Simple y claro, y así educamos a los niños.... si se ha hecho algo mal, no me vengas con excusas, no le eches la culpa ni a tus hermanos, ni a tus amigos, ni al mal tiempo. Es la manera.....de inculcar cierta responsabilidad, esa sensación de que tus actos tienen consecuencias. Como puede tenerlas también quedarte de brazos cruzados o mirar para otro lado. Además, está la prohibición de alegar el «porque lo hace todo el mundo».....
.....Menos mal que los niños no se han interesado mucho por las andanzas de Viera, Martínez Aguayo y de Griñán porque nos hubieran obligado a explicarles cómo se puede llegar a consejero, alto cargo y presidente de la Junta echando la culpa a sus subordinados, diciendo que no se está preparado para el trabajo que se desempeña, alegando que no se tenía tiempo para leer todos los papeles. Explicando que la idea era pasar pasta a un organismo para que fuera ágil y no ser ya responsable de la ejecución de ese gasto.
Decir no.
BERTA GONZÁLEZ DE VEGA Actualizado.
Ser
padres consiste, entre otras cosas, en ser machacones con algunas frases, sin
descanso. Perseverar en la
negativa porque los niños son muy insistentes cuando pretenden salirse con la
suya. Recuerdo a un hermano que se pasó dos días abriendo la boca sólo para
pedir unos prismáticos rojos de plástico de los que vendían en los quioscos,
con los chicles Bang de fresa ácida. Mis
padres no cedieron. Los psicólogos de
ahora dirían que aquello sirvió para que aquel niño cabezota desarrollara
cierta tolerancia a la frustración. No le va mal. Trabaja duro y estudió mucho.
Siempre se exigió como el que más.
El catálogo de frases de autoayuda
-porque, aunque parezca que no, acaban ayudando a la familia en el medio plazo-
puede acabar resumido en dos: si se ha hecho algo mal,
no me vengas con
excusas, no le eches la culpa ni a tus hermanos, ni a tus amigos, ni al mal
tiempo. Es la manera -sin haber leído nada de estos gurús actuales de la
educación- de inculcar cierta
responsabilidad, esa sensación de que tus actos tienen consecuencias.
Como puede tenerlas
también quedarte de brazos cruzados o mirar para otro lado. Además, está la prohibición de alegar el «porque lo hace todo
el mundo». Por mera intuición, creo que
reforzar esa última contribuye a forjar una personalidad resistente a las
tentaciones de la masa. Es tan poco original que he podido comprobar que la
expresión de «si tus amigos se tiran por un barranco, ¿vas tú detrás?» está
también en canciones inglesas.
Menos
mal que los niños no se han interesado mucho por las andanzas de Viera,
Martínez Aguayo y de Griñán porque nos hubieran obligado a explicarles cómo se puede llegar a
consejero, alto cargo y presidente de la
Junta echando
la culpa a sus subordinados, diciendo que no se está preparado para el trabajo
que se desempeña, alegando que no se tenía tiempo para leer todos los papeles.
Explicando que la idea era pasar pasta a un organismo para que fuera ágil y no
ser ya responsable de la ejecución de ese gasto. Me echan por tierra muchos de
los argumentos cotidianos. O no, la verdad. Porque mi
objetivo no es que mis hijos lleguen a la cúpula de un gobierno autonómico con
un partido que gana elecciones echando también la culpa de todo al Gobierno de
Mariano Rajoy. En el fondo, ellos sí son
coherentes en su irresponsabilidad congénita. Moral que no penal. Ésa es otra. Son como esos niños
que se han aprendido la carta de Derechos de la Infancia y se creen autorizados
a todo y obligados a nada. Nada que no sea delito
está mal, nos dicen. Pues va a ser que no.
Éstos
han sido los padres políticos de la presidenta en funciones. Ellos, sus
ejemplos. Ahora es Susana
Díaz y los angustiados de su partido por mantener sueldos institucionales los
que exigen responsabilidad a la oposición para formar cuanto antes gobierno. No
se dan cuenta, a estas alturas, de que puede ser que el concepto de
responsabilidad vaya por otros derroteros, como huir de aquellos que son capaces de echar la culpa de un
fraude masivo a los interventores. De un partido que se ha creído que como la
indecencia no está en el Código Penal los demás están obligados a pactar con
ellos. Con la nariz tapada. Sin luz ni taquígrafos,
como le están pidiendo a Susana Díaz desde Podemos.
Con Chaves y Griñán en sus escaños, a pesar de que Ciudadanos exige que se
vayan. A lo mejor, como en cualquier
familia que se tome en serio la educación, lo que Susana Díaz necesita es que
alguien no se canse de decirle que no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Identifícate para poner comentarios.
Los comentarios solo se podrán poner durante unos días...