jueves, 19 de octubre de 2017

Golpe de Estado en Cataluña: El Constitucional anula por unanimidad la ley del referéndum aprobada por el Parlamento de Cataluña + Articulos de opinión recomendados:¡Exigimos medi(c)ación! por Ramón De España ; Mentira + mentira = construcción nacional; Una sociedad enferma, por Joaquim Coll + Ada Colau es ya sólo la alcaldesa de los independentistas + La degradación de la economía ya es un hecho + Desconecta, sonrisa naranja.


¡¡¡ La Cataluña, de locos!!!

Golpe de Estado.


¡Al suelo! ¡Al suelo todo el mundo!

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Independencia de Cataluña. El Constitucional anula por unanimidad la ley del referéndum aprobada por el Parlamento de Cataluña 






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Ver sentencia en enlace:



MANICOMIO CATALÁN

¡Exigimos medi(c)ación!


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por Ramón De España

Algo chirría en la psique colectiva de una ciudad cuando 200.000 de sus habitantes se echan a la calle para protestar por el encarcelamiento de dos fanáticos situados al frente de sendas sectas destructivas que deberían ser desmanteladas cuanto antes por el bien de la convivencia. Algo chirría en un país (o aspirante a serlo) cuyo jefe de la policía tiene el pasaporte retirado y debe presentarse ante el juez cada quince días. El nacionalismo cada día se comporta más como una secta --hasta los Mossos d'Esquadra, convertidos por su jefe en la guardia pretoriana de un Gobierno demencial, parecen más una secta que una policía judicial--, como un grupo que quiere imponerle a todo el mundo su visión de las cosas, una visión basada en los sentimientos que últimamente deriva a ritmo vertiginoso hacia el sentimentalismo y la cursilería. Para los nacionalistas, los únicos sentimientos válidos son los suyos. Se ve que los demás no tenemos sentimientos o los tenemos de muy baja calidad, por lo que se nos puede ignorar o basurear a conciencia....
  
....Pediremos mediación cuando lo que necesitamos es medicación: no hace falta que Europa nos envíe políticos, mejor que mande hacia aquí trenes llenos de psiquiatras

ZONA FRANCA

Mentira + mentira = construcción nacional




Continúen edificando el nuevo país, la república más moderna de Occidente, gracias a la reiteración ordenada de mentiras, y lleven Cataluña a un terreno del que tardaremos años en salir


PENSAMIENTO

Una sociedad enferma

Cataluña

por Joaquim Coll

Lo diré claro: buena parte de la sociedad catalana está políticamente enferma. Y eso incluye a mucha gente con estudios universitarios, bien retribuida, e incluso a profesionales de éxito. Es la pasión secesionista que describió con acierto en su libro el psiquiatra Adolf Tobeña. Gente que en lugar de estar exigiendo desde hace días la dimisión de los líderes separatistas, particularmente de Oriol Junqueras, responsable económico del Govern y profeta de todas las bienaventuranzas, por sus reiteradas mentiras sobre las indoloras consecuencias del procés, se muestra indignadísima por la decisión razonada de la jueza Carmen Lamela de enviar a prisión provisional a los dos Jordis. Son catalanes que se niegan a aceptar que los hechos sucedidos el 20 y 21 de septiembre frente a la Conselleria d’Economia son gravísimos en democracia, pues se obstaculizó el normal desarrollo de una acción judicial y presuntamente se cometieron diversos delitos, incluido el de sedición. Esta parte enferma de la sociedad catalana no tiene otro reflejo que atribuir a la jueza una intencionalidad política, como si actuara al dictado del Gobierno de Mariano Rajoy, en lugar de tomarse la molestia de leer con atención el auto judicial. Ni valora tampoco el hecho de que la jueza, de manera igualmente razonada, rechazase las medidas cautelares de prisión pedidas por la Fiscalía contra el mayor Josep Lluís Trapero y la intendente Teresa Laplana unas horas antes.....


.....No es la primera vez que una sociedad culta y moderna se despeña alegremente, empujada por la irresponsabilidad, frivolidad y oportunismo de sus élites, por el barranco de la sinrazón hasta el punto de infligirse un daño enorme a sí misma

Ada Colau es ya sólo la alcaldesa de los independentistas 

 
 Resultado de imagen de Ada Colau independentista viñeta

La alcaldesa de Barcelona propuso primero un referéndum vinculante en Cataluña. Después no dudó en exigir al Gobierno que negocie con la Generalitat, pese a la gravedad de la declaración de independencia que verbalizó Puigdemont. Y ayer cometió la irresponsabilidad de suspender dos días la actividad en el Ayuntamiento de Barcelona, en protesta por el envío a prisión de los líderes de ANC y Òmnium. A ambos, además, les calificó de "presos políticos", soslayando que no están en prisión preventiva por liderar una manifestación sino por impedir que se aplique la legalidad.

Tras su calculado abrazo al independentismo, Colau ha abandonado su ambigüedad para parapetarse en una insolvente defensa del "diálogo" con dirigentes golpistas que han socavado la ley de forma flagrante. La izquierda radical representa ya una suerte de nacionalpopulismo que no tiene reparos no sólo en auxiliar a los secesionistas sino en actuar de ariete agitando todas las falacias de su argumentario victimista. Con su abierto partidismo, Colau ha dejado de ser la alcaldesa de todos los barceloneses para convertirse en un brazo del separatismo.


EDITORIAL

La degradación de la economía ya es un hecho

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Más allá de desmentir el paraíso prometido por el independentismo, el grave daño económico que Puigdemont está haciendo a Cataluña es una herida que tardará en cicatrizar cuando la legalidad vuelva a proteger a los ciudadanos y empresas catalanas. Además de la fractura social y de haber sumido a los catalanes "a merced de un poder que no reconoce límite alguno" -tal como recoge la sentencia del Tribunal Constitucional que ayer anuló la Ley del Referéndum-, el severo perjuicio que el Govern está causando a Cataluña podría justificar por sí solo la aplicación del artículo 155. Urge restablecer el orden constitucional antes de que la factura del golpe separatista desborde a una economía que, aunque crece con vigor, todavía no ha superado del todo la crisis.

Desconecta con Canalsu, Andalucía imparable.

 Sonrisa naranja imprescindible.



Esta Constitución se auto reformará en 5 segundos, 4, 3, 2…



Propuesta de reforma de la Constitución Española de 1978 para mantener el buen rollito otros pocos años. Hoy, por estar de rabiosa actualidad, el artículo 155.

A ver si así vemos con otros ojos esta arisca Constitución que nos ha hecho la vida imposible durante 39 años.

 Sonrisa naranja imprescindible.


Mira siempre el lado brillante de la vida



Igual me estoy pasando, pero esta película deberían estudiarla en la escuela.










Independencia de Cataluña
El Constitucional anula por unanimidad la ley del referéndum aprobada por el Parlamento de Cataluña






Ver sentencia en enlace:



El Pleno del Tribunal Constitucional ha declarado, por unanimidad, la inconstitucionalidad y nulidad de la Ley de Referéndum aprobada por el Parlamento de Cataluña el pasado 6 de septiembre, y que había sido suspendida cautelarmente por el TC un día más tarde.

El Tribunal estima el recurso presentado por la Abogacía del Estado y sostiene que la norma invade competencias estatales en materia de consultas de carácter referendario y vulnera, entre otros principios constitucionales, la supremacía de la Constitución, la soberanía nacional y la indisoluble unidad de la nación española.

La sentencia afirma que "ni el pueblo de Cataluña es titular de un poder soberano, exclusivo de la Nación española constituida en Estado ni puede, por lo mismo, ser identificado como un sujeto jurídico que entre en competencia con el titular de la soberanía nacional". Respecto al referéndum que regula la norma anulada, el TC afirma que "lo que a todos afecta, es decir, la permanencia o no de ese Estado común en que España quedó constituida, no podría, llegado el caso, sino ser reconsiderado y decidido también por todos; lo contrario entrañaría, con la ruptura de la unidad de la ciudadanía, la quiebra, en términos jurídico-constitucionales, de la Nación de todos".

Recuerda que la Constitución admite "su revisión total", pero que ésta sólo puede llevarse a cabo "en el marco de los procedimientos de reforma" que el texto constitucional prevé. "Es plena la apertura de la norma fundamental a su revisión formal, que pueden solicitar o proponer, entre otros órganos del Estado, las Asambleas de las Comunidades Autónomas", dice la sentencia, de la que ha sido ponente el magistrado Andrés Ollero. "Otra cosa supondría", se añade, "liberar al poder público de toda sujeción a Derecho, con daño irreparable para la libertad de los ciudadanos". Esto último, concluye, es "lo que ha consumado el Parlamento de Cataluña al aprobar la ley impugnada".

Los magistrados prosiguen afirmando que el Parlamento de Cataluña "se ha situado por completo al margen del Derecho, ha entrado en una inaceptable vía de hecho, ha dejado declaradamente de actuar en el ejercicio de sus funciones constitucionales y estatutarias y ha puesto en riesgo máximo, para todos los ciudadanos de Cataluña, la vigencia y efectividad de cuantas garantías y derechos preservan para ellos tanto la Constitución como el mismo Estatuto". De esta forma, ha dejado a los ciudadanos "a merced de un poder que dice no reconocer límite alguno".

Entre los motivos para anular la norma se encuentra el procedimiento empleado para ello por el Parlament. A juicio de los magistrados, la mayoría parlamentaria incurrió "en muy graves quiebras del procedimiento legislativo", afectando de ese modo a la formación de la voluntad de la Cámara, a los derechos de las minorías y a los derechos fundamentales de todos los ciudadanos a participar en los asuntos públicos mediante representantes. "Un poder que niega expresamente el derecho se niega a sí mismo como autoridad merecedora de acatamiento".

La suspensión acordada desde el principio por el TC suponía que la vigencia de la Ley de Referéndum estaba suspendida. La inconstitucionalidad acordada este martes supone que, jurídicamente, ni la ley ni lo que de ella se ha derivado existe




MANICOMIO CATALÁN

¡Exigimos medi(c)ación!

por Ramón De España
Algo chirría en la psique colectiva de una ciudad cuando 200.000 de sus habitantes se echan a la calle para protestar por el encarcelamiento de dos fanáticos situados al frente de sendas sectas destructivas que deberían ser desmanteladas cuanto antes por el bien de la convivencia. Algo chirría en un país (o aspirante a serlo) cuyo jefe de la policía tiene el pasaporte retirado y debe presentarse ante el juez cada quince días. El nacionalismo cada día se comporta más como una secta --hasta los Mossos d'Esquadra, convertidos por su jefe en la guardia pretoriana de un Gobierno demencial, parecen más una secta que una policía judicial--, como un grupo que quiere imponerle a todo el mundo su visión de las cosas, una visión basada en los sentimientos que últimamente deriva a ritmo vertiginoso hacia el sentimentalismo y la cursilería. Para los nacionalistas, los únicos sentimientos válidos son los suyos. Se ve que los demás no tenemos sentimientos o los tenemos de muy baja calidad, por lo que se nos puede ignorar o basurear a conciencia.

Ante la importancia de los sentimientos, ¿quién quiere razonar? ¿Que se fugan las empresas? Pues ya volverán; y si no vuelven, mejor, como sostiene Vicent Partal, esa lumbrera subvencionada. ¿Que caen las reservas hoteleras? Pues que se vayan los turistas a Madrid o a Mallorca, que así estaremos más anchos en Barcelona. ¿Que Europa nos ruega que depongamos nuestra actitud y recuperemos la mítica sensatez? Pues que le den por saco a Europa: nosotros queremos salirnos de España, de la UE y, si hacemos caso a la CUP, hasta del sistema solar, pues soñamos con vivir en la versión nostrada de la aldea de Astérix.

Pediremos mediación cuando lo que necesitamos es medicación: no hace falta que Europa nos envíe políticos, mejor que mande hacia aquí trenes llenos de psiquiatras

Pero, al mismo tiempo, pedimos mediación a Europa con un vídeo melodramático de Òmnium en el que una pobre chica catalana, humillada y ofendida cual personaje de Dostoievski, tilda a España de dictadura tenebrosa y solicita ayuda exterior para salvar a Cataluña del fascismo. Dicho video es puro sentimentalismo, pura cursilería épico-histérica, como lo fue la marcha de las velitas del martes que dejó la Diagonal cubierta de una cera que cuesta Dios y ayuda eliminar (aunque siempre son mejores las velas, todo hay que decirlo, que esas antorchas a lo Ku Klux Klan que tanto les gustan a los de ERC).

Cataluña será cursi o no será. Derramaremos lágrimas de cocodrilo a los acordes de L'estaca o la recuperada Qué volen aquesta gent. Daremos rienda suelta a nuestro trastorno pasivo agresivo, haciéndonos las víctimas sin dejar de insultar a quien nos lleva la contraria, al que calificaremos siempre de fascista, tanto da si escribe libros (Marsé) como si compone canciones (Serrat) o dirige películas (Coixet). Y pediremos mediación cuando lo que necesitamos es medicación: no hace falta que Europa nos envíe políticos, mejor que mande hacia aquí trenes llenos de psiquiatras, como reclamaba hace un tiempo Ignacio Vidal-Folch en un artículo memorable que, claro está, le granjeó el apelativo de fascista por parte de nuestros más sensibleros y cursis conciudadanos, esos falsos oprimidos que solo aspiran a oprimir a quienes no piensan como ellos.



ZONA FRANCA
Mentira + mentira = construcción nacional

Se puede decir que los Jordis han sido encarcelados por sus opiniones políticas y quedarnos tan anchos. Aunque sea, sin medias tintas, una mentira. Tanto da que las pronuncie una persona inteligente como el porquero de Agamenón, porque a fuerza de repetirse, resultará que Sánchez y Cuixart han sido invitados a pasar unos días en la prisión de Soto del Real porque no están de acuerdo con el PP.

Escuchar a profesionales de la categoría del periodista Rafael Nadal inmolarse intelectualmente con este asunto de los Jordis genera, más que sorpresa, el convencimiento de que, como especie, no tenemos solución. Recordar el antifranquismo, su paso o cercanía con el PSC, invocar la censura a las libertades políticas y toda esa suerte de maquiavélicas maquinaciones provoca una extraña desazón entre quienes, además de haber trabajado confortablemente a sus órdenes, aún intentamos ejercer la libertad de pensamiento por medios racionales en vez de apelar a vías sentimentales o tan primarias como pasionales.

Decir, como lo hace Oriol Junqueras, que la fuga de empresas tendrá un efecto neutro; sostener, como algunos de sus corifeos periodísticos, que mientras no se cierren oficinas de banca en Cataluña no habrá pasado nada; mentir sin escrúpulos diciendo que las empresas sólo se van nominalmente, pero que todo sigue igual, es cuando menos, propios de inconscientes, fanáticos o adoctrinadores profesionales.

Caixabank, el antiguo banco catalán, presentará en los próximos días sus resultados ante los medios de comunicación en la ciudad de... ¡Valencia! Pero, por si eso fuera poco, celebrará su consejo de administración el día anterior, el 23 de este mes, en la ciudad de... ¡Valencia! ¿No era todo un cambio sólo formal sin consecuencias? Ah, resulta que el BBVA tiene la sede social en Bilbao, pero hace esas cosas en Madrid. Y, el Santander, otro tanto. Pero es que Caixabank no ha querido seguir compartiendo con los independentistas irredentos sus intereses. Ni ellos, ni el Banco de Sabadell, ni Mediolanum, ni... La Bruixa d’Or. Y decía Artur Mas (que ha apoquinado sólo 2,2 millones de euros de fianza por ser un presunto delincuente o un nefasto gestor público) que la banca les tenía miedo...

Sigan mintiendo a la población, como hace Junqueras cada vez que Jordi Basté le acerca un micrófono (por cierto, ¿hay una actitud más embustera y cínica que es jamás decir una verdad cuando se es preguntado?). Continúen edificando el nuevo país, la república más moderna de Occidente, gracias a la reiteración ordenada de mentiras. Usen el embuste como bloque de hormigón y la palabrería fácil y populista como mortero. Permanezcan firmes en sus demagogias políticas y lleven Cataluña a un terreno del que tardaremos años en salir, si finalmente alguna vez conseguimos restaurar la cordura en un país que la tuvo y no poca.

En fin, ciertos buenismos, que hoy también se ven amenazados y con sus sedes siendo objeto de vandálicos ataques, y muchas actitudes confusas no son más que la consecuencia histórica de un estado de cosas edificado y sostenido en nuestros días por criterios contrarios a la verdad. No a la verdad absoluta; me refiero a la más primaria, a la ausencia de mentira. Fíjense en ello los que todavía dudan, porque no tiene desperdicio lo que está sucediendo en aras de la construcción nacional.


PENSAMIENTO

Una sociedad enferma

por Joaquim Coll

Lo diré claro: buena parte de la sociedad catalana está políticamente enferma. Y eso incluye a mucha gente con estudios universitarios, bien retribuida, e incluso a profesionales de éxito. Es la pasión secesionista que describió con acierto en su libro el psiquiatra Adolf Tobeña. Gente que en lugar de estar exigiendo desde hace días la dimisión de los líderes separatistas, particularmente de Oriol Junqueras, responsable económico del Govern y profeta de todas las bienaventuranzas, por sus reiteradas mentiras sobre las indoloras consecuencias del procés, se muestra indignadísima por la decisión razonada de la jueza Carmen Lamela de enviar a prisión provisional a los dos Jordis. Son catalanes que se niegan a aceptar que los hechos sucedidos el 20 y 21 de septiembre frente a la Conselleria d’Economia son gravísimos en democracia, pues se obstaculizó el normal desarrollo de una acción judicial y presuntamente se cometieron diversos delitos, incluido el de sedición. Esta parte enferma de la sociedad catalana no tiene otro reflejo que atribuir a la jueza una intencionalidad política, como si actuara al dictado del Gobierno de Mariano Rajoy, en lugar de tomarse la molestia de leer con atención el auto judicial. Ni valora tampoco el hecho de que la jueza, de manera igualmente razonada, rechazase las medidas cautelares de prisión pedidas por la Fiscalía contra el mayor Josep Lluís Trapero y la intendente Teresa Laplana unas horas antes.

Luego, para acabar de completar el cuadro general, hay otros catalanes que, sin ser independentistas y mostrándose críticos con el procés, exigen a la justicia que se abstenga de actuar con criterios jurídicos para pasar a hacerlo en función de la conveniencia política del momento. Asumen sin querer una lógica perversa que sería el fin del Estado de derecho. La muerte de Montesquieu. No cabe duda de que el encarcelamiento de Sànchez y Cuixart era un escenario previsto y deseado por los separatistas --como lo demuestran las grabaciones póstumas que ambos dirigentes dejaron preparadas-- en su afán por animar la espiral del conflicto.

No es la primera vez que una sociedad culta y moderna se despeña alegremente, empujada por la irresponsabilidad, frivolidad y oportunismo de sus élites, por el barranco de la sinrazón hasta el punto de infligirse un daño enorme a sí misma

En este sentido, la prisión preventiva es una decisión judicial profundamente antipolítica, inconveniente en esta coyuntura tan delicada, pero también la demostración de que en España existe una separación efectiva de poderes. Es evidente que el Gobierno español, que tantas prórrogas ha concedido a Carles Puigdemont para evitar aplicar el famoso 155, para nada deseaba un escenario así. Tampoco el PSOE y menos aún el PSC, que al conocerse la noticia entró en pánico y habló de "desproporción". Cualquier decisión judicial puede ser criticada, en este caso además las medidas cautelares de la jueza Lamela son recurribles por los abogados de los Jordis, pero siempre desde una lógica jurídica y no política. En caso contrario estaríamos abriendo un territorio de excepción, según el cual, como el secesionismo plantea un problema político indudable, habría que abstenerse de juzgar sus acciones insurreccionales. "Una democracia que tuviese miedo de aplicar su Código Penal no sería capaz de sobrevivir", dijo el presidente de la República italiana, Oscar Luigi Scalfaro, cuando en 1996 Umberto Bossi proclamó la República de Padania.

Las repercusiones económicas a medio y largo plazo del procés​ secesionista van a ser extraordinariamente graves para los catalanes. Hoy no podemos ni imaginárnoslo. Hemos de afrontar un escenario de decadencia en todos los ámbitos del que solo podremos salir si hay primero una asunción de responsabilidades personales y colectivas sobre lo que ha sucedido estos años. Por ahora es urgente reinstaurar plenamente el Estado de derecho en Cataluña. Y en paralelo empezar a desprocesar a la sociedad catalana, en el sentido de romper con la lógica regresiva que ha inoculado el nacionalismo y liberarnos de las toxinas antidemocráticas del procés. Es una tarea complicada porque el destrozo emocional y psicológico que aflorará cuando todo acabe va a ser horroroso. Pero antes o después habrá que afrontarlo para evitar el completo encierre identitario como respuesta a la decadencia catalana. No es la primera vez que una sociedad culta y moderna se despeña alegremente, empujada por la irresponsabilidad, frivolidad y oportunismo de sus élites, por el barranco de la sinrazón hasta el punto de infligirse un daño enorme a sí misma. El único consuelo es que igual nos vacunamos de independentismo para siempre.




EDITORIAL

La degradación de la economía ya es un hecho

Más allá de desmentir el paraíso prometido por el independentismo, el grave daño económico que Puigdemont está haciendo a Cataluña es una herida que tardará en cicatrizar cuando la legalidad vuelva a proteger a los ciudadanos y empresas catalanas. Además de la fractura social y de haber sumido a los catalanes "a merced de un poder que no reconoce límite alguno" -tal como recoge la sentencia del Tribunal Constitucional que ayer anuló la Ley del Referéndum-, el severo perjuicio que el Govern está causando a Cataluña podría justificar por sí solo la aplicación del artículo 155. Urge restablecer el orden constitucional antes de que la factura del golpe separatista desborde a una economía que, aunque crece con vigor, todavía no ha superado del todo la crisis.

La desbandada de empresas y bancos que se ha producido en Cataluña desde que la Generalitat decidió dar por bueno el resultado de su ilegítimo y chapucero referéndum revela la gravedad de lo que está ocurriendo. Los datos son elocuentes. Como publicamos hoy, en días críticos para el procés, las empresas han llegado a ejecutar hasta 20 traslados de sede por hora (dentro del horario de apertura del registro) para tratar de salvaguardar los intereses de sus accionistas, trabajadores y clientes.La patronal Exceltur ha alertado que Cataluña ha perdido el 15% de su actividad turística desde el 1-O y de seguir así, el sector aportará este año una décima menos de lo habitual al PIB español. También Seat, uno de los motores de la industria catalana, se ha visto obligado a retrasar sine die la presentación de su todocamino. La situación es de tal gravedad que el presidente de la patronal catalana considera que harán falta cinco años para volver a la normalidad económica en Cataluña.


Sin embargo, no nos debemos llevar a engaño. El resto de España también va a sufrir un daño económico importante. Así lo ha reconocido ya elGobierno en el plan presupuestario que ha enviado esta semana a Bruselas, en el que se ha visto obligado a modificar en tres décimas a la baja su previsión de crecimiento para 2018 por la inestabilidad política.Cataluña representa cerca del 20% del PIB español. Para evitar que el independentismo termine de resquebrajar su tejido empresarial e industrial es imperativo que elGovern vuelva a la legalidad. Sin seguridad jurídica no hay empresas, ni prosperidad. Una democracia no puede permitir que un grupo de antisistema tome como rehenes a los empresarios y ciudadanos. El Estado debe restablecer el orden legal en Cataluña cuanto antes porque cuanto más se demore, más alto será el coste del procés para todos.

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