando me preguntaron, lo hubiera dicho
igual cinco días antes del cambio de Gobierno. En
España han pasado cosas en los dos últimos años y medio que no son fáciles para
nadie. Di mi
opinión. No pedí ni exigí nada. Si tú me dices que estás
encantado de que Cataluña sea independiente, no te voy a responder que eres un
desgraciado por ello. No lo comparto, pero te
respeto. Hay gente radical que no entiende la opinión que no es acorde con la
suya. Es una pena, éste es un país democrático, hay
libertad de expresión y cada uno puede opinar desde el respeto y sin dinamitar
todo, pero hay gente que es radical, y eso normalmente
es malo para la sociedad.
Llama la
atención la efectividad de su revés. ¿Cree que es una de las facetas donde más
ha progresado?
No
es algo nuevo. Hace tiempo que lo he mejorado. He terminado el torneo
golpeándolo muy bien, tanto en las semifinales como en la final, pero no fue
así en la primera semana. Lo cierto es que si además de abrir la pelota con mi
drive hacia el revés del rival, consigo hacerlo con mi revés hacia su derecha,
la pista se vuelve muy grande y se me ofrecen muchas posibilidades. Es verdad
que en estos últimos tiempos hemos entrenado mucho dos contra uno; yo sólo con
una persona enfrente a cada lado. Eso me ha ayudado a tener más seguridad y
confianza en los cambios de dirección.
¿Le
sorprende que Federer y usted hayan ganado los últimos seis torneos del Grand
Slam?
Claro
que sorprende, porque ambos llevábamos un tiempo sin lograrlo y estamos en una
edad avanzada. Tras años sin ganar, no sabíamos si volveríamos a hacerlo.
Nadal: “Nunca he pretendido gustar a todo el
mundo”
- Después de conquistar su undécimo trofeo de Roland Garros, el número uno (Manacor, 32 años) dialoga acerca del éxito, las rutinas y la polémica por sus declaraciones sobre el cambio de gobierno en España
“Buenos días, ¿cómo estamos?”, desliza Rafael Nadal (Manacor, 32
años) antes de sentarse con EL PAÍS y otros medios de comunicación para charlar
sobre su undécimo éxito en Roland Garros y otros asuntos, porque en las últimas
fechas el tenista ha sido noticia más allá de su raqueta. Recibe con amabilidad
en el Hotel Meliá Tour Eiffel, calle Rue Jean Goujon de París. Son las diez y
media de la mañana, deposita un plato con dos tostadas de pan de centeno y
aceite de oliva, y se abre antes de atender a mediodía un compromiso comercial
con la firma deportiva Nike. Aún no llueve y deambulan por el salón los
miembros de su equipo y algunos familiares. Poco después pondrá rumbo a casa.
Pregunta. ¿Cree que debe dejar pasar algo más de tiempo para ser
consciente de lo que ha conseguido?
Respuesta. No, no lo creo. Soy bastante consciente de lo que
ocurre, pero al final tampoco me gusta mucho hablar de ello, porque creo que a
mí no me corresponde. Soy yo el que lo he hecho, con lo cual no es fácil hablar
de mí mismo sobre según qué cosas.
P. ¿Teme que, dada la rutina, se le exija ganar siempre en París, sí
o sí?
R. Tengo 32 años y la próxima vez que venga a competir aquí tendré
33. Hoy día, creo que no se puede dar por hecho absolutamente nada de tu vida y
menos cuando tienes una edad avanzada. Sinceramente, no temo a eso. Llevo
muchos años por aquí y no es algo que me preocupe. Todos los que estamos dentro
del deporte sabemos de la dificultad que conlleva simplemente ganar una vez, o
sea que… A partir de ahí, hay que empezar cada año de cero otra vez; cuando
llegas aquí tienes que encarar el torneo, o al menos así lo encaro yo, como lo
has hecho toda la vida. Este año no ha sido una excepción. Intentas acertar en
todos los momentos y todas las cosas que van ocurriendo alrededor de un torneo
largo como este, y después es verdad que el haber ganado muchas veces te da un
puntito más de tranquilidad.
P. Cuando sufrió los calambres, en el tercer set, ¿le vino a la
mente otra desgracia como la de Australia?
R. No tuve tiempo de pensar en tantas cosas. Intenté entender qué
es lo que estaba sucediendo y la verdad que fue un susto. En el momento pensé
en que tenía el partido muy bien, no ganado, pero sí muy avanzado, y de repente
se me pudo complicar mucho.
P. Después de tantos años triunfando aquí, ¿qué rutinas le funcionan
y cuáles ha cambiado?
R. Me ducho siempre en la misma ducha del vestuario, en la última
de la derecha. Y también tengo siempre la misma taquilla, la 159. Por lo demás,
no hay muchos cambios. Voy introduciendo cosas y lo que hago ahora a lo mejor
no es lo mismo que hacía ocho años atrás; muchas veces llegaba al entrenamiento
o al club 20 minutos antes, me ponía los vendajes en la mano, me movía un
poquito y ya está… Ahora, sin embargo, llego una hora antes, voy al gimnasio y
hago un calentamiento mucho más a conciencia. Las rutinas van cambiando como
consecuencia de las necesidades.
Nadal,
celebrando sus 11 títulos en Roland Garros.
P.
Durante el torneo se pronunció sobre política. Fue valiente, se expuso...
R. Yo
no me expuse…
P. Pero se le ha criticado.
R.
Sinceramente, yo no critiqué a nadie. Yo en ningún momento critiqué a nadie y
esta es la verdad de la situación. Como siempre ocurre, cuando dices cosas hay
gente a la que le gusta y otra a la que no. Creo que mi declaración fue muy
respetuosa y en ningún
caso exigí elecciones ni dije nada de todo eso. Simplemente dije que han pasado
tantas cosas en estos últimos dos años en España que a mí me gustaría volver a
votar. No es algo que pensase después de la moción de censura, sino antes. Creo
que han pasado tantísimas cosas que creo que ya no es un tema mío, personal, y sería bueno que el pueblo pudiera
volver a decidir su futuro. Dicho esto, entiendo que hay
gente a la que le guste y gente a la que no. Yo al final soy un ciudadano
español más, lo único que lo que yo digo sale en los medios y lo que dice la
mayoría de la gente no. ¿Qué me lo puedo evitar y quedar como
alguien que no tiene implicación? También, pero tampoco me gusta. Al final soy un ciudadano más
que vive y se preocupa por mi país, y tengo una opinión. Desde
el respeto, intento dar siempre mi opinión y cuando dije lo que dije, lo dije
con la máxima humildad y el respeto. Luego es verdad que ha salido alguno
diciendo algunas cosas que…
P. Que su tenis es “soporífero, defensivo, hipermusculado y
pasabolas”.
R. Bueno,
yo no descalifiqué a nadie. Cada
uno según sus luces… Creo
que estamos en un país en el que las opiniones, sin faltar, siempre deberían
ser respetadas. Su
opinión [la del diputado Isidro López, de Podemos] no es una opinión; diría que es un momento de calentón o
de no sé qué… Yo
entiendo que no le guste mi tenis, sin ninguna duda. No hay ningún problema con
que no le gusta mi tenis, lo que pasa es que… ya está.
Si quiso decirlo, pues bien. Yo
no tengo ningún problema. Nunca he pretendido gustarle a todo el mundo. Intento hacer las cosas de la mejor manera posible y
trabajar de la mejor manera posible, intentando esforzarme al máximo. Después,
al que no le guste, yo no puedo hacer más. Intento ser correcto y creo que así
lo he sido.
P. ¿No le da rabia lo de pasabolas, con todo lo que ha ganado?
R. Sinceramente, no. No voy a contestar a la gente que dice eso
porque, sin faltar al respeto a nadie, me importa un bledo. Quizá si lo dijera
Wilander, McEnroe o gente del tenis, bueno… Pero al final estamos hablando de algo
que realmente es una barbaridad. Yo creo que nadie en su sano juicio puede
decir tal barbaridad. Sinceramente: me río más que me molesto. Y, si eres pasabolas, pues eres pasabolas.
Al final estamos en un deporte que consiste en eso. Eso es una frase hecha de
los niños de 10 años… ¡Este es un pasabolas! Pues bueno… Pues si te ha ganado significa que ha
pasado una más que tú, ¿no? Dicho esto, ¿qué es ser pasabolas, una descalificación? ¿Y si uno es un bombardero que solo saca
también es una descalificación? Pues no, estamos hablando de deporte y al final, el
objetivo último es alcanzar tu máximo; de la manera que sea, pero dentro de la
ética y el buen hacer, ya sea jugando más agresivo o defensivo, al contrataque
o haciendo saque-red.
P. Usted, al igual que el futbolista Gerard Piqué, rompe con el
estigma de que al deportista de élite le falta conciencia social. ¿Le duele que
se les dé palos?
R. Creo que la situación de Gerard y la mía es un poquito
diferente, ¿no? No voy a entrar en un debate. Es verdad que Gerard es muy
implicado y a veces le gusta estar en los fregaos… y a mí personalmente no me
gusta estar en ningún fregao de nada. Yo simplemente me limité a dar una simple
y humilde opinión, la de un ciudadano normal. No la di como el Rafa Nadal
tenista, aunque lo sea, sino como un ciudadano español: punto y final. Ni
reclamé, ni exigí ni pedí. Nada. Simplemente di una humilde opinión y dije que
podía haber un camino. Dicho esto, creo que se está haciendo un gobierno bueno,
con ministros importantes, y les deseo lo mejor para que nos conduzcan por el
buen camino. Yo soy muy sincero en eso. Nunca he dicho mi tendencia política ni
lo voy a hacer porque no tengo por qué, pero que nadie tenga ninguna duda de
que a mí, lo único que me importa, independientemente de quién gobierno o no,
es que todos estemos de la mejor manera posible y que el país funcione lo mejor
posible. Cuantos menos problemas tengamos en nuestro país, mejor.
P. Acudió a la final el nuevo ministro, Màxim Huerta. ¿Qué impresión
le dejó?
R. No puedo tener ninguna impresión, porque solamente pude
agradecerle que viniera y él me felicitó por lo conseguido, y ya está. Al final
son dos minutos los que estás ahí, te haces la foto, saludas y ya está. Pero
bien, cercano, sin problema.
P. De alguna manera, ¿tiene usted algún paralelismo con el Real
Madrid? Es decir, sobre todo en París, gana pase lo que pase, sea cual sea la
circunstancia, por muy feo que esté el tema.
Bucear me tranquiliza. Me
saca del mundo y me deja sin pensar. Me gusta desaparecer en el mar
R. No, porque cuando estuve mal no gané, esa es la verdad. Cuando
en 2015 tuve un mal año no gané. En París no se gana jugando mal. No hay tanta
diferencia en el tenis como para poder permitirte jugar mal y ganar. Al final,
para ganar torneos de este calibre se necesita jugar bien; quizá hay partidos
que uno puede manejar sin estar al cien por cien, pero un partido como el de
ayer [por la final] o el de semifinales no lo puedes ganar sin jugar bien.
P. Y ahora, ¿qué planes inmediatos tiene?
R. Me gustaría pasar un poquito de tiempo con la familia, estar
tranquilo. Soy de una isla y me encanta el mar, así que he estado toda mi vida
muy vinculado al mar. Me gustaría, más que ir a pescar, intentar desaparecer un
par de días en el mar. Me da tranquilidad bucear, mirar al fondo y ver los
peces, distraerme. A veces, cuando hace buen tiempo me paso dos, tres o cuatro
horas sin parar de bucear y eso me saca del mundo y me deja sin pensar. También
me gusta jugar al golf y estar de alguna manera desconectado de esa tensión que
llevo estos dos últimos meses, en los que he estado prácticamente sin parar. He
mirado las condiciones del mar y no están muy bien, así que no creo que sea
posible. Tendré que buscarme otra solución…
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