PROTESTAS EN ANDALUCÍA. Spiriman y las mareas blancas andaluzas abren fisuras entre Junta, alcaldes y el PSOE
- El alcalde de Granada, donde 45.000 personas han vuelto a salir a la calle por tercera vez, exige a la Consejería de Salud que “rectifique y tome medidas” de forma urgente
La orquesta desafina, y además de forma
estruendosa. En Andalucía, los cuadros del PSOE, sus dirigentes
provinciales, los delegados del Gobierno andaluz en las provincias y los
consejeros siempre han remado en la misma dirección y con una sola voz. De ahí
que el PP durante años haya clamado, hasta el momento sin éxito, contra un ejército
imbatible que denominó el régimen socialista, con acusaciones de redes clientelares y de poner los cargos públicos
al servicio del partido y viceversa.
Con Susana Díaz en el Gobierno, en esa legión de
cargos públicos y militantes socialistas se abren fisuras. O la partitura va
mal o nadie dirige la orquesta como debería. El conflicto con la Sanidad
pública, con miles de andaluces en la calle, ha abierto agujeros en
la tupida malla socialista en Andalucía. Los alcaldes miran a la Junta y se quejan
del partido. Los responsables del PSOE en las provincias recelan de la labor
del Gobierno andaluz. Y los gestores se dedican a salirse de sus competencias y
hacer política con sus declaraciones, calentando aún más las protestas. Un mes
y medio, al rojo vivo.
........De momento, nada ha funcionado. En los últimos años, en
Andalucía solo las protestas de los funcionarios, contra lo
que llamaron la ley de enchufismo de la Junta, que daba entrada en
la Administración a los laborales de las empresas públicas ante los
recortes obligados en ese sector, lograron un grado
similar de movilización en la calle. Entonces, como ahora, aunque se frenó,
se paró, se intentó explicar y se dio marcha atrás, el coste fue
brutal. Meses después, el PSOE andaluz perdía por primera vez las
elecciones en Andalucía. Muchos dirigentes socialistas lo recuerdan ahora.
Manifestación de la sociedad civil del 13 de noviembre del 2010.
"No dudes nunca de que un pequeño grupo de ciudadanos conscientes y comprometidos puede cambiar el mundo. De hecho, siempre ha sido así" Margaret Mead.
20 AÑOS DE EL
MUNDO DE ANDALUCÍA. Andalucía y la autonomía
El marido de Loli es de fiar
El partido es un factor clave. De hecho, según el politólogo Luigi Graziano, experto en este campo, eso define el 'clientelismo moderno' de una mayor dimensión espacial, frente a las versiones tradicionales. Ahora el partido político, visto como una organización compuesta por una compleja maquinaria integrada por un determinado número de intermediarios juega un papel fundamental. Existe una tendencia al clientelismo difuso, sin una descarada prevariación, que opera en clave de maquinaria. El PSOE andaluz cuenta con el gigante de la administración.
La estructura opera no sólo desde la cúpula, donde se dirige un presupuesto de treinta y un mil millones de euros, sino sobre los cuadros intermedios. El Gobierno andaluz se compone de trece consejerías, cada una con dos o tres secretarías generales más la secretaría general técnica, cada cual con dos o tres direcciones, y al menos ocho delegaciones provinciales, y además hay que sumar los organismos autónomos y órganos colegiados. Por citar un ejemplo, Economía: a la estructura estándar añade los organismos de Agencia Andaluza del Conocimiento, Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía, Agencia de Defensa de la Competencia de Andalucía, Agencia Andaluza de Promoción Exterior, Parque Científico y Tecnológico Cartuja, Andalucía Emprende, Fundación Pública, y además once órganos colegiados entre consejos, comités, comisiones... Toda las consejerías tienen una estructura densa. Y la lógica clientelar, por efecto trickle down, va derramándose por la estructura de la administración y sus entramados paralelos.
Desde luego el partido pone cuidado en que los cuadros medios sirvan de correa de transmisión. Hay un episodio muy revelador. Por un accidente -el envío de un email desde la cuenta de la delegada del Gobierno andaluz en Málaga- se pudo conocer un documento interno de la delegación referido a las promociones en el escalafón de la Junta. Ese archivo incluía 172 funcionarios de alto rango de todas las consejerías para valorar su promoción. Y ahí, junto al nombre y el cargo, se menciona si es del PSOE. Se infiere el mérito. En uno de ellos se añade: "el marido de Loli es de fiar". O sea, aval para promocionar. Esto da una idea de la mecánica.
El tamaño de la administración, puesto que la Junta de Andalucía es la mayor empresa de la comunidad, favorece la penetración. Al final de la primera década del siglo XXI, todavía con Zapatero en el poder, el Ministerio hizo un inventario de entes dependientes de las comunidades, que ya se aproximaban a 2000. Andalucía y Cataluña se mantenían en cabeza, no sólo por la lógica de población, y de hecho en tercer lugar se situaba Baleares. En ese paquete, 539 son sociedades mercantiles, con tendencia a la opacidad, escasa rendición de cuentas, y sus pérdidas suelen representar una sangría aunque para sus directivos disfrutan de un buen statu quo.
Más allá del clientelismo difuso -rectores, jueces, etcétera- las relaciones "clientelares" se desenvuelven como un vínculo informal que cuenta con su propio código de asignación de recursos, de fidelidad y de intercambio. En un territorio de carencias estructurales, asistido por ingentes cantidades de fondos europeos, como ha ocurrido con las partidas destinadas a la formación para el empleo, hay un caldo de cultivo muy propicio. De hecho la sombra de dos grandes escándalos han marcado la percepción del 'régimen clientelar': los ERE y los Cursos de Formación (véase el texto complementario). Se trata de escándalos de talla XL donde el enriquecimiento personal es irrelevante, salvo algunos personajes como Guerrero o Lanzas, pero su volumen de distribución ingente.
EREs y cursos...¡gran IDEA!
El rasgo común de los grandes escándalos que han perseguido al Partido
Socialista en Andalucía es su perfil esencialmente clientelar. Y hay miles de
millones en entredicho. El fraude masivo de los ERE se apoyaba en las ayudas
sociolaborales de la Junta para empresas en crisis con las que facilitar
expedientes de regulación de empleo (ERE), mediante un sistema de bajo control
en teoría para engrasar su funcionamiento al estar destinado políticamente a
comprar la paz social. Pero ese bajo control se convirtió en abusos masivos,
tanto si se computa al modo de Alaya en más de ochocientos millones, al incluir
la totalidad de las transferencias desde la partida 31L, también conocida como
'fondo de reptiles', como si se fija en un centenar largo por sobrecomisiones,
empresas inadecuadas e intrusos. Con la Formación, se trata de otro caso de
irregularidades masivas, o fraudes, por la financiación de cursos no celebrados
o resueltos de modo anómalo, mal justificados documentalmente. Las
exceptuaciones mantenían el sistema cuyo presupuesto en esos años alcanzó los
tres mil millones. Parece como si alguien hubiera exclamado su propia versión
del eureka de Arquímedes en forma de ¡Qué Idea! Finalmente IDEA es investigada
también judicialmente, al margen del fondo 31L, por su financiación una vez más
sin apenas control, surtiendo dinero desde diversos departamentos de la Junta
para que el Gobierno andaluz pudiera gestionar fondos evitando el control de la
Intervención.
FINANZAS AUTONÓMICAS
- Las CCAA necesitarán un nuevo rescate de 30.000 millones en 2017
¡¡¡¡Un Hurra por la sociedad civil!!!.
PROTESTAS EN ANDALUCÍA
Spiriman y las mareas blancas andaluzas abren
fisuras entre Junta, alcaldes y el PSOE
- El alcalde de Granada, donde 45.000 personas han vuelto a salir a la calle por tercera vez, exige a la Consejería de Salud que “rectifique y tome medidas” de forma urgente
La orquesta desafina, y además de forma
estruendosa. En Andalucía, los cuadros del PSOE, sus dirigentes provinciales, los
delegados del Gobierno andaluz en las provincias y los consejeros siempre han
remado en la misma dirección y con una sola voz. De ahí que el PP durante años
haya clamado, hasta el momento sin éxito, contra un ejército imbatible que denominó el régimen socialista, con acusaciones de redes clientelares y de poner los cargos públicos
al servicio del partido y viceversa.
Con
Susana Díaz
en el Gobierno, en esa legión de cargos públicos y militantes socialistas se
abren fisuras. O la partitura va mal o nadie dirige la orquesta como debería.
El conflicto con la Sanidad pública, con miles de andaluces en la calle, ha
abierto agujeros en la
tupida malla socialista en Andalucía. Los
alcaldes miran a la Junta y se quejan del partido. Los responsables del PSOE en
las provincias recelan de la labor del Gobierno andaluz. Y los gestores se dedican
a salirse de sus competencias y hacer política con sus declaraciones,
calentando aún más las protestas. Un mes y medio, al rojo vivo.
Este
domingo, de nuevo, más de 50.000
personas, tirando por las cuantificaciones
más a la baja, tomaron las calles de Granada,Huelva y Málaga en defensa de una Sanidad
pública. En la capital granadina, donde se celebraba la tercera manifestación
desde el pasado 24 de octubre, capitaneada por Jesús Candel, el ya
conocido 'doctor Spiriman', la situación es más crítica que en el resto de
provincias. Allí hubo otra vez unas 40.000 personas protestando. El
alcalde de la ciudad, el socialista Paco Cuenca, que llegó a la alcaldía hace siete meses tras romper
Ciudadanos su pacto con el PP y apoyar al socialista, dejó claro este lunes su
descontento con la gestión que está haciéndose del conflicto. El partido
naranja ya ha levantado también la voz.
El alcalde de Granada dice basta
Ya
la pasada semana, este alcalde se reunió con el médico que capitanea las protestas,
se ofreció como mediador y advirtió de que en caso de que haya una cuarta
convocatoria en la calle, él saldrá del lado de los granadinos. Su papel es
difícil, admiten fuentes cercanas al regidor. Es a él a quien increpan por la calle y a quien preguntan si va a dimitir ante el malestar que
hay en la ciudad. Cuenca ha hecho llegar su enfado al Gobierno andaluz, y
además la situación se complica porque sus relaciones con la cúpula del PSOE
granadino, que dirige Teresa
Jiménez, no son las mejores. El alcalde de
Huelva, el socialista Gabriel
Cruz, también ha reconocido que como usuario
de la Sanidad pública hay mucho que mejorar, y se ha quejado de la que la
Sanidad onubense sea la ‘cenicienta’ de Andalucía.
La
Consejería de Salud tiene que “rectificar
y tomar medidas”, advirtió 24 horas después
de las protestas el regidor granadino. "Cuando miles de granadinos salen a
la calle, el alcalde está con ellos", agregó. La presidenta de la Junta, Susana Díaz, participó en un acto en Estepa ante la nueva campaña
navideña del mantecado, pero esta vez no admitió preguntas ni hizo declaraciones. Se espera que tome la palabra la tarde del martes desde Bruselas, donde se desplaza en una visita de 48 horas. Entonces,
el eco de las protestas por la Sanidad se habrá enfriado. Hasta ahora, ella sí
que se puso al frente de una campaña en defensa de la Sanidad que tiene como
argumento central acusar a
PP y Podemos de haber sellado una pinza para
favorecer a la sanidad
privada. Ambos partidos votaron el pasado
jueves, por razones muy distintas, en contra de una iniciativa socialista en el
Parlamento andaluz contra los copagos farmacéuticos.
El consejero de Salud descarta dimitir, y el Gobierno niega que el
delegado en Granada vaya a ser relevado
El malestar ciudadano se le ha ido de las manos al Gobierno
andaluz. Los mensajes contra los partidos de
la oposición y a favor del Servicio Andaluz de Salud se han multiplicado en las
redes y los canales tradicionales sin que se hayan silenciado las protestas. El
motivo de las protestas se remonta a 2012. Fue ese año, en plena crisis
y con los recortes a tope, cuando la entonces consejera de Salud, hoy de
Hacienda, María Jesús
Montero, presentó un plan de racionalización del sector sanitario
andaluz que vendió como una estrategia para
recortar los puestos directivos. Se trataba,
básicamente, de sumar las gerencias de los
hospitales en cada ciudad. Levantó ampollas y se corrigió, cambiando lo fundamental, en ciudades como Málaga y Sevilla. En Granada o Huelva, donde las protestas son más
mayoritarias, sí está
previsto que se fusionen los hospitales en la ciudad, incluyendo la cartera de servicios.
Tres duros años de tijeras
Curiosamente,
aquel plan no estalló en la calle como ha ocurrido ahora. Y eso que en 2012
coincidió con las medidas
más duras para la plantilla sanitaria, que
vio recortados sus salarios y sus horas de trabajo tras las imposiciones del
Gobierno central, lo que, según los sindicatos, supuso la pérdida de 6.000 empleos. Es ahora, cuando el
personal recupera salario y jornada, cuando las mareas blancas estallan en
Andalucía. Con la peculiaridad además de que
en Granada se ha inaugurado un importante hospital que hasta ahora no existía.
En
este tiempo, la gerencia del Servicio Andaluz de Salud ha cambiado de manos y
la consejería del ramo la ocupa desde 2014 quien antes fue viceconsejero, Aquilino Alonso. Su perfil es mucho más gestor que político. El gerente
del hospital de Granada, que había negociado con sindicatos y plantilla
sanitaria la nueva organización sanitaria, fue fulminado a mediados de
noviembre. Una cirujana vascular se ha puesto al mando, sin éxito en las
negociaciones porque, según
la Consejería de Salud, las plataformas se levantan sin negociar. Exigen dimisiones y que
pare la fusión.
La
Junta, de momento, las "ha paralizado” para llegar a acuerdos, pero esto
es insuficiente. Desde el PSOE, advierten de que si se tiene que parar y dar
marcha atrás, se dará. Desde la Consejería de Salud, hablan de diálogo pero no
llegan a tanto. El número dos del PSOE-A, Juan Cornejo, reunió a
todos los cargos y dirigentes tras estallar este conflicto para poner orden,
pero no tuvo éxito. “Aquí,
si alertas del malestar o de que las cosas no se están haciendo bien, te conviertes
en un proscrito”, se queja un delegado de la
Junta que asegura que se ha
avisado al partido de que la calle está mucho más encendida de lo que se está admitiendo.
Susana Díaz decidió guardar silencio hasta que se enfríen las
protestas. Nada ha funcionado, aunque lleva semanas pidiendo perdón y
garantizando diálogo.
El
argumentario oficial del día después de las protestas hablaba de respeto a las
quejas de los ciudadanos y diálogo. A la vez, culpa a PP y Podemos de poner en
marcha una campaña contra la Sanidad pública para erosionar a la Junta.
"¿Piensa usted dimitir?", le preguntaron al consejero de Salud. “Yo
lo que me planteo es seguir
trabajando mientras sea útil para la
ciudadanía. Conozco perfectamente, llevo mucho tiempo trabajando en el sistema
público de Andalucía mucho tiempo y creo que es el momento de arrimar el hombro
para mejorar y llegar a la ciudadanía”, respondió Alonso, que además ha
desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en Granada. Todos piden
perdón por lo que se hace mal y se recuerda que la Sanidad pública andaluza
realiza “75 millones de actos públicos al año”. Susana Díaz lo lleva repitiendo
dos semanas, poniendo la cara al problema por encima de cualquiera de sus
consejeros, incluido su vicepresidente.
De momento, nada ha funcionado. En los últimos años, en Andalucía solo las protestas de los funcionarios, contra lo que llamaron la
ley de enchufismo de la Junta, que daba entrada en la Administración a los
laborales de las empresas públicas ante los
recortes obligados en ese sector, lograron un grado similar de movilización en la calle. Entonces, como ahora, aunque se frenó, se paró, se
intentó explicar y se dio marcha atrás, el coste fue brutal. Meses después, el PSOE andaluz perdía por
primera vez las elecciones en Andalucía. Muchos dirigentes socialistas lo recuerdan ahora.
20 AÑOS DE EL MUNDO DE ANDALUCÍA.
Andalucía y la autonomía
Tal vez si hay una palabra que enerva a la nomenclatura de la Junta de Andalucía es el clientelismo. No es extraño. En definitiva el clientelismo se asocia a democracias de baja calidad, dentro de las prácticas alejadas de la cultura institucional europea. Al socaire del clientelismo aflora el término régimen, en forma de régimen clientelar, aún más irritante e incomodo, bajo la sospecha de la relación de este con la larga hegemosnía socialista, con un dominio que se extiende ya a lo largo de cuatro décadas.
El feudo y el régimen clientelar
En 2012 venció
Arenas y no quedó lejos de gobernar. En 2015, Susana Díaz pasó un quinario
amargo para la investidura. Pero si se aquilata su medida, no es una percepción
sin fundamento. Andalucía se constituyó como comunidad sobre dos éxitos
estratégicos del PSOE: capitalizar la poderosa movilización en la Transición,
que supo arrebatar al partido de ADN más andalucista; y un referéndum para
situar a Andalucía en la escala de las comunidades históricas, que dio al PSOE
el liderazgo por los errores estratégicos de sus adversarios. Esa fuerza fue
dirigida con mano de hierro desde el partido, no desde las instituciones, y de
hecho sus dos primeros presiden tes fueron decapitados desde la sede. Eso
facilitó, por ausencia de derecha y movimiento nacionalista, que el PSOE
adquiriese una dimensión extraordinaria. Sus victorias electorales eran
arrolladoras: tres mayorías absolutísimas encadenadas hasta salvar el trance
del felipismo kaputt en 1994 y remontar. Esa herencia es clave para entender el
chavismo, que marca la segunda etapa de esa hegemonía al menos hasta que los
escándalos propiciaron un salto de generación. Cuando aparece EL MUNDO de
Andalucía, en buena medida tomando la herencia del gran Diario 16, la inercia
poderosa del partido, su agenda apunta directamente a las prácticas clientelares
de la Junta, donde el dominio ha permitido apuntalar la percepción del 'feudo
socialista'.
Clientelismo
La poderosa implantación del Partido Socialista,
convertido en una formidable maquinaria electoral capaz de prolongar su
hegemonía, así pues ha situado el clientelismo como referencia recurrente,
aunque desde luego dentro de una estricta formalidad democrática. El
entendimiento de ese clientelismo en toda su extensión conceptual requiere
integrar perspectivas políticas, económicas, sociológicas y antropológicas. El
fenómeno andaluz seguramente no sería explicable sin profundizar en la genética
social, sobre todo en el medio rural donde se arrastra una identidad de raíces
históricas que impregna la fidelidad de voto más allá de los balances de gestión
legislatura tras legislatura. No obstante, circunscrito a la política, el clientelismo es todo el sistema de relaciones informales de
intercambio recíproco de favores entre dos partes, se entiende que mutuamente benéficos, con una afinidad instrumental en situación de desigualdad de
fuerza y control de recursos: el poder proporciona bienes materiales, protección y
acceso a recursos, y el servidor o cliente ofrece a cambio lealtad, algún
servicio, apoyo político o votos. ¿Alguien no reconoce ahí lo
sucedido en Andalucía?
Alternancia autonómica
Todas las
comunidades aportan un ecosistema propicio para asentar modelos clientelares.
Los gobiernos autonómicos no son recaudadores sino distribuidores. Sus inversiones se proyectan en todas las parcelas de la sociedad; y
sus subvenciones, sobre
todo donde hay carencias estructurales, riegan a los sectores más expuestos. Cualquier maquinaria
electoral bien engrasada puede rentabilizar esto. El PSOE partía en Andalucía de una fuerte
implantación, que naturalmente se ha erosionado con los años, pero de hecho ha
sabido penetrar en la sociedad para establecer asideros firmes. Los datos sobre
el fenómeno autonómico son contundentes. El Gobierno central ha cambiado en el
36% de las citas electorales; en las comunidades, en general, el promedio se
sitúa por debajo del 10%. Sólo en Aragón y Cantabria, con 6 alternancias, y
Baleares y Navarra, con 5, superan esa cota. En 2015 se ha incrementado, por
los pactos PSOE/Podemos. En Valencia se ha desalojado al Partido Popular, que sumaba
veinte años en el poder tras una única alternancia en 1995, como Madrid; en
Castilla-La Mancha o Extremadura, la única al-ternancia ha sido de ida y
vuelta. En Euskadi solo una vez ha dejado de gobernar el PNV, que encadenó
nueve gobiernos, en una colación constitucionalista de PSOE y PP. En Cataluña
el PSOE protagonizó también una única alternancia, aunque de dos legislaturas.
En definitiva, Andalucía no es un caso excepcional, sino el paroxismo de la
norma general, con el valor simbólico de alternancia cero, pero no muy
diferente de Castilla y León, donde el PSOE sólo gobernó en la primera y desde
entonces hay una nítida hegemonía del PP ya casi de treinta años.
La falta de alternancia -al menos en trece
comunidades ha habido dominios de dos décadas- propicia
que se desplieguen mecanismos de influencia con matices clientelares,
penetrando en todos los resquicios de la estructura social que confiere al
poder político una interlocución poderosa. Claro que Andalucía, por esa singularidad de alternancia
cero, es un laboratorio muy completo.
El marido de Loli es de fiar
El partido es un factor clave. De hecho, según el politólogo Luigi Graziano, experto en
este campo, eso define el 'clientelismo moderno' de una mayor dimensión
espacial, frente a las versiones tradicionales. Ahora el partido político,
visto como una organización compuesta por una compleja maquinaria integrada por
un determinado número de intermediarios juega un papel fundamental. Existe una tendencia al clientelismo difuso, sin una descarada
prevariación, que opera en clave de maquinaria. El
PSOE andaluz cuenta con el gigante de la administración.
La estructura opera no sólo desde la cúpula, donde se
dirige un presupuesto de treinta y un mil millones de euros, sino sobre los cuadros
intermedios. El Gobierno andaluz se compone de
trece consejerías, cada una con dos o tres
secretarías generales más la secretaría general técnica, cada cual con dos o
tres direcciones, y al menos ocho delegaciones provinciales, y además hay que
sumar los organismos autónomos y órganos colegiados. Por citar un ejemplo, Economía: a la estructura estándar
añade los organismos de
Agencia Andaluza del Conocimiento, Instituto de Estadística y Cartografía de
Andalucía, Agencia de Defensa de la Competencia de Andalucía, Agencia Andaluza
de Promoción Exterior, Parque Científico y Tecnológico Cartuja, Andalucía
Emprende, Fundación Pública, y además once órganos colegiados entre consejos,
comités, comisiones...
Toda las
consejerías tienen una estructura densa. Y la lógica clientelar, por efecto
trickle down, va derramándose por la estructura de la administración y sus
entramados paralelos.
Desde luego el partido pone cuidado en que los cuadros medios sirvan de
correa de transmisión. Hay un episodio
muy revelador. Por un accidente -el envío de un email
desde la cuenta de la delegada del Gobierno andaluz en Málaga- se pudo conocer
un documento interno de la delegación referido a las promociones en el
escalafón de la Junta. Ese archivo incluía 172 funcionarios de alto rango de todas las
consejerías para valorar su promoción. Y ahí, junto al nombre y el
cargo, se menciona si es del PSOE. Se infiere el mérito. En uno de ellos se
añade: "el marido de Loli es de fiar". O sea, aval para promocionar.
Esto da una idea de la mecánica.
El tamaño de la administración, puesto que la Junta de
Andalucía es la mayor empresa de la comunidad, favorece la penetración. Al final de la primera década del siglo XXI, todavía con
Zapatero en el poder, el Ministerio hizo un inventario de entes dependientes de
las comunidades, que ya se aproximaban a 2000. Andalucía y Cataluña se mantenían en cabeza,
no sólo por la lógica de población, y de hecho en
tercer lugar se situaba Baleares. En ese paquete, 539 son sociedades
mercantiles, con tendencia a la opacidad, escasa rendición de cuentas, y sus
pérdidas suelen representar una sangría aunque para sus directivos disfrutan de
un buen statu quo.
Más allá del clientelismo
difuso -rectores, jueces, etcétera- las
relaciones "clientelares" se desenvuelven como un vínculo informal
que cuenta con su propio código de asignación de recursos, de fidelidad y de
intercambio. En un territorio
de carencias estructurales, asistido por ingentes cantidades de fondos
europeos, como ha ocurrido con las partidas destinadas a la formación para el
empleo, hay un caldo de cultivo muy propicio. De hecho la sombra de dos grandes escándalos han
marcado la percepción del 'régimen clientelar': los ERE y los Cursos de
Formación (véase el texto complementario). Se
trata de escándalos de talla XL donde el
enriquecimiento personal es irrelevante, salvo algunos personajes como Guerrero
o Lanzas, pero su volumen de distribución ingente.
El término asociado al clientelismo
El término más comúnmente asociado al clientelismo político es la
corrupción, pero conviene matizar
esa relación. Como sostiene Graziano, lo dos
fenómenos poseen una función instrumental semejante, puesto que
privatizan lo público para llevarlo fuera de los parámetros de legalidad.
El clientelismo,
en definitiva, puede ser motor de la corrupción y ésta, a su vez, consecuencia
del clientelismo. En ambos casos se vinculan, lo cual no quiere decir que
necesariamente sean lo mismo. La diferencia básica es que una práctica "clientelista" no necesariamente ha de ser
ilegal, mientras que la corrupción sí. La responsabilidades, así pues, no
necesariamente serán penales. El archivo de la pieza política de los Cursos, y
quizá un destino semejante en los ERE, requiere precisamente esta distinción.
Por demás, las interpretaciones radicalmente divergentes nutren la convicción
de que el sistema judicial no está al margen de la
contaminación.
EREs y cursos...¡gran IDEA!
El rasgo común de los grandes escándalos que han perseguido al Partido Socialista en Andalucía es su perfil esencialmente clientelar. Y hay miles de millones en entredicho. El fraude masivo de los ERE se apoyaba en las ayudas sociolaborales de la Junta para empresas en crisis con las que facilitar expedientes de regulación de empleo (ERE), mediante un sistema de bajo control en teoría para engrasar su funcionamiento al estar destinado políticamente a comprar la paz social. Pero ese bajo control se convirtió en abusos masivos, tanto si se computa al modo de Alaya en más de ochocientos millones, al incluir la totalidad de las transferencias desde la partida 31L, también conocida como 'fondo de reptiles', como si se fija en un centenar largo por sobrecomisiones, empresas inadecuadas e intrusos. Con la Formación, se trata de otro caso de irregularidades masivas, o fraudes, por la financiación de cursos no celebrados o resueltos de modo anómalo, mal justificados documentalmente. Las exceptuaciones mantenían el sistema cuyo presupuesto en esos años alcanzó los tres mil millones. Parece como si alguien hubiera exclamado su propia versión del eureka de Arquímedes en forma de ¡Qué Idea! Finalmente IDEA es investigada también judicialmente, al margen del fondo 31L, por su financiación una vez más sin apenas control, surtiendo dinero desde diversos departamentos de la Junta para que el Gobierno andaluz pudiera gestionar fondos evitando el control de la Intervención.
FINANZAS
AUTONÓMICAS
Las
CCAA necesitarán un nuevo rescate de 30.000 millones en 2017
Las
comunidades autónomas necesitarán que el fondo estatal de rescate les preste de
nuevo 30.000 millones en 2017 para poder cubrir sus necesidades de
financiación. Así lo pronostica la agencia Moody's en un informe sobre las
regiones españolas. Sólo la Generalitat de
Cataluña necesitará cerca de otros 7.000 millones de euros del llamado Fondo de Liquidez Autonómica (FLA).
La
agencia de calificación de solvencia considera que la Comunidad Valenciana necesitará
otros 6.000 millones del FLA y, la Junta de Andalucía, más de 4.000 millones en 2017. Hacienda cifra en 172.374 millones de euros la ayuda financiera del Gobierno central desde 2012 en forma de
préstamos blandos, de los cuales 53.307
millones han sido para Cataluña; 36.777 para la Comunidad Valenciana y 27.682 para Andalucía.
La
necesidad de rescate estatal para las comunidades que, como la Comunidad
Valenciana, sigue en bono basura es un factor importante en la negociación contrarreloj
que ha iniciado el Gobierno con el PSOE para aprobar este viernes el techo de
gasto, la senda de déficit de las distintas
administraciones y el nuevo cuadro macroeconómico para su remisión a Bruselas. Según fuentes del Ministerio de Hacienda, sin acuerdo para la aprobación del techo
de gasto y el objetivo de déficit, que será
suavizado, no es posible
legalmente activar el FLA para las nuevas
necesidades de financiación de las comunidades. Por tanto, los barones tienen
un fuerte incentivo para facilitar los planes del Gobierno del PP en este
terreno.
El PSOE está dispuesto a permitir la aprobación del techo de
gasto que negocie Cristóbal
Montoro con las CCAA, aunque fuentes
socialistas, ven prácticamente descartado el sí y contemplan como opción máxima, la abstención. Su objetivo es cerrar un acuerdo el jueves para que el
techo de gasto pueda después ser aprobado en el Consejo de Política Fiscal y
Financiera (CPFF), donde hay mayoría de gobiernos socialistas, pero Montoro
puede sacar adelante cualquier acuerdo con el apoyo de una de las comunidades
gobernadas por el PP. Según fuentes gubernamentales, el Consejo de Ministros aprobará su
propuesta de techo de gasto este viernes.
El
PSOE preside siete comunidades (Aragón,
Andalucía, Asturias, Baleares, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana y
Extremadura) y está presente en el Gobierno de otras tres: Canarias, Cantabria
y País Vasco, aunque esta comunidad no pertenece al régimen fiscal común.
Además, los socialistas quieren aprovechar su capacidad negociadora actual, con
un PP en minoría, para que el reparto del déficit sea «más simétrico» entre
el Estado y las CCAA.
El
punto todavía más conflictivo es la distribución del déficit entre el Estado,
las CCAA, la Seguridad Social y los ayuntamientos. El Gobierno mantiene el 0,5%
con respecto al Producto Interior Bruto para las comunidades, que es el
previsto tras la suavización obtenida en Bruselas, pero el PSOE reclama que se
mantenga el 0,7%, el mismo listón máximo previsto este año por los ejecutivos
autonómicos. La diferencia son más de 2.200 millones.
Un
punto medio de un 0,6% podría estar bien visto por el PSOE y asegurar, al
menos, la abstención socialista para permitir que el techo de gasto se apruebe.
El
presidente de la gestora, Javier Fernández, no quiso ayer descartar nada
después de reunirse en Ferraz con los líderes de CCOO, Ignacio Fernández Toxo,
y UGT, Josep Maria Álvarez. Además, el socialista asturiano derivó cualquier
decisión a la negociación que mantiene también directamente Hacienda con los
presidentes autonómicos. Si hay pacto con los barones socialistas -que ahora
controlan el PSOE- habrá un acuerdo que permita su aprobación. Fernández aclaró
que no ha conversado con Rajoy «sobre este tema».
Fernández
mantuvo que es casi imposible el acuerdo con el Gobierno en torno a los
Presupuestos, que será la siguiente ley tras la aprobación del techo de gasto.
Sin embargo, sólo permitir la aprobación de este último podría conllevar otra
crisis interna. El ex secretario general Pedro Sánchez advirtió el
sábado que el PSOE no debe apoyar ni con su voto, ni con su abstención el techo
de gasto.
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