domingo, 3 de abril de 2016

El niño yuntero, según Podemos, por Canalsu Andalucía imparable + El puño en alto de Bódalo = Podemos; historia enciclopédica del mundo al revés; sin palabras, los límites existen.

El niño yuntero, según Podemos.


Andrés Bódalo ha ingresado en prisión por ejercer la libertad, su derecho a protestar sobre un concejal socialista que ni protestó, ni pudo decir pío, por la contundente y coordinada jartá de palos que el bueno de Andrés, asistido por dos matones de altavoz y pancarta, descargó sobre sus costillas al grito de “ahí viene el Ibarra”.

El día que lo iban a detener, en una entrevista de Espejo Público, Andrés Bódalo bramaba entre espumarajos que él no era violento.

Teresa Rodríguez, de Podemos y estudiada, claro, ha dicho de Bódalo que es el niño yuntero de Miguel Hernández. Allí mismo, justo detrás del bestia, en medio de un público entregado y con jeta de malas pulgas. La referencia al poeta alicantino tiene tela, aunque hay algún verso que describiría al Andrés (Nace, como la herramienta, a los golpes destinado…) o Teresa no ha leído el poema, lo ha leído pero no se ha enterado o tiene la cara más dura que un arado.

Pablo Iglesias apoya al nene porque la consecuencia de ejercer la libertad no debe ser la cárcel, menos aún mientras se paseen por la calle miserables culpables como Rita Barberá que aún no ha sido ni imputada.

Pedro Sánchez desmiente haber abandonado a su “compañeros y compañeras” agredido por puro interés personal para llegar a la Moncloa pactando con estos impresentables que reclaman la aplicación de la Justicia sólo para los demás. Según César Luena, el señor Cambio fue testigo directo de la somanta palos y no dejó de apoyar al concejal socialista: “Juan (Ibarra), resiste”

El puño en alto de Bódalo




  • El completo historial del edil de Podemos al que la pareja de Kichi, al pedir su indulto, quiso comparar con Miguel Hernández.
  • Ha golpeado a agentes, asaltado iglesias... Y un Mercadona.
  • Su pecado original: el ataque a una heladera embarazada.
  • "Es un peligro público", dice un policía de su pueblo. Está preso desde el miércoles.




El puño en alto de Bódalo

  • El completo historial del edil de Podemos al que la pareja de Kichi, al pedir su indulto, quiso comparar con Miguel Hernández.
  • Ha golpeado a agentes, asaltado iglesias... Y un Mercadona.
  • Su pecado original: el ataque a una heladera embarazada.
  • "Es un peligro público", dice un policía de su pueblo. Está preso desde el miércoles.


Gonzalo tiene dos años y corretea con un taca taca por el suelo de mármol de una heladería de Úbeda (Jaén). Su madre Eva sirve una bola de milhojas. Es su sabor estrella. Ha decidido abrir su negocio a pesar de la huelga general. Azotaba un calor sofocante aquel 20 de junio de 2002. En Los Valencianos reinaba la calma. Hasta que apareció "el de la gorra del Che" con su megáfono. El sindicalista del que se siente "orgulloso" Pablo Iglesias. Aquél que le gritó "borracha, fascista, vete a casa a fregar los platos" mientras sus camaradas "la sacaban del cuello por la ventana". Su marido ni pudo protegerla. Estaba encinta. "Bódalo me golpeó y evitó que la defendiese", recuerda Juan Antonio.

El virulento asalto a la heladería fue el pecado original de "el de la gorra del Che". El primer incidente violento del edil de Podemos que ingresó este miércoles en prisión por reincidente. Por agredir años después a un teniente de alcalde de Jódar, su municipio.

"¿Sabéis a quién me recuerda hoy Andrés Bódalo? A Miguel Hernández", tuiteó la lideresa de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez, novia del alcalde de Cádiz, Kichi. Junto a sus correligionarios, intentaba un indulto in extremis que  a Bódalo. Otros dirigentes de la formación morada, como Errejón evitara la cárceln, guardaron silencio. También las víctimas de los cuatro actos delictivos que protagonizó este jornalero criado en el pueblo con más cartillas de paro agrario de Andalucía.

Eva, la heladera, recuerda la vandálica escena como si hubiese sido ayer. Duró apenas cinco minutos, pero la procesó en su mente como un episodio de "horror interminable". Ahora tiembla cada vez que escucha el estridente sonido de un altavoz. "Yo estaba en la heladería. De repente escuché unas voces, traté de bajar las persianas, pero Bódalo entró con su gente. Zarandearon a mi marido y a mí me sacaron por la ventana. Lo pasé muy mal porque estaba embarazada de seis meses. Destrozaron vitrinas, mesas y reventaron nuestro otro local. Nos costó 24.000 euros", recuerda Eva, hija de un famoso heladero de Ibi (Alicante). Su esposo denunció aquellos hechos y Bódalo fue condenado a dos años de cárcel. No cumpliría la pena, aunque no tardaría en recaer en la senda del vandalismo.

Juan Antonio y Eva, los heladeros de Úbeda agredidos por Bódalo CRÓNICA

Por aquel entonces, Bódalo era responsable en Jaén del aguerrido Sindicato de Obreros del Campo (SOC), que luego se integraría en el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT). El jodeño había dejado los estudios a los nueve años para trabajar en el campo. Ni siquiera llevaba lápices de colores a la escuela. Era el octavo de 10 hermanos y el dinero escaseaba en su familia. Su padre era marchenero, un afilador que iba deambulando por los pueblos jienenses con un borrico, una bicicleta, un colchón, una manta y una familia a cuestas. El primer oficio de Bódalo fue el de aguador en una cuadrilla de jornaleros. No vio ni una peseta durante un año. Fue entonces cuando una mañana apareció el histórico líder sindical José Cabrero en un destartalado vehículo rojo y arregló su situación. Ahí fue cuando Bódalo entendió la utilidad del sindicalismo agrario. Con 17 años se fugó con su novia Rosi en un Peugeot 205 a la campaña del espárrago en Navarra. El joven tenía el pelo largo a lo Camarón de la Isla. Ella se quedaría embarazada y decidieron regresar a Jaén, donde Bódalo comenzó una fulgurante carrera en el SOC. No tardó en alcanzar su liderazgo por su carisma y capacidad de movilización. Por ese punto violento que mostró en esa heladería de Úbeda y que repetiría al menos hasta en tres ocasiones más (con sentencia firme). Porque tres años después fue condenado a un año por asaltar la Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía para exigir la cesión de una finca. Al grito de "¡fascistas de mierda, franquistas!", Bódalo lanzó "manotazos y patadas" a los policías provocando traumatismos a cuatro de ellos.

 

El edil de Podemos,en unsegundo plano y con gorra, lanza una patada JUAN CARLOS FERNÁNDEZ

Aquel varapalo tampoco le relajaría. Ni siquiera haber sido abuelo con 35 años. Meses más tarde ocupaba la iglesia de un colegio de Úbeda y acompañado de jornaleros inmigrantes cortaba la autovía de Jaén a Granada. Llenó la carretera de neumáticos y les prendió fuego. "Les echaron con pelotas de goma", dice un fotógrafo. Este reportero vivió la siguiente tropelía de Bódalo. Era agosto de 2012 y el jodeño asaltaba dos Mercadona en Écija con el alcalde de Marinaleda, Sánchez Gordillo. Una cajera rompió a llorar. Aquello le salió gratis a Bódalo, pero no su siguiente acción. Era 27 de septiembre de 2012 y miembros del SAT organizaron una sentada frente al Ayuntamiento de Jódar para pedir ayudas por la crisis de la aceituna. "Apareció el teniente de alcalde, Juan Ibarra, y gritaron: 'Ahí viene el Ibarra, a por él'. Le pegaron patadas y Bódalo le golpeó en la barriga. Es un peligro público", relata un policía local presente en el lugar de los hechos. La víctima estuvo cuatro días de baja, al igual que otros dos agentes.

Aquel incidente ha sido finalmente el que ha llevado esta semana a la cárcel a Bódalo (fue condenado a tres años y medio de prisión). El reo aseguró que Ibarra era favorable a su indulto. Lo cierto es que ahora no. "Me llamó diciéndome que nos conocíamos de toda la vida y que le sacase de ese apuro, que me opusiese a su entrada en prisión. Sólo le pedí que me pidiese disculpas públicas...y en vez de eso me mandó un documento para que lo firmase donde culpaba a los jueces y no me pedía perdón. Me sentí engañado y le dije que no apoyaría su indulto", explica Ibarra. A la hora de enchironar a Bódalo, el juez tuvo en cuenta su historial delictivo y que dos años después de golpear a Ibarra volvió a las andadas. Caía la noche el miércoles 23 de abril de 2014 y el sindicalista había organizado en Jaén la presentación de un libro de un diputado de Amaiur. (Bódalo nunca ocultó su apoyo a "Euskal Herria" ni al régimen de Nicolás Maduro, al que visitó en Venezuela enfundado en un chándal bolivariano). La convocatoria llegó a oídos de unos 30 madelmans de extrema derecha que le torpedearon el acto. Al grito de "Contra ETA, metralleta". Bódalo les plantó cara con otros anticapitalistas. Los antidisturbios aparecieron. Se desató una batalla campal.Bódalo golpeó a un ultra (ver la foto) con su inseparable gorra de la estrella roja y sus patillas afiladas. Fue condenado a pagar 120 euros de multa y 690 de indemnización.

Estos antecedentes eran conocidos por Pablo Iglesias cuando promovió la candidatura de Bódalo como cabeza de lista al Congreso por Jaén (era edil de una marca blanca de Podemos). A pesar de no haber ganado las primarias. Pero para él era un héroe del que sentirse "orgulloso". Como para Teresa Rodríguez, que le tildó de pacífico. Como para su mujer Rosi, que enseñaba desconsolada a Crónica una foto de su marido con melenas. "Estoy rota.Tengo un hijo que no para de llorar y que no quiere salir de casa", confesaba. Le aguarda un calvario. Un período de ahogo. Porque su esposo tiene la nómina embargada y debe miles de euros en multas por llevar la lucha obrera hasta el extremo.

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