miércoles, 29 de abril de 2015

Clientelismo POR JUAN ANTONIO RODRÍGUEZ TOUS , de lectura recomendada = Mejor no pienses ¿¿??

CARLOS RUEDA, fiscal jefe de la fiscalía de Jaén, ha archivado la denuncia contra la ex delegada territorial de la Junta, Irene Sabalete. Argumenta que el célebre audio en el que Sabalete insta a sus subordinados hacer campaña en favor del PSOE no es coactivo ni, por tanto, delictivo. La ex sólo habría «presionado» indebidamente a sus trabajadores, pero no amenazado. Algunos de los denunciantes han sugerido que se querellarán contra el fiscal, supongo que por negligente o por prevaricador. 



Parece evidente que su audiencia no estaba compuesta por funcionarios públicos, sino por contratados más o menos dependientes de la voluntad omnímoda del que manda. Es decir, sus puestos de trabajo estaban absolutamente ligados a decisiones políticas. Según la lógica clientelar, desaparecido el padrino, desaparecen sus clientes. ....




.... Por supuesto, cabría preguntarse si el fiscal Rueda, al archivar la denuncia, ha sido lúcido o cínico. Me inclino más bien hacia lo primero. Si el clientelismo fuera delito, habría que procesar, como poco, a un tercio de los ciudadanos de esta chiripitifláutica Comunidad Autónoma. Y es que el futuro vital y laboral de miles de andaluces depende absolutamente del poder político. No se les puede pedir que se conviertan en suicidas. Quienes pretenden evitar la dependencia de la administración suelen topar con innumerables dificultades. Muchos acaban emigrando. Otros acaban aceptando la cosa clientelar como un mal natural, ineluctable. De hecho, en Andalucía al puesto de trabajo se lo sigue llamando colocación. Se pide al político que coloque. Ser colocado es como ser bendecido. Ser descolocado, en cambio, equivale a una condena. ...







Clientelismo 

JUAN ANTONIO RODRÍGUEZ TOUS



CARLOS RUEDA, fiscal jefe de la fiscalía de Jaén, ha archivado la denuncia contra la ex delegada territorial de la Junta, Irene Sabalete. Argumenta que el célebre audio en el que Sabalete insta a sus subordinados hacer campaña en favor del PSOE no es coactivo ni, por tanto, delictivo. La ex sólo habría «presionado» indebidamente a sus trabajadores, pero no amenazado. Algunos de los denunciantes han sugerido que se querellarán contra el fiscal, supongo que por negligente o por prevaricador.


Me temo que el fiscal Rueda tiene toda la razón. Entiéndase: la impudicia política no es, en sí misma, delictiva. Cuando escuché la grabación, me pareció muy ocurrente. Casi diría que la oradora sabía que estaba siendo grabada. Su intervención fue como un palimpsesto oral, repleto de sobreentendidos. Sabalete repite una y otra vez que ella no quiere decir lo que no puede decir, ni exigir lo que no puede exigir. Evoca la inminente victoria del PP como si se tratase de un Apocalipsis laboral. Parece evidente que su audiencia no estaba compuesta por funcionarios públicos, sino por contratados más o menos dependientes de la voluntad omnímoda del que manda. Es decir, sus puestos de trabajo estaban absolutamente ligados a decisiones políticas. Según la lógica clientelar, desaparecido el padrino, desaparecen sus clientes. Sabalete se limitó a dramatizar esta obviedad hasta el extremo tragicómico de pedir a sus subordinados que predicaran el Programa del PSOE cual Testigos de Jehová la Buena Nueva. Es la mejor definición de la esencia del Régimen que conozco: la política entendida como teodicea cutre. Puestos a teologizar la política, yo habría elegido el ejemplo de los mormones, cuya labor de apostolado incluye la narración pormenorizada de experiencias místicas. Imagino a los trabajadores de la ALPE comparando desaforadamente al PSOE con la Luz y al PP con las Tinieblas, cual personajes de Luces de Bohemia.


Por supuesto, cabría preguntarse si el fiscal Rueda, al archivar la denuncia, ha sido lúcido o cínico. Me inclino más bien hacia lo primero. Si el clientelismo fuera delito, habría que procesar, como poco, a un tercio de los ciudadanos de esta chiripitifláutica Comunidad Autónoma. Y es que el futuro vital y laboral de miles de andaluces depende absolutamente del poder político. No se les puede pedir que se conviertan en suicidas. Quienes pretenden evitar la dependencia de la administración suelen topar con innumerables dificultades. Muchos acaban emigrando. Otros acaban aceptando la cosa clientelar como un mal natural, ineluctable. De hecho, en Andalucía al puesto de trabajo se lo sigue llamando colocación. Se pide al político que coloque. Ser colocado es como ser bendecido. Ser descolocado, en cambio, equivale a una condena.

El escrito de la Fiscalía no adolece, en fin, de cierto sentido del humor, quizá un tanto sutil. Rechaza el presunto delito de tráfico de influencias argumentando que la presión sobre el subordinado no fue explícita ni concreta. Es como sugerir que Sabalete, off the record, comenzó su discurso citando El Padrino: «Vi farò un'offerta che non potrete rifiutare».

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