miércoles, 1 de junio de 2016

El despilfarro andaluz es un crimen, por Javier Carballo; existencia de ese grupo social dominante que se ha beneficiado del ‘descontrol’ de la Junta de Andalucía (‘descontrol organizado, planificado y consentido’, habría que decir”). = ¿Y por que y para que crean la Administración paralela e instrumental juntera, la digital y clientelar, la del Régimen, esa donde se laxan los controles, y donde el dinero público desaparece y vuela .......?¿Blanco o en Botella....?

 Se teclea “falta de control+Junta de Andalucía” y en menos de un segundo aparece una lista de casi medio millón de entradas en las que se contienen esas mismas palabras

Foto: El expresidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, a su llegada al juzgado. (EFE)

Evidentemente, existe falta de control en la concesión y en el seguimiento del dinero público, pero no en el destino de esos fondos.

Si se analizan los casos de corrupción, descubres la existencia de un grupo social dominante destinatario del saqueo de fondos públicos durante 30 años




El círculo de influencia incluye a todos aquellos que se han relacionado con el único partido que ha gobernado en Andalucía desde la muerte de Franco. Son, como decían los interventores, “los beneficiarios” del régimen socialista andaluz. Todos los que han formado parte de su entorno, empresarios, sindicatos, asociaciones vecinales, medios de comunicación o artistas. De todo hay. Algunos se han hecho ricos, otros han sacado adelante a sus empresas y otros han vivido durante años de una sustanciosa sopa boba.




.......Álvaro Martín y en su último auto menciona la existencia de un “grupo u organización criminal” para beneficiar con fondos públicos a unos empresarios de la Sierra Norte de Sevilla.....

........artículo 570 bis del Código Penal, en el que se define como “organización criminal la agrupación formada por más de dos personas con carácter estable o por tiempo indefinido, que de manera concertada y coordinada se repartan diversas tareas o funciones con el fin de cometer delitos”. Si durante más de 30 años todos los delitos de corrupción política denunciados en Andalucía tienen como elementos comunes un mismo partido político, la misma administración pública y el mismo descontrol en el reparto de los fondos públicos, se trata solo de encajarlo en ese artículo. Al menos para poder dejar escrito en la historia que el despilfarro en Andalucía ha sido un crimen.

Corrupción institucionalizada = ¿Crimen organizado?


  



JAVIER CARABALLO
El despilfarro andaluz es un crimen

Foto: El expresidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, a su llegada al juzgado. (EFE)

Se teclea “falta de control+Junta de Andalucía” y en menos de un segundo aparece una lista de casi medio millón de entradas en las que se contienen esas mismas palabras

El expresidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, a su llegada al juzgado. (EFE)Autor

La duda se resuelve en Google en 43 décimas de segundo mal contadas. Es como resolver una ecuación simple de gestión política: se teclea “falta de control+Junta de Andalucía” y en menos de un segundo aparece una lista de casi medio millón de entradas en las que se contienen esas mismas palabras. “Un juez censura que la actuación de la Junta de Andalucía ha sido de una absoluta falta de control en todas las fases del procedimiento de otorgamiento de las subvenciones”. “La investigación de la UDEF de la Policía en los cursos de formación para parados en Andalucía no solo ha servido para detectar el fraude millonario sino también la falta de control por parte de la Junta sobre dichos cursos”.

“Comisiones Obreras ha denunciado que el cierre de un centro de menores es consecuencia de la falta de control de la Junta de Andalucía sobre las empresas concesionarias de este servicio”. “La Intervención General denuncia en un duro informe que la falta de control de la Junta de Andalucía es una actuación deliberada para beneficiar a determinadas empresas o a determinados grupos de beneficiarios”. “La Cámara de Cuentas advierte de que se ha producido falta de coordinación, seguimiento y control, así como de continuidad en la gestión de las ayudas concedidas en el Plan de Fomento y Consolidación del Trabajo Autónomo, que repartió 356,7 millones de euros en subvenciones entre 2007 y 2010”.

“Falta de control+Junta de Andalucía”. Tan sencillo como eso, teclear y esperar menos de un segundo. Es probable que, desde hace cuatro o cinco años, no haya ni una semana sin una información de prensa con esas mismas palabras referidas a las más variadas materias que gestiona la administración andaluza. Al destaparse el escándalo de los ERE, hace siete años, fue como si toda la gestión de la Junta de Andalucía, un ‘monstruo administrativo’ que gestiona cada año más de 31.000 millones de euros, se viniera abajo; como si se desplomara el edificio por un mal en sus estructuras, una aluminosis que se llama “falta de control” de procedimientos legales, de contratos adjudicados o subvenciones otorgadas.

Si se analizan los casos de corrupción, descubres la existencia de un grupo social dominante destinatario del saqueo de fondos públicos durante 30 años

En este mismo espacio, hace ya unos años, se concluyó que, a la vista de la extraordinaria similitud de todos los escándalos que aparecían en la administración andaluza, siempre gobernada por el mismo partido, el PSOE, podría decirse que “en Andalucía, todas las corrupciones son una”. Por esto en lo que se insiste desde entonces, que siempre ocurre lo mismo: el Gobierno aprueba, con toda la megalomanía propagandística, un plan de ayudas, una agencia pública, o un programa de subvenciones que permite la concesión de fondos públicos sin control hasta que se descubre la farsa y el plan, la agencia o el programa acaban en un juzgado con la consabida frase: “Ha existido una absoluta falta de control…”

Evidentemente, existe falta de control en la concesión y en el seguimiento del dinero público, pero no en el destino de esos fondos. Como ya dejó dicho un ilustre representante de la judicatura andaluza, si se analizan todos los casos de corrupción en los que está inmersa la Junta de Andalucía, lo que se descubre es la existencia de un grupo social dominante que ha sido el destinatario del saqueo de fondos públicos durante treinta años. El círculo de influencia incluye a todos aquellos que se han relacionado con el único partido que ha gobernado en Andalucía desde la muerte de Franco. Son, como decían los interventores, “los beneficiarios” del régimen socialista andaluz. Todos los que han formado parte de su entorno, empresarios, sindicatos, asociaciones vecinales, medios de comunicación o artistas. De todo hay. Algunos se han hecho ricos, otros han sacado adelante a sus empresas y otros han vivido durante años de una sustanciosa sopa boba.

 José Antonio Griñan y Susana Díaz. (EFE)

José Antonio Griñan y Susana Díaz. (EFE)

Desde el punto de vista penal, el problema de todo lo anterior es que, de la misma forma que uniendo cabos se determina la existencia de ese grupo social dominante que se ha beneficiado del ‘descontrol’ de la Junta de Andalucía (‘descontrol organizado, planificado y consentido’, habría que decir”), la dispersión de los casos hace imposible que se pueda señalar a los responsables políticos últimos de la administración. Hace ya años que el fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, Jesús García Calderón, acaso harto de ver pasar por sus manos tantos sumariosjudiciales con el mismo procedimiento delictivo y las mismas causas, viene reclamando una reforma del Código Penal para que determinados casos de corrupción, que afectan, por ejemplo, a la financiación ilegal de los partidos políticos, comiencen a enjuiciarse como asuntos de ‘crimen organizado’. Lo decía, y lo dice, este fiscal porque considera que para combatir con eficacia la corrupción política es urgente dejar de considerar cada caso como hechos aislados y analizarlos, e investigarlos, como un fenómeno extendido y transversal.

Evidentemente, existe falta de control en la concesión y en el seguimiento del dinero público, pero no en el destino de esos fondos

Lo propuso este fiscal pero ahí se quedó la exigencia, porque ningún partido político se hizo eco ni, por supuesto, nadie la incluyó en alguna de las reformas aprobadas para, supuestamente, combatir de forma más eficaz la corrupción política. Nadie había seguido este criterio hasta que, hace unos días, uno de los jueces que se ha hecho cargo del ‘caso de los ERE’ tras la marcha de Mercedes Alaya, ha utilizado una figura penal a la que nadie había recurrido, y que se introdujo en el Código Penal para los macrofraudes o las mafias de narcotraficantes. Se trata del juez Álvaro Martín y en su último auto menciona la existencia de un “grupo u organización criminal” para beneficiar con fondos públicos a unos empresarios de la Sierra Norte de Sevilla, una de las muchas derivadas del escándalo de los ERE.


El artículo que menciona, y que ni siquiera Mercedes Alaya había utilizado, es el artículo 570 bis del Código Penal, en el que se define como “organización criminal la agrupación formada por más de dos personas con carácter estable o por tiempo indefinido, que de manera concertada y coordinada se repartan diversas tareas o funciones con el fin de cometer delitos”. Si durante más de 30 años todos los delitos de corrupción política denunciados en Andalucía tienen como elementos comunes un mismo partido político, la misma administración pública y el mismo descontrol en el reparto de los fondos públicos, se trata solo de encajarlo en ese artículo. Al menos para poder dejar escrito en la historia que el despilfarro en Andalucía ha sido un crimen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Identifícate para poner comentarios.
Los comentarios solo se podrán poner durante unos días...