La Andalucía imposible; la de la "longa mano" de la política en la Justicía para evitar a jueces "independientes"; la del endeudamiento de todos para mantener la factura del Régimen marismeño, versus mayorazgos políticos de la administración, el nuevo partido de ciudadanos y su adaptación a la política andaluza ¿¿¿¿???? .
Amistades peligrosas... y los hechos hablarán....
La vuelta de Alaya se retrasa otra semana....¿¿¿????
El grito en el cielo,
CARLOS MÁRMOL
NO CORREN buenos tiempos para casi nadie. Sobre todo, para quienes deben
hasta la camisa. Somos todos. Aunque ni lo sospechemos, hay quienes se han
endeudado en nuestro nombre; oficialmente por nuestro bien; en realidad, contra
un porvenir que ya no existe sino bajo la forma de un pagaré infinito. Nuestros
políticos rescatan a la banca con dinero público, blindan sus privilegios y nos
endosan la correspondiente dolorosa bajo la forma de despidos, salarios imposibles
y recortes de servicios públicos. No es magia. Son los efectos de la mala
política, a la que durante décadas hemos dejado todo el terreno libre. Los
españoles estamos endeudados hasta las cejas. Debemos el 98% de nuestra
inexistente riqueza. El milagro virtual de Rajoy ha disparado la losa hasta
1.046.192 millones de euros.
En Andalucía no estamos mejor. El barco del susanato tiene hipotecado el
20% del PIB. La deuda pública regional se ha duplicado en relación a 2011. La
estadística dice que cada andaluz debe 3.461 euros. Es un débito que otros
comprometieron por nosotros. Ella pone el grito en el cielo porque el Gobierno
central le reclama 265 millones de euros por la liquidación del presupuesto de
2013. Lo de siempre: se envuelve en la bandera y acusa a Madrid de
«discriminar» a Andalucía. Después de los aplausos -interesados- de la claque
susánida, emerge la realidad: el Gobierno central ha reducido la deuda de
Andalucía en 161 millones desde los 426 millones calculados en principio y da
10 años para pagarla. La Junta exige dos décadas. Calculó una recaudación
ficticia que devino en imposible por el hundimiento de la actividad económica,
la creciente pobreza y la ausencia de un ajuste en una administración paralela
que funciona como el abrevadero de los clanes políticos. El único remedio para
evitarlo era recaudar más de las rentas más altas o mejorar la renta
disponible.
El peronismo rociero no hace ni una cosa ni la otra. Sólo agita, entre
quejas y apelaciones a la dignidad del pueblo, el pañuelo de la patria.
Jefferson dejó dicho que no conviene gastar el dinero antes de ganarlo. Las
deudas, según Thomas Carlyle, sólo se pueden pagar con trabajo y ahorro. En
estos pagos meridionales ninguna de ambas costumbres gozan de predicamento
entre nuestros próceres. En este punto, conviene recordar una cita bíblica.
Como pretérita catequista, Ella la entenderá. San Pablo (Romanos 13:8): «No
tengan deudas pendientes con nadie, a no ser la de amarse unos a otros». La
Querida Presidenta nos promete su piel y nos regala todos las mañanas un amor
infinito. Su decisión de mantener incólume el régimen nos va a costar,
probablemente, peor asistencia sanitaria, peores colegios y una universidad
donde las castas seguirán pertrechadas en sus nidos. No nos hace falta tanto
cariño, sino la extinción de los mayorazgos políticos de la administración. Es
la única forma de conservar vivos los servicios esenciales. No somos deudores
por la gracia de Dios. Lo somos porque alguien nos ha endosado la factura de su
reinado marismeño.
Sonrisa naranja, imprescindible.
Ciudadanos se adapta a la política andaluza.
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