jueves, 6 de julio de 2017

Máxima difusión. Una Oficina Anticorrupción sin herramientas para sancionar; se crea la Alianza de Denunciantes contra la Corrupción (ACEDA) + «La Junta de Andalucía pretende vender la burra con la Oficina contra la Corrupción» + Una pedrada a la luz roja; mirar para otro lado te hace cómplice de la corrupción. = Actuación juntera: Ingeniería social versus manipulación inteligente de la tendencia de la gente a confiar. Conclusión: cuando se quiere mirar para otro lado; nada se ve..... Los hechos ya han hablado ¿corrupción institucional y juntera con diseño por "ingeniería jurídica" "ad hoc", para manejar el dinero público sin controles y utilizarlo como mecanismo de maridaje "a la andaluza" para sostener al Régimen Andaluz? ¿La Administración paralela, un fraude monumental para manejar el dinero público y sostener a la "clientela" política del Régimen, sufragado con nuestros impuestos?. Es simple cuestión de tiempo que todo caiga......un entramado que no se sostiene; un camino sin retorno.


POLÍTICA. Una oficina anticorrupción sin herramientas para sancionar

 

Miembros de la Alianza contra la Corrupción en San Telmo presentan sus alegaciones contra el decreto de la Junta. CONCHITINA

  • Un grupo de trabajadores 'señalados' por denunciar irregularidades en sus departamentos deja en evidencia las lagunas del plan


Todos ellos se han 'señalado' al denunciar pequeñas o grandes corrupciones en las administraciones e instituciones públicas en las que han prestado servicio. Y a alguno, además, le ha costado el puesto, aunque eso no parece desmotivarles.

Se han convertido en moscas cojoneras en la lucha contra la corrupción y, dentro de sus posibilidades, están atentos a cada movimiento en su entorno para volver a poner el foco, si es necesario, sobre la administración y sus estructuras adyacentes.




«La Junta de Andalucía pretende vender la burra con la Oficina contra la Corrupción»


Denunciantes de casos de conrrupción ante la sede de la Presidencia de la Junta
  • Denunciantes de irregularidades avisa de que el nuevo órgano autonómico «pone en alerta a posibles corruptos sobre denunciantes» 


Una pedrada a la luz roja


SI A UN CONDUCTOR se le enciende la luz roja de avería en su coche, probablemente quiera averiguar el origen del fallo. Y, sin embargo, cuando se enciende el piloto rojo de la corrupción, los partidos señalados parecen poner todo su empeño en... desactivar la luz.

Desde que se conociera la sentencia absolutoria por la venta de los suelos de Mercasevilla, el PSOE parece haber encontrado el argumento definitivo para echar por tierra años de investigación policial, judicial y periodística que permitieron destapar un foco infesto de corrupción no sólo en el mercado central de abastos sino también en las políticas de empleo -y sobre todo, de desempleo- de la Junta de Andalucía. Para empezar, esa absolución sirve, al parecer, para ocultar que ya hubo dos condenados en firme por el Supremo en el caso Mercasevilla por exigir comisiones ilegales en nombre de la Junta.

Esa absolucion viene al pelo para sembrar de sospecha toda la instrucción de la juez Alaya justo ahora que se conoce la fecha en la que dos ex presidentes se sentarán en el banquillo por presuntamente impulsar y amparar un mecanismo para repartir arbitrariamente el dinero público y eludir los controles. Y eso nada tiene que ver con la última absolución de Mercasevilla. Se olvida también que, siendo Chaves y Griñán aún aforados, el Supremo vio indicios razonables para mantener la imputación. Y, además, el auto de procesamiento ni siquiera ha sido elaborado por la juez Alaya, que fue hábilmente apartada de la causa antes de concluir la instrucción.
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Conclusión:


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POLÍTICA
Una oficina anticorrupción sin herramientas para sancionar


Miembros de la Alianza contra la Corrupción en San Telmo presentan sus alegaciones contra el decreto de la Junta. CONCHITINA

  • Un grupo de trabajadores 'señalados' por denunciar irregularidades en sus departamentos deja en evidencia las lagunas del plan


Todos ellos se han 'señalado' al denunciar pequeñas o grandes corrupciones en las administraciones e instituciones públicas en las que han prestado servicio. Y a alguno, además, le ha costado el puesto, aunque eso no parece desmotivarles.

Se han convertido en moscas cojoneras en la lucha contra la corrupción y, dentro de sus posibilidades, están atentos a cada movimiento en su entorno para volver a poner el foco, si es necesario, sobre la administración y sus estructuras adyacentes.

Se han convertido en moscas cojoneras en la lucha contra la corrupción y, dentro de sus posibilidades, están atentos a cada movimiento en su entorno para volver a poner el foco, si es necesario, sobre la administración y sus estructuras adyacentes.

Han constituido la Alianza de Denunciantes contra la Corrupción (ACEDA) y ayer volvieron a salir a la calle para denunciar, esta vez, la falta de herramientas de la presentada como nueva 'Oficina para la Prevención de la Corrupción' (OPC) anunciada por el Gobierno andaluz que, a su juicio, nace con graves defectos formales que pronto la convertirán en un «instrumento inútil para detectar o corregir las irregularidades».

En el registro del Palacio de San Telmo, sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía, presentaron un documento en el que analizan rigurosamente el andamiaje de esa nueva oficina y ponen en evidencia sus carencias, intencionadas o no. Asimismo, solicitan la retirada del proyecto de decreto presentado por el Gobierno andaluz para dar un marco normativo a la OPC.

Así, por ejemplo, aseguran que la Junta no ha garantizado «la debida independencia y autonomía funcional del órgano administrativo que ha creado», «más allá de la mínima objetividad e imparcialidad que pudiera garantizar el derecho a la inamovilidad que tiene cualquier funcionario de carrera en el ejercicio de sus funciones».

A este respecto subrayan la ausencia de una regulación en la selección y provisión de funcionarios para ocupar los puestos de la OPC, que queda en manos de la Consejería de Hacienda y Administración Pública, «la cual puede a su vez ser objeto de denuncias y de investigación».

Consideran además que el rango de la norma propuesta para dar cobertura a la nueva oficina es insuficiente para lograr una mínima eficacia en la lucha contra la corrupción, lo que deja en papel mojado la condición de «agente de la autoridad» que otorga a los investigadores y establece un catálogo de posibles infracciones que carecen de sustento legal.

Además, el proyecto de decreto presentado por la Junta «no garantiza la imprescindible protección de los posibles denunciantes de corrupción y margina por completo a aquellos empleados públicos y privados que sufren acoso laboral por haberse negado a amparar casos de corrupción».

Por todo ello, la Oficina para la Prevención de la Corrupción puede llegar a convertirse -aseguran- en un «peligro» para los denunciantes de corrupción y «podría servir para poner en alerta a los posibles corruptos».




«La Junta de Andalucía pretende vender la burra con la Oficina contra la Corrupción»

Denunciantes de casos de conrrupción ante la sede de la Presidencia de la Junta

  • Denunciantes de irregularidades avisa de que el nuevo órgano autonómico «pone en alerta a posibles corruptos sobre denunciantes»

Denunciantes de casos de corrupción han estampado sus firmas en un documento registrado en la sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía para solicitar la retirada del proyecto de decreto para crear la Oficina para la Prevención de la Corrupción, conforme a un formato pactado con Ciudadanos.

«La Junta de Andalucía pretende "vender la burra", dicho coloquialmente, con tal de dar cumplimiento lo antes posible al punto 14 del acuerdo firmado para la investidura de Susana Díaz como presidenta, entre el PSOE y Ciudadanos», sostienen.

Lejos de constituir un acicate, los denunciantes, algunos de ellos funcionarios de la Administración autonómica, consideran que el nuevo instrumento contra la corrupción «supondría un peligro para los denunciantes de corrupción».

Critican que desde la futura oficina se va a «informar sobre cualquier hecho relevante de que tenga conocimiento relacionado con su ámbito de competencia, a los órganos competentes para que, en su caso, ejerzan las iniciativas que les corresponda, es decirponiendo en alerta a posibles corruptos sobre sus denunciantes». Su protección, a su juicio, no está garantizada.

Entre los nueve firmantes del documento se encuentran el funcionario Luis Escribano, que se negó a acatar las órdenes del director general Juan Manuel Fernández Ortega, un ex senador y ex alcalde socialista que estaría «favoreciendo» a municipios gobernados por el PSOE en Granada. También está Roberto Macías Chávez, el administrativo despedido por la federación andaluza de UGT para el que el sindicato pide una condena de cuatro años de cárcel, bajo la acusación de haber destapado la supuesta doble contabilidad interna y el presunto fraude de las facturas falsas que investiga un juzgado de Sevilla.

Estos nueve denunciantes de irregularidades consideran que la medida autonómica «carece de los elementos imprescindibles para su elaboración y diseño, y tampoco incorpora ningún «plan integral de lucha contra al corrupción». Además, critican la falta de recursos materiales y humanosy la duplicidad de funciones ya atribuidas a otros órganos internos y externos de la Junta.

Esgrimen que, además, que la medida «nace corrupta antes de su adopción, pues entre otros motivos, no garantiza la debida independencia y autonomía funcional del órgano adminitrativo que crea. Cuestionan, asimismo, su «mínima objetividad e imparcialidad» dada «la ausencia de regulación en la selección y provisión de funcionarios para ocupar los puestos de la Oficina, que queda en manos de la Consejería de Hacienda y Administración Pública, la cual puede ser objeto de denuncias y de investigación».



DÍAS CONTADOS
Una pedrada a la luz roja


Un acusado no es culpable, ni en causas por corrupción ni en la violencia de género.

SI A UN CONDUCTOR se le enciende la luz roja de avería en su coche, probablemente quiera averiguar el origen del fallo. Y, sin embargo, cuando se enciende el piloto rojo de la corrupción, los partidos señalados parecen poner todo su empeño en... desactivar la luz.

Desde que se conociera la sentencia absolutoria por la venta de los suelos de Mercasevilla, el PSOE parece haber encontrado el argumento definitivo para echar por tierra años de investigación policial, judicial y periodística que permitieron destapar un foco infesto de corrupción no sólo en el mercado central de abastos sino también en las políticas de empleo -y sobre todo, de desempleo- de la Junta de Andalucía. Para empezar, esa absolución sirve, al parecer, para ocultar que ya hubo dos condenados en firme por el Supremo en el caso Mercasevilla por exigir comisiones ilegales en nombre de la Junta.

Esa absolucion viene al pelo para sembrar de sospecha toda la instrucción de la juez Alaya justo ahora que se conoce la fecha en la que dos ex presidentes se sentarán en el banquillo por presuntamente impulsar y amparar un mecanismo para repartir arbitrariamente el dinero público y eludir los controles. Y eso nada tiene que ver con la última absolución de Mercasevilla. Se olvida también que, siendo Chaves y Griñán aún aforados, el Supremo vio indicios razonables para mantener la imputación. Y, además, el auto de procesamiento ni siquiera ha sido elaborado por la juez Alaya, que fue hábilmente apartada de la causa antes de concluir la instrucción.


En fin, un imputado no es un culpable. Ni en las causas por corrupción ni en las de abusos sexuales o violencia de género, por citar ejemplos extremos. Sólo que en la corrupción, además de las responsabilidades penales, también conviene aclarar las responsabilidades políticas. Y ahí radica la confusión del PSOE, empeñado en presentar como víctimas a todos los que, como mínimo, miraron para otro lado. Quienes se dan golpes de pecho por las últimas absoluciones hacen un flaco favor a las investigaciones que siguen abiertas, salvo que su único interés sea pegarle una pedrada al piloto rojo de las averías.

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