Ver enlace al video discurso de investidura del candidato a la Presidencia de la Junta Juan Manuel Moreno
Texto destacado: apartado Regeneración democrática
"El compromiso es un acto, no una palabra", como atinadamente sentenció Sartre. Y la sociedad nos exige hoy mucho más que palabras. Nos exige honestidad y transparencia.
Los andaluces han asistido en los últimos años con indignación y sonrojo a los episodios de corrupción política en la Junta de Andalucía. Y entre ellos ha surgido un comprensible sentimiento de desconfianza y rechazo hacia sus representantes políticos.
He de decir que ese sentimiento de vergüenza es compartido por mí y estoy seguro de que por todos y cada uno de los miembros de esta Cámara: nos asquea la corrupción, venga de donde venga. Pero contra la corrupción no bastan las palabras ni los golpes de pecho.
Los compromisos de anteriores gobiernos por abrir las ventanas y levantar las alfombras no tuvieron traslación real alguna y el resultado no ha sido otro que un acrecentamiento de esos recelos.
Un importante lastre, los fantasmas del pasado, vaciaban de contenido los compromisos de esos gobiernos nada más ser pronunciados.
El gobierno del cambio se presenta hoy libre de cualquier rémora, autónomo para actuar y soberano en la toma de decisiones. Nuestro discurso será el de la decencia; nuestro comportamiento, el de la rectitud y nuestra única sumisión será a la verdad.
Seremos intransigentes con la corrupción y, para ello, junto a la
• elaboración de una auditoría integral de la Junta de Andalucía y de su sector público instrumental,
• nos comprometemos a reformar la Ley 6/2006, de 24 de octubre, del Gobierno de la Comunidad Autónoma de Andalucía, a fin de limitar a ocho años como máximo la duración del mandato de un mismo consejero o consejera; o un mismo presidente o presidenta de la Junta.
La Justicia ha hecho y sigue haciendo una labor incuestionable contra la corrupción en las instituciones. Merece todo nuestro apoyo y nuestro reconocimiento, pero es preciso también luchar contra los corruptos desde el interior de las instituciones.
• Para ello, impulsaremos la supresión de los aforamientos y
• aprobaremos un Proyecto de Ley de Protección de los Denunciantes del Fraude y la Corrupción. Un proyecto de ley en el que se recoja la protección y la tutela de los derechos de todas las personas que denuncien la corrupción por parte del personal al servicio de la Junta de Andalucía.
• Y pondremos en funcionamiento una Oficina Andaluza de Lucha contra el Fraude y la Corrupción destinada a prevenir, detectar y denunciar la corrupción, así como la sanción a los altos cargos que incumplan la normativa sobre incompatibilidades y conflictos de interés.
La Administración andaluza no puede quedar al margen del amplio índice de reformas que nos proponemos aplicar.
A lo largo de cuatro décadas, la Junta de Andalucía ha acumulado un número ingente de organismos, agencias y entidades no siempre con funciones bien definidas, salvo el buscar acomodo a personas bien relacionadas con el poder.
Una auténtica maraña que, lejos de mejorar la eficacia administrativa, contribuye a la confusión y, con ello, a la lentitud en los trámites y el agotamiento de los ciudadanos. Por ello, hay que abrir ventanas.
• Crearemos una comisión de investigación sobre la Fundación Andaluza Fondo Formación y Empleo (Faffe) y reclamaremos judicialmente el dinero defraudado en los ERE.
La brújula de la reforma de la Administración ha de ser, necesariamente, la de la eficacia. Y, con ese objetivo, también,
• abordaremos la supresión del Consejo Consultivo, cuya función será desarrollada por los servicios jurídicos de la Junta de Andalucía.
• Reformaremos la Cámara de Cuentas de Andalucía, de modo que, a partir de ese momento, las recomendaciones de sus informes de fiscalización sean de obligado cumplimiento.
• Implantaremos un nuevo procedimiento para la selección de los miembros de los consejos en los órganos de extracción parlamentaria que garantice su despolitización.
Es imprescindible evaluar las dimensiones reales y el funcionamiento de la denominada 'administración paralela' y aplicar sobre ella los criterios de racionalización y austeridad que son comunes en cualquier otro ámbito de la sociedad. Con esa finalidad,
• aprobaremos un decreto-ley con el doble objetivo de eliminar todos los entes que se consideren innecesarios, así como para garantizar su despolitización y mejorar la profesionalidad y eficiencia en su gestión.
El objetivo que impulse estas reformas no será otro que situar a los andaluces en primera línea de la actuación de la Administración.
El cambio no puede consistir en un simple cambio de caras, de nombres y de siglas, sino en un nuevo estilo de gobierno y en una nueva relación entre la Administración y administrado.
• Revisaremos la Ley de Transparencia Pública de Andalucía para facilitar que todos los andaluces puedan acceder, consultar y utilizar toda la información pública andaluza.
• Plantearemos la modificación de la Ley de la Hacienda Pública de Andalucía para mejorar el control y la transparencia de la gestión de los fondos públicos del Presupuesto de la Junta de Andalucía y acabar con los incentivos al despilfarro.
Esta ley establecerá un sistema de evaluación económica continua de los principales programas presupuestarios y será obligatorio recoger el detalle de cada uno de los proyectos de inversión.
Las políticas públicas que se han llevado a cabo en nuestra comunidad han carecido de la eficacia y evaluación necesarias para que Andalucía haya convergido con el resto de regiones españolas y europeas. Por todo ello, y dentro de esta nueva normativa,
• pondremos en marcha un mecanismo de evaluación de las estrategias, planes y programas anunciados y ejecutados con la finalidad de optimizar el uso de los recursos públicos y establecer las medidas correctoras para reconducir las políticas fallidas.
• Elaboraremos una Ley de Subvenciones que regule con garantías los incentivos y las ayudas públicas y la posibilidad de consultarlos de forma accesible en el portal de la transparencia.
• Garantizaremos la independencia funcional de la Intervención General de la Junta de Andalucía y reforzaremos los medios a su disposición para garantizar la eficacia en el desempeño de sus funciones de control y fiscalización económico-financiera.
• Crearemos un cuerpo superior de interventores y auditores de la Junta de Andalucía para reforzar su capacitación y profesionalidad.
Señoras y señores diputados, las democracias modernas asientan sus bases en la alternancia política.
La sucesión al frente de las instituciones de personas y partidos diferentes, con formas de pensar y actuar diferentes, es la mejor, yo casi diría que la única, garantía de transparencia y honestidad en la acción de gobierno.
En la falta de alternancia hay que buscar, precisamente, el motivo del déficit de transparencia que ha padecido y padece la Administración andaluza.
Si la corrupción y el clientelismo son el veneno de la democracia, la alternancia política es el antídoto. La mejor garantía de regeneración.
En este sentido, el nuevo gobierno nace para garantizar la igualdad entre los andaluces y, por tanto, será nuestro objetivo acabar con las redes clientelares que lo impiden.
Garantizaremos la competencia, transparencia y buena gestión en todos los contratos públicos:
• Todos los contratos se adjudicarán sin discriminación y con agilidad y eficiencia.
• Haremos pública toda la información sobre la contratación pública de la Junta de Andalucía y estableceremos garantías para una contratación pública socialmente responsable con la inclusión de cláusulas sociales y medioambientales.
• Promoveremos una gestión eficaz y eficiente en el otorgamiento de ayudas e incentivos al empleo y empresas, estableciendo procedimientos de control y seguimiento con objeto de evitar posibles fraudes.
Nada de esto será posible sin el concurso de los trabajadores públicos, que en Andalucía son ejemplo de entrega y eficacia a pesar de los escasos medios y los excesos de un entorno politizado.
Mi gobierno garantizará a los funcionarios un entorno de profesionalidad, alejado del ámbito político, en el que puedan ejercer su tarea sin miedo a represalias y bajo los únicos criterios de la eficacia y el mejor servicio posible al ciudadano.
• Propondremos una Ley de Función Pública que siente las bases de una administración cada vez más moderna, eficaz y profesional.
Queremos apostar por el mérito, la capacidad y la formación continua de nuestros funcionarios para responder a las exigencias de calidad en los servicios públicos. De ese modo,
• restringiremos el sistema de libre designación, recurriendo con carácter general al concurso de méritos para la provisión de puestos de trabajo en la Administración andaluza.
• Clarificaremos y agilizaremos los procesos de oposiciones para el acceso al empleo público.
• Recuperaremos paulatina e íntegramente todos los derechos perdidos de los empleados públicos andaluces y se recogerán medidas para garantizar su conciliación profesional y familiar.
De la misma manera, se hace necesario avanzar en el proceso de digitalización, en búsqueda de una prestación de servicios más eficaz, sostenible y transparente. Será objetivo también de mi gobierno,
• impulsar una reforma de la Ley Electoral de Andalucía que contemple una mejora de la proporcionalidad en el reparto de escaños y una racionalización de los gastos electorales.
Esa ley establecerá el carácter obligatorio de los debates electorales y garantizará que las personas con discapacidad puedan ejercer su derecho al voto de forma autónoma.
Si somos capaces de impulsar estas reformas, Andalucía habrá dado un paso de gigante en transparencia y regeneración y será, ahora sí de verdad, un referente para el resto de España.
El nuevo gobierno será el espejo donde se puedan mirar otras administraciones públicas.
Un ambicioso plan de reformas
Era el momento de desgranar el programa del cambio y el
candidato lo aprovechó. El notable discurso de investidura de Juan Manuel Moreno
sirvió para plantear a todos los andaluces representados en el Parlamento
autonómico un ambicioso plan de medidas
reformistas con las que el nuevo Gobierno de coalición aspira a voltear los
peores efectos del régimen socialista, que
se ha enseñoreado de Andalucía durante casi cuatro décadas. Con un tono firme
pero constructivo que tanto se agradece en tiempos de agresividad populista,
Moreno identificó la prioridad absoluta de su política, que ha de ser el
empleo, y supeditó a la lucha contra el paro crónico en la comunidad toda la
batería de reformas económicas que recoge el acuerdo firmado con Ciudadanos.
La rebaja fiscal fomentará la actividad
económica, facilitará el emprendimiento y activará la creación de empleo.
Una fiscalidad más racional, desvinculada de la
voracidad recaudatoria que sustenta las grandes estructuras clientelares, no
tiene por qué traducirse en un descenso del nivel de ingresos de la
Administración para financiar servicios públicos siempre que lleve aparejado un
recorte del gasto político que alivie los bolsillos de los andaluces, libere el
consumo y dinamice la economía.
Y junto con el empleo, el otro gran compromiso adquirido
por el Gobierno del cambio no puede ser otro que la regeneración democrática.
Que implica el drástico recorte de la llamada administración paralela,
alimentada durante décadas con dinero público para comprar voluntades
electorales y colocar a elementos afines al PSOE. Lo cual ha redundado en una gravosa red de
corruptelas que no solo han minado la confianza de los ciudadanos en sus
instituciones sino lastrado la productividad de una región con condiciones
excepcionales para liderar los indicadores de prosperidad. Que no haya sido así sino todo lo contrario indica la
magnitud de la tarea que se dispone a acometer Moreno. La limitación de
mandatos, la supresión de aforamientos o la auditoría anunciada contribuirán
también a esa regeneración.
Los 47 escaños que sustentan al Gobierno obligarán a
mantener un talante abierto y negociador en aras de la estabilidad política.
Porque como recordó Juan Manuel Moreno, "los andaluces han votado cambio
pero también diálogo". Por eso causa tristeza el sectarismo exhibido por Susana Díaz en su despedida del cargo que no supo ganar en las urnas
y que tampoco ha sabido perder, como prueban los autobuses fletados por el PSOE
para rodear la Cámara donde se celebra la investidura. Que la causa del
feminismo haya vuelto a ser instrumentalizada por el partido saliente para
estrenarse como oposición en su modalidad más vocinglera solo añade bochorno a
su insensibilidad democrática. PP y Cs han garantizado que no darán ni un paso
atrás en la lucha contra el maltrato.
Comienza el cambio. Que los ciudadanos lo vean.
Saber ganar.
ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO
Si la vida te da sorpresas, nada te digo de la
política. La difícil negociación entre las
tres derechas (una ciertamente menos derecha que las otras dos) para la
investidura del presidente de la Junta de Andalucía nos ha descubierto a muchos
la mano izquierda de Pablo Casado y, sobre todo, de García Egea, el hasta ahora
casi inédito secretario general del PP. Y
su discurso de investidura ante el
Parlamento Andaluz, con la chusmería a la puerta, nos ha descubierto, o al
menos le ha descubierto a servidor, la
capacidad de liderazgo de Juan Manuel Moreno Bonilla. A quien no llamo "Juanma", como todos, porque
no he estado con él en el colegio y porque merece el respeto de quien hoy será
elegido presidente de todos los andaluces. Y yo sé lo que me digo cuando escribo "de todos los
andaluces". Y no como
otros, que se creyeron durante casi cuarenta años que Andalucía era suya, nada
más que de ellos. Que PSOE, Junta y
Andalucía eran una misma cosa. Y a los demás, escrache que te crió. ¿Traspaso de poderes? No lo aceptan. Y se aferran a sus
centros de poder. Sólo
traspasan a la calle el poder de las urnas que perdieron. Calle que dominan como nadie. Hay que reconocer que, si
serán recuelos del franquismo sociológico con sus autobuses pagados al Valle de
los Caídos, de los Caídos del poder con Susana, que la frase famosa de Fraga es
ahora la que ellos proclaman: "La calle es mía". Unos maestros en el
dominio de la calle. La derecha es incapaz de esta desfachatez de movilización.
¿Se imaginan que la derecha hubiera rodeado el
Congreso durante la moción de censura a Rajoy, trayendo de toda España
estómagos agradecidos en autobuses gratis, contra un presidente Sánchez al que
sacaron adelante los golpistas separatistas catalanes, los proetarras y los
comunistas bolivarianos? Pues esto es lo que
ocurrió ayer lamentablemente ante el Parlamento Andaluz.
Pero ocurrió
también que de pronto, sorpresas que te dan la vida y la política, nos
encontramos nada menos que con todo un líder: con Moreno Bonilla. Igual que los médicos te mandan análisis de lípidos y
triglicéridos, le he hecho a su discurso de
investidura un análisis de palabrería y vana retórica y no me ha dado ni
indicios. Todo sustancia. Como hubiera dicho Anguita: "programa, programa y programa". Para nada menos
que un cambio de ciclo. Tras haber comprobado que Andalucía sigue siendo el
Tercer Mundo del paro y el mal gobierno. Lo que decía como caricatura de los
discursos de Franco el ex ministro de la CEDA don Manuel Giménez Fernández:
"Si estando como estábamos estamos como estamos, ¿cómo estaríamos si
estuviéramos como deberíamos estar?". Tras escucharlo en su discurso
exento de retórica y palabrería vana, no dicho en Politiqués, sino en español
de Andalucía, en español de Pemán y de Alberti, muchos andaluces tenemos la
esperanza de que con Moreno Bonilla podemos empezar a estar como deberíamos
haber estado tras tantos lustros de Régimen socialista. Cuando se produjo el
sorprendente resultado del 2 de diciembre, escribí:
"Ya era hora". Moreno Bonilla
dijo ayer: "Ya está bien".
Ya era hora y ya está bien de ser el farolillo rojo de España.
Y todo esto, sabiendo ganar. Si la izquierda tiene muy mal perder, y organiza autobuses al Valle de los Caídos de Susana
para la algarada contra las urnas, la derecha (al menos Moreno Bonilla) tiene muy buen ganar. Si piden que me quede con un pasaje de su discurso,
supresión de las subastas de medicamentos y del Impuesto de Sucesiones, y
justicia a las víctimas de la ETA aparte, elijo el que, todo un señor, dedicó a
Susana Díaz, la que había apoyado a la chusma en la puerta. Una lección de caballerosidad. Moreno demostró que sabe ganar. Y Andalucía se encontró con que ha
ganado un líder y un modelo para el cambio de ciclo: "Ya está bien" de Régimen. Dicho en currista: Sanseacabó.
Señora presidenta,
Señoras y señores diputados del Partido Socialista, de
Ciudadanos, de Adelante Andalucía, de Vox y del Partido Popular de Andalucía,
Autoridades presentes en este acto, a las que agradezco
su presencia,
Andaluzas y andaluces:
Me dispongo a solicitar la investidura ante esta
Cámara, conforme al artículo 118 de nuestro
Estatuto de Autonomía de Andalucía. Y lo hago consciente de la trascendencia de
este momento.
Comparezco ante ustedes convencido de que no estamos
solventando un mero trámite con este debate. No es éste un pleno más de
investidura del presidente de la Junta de Andalucía, sino algo mucho más
trascendental.
El pueblo andaluz ha votado el cambio y nosotros, como sus dignos y legítimos representantes,
estamos obligados a cumplir ese mandato expresado en las urnas el pasado 2 de
diciembre.
Quiero expresar mi agradecimiento a los andaluces por
abrir las puertas y ventanas al cambio, a la renovación y a la esperanza.
Nuestro pueblo ha elegido un Parlamento nuevo, distinto,
con una nueva mayoría después de 40 años. Y es nuestro deber, como depositarios
de la soberanía popular, interpretar con acierto la voluntad del pueblo
andaluz.
Me presento hoy ante ustedes, señorías, con la fortaleza
de quien sabe que los andaluces han expresado en las urnas de forma inequívoca
su voluntad de cambio.
Pero también con humildad, consciente de la tarea que
todos afrontamos y consciente también de que, para llevarla a cabo, necesito el
apoyo de la mayoría de este Parlamento.
Porque el pueblo andaluz, además de cambio, también
ha votado diálogo. Y, al igual que nos ha impuesto la obligación de
conformar un nuevo gobierno en Andalucía, un gobierno de cambio, nos obliga a
entendernos, a hablar entre todos, a hacer del diálogo la savia nueva de la
política en Andalucía. Sin complejos, sin
prejuicios, sin cordones sanitarios.
En esta Cámara hay una mayoría de cambio legítima y
clara, formada por 59 diputados, a los que solicito su apoyo para mi
investidura.
Soy consciente de que el gobierno de coalición que hemos
acordado entre el Partido Popular y Ciudadanos no cuenta con la mayoría
absoluta de este Parlamento y, por ello, como candidato a la Presidencia de la
Junta de Andalucía, he alcanzado un acuerdo de investidura con el partido
político Vox para alcanzar el cambio y dotarlo de estabilidad.
Quiero ser un presidente reformista y para hacer reformas y para que éstas den sus frutos se
necesita tiempo y apoyos suficientes. En una palabra, diálogo.
Por eso, me comprometo a que el gobierno del cambio que
pretendo liderar sea también el gobierno del diálogo. Estoy dispuesto a hablar
con todos y no renuncio a hablar con nadie.
Los andaluces quieren una nueva relación con su gobierno.
Una relación directa, basada en la confianza y la normalidad, y yo estoy dispuesto
a que así sea. Tomo como referencia las palabras del presidente Adolfo Suárez:
"Soy una persona normal y voy a gobernar desde la normalidad".
Solicito el apoyo de esta Cámara para convertirme en el
séptimo presidente de la Junta de Andalucía desde que el socialista Plácido
Fernández-Viagas fuera elegido para la Junta preautonómica el 27 de mayo de
1978.
Solicito
el apoyo de esta Cámara para convertirme, si así lo deciden sus señorías, en el
primer presidente de la Junta de Andalucía de
un partido distinto al PSOE tras cuarenta años de democracia.
Es por ello que este pleno no es una sesión de
investidura más. Hoy y mañana no sólo se elige al próximo presidente de la
Junta: decidimos si queremos un cambio de ciclo. La llave que tenemos en
nuestra mano es la llave que abre la puerta a un nuevo futuro, a una nueva
época.
Si recibo el respaldo de esta Cámara, Andalucía hará su
propia transición a la alternancia política, como han hecho con normalidad
todas las demás regiones de España después de la Transición.
La alternancia es propia y consustancial al régimen
democrático. Es más, lo fortalece. Es
positiva, es deseable y es necesaria. Es el contrapeso a un posible proceso de
degeneración política.
La alternancia impide que los gobernantes nos creamos
invencibles, intocables y eternos, previene que acabemos confundiendo el interés
general con el partidario o que fijemos objetivos de supervivencia personal en
lugar de superación colectiva.
La alternancia es eso en esencia y toma más valor cuando
tiene lugar de manera responsable, tranquila y con paso firme. Siendo así,
lograremos redoblar aún más el esfuerzo conjunto de contribuir a aumentar la
calidad de nuestra democracia.
La democracia representativa, a través de las reglas del
juego político, es incompatible, o cuando menos, debe prevenir el inmovilismo y
el mal uso o el abuso del poder. Nadie puede arrogarse un poder ilimitado ni en
la forma de ejercerlo ni en el tiempo.
Cada cuatro años, los ciudadanos nos recuerdan que, por
mucho tiempo que una persona o un partido haya ostentado un poder político, esa
persona o ese partido no han sido más que depositarios de un bien que, en
última instancia, pertenece al pueblo.
Señorías,
en esto consiste nuestro sistema político. La democracia es cambio y nadie puede tenerle miedo
a la democracia.
El deseo de cambio es una obviedad. Y el cambio que
propongo es el que han pedido los andaluces libremente en las urnas: un cambio
conciliador.
Hay en este Parlamento una mayoría de cambio de
centro-derecha. Pero no hay que olvidar que
hay una parte importante de los andaluces que no están dentro de este espectro
ideológico y que también votó cambiar las políticas que nos han gobernado
durante muchos años.
Por eso, todo no
puede cambiar para que todo siga igual. Eso
sería defraudar a la inmensa mayoría de los andaluces. El cambio tiene que ser conciliador, pero tiene que
ser real.
El cambio debe ser un revulsivo para una Andalucía que
lleva demasiado tiempo ralentizada, en manos de una clase dirigente acomodada a
estar en el poder después de tantos años.
Muchas veces he denunciado en ésta y otras tribunas que
nuestra tierra no aprovecha al máximo su enorme potencial.
Muchas veces he advertido de que Andalucía no crece al
ritmo necesario para alcanzar la convergencia con la media de España en los
parámetros de progreso y bienestar.
Y da la sensación de que esto ha sido así porque así
interesaba a quienes hasta ahora han gobernado esta tierra de manera cómoda.
Han intentado dormir a Andalucía y los andaluces han despertado para decir que
ya está bien.
La
competencia nos hace mejores y el cambio que
Andalucía desea, porque así lo ha votado mayoritariamente, debe servir para hacer de ésta una tierra mejor.
Sería
injusto no reconocer aquí que en los últimos cuarenta años se han hecho cosas
buenas en Andalucía. Siempre lo he dicho
y nunca lo negaré. Andalucía ha progresado en términos absolutos en muchos
ámbitos, pero nuestros servicios públicos siguen sufriendo graves carencias,
acentuadas en la última década por la gestión de gobiernos anteriores.
No
nos engañemos. Basta echar un vistazo a nuestro entorno para comprobar que el
progreso ha sido en toda España, que todas las regiones están hoy mejor que
estaban en la Transición. Sin embargo, en términos relativos estamos como
estábamos.
Andalucía
no ha recortado la distancia que la separaba del resto de España. Mientras,
otras comunidades que partían de posiciones similares a nosotros al principio
de la autonomía han logrado aproximarse o incluso superar a la media de
progreso y bienestar de España. Andalucía, no.
Andalucía
tiene talento, tiene todo lo necesario para haber crecido más que el resto de
las comunidades autónomas, pero no
ha aprovechado el autogobierno y los miles de millones de fondos europeos de
los que hemos dispuesto en estas décadas.
Las
causas de ello son atribuibles a unas políticas
que fijaron un objetivo distinto al del progreso de Andalucía: el mantenimiento de un partido político en el poder a
toda costa.
Una
vez alcanzados unos ciertos niveles de bienestar, desde el poder político se
intentó inculcar a la sociedad el conformismo, el miedo a perder lo conseguido
si algún día se producía un cambio político.
Eso,
unido a la conformación de una red
clientelar mediante prácticas que a día de hoy están en manos de la Justicia, permitió a la clase dirigente acomodarse en el poder con
la sensación de que todo seguiría igual para siempre.
Señorías,
el periodo de progreso de los primeros años dio paso al triunfalismo; el
triunfalismo, al acomodamiento; y el acomodamiento, al conformismo.
El
triunfalismo, el acomodamiento y el conformismo de la clase dirigente han
resultado paralizantes para nuestra tierra. Una actitud que por desgracia se ha
perpetuado en esos gobiernos hasta el día de hoy.
Ante
la falta de objetivos cumplidos y logros tangibles para los ciudadanos, la
estabilidad se convirtió en una especie de palabra mágica en la política
andaluza de los últimos años. Pero lo llamaban estabilidad cuando, en realidad,
querían decir inmovilismo.
La
estrategia basada en hacer lo mínimo creyendo que el cambio jamás se
produciría, ya no daba más de sí. La sensación de final de ciclo, como la
sombra del ciprés, era alargada. Y el final del ciclo ha llegado.
Señorías,
el cambio ha llegado a Andalucía.
Como
en todo proceso de cambio, es natural que haya resistencias, en este caso, la
de aquellos que temen perder la posición cómoda que han ostentado durante casi
cuatro décadas.
Incapaces
de concitar una mayoría alternativa a la que me propongo liderar, hay quienes intentan desestabilizar el nuevo gobierno
antes incluso de que se conforme.
Y
a aquellos que lo intentan es preciso recordarles que fomentar la crispación y
la división social, aparte de una grave irresponsabilidad, va en contra de los
principios de concordia y libertad consagrados en la Constitución y en nuestro
Estatuto de Autonomía.
Debo
reconocer que de aquellos grupos a los que ahora toca estar en la oposición
esperaba, si no cortesía, al menos respeto institucional hacia los andaluces y
sus representantes.
Esperaba
el mismo respeto institucional que mi grupo y yo les hemos dispensado todos
esos años. Pero NO ha sido así fomentando escraches en actos institucionales
como este.
Que
nadie se lleve a engaño ni pretenda engañar a nadie. Quienes han marcado este
nuevo tiempo han sido los andaluces: por quienes estamos aquí y a quienes nos
debemos.
Han sido los andaluces quienes han dicho no a
seguir en el furgón de cola, a soportar una presión fiscal asfixiante con
impuestos que los tratan de manera injusta, los que han dicho no a seguir
desesperándose para recibir una atención sanitaria de calidad, los que han
dicho no a tener a sus hijos escolarizados en precarias condiciones. Han sido
los andaluces los que han dicho sí al cambio.
Andalucía
no puede ser moneda de cambio para nada. Si algo debemos aprender de nuestra
reciente historia democrática es que se puede avanzar si actuamos con altura de
miras, que la confrontación por la confrontación y la falta de lealtad entre
administraciones es un muro de contención al progreso. Que la política de
titular frente a la gestión es un intento de esconder carencias y falta de
proyectos, que no caben personalismos cuando del bienestar común se trata, que
el reformismo debe ser clave en la salvaguarda de derechos y oportunidades. Que la ética se practica, no sólo se predica.
Que
gobernar de espaldas a los ciudadanos es no estar a su altura, que el insulto y
la descalificación alejan a los ciudadanos de los asuntos públicos. Que
intentar apropiarse de símbolos que son de todos es gobernar sólo para unos
pocos. Éstas son algunas de las lecciones que hemos aprendido en nuestra
historia democrática y autonómica.
Señorías,
si obtengo la confianza de esta Cámara, iniciará su andadura un nuevo gobierno,
que nace con el objetivo prioritario de otorgar a Andalucía el lugar que le
corresponde: dignificar la política y las instituciones, darle sentido a nuestro
autogobierno y otorgarle más peso a Andalucía en la defensa de un proyecto del
que somos parte fundamental como es España.
Los andaluces nos sentimos parte esencial de España.
No se entiende Andalucía sin España ni se entiende España sin la contribución
histórica, social y humana de los andaluces.
Si
soy elegido presidente de la tierra que vio nacer a Blas Infante, a Juan Ramón
Jiménez, a María Zambrano, a Pablo Picasso, a Romero de Torres, a Carmen de
Burgos, a los hermanos Machado, a Rafael Alberti, a Federico García Lorca y a
Ignacio Sánchez Mejías, a Vicente Aleixandre, a Manuel de Falla, a Paco de
Lucía... si soy elegido presidente de esta tierra, trabajaré sin descanso
contra los tópicos y las etiquetas, para reivindicar el orgullo de ser andaluz
en una España unida, fuerte y próspera.
Si
soy el presidente de la Junta de Andalucía, mi gobierno se pondrá al frente de
la defensa de los intereses de los andaluces en una España unida, sólida y
solidaria.
Ni
yo como presidente ni ningún miembro de mi gobierno nos sentiremos hipotecados
ni sometidos por nada ni por nadie en nuestra obligación de defender la unidad
nacional consagrada en la Constitución Española.
Los españoles somos iguales ante la ley y
Andalucía se opondrá a los privilegios a favor de territorios a cambio de
apoyos para sostener a un presidente del Gobierno. Ningún andaluz con más
derecho que cualquier otro español, pero ningún otro español con más derechos
que ningún andaluz.
Que nadie pierda el tiempo en intentar desestabilizar el
nuevo gobierno. Aquellos que no han hecho lo que les correspondía
durante décadas no pueden venir ahora con recetas mágicas. No las tenían antes.
No es creíble que las tengan ahora.
En
nuestra comunidad perviven aún numerosas muestras de desigualdad económica y
social que los gobiernos anteriores no han sabido eliminar y a las que es
preciso poner fin de una vez.
Por
eso creo que Andalucía precisa de amplias y
profundas reformas, y el gobierno que me propongo encabezar tiene la
firme decisión de afrontarlas con rigor, valentía y seriedad.
Es
mi propósito que el nuevo gobierno sea el de la credibilidad. Para ello, es
preciso responder cuanto antes al deseo mayoritario de cambio que hay en
Andalucía. Hay que dar respuesta a esa demanda, Señorías, a esas ansias de
cambio, y no hay tiempo que perder.
Movidos
por ese afán de que el cambio, el cambio a mejor, se haga visible cuanto antes,
me comprometo a poner en marcha un ambicioso programa de consenso que contempla
casi un centenar de medidas en materia de regeneración, impulso económico y
servicios públicos.
Lo
que pretendo, en primer lugar, es que Andalucía pueda moverse en la buena dirección,
librarla de los frenos y las ataduras acumuladas durante años. Lo que pretendo,
y eso es lo que voy a ofrecerles como programa, es que los andaluces puedan dar
lo mejor de sí mismos; que su esfuerzo no sea en vano; que su ilusión no se
enturbie.
Me
propongo que en el interior de San Telmo haya tanta luz como en su fachada.
Les
detallaré a continuación las directrices generales que el gobierno del cambio
se ha marcado para la consecución de un fin único: mejorar la calidad de vida
de los andaluces, y que serán nuestra hoja de ruta y el contrato político que
nos compromete con ellos.
Regeneración democrática
"El compromiso es un acto, no una palabra",
como atinadamente sentenció Sartre. Y la sociedad nos exige hoy mucho más que
palabras. Nos exige honestidad y transparencia.
Los
andaluces han asistido en los últimos años con indignación y sonrojo a los
episodios de corrupción política en la Junta de Andalucía. Y entre ellos ha
surgido un comprensible sentimiento de desconfianza y rechazo hacia sus representantes
políticos.
He
de decir que ese sentimiento de vergüenza es compartido por mí y estoy seguro
de que por todos y cada uno de los miembros de esta Cámara: nos asquea la corrupción, venga de
donde venga. Pero contra la corrupción no bastan las palabras ni los golpes de
pecho.
Los
compromisos de anteriores gobiernos por abrir las ventanas y levantar las
alfombras no tuvieron traslación real alguna y el resultado no ha sido otro que
un acrecentamiento de esos recelos.
Un
importante lastre, los fantasmas del pasado, vaciaban de contenido los
compromisos de esos gobiernos nada más ser pronunciados.
El
gobierno del cambio se presenta hoy libre de cualquier rémora, autónomo para
actuar y soberano en la toma de decisiones. Nuestro discurso será el de la
decencia; nuestro comportamiento, el de la rectitud y nuestra única sumisión
será a la verdad.
Seremos intransigentes con la corrupción y,
para ello, junto a la
• elaboración de una auditoría integral de la Junta de Andalucía y de su sector
público instrumental,
• nos
comprometemos a reformar la Ley 6/2006, de 24 de octubre, del Gobierno de la
Comunidad Autónoma de Andalucía, a fin de limitar a ocho años como máximo la
duración del mandato de un mismo consejero o consejera; o un mismo presidente o
presidenta de la Junta.
La Justicia ha hecho y sigue haciendo una labor
incuestionable contra la corrupción en las instituciones. Merece todo nuestro
apoyo y nuestro reconocimiento, pero es preciso también luchar contra los corruptos desde el interior de las instituciones.
• Para
ello, impulsaremos la supresión de los aforamientos y
• aprobaremos
un Proyecto de Ley de Protección de los
Denunciantes del Fraude y la Corrupción. Un proyecto de ley en el que se
recoja la protección y la tutela de los derechos de todas las personas que
denuncien la corrupción por parte del personal al servicio de la Junta de
Andalucía.
• Y
pondremos en funcionamiento una Oficina
Andaluza de Lucha contra el Fraude y la Corrupción destinada a prevenir,
detectar y denunciar la corrupción, así como la sanción a los altos cargos que
incumplan la normativa sobre incompatibilidades y conflictos de interés.
La
Administración andaluza no puede quedar
al margen del amplio índice de reformas que
nos proponemos aplicar.
A lo largo de cuatro décadas, la Junta de
Andalucía ha acumulado un número
ingente de organismos, agencias y entidades no siempre con funciones bien
definidas, salvo el buscar acomodo a personas bien relacionadas con el poder.
Una auténtica maraña que,
lejos de mejorar la eficacia administrativa, contribuye a la confusión y, con ello, a la lentitud en los trámites y
el agotamiento de los ciudadanos. Por ello, hay que abrir ventanas.
• Crearemos una comisión de investigación sobre
la Fundación Andaluza Fondo Formación y Empleo (Faffe) y reclamaremos
judicialmente el dinero defraudado en los ERE.
La brújula de la reforma de la Administración ha de
ser, necesariamente, la de la eficacia. Y,
con ese objetivo, también,
• abordaremos
la supresión del Consejo
Consultivo, cuya función será desarrollada por los servicios jurídicos
de la Junta de Andalucía.
• Reformaremos la Cámara de Cuentas de
Andalucía, de modo que, a partir de ese momento, las recomendaciones de
sus informes de fiscalización sean de obligado
cumplimiento.
• Implantaremos
un nuevo procedimiento para la selección de los miembros de los consejos en los
órganos de extracción parlamentaria que garantice su despolitización.
Es
imprescindible evaluar las
dimensiones reales y el funcionamiento de la denominada 'administración
paralela' y aplicar sobre ella los
criterios de racionalización y austeridad que son comunes en cualquier
otro ámbito de la sociedad. Con esa finalidad,
• aprobaremos un decreto-ley con el doble objetivo
de eliminar todos los entes que se consideren
innecesarios, así como para garantizar su despolitización y mejorar la
profesionalidad y eficiencia en su gestión.
El
objetivo que impulse estas reformas no será otro que situar a los andaluces en
primera línea de la actuación de la Administración.
El
cambio no puede consistir en un simple cambio de caras, de nombres y de siglas,
sino en un nuevo estilo de gobierno y en una nueva relación entre la
Administración y administrado.
• Revisaremos la Ley de Transparencia Pública de
Andalucía para facilitar que todos los andaluces puedan acceder,
consultar y utilizar toda la información pública andaluza.
• Plantearemos
la modificación de la Ley de la Hacienda
Pública de Andalucía para mejorar el
control y la transparencia de la gestión de los fondos públicos del Presupuesto
de la Junta de Andalucía y acabar con los incentivos al despilfarro.
Esta
ley establecerá un sistema de evaluación
económica continua de los principales programas presupuestarios y será
obligatorio recoger el detalle de cada uno de los proyectos de inversión.
Las
políticas públicas que se han llevado a cabo en nuestra comunidad han carecido
de la eficacia y evaluación necesarias para que Andalucía haya convergido con
el resto de regiones españolas y europeas. Por todo ello, y dentro de esta
nueva normativa,
• pondremos en marcha un mecanismo de evaluación de
las estrategias, planes y programas anunciados y ejecutados con la
finalidad de optimizar el uso de los recursos públicos y establecer las medidas
correctoras para reconducir las políticas fallidas.
• Elaboraremos
una Ley de Subvenciones que regule con
garantías los incentivos y las ayudas públicas y la posibilidad de consultarlos
de forma accesible en el portal de la transparencia.
• Garantizaremos la independencia funcional de la
Intervención General de la Junta de Andalucía y reforzaremos los medios a su
disposición para garantizar la eficacia en el desempeño de sus funciones de
control y fiscalización económico-financiera.
• Crearemos un cuerpo superior de
interventores y auditores de la Junta de Andalucía para reforzar su
capacitación y profesionalidad.
Señoras
y señores diputados, las democracias modernas asientan sus bases en la
alternancia política.
La
sucesión al frente de las instituciones de personas y partidos diferentes, con
formas de pensar y actuar diferentes, es la mejor, yo casi diría que la única,
garantía de transparencia y honestidad en la acción de gobierno.
En
la falta de alternancia hay que buscar, precisamente, el motivo del déficit de
transparencia que ha padecido y padece la Administración andaluza.
Si la corrupción y el clientelismo son el veneno de
la democracia, la alternancia política es el antídoto. La mejor garantía de
regeneración.
En
este sentido, el nuevo gobierno nace para garantizar la igualdad entre los andaluces y, por tanto, será nuestro objetivo acabar con las redes clientelares
que lo impiden.
Garantizaremos
la competencia, transparencia y buena gestión en todos los contratos públicos:
• Todos
los contratos se adjudicarán sin discriminación y con agilidad y eficiencia.
• Haremos
pública toda la información sobre la contratación pública de la Junta de
Andalucía y estableceremos garantías para una contratación pública socialmente
responsable con la inclusión de cláusulas sociales y medioambientales.
• Promoveremos
una gestión eficaz y eficiente en el otorgamiento de ayudas e incentivos al
empleo y empresas, estableciendo procedimientos de control y seguimiento con
objeto de evitar posibles fraudes.
Nada
de esto será posible sin el concurso de los trabajadores públicos, que en
Andalucía son ejemplo de entrega y eficacia a pesar de los escasos medios y los
excesos de un entorno politizado.
Mi
gobierno garantizará a los funcionarios un entorno de profesionalidad, alejado
del ámbito político, en el que puedan ejercer su tarea sin miedo a represalias
y bajo los únicos criterios de la eficacia y el mejor servicio posible al
ciudadano.
• Propondremos una Ley de Función Pública que siente
las bases de una administración cada vez más moderna, eficaz y profesional.
Queremos apostar por el mérito, la capacidad y la
formación continua de nuestros funcionarios para responder a las exigencias de
calidad en los servicios públicos. De ese modo,
• restringiremos el sistema de libre designación,
recurriendo con carácter general al concurso de méritos para la
provisión de puestos de trabajo en la Administración andaluza.
• Clarificaremos y agilizaremos los procesos de oposiciones para el acceso
al empleo público.
• Recuperaremos paulatina e íntegramente todos los derechos perdidos de los empleados públicos andaluces y se recogerán
medidas para garantizar su conciliación
profesional y familiar.
De
la misma manera, se hace necesario avanzar en
el proceso de digitalización, en búsqueda de una prestación de servicios más
eficaz, sostenible y transparente. Será objetivo también de mi gobierno,
• impulsar
una reforma de la Ley Electoral de Andalucía que contemple una mejora de la
proporcionalidad en el reparto de escaños y una racionalización de los gastos
electorales.
Esa
ley establecerá el carácter obligatorio de los debates electorales y
garantizará que las personas con discapacidad puedan ejercer su derecho al voto
de forma autónoma.
Si
somos capaces de impulsar estas reformas, Andalucía habrá dado un paso de
gigante en transparencia y regeneración y será, ahora sí de verdad, un
referente para el resto de España.
El
nuevo gobierno será el espejo donde se puedan mirar otras administraciones
públicas.
Impulso económico y empleo
Señorías,
tenemos la suerte de vivir en el mejor de los lugares, pero Andalucía se
enfrenta, como el resto de España, a una etapa de desaceleración económica para
la que hay que estar preparados.
La
negativa de los anteriores gobiernos a acompasar el marco normativo andaluz a
las reformas, que sí se venían acometiendo en el ámbito español por el Gobierno
de Mariano Rajoy, nos sitúa en una posición de desventaja ante un futuro
inestable.
Los
datos de desempleo y nivel de vida desvelan una realidad de Andalucía que
durante años los gobiernos socialistas se han empeñado en esconder y, cuando
ello no era posible, en edulcorar.
Pero
la frialdad de los datos tiene detrás nombres y apellidos de andaluces y
andaluzas, personas reales, con necesidades reales, y con aspiraciones que, en
muchos casos, se han visto frustradas por la ineficacia, cuando no la
negligencia, de las políticas desarrolladas desde la Junta de Andalucía.
A
lo largo de cuatro décadas se ha gobernado como si el desempleo fuera un
elemento intrínseco a la realidad social andaluza. Como si por mucho que se
hiciera estuviéramos condenados a convivir para siempre con una determinada
tasa de desempleo estructural y que aspirar a eliminar ese lastre era poco
menos que un imposible.
No
traemos una solución mágica. Pero sí reformas, ideas y esfuerzo. Y, sobre todo,
el convencimiento de que el desempleo no es una maldición insuperable para
Andalucía. Sabernos capaces será el primer paso para vencerle.
A
las familias andaluzas que sufren el desempleo van a ir dirigidas las políticas
económicas del gobierno del cambio. Esos andaluces que, por encima de todas las
dificultades, mantienen viva la esperanza serán el eje y la inspiración de
nuestras actuaciones.
A
ellos hoy, desde esta tribuna, quiero decirles que, por tortuoso que parezca el
camino, el futuro no está escrito. Lo que ocurra de aquí en adelante dependerá
de nosotros. De todos nosotros.
Como
dijo John Fitzgerald Kennedy, "la dificultad es una excusa que la Historia
nunca acepta". Quiero que los andaluces entiendan estas palabras como una
llamada al trabajo común, al emprendimiento en cualquier ámbito de la vida y a
la rebeldía personal y colectiva ante un futuro que sólo será injusto si
permitimos que así sea.
Los
andaluces y andaluzas pueden estar seguros: el gobierno del cambio hará su parte.
Porque es nuestra obligación y porque, después de tantos años de frustración,
los ciudadanos no nos perdonarían la abdicación. Piden decisiones. Y tenemos la
voluntad, la fortaleza y la experiencia para adoptarlas.
Ha
pasado el tiempo de los compromisos vacíos y las mentiras en papel timbrado.
Para afrontar los retos que plantea el futuro es imprescindible hacer reformas
y hacerlas ya para afrontar el tiempo que ha de venir en la mejor de las
situaciones posible.
Para
ello, hablaremos y negociaremos con los agentes económicos, los sindicatos, las
organizaciones empresariales, colectivos profesionales y autónomos. Les pido
colaboración leal y constructiva para que entre todos diseñemos el mejor futuro
para Andalucía.
Señorías,
hay que comenzar las cosas por el principio y en Andalucía, lo diré una y otra
vez, hay que hablar de empleo.
Lo
digo ahora, lo diré en todo momento, lo repetiré al final y no me cansaré de
recordarlo: el objetivo prioritario de mi gobierno y de mi programa es el
empleo:
El
bienestar en Andalucía se llama empleo.
Lo
que más preocupa a los andaluces es el empleo.
Toda
política social comienza por el empleo.
En
consecuencia, Señorías, la tarea más importante entre las que ha de abordar mi
gobierno será el empleo.
Esto
significa que todo lo demás estará supeditado a este objetivo prioritario, es
decir que cobrará importancia si contribuye a crear empleo y, en cualquier
caso, no podrá dificultarlo.
Si
queremos crecer, si queremos atraer riqueza e inversiones, hay que ser
creíbles. El nuevo gobierno ha de ser creíble,
señorías. Y con ese propósito hay que ponerse manos a la obra sin más tiempo
que perder.
• Por
ello, porque es de Justicia, porque es un compromiso irrenunciable del Gobierno
que pretendo liderar, y porque lo que se promete se cumple, les anuncio que
iniciaremos de manera inmediata los trámites para eliminar en la práctica el
impuesto de sucesiones y donaciones en Andalucía.
• Adoptaremos,
además, la rebaja del tramo autonómico del IRPF, y la reversión de la subida
del Impuesto de trasmisiones que beneficiará a las familias de clase media y
trabajadora andaluzas.
Impulsaremos
otras medidas de apoyo a los autónomos y
simplificación burocrática:
• Con
ese objetivo, apoyaremos a todos los trabajadores autónomos de Andalucía,
ampliando a 24 meses la tarifa plana de 50€ para los nuevos emprendedores.
• E
implantaremos una tarifa superreducida de 30€ para jóvenes menores de 25 años y
mujeres en el ámbito rural.
• Asimismo,
crearemos un sistema arbitral de segunda oportunidad al que podrán recurrir de
manera ágil y gratuita todas aquellas personas que se encuentren en situación
de sobreendeudamiento para poder reestructurar sus deudas, incluidas las que
tengan contraídas con la Junta de Andalucía.
• Mejoraremos
el tratamiento del silencio positivo, e implantaremos la ventanilla única
empresarial y la licencia exprés.
• Pondremos
en marcha medidas tendentes a que proveedores y contratistas de la Junta cobren
siempre a tiempo y acabar así con la morosidad.
• Aprobaremos
una nueva normativa que permita poner en marcha el sistema de
cheques-formación, asegurando que los recursos de la formación para el empleo
terminen en manos de las personas desempleadas que los necesitan y evitando las
posibilidades de fraude.
• Abriremos
los Planes de Empleo a la colaboración público-privada. Ejecutaremos un plan de
medidas tendentes a la reactivación de las políticas de empleo y la formación
para el empleo.
• Promocionaremos
la inserción laboral estable y de calidad entre los jóvenes, mujeres, personas
con discapacidad y parados de larga duración.Reformaremos el Servicio Andaluz
de Empleo, buscando su capacitación y modernización, dotándolo con más medios
personales y materiales.
• Aprobaremos
un proyecto de Ley de Promoción de la Industria y el Plan de Revitalización de
la Industria Andaluza, con especial atención a sectores claves como el
agroalimentario o la industria aeronáutica.
• Estableceremos
una política de promoción comercial en el exterior, ajustada a las necesidades
de la economía andaluza, que promueva la captación de inversiones
internacionales y apueste por un comercio dinámico y competitivo que permita
atraer a consumidores cada vez más exigentes.
• Impulsaremos
una Ley Andaluza de Innovación Empresarial y Transferencia de Tecnología que
fomente la creación de empresas innovadoras, startups y proyectos tecnológicos
estratégicos para hacer de Andalucía una comunidad de innovación.
Esta ley contemplará el aumento de la inversión en
I+D+i para poner a Andalucía a la altura del resto de España.
• Reforzaremos
la proyección de las empresas de economía social, haciendo hincapié en la
incorporación de desempleados.
• Y
facilitaremos que la iniciativa social participe en la prestación de servicios
públicos.
• Formularemos
un Plan Director de Inversiones Públicas que prevea y racionalice los recursos,
y que tenga carácter plurianual y transversal para dar soluciones a las
necesidades de Andalucía en materia de infraestructuras, servicios esenciales
como sanidad, educación, transportes, agua y cohesión territorial.
• Impulsaremos
la competitividad del sector turístico de Andalucía desde su calidad
diferenciada, apostando por su talento y rentabilidad.
Vamos
a impulsar un turismo integral que genere más puestos de trabajo. Podemos ser
líderes en España porque Andalucía tiene un turismo de interior fuerte, un
turismo de sol y playa consolidado y un patrimonio cultural histórico y natural
como no tiene ninguna otra comunidad autónoma.
Asimismo,
nos proponemos situar el campo andaluz en la
agenda política, dando respuesta a un sector que, pese a su importancia
capital para la economía andaluza, ha permanecido durante décadas marginado de
las preocupaciones de los gobiernos de la Junta de Andalucía. Con ese
propósito:
• Llevaremos
a cabo un Plan Estratégico de competitividad
para la Agricultura, Ganadería, la Pesca y el Desarrollo Rural, que contemple,
entre otros objetivos, el fomento de la investigación y la innovación
tecnológica, la promoción de la formación y del relevo generacional, tan necesario
para nuestro campo.
• Acordaremos
mediante el consenso un Pacto Andaluz por el
Agua que incluya la planificación de las infraestructuras hidráulicas
prioritarias y que permitan reducir el déficit hídrico con interconexión de
recursos.
Este
Pacto contemplará también medidas a corto plazo sobre la calidad de las aguas
en el horizonte 2019- 2022, e incluirá actuaciones inaplazables en materia de
riesgos de inundaciones.
• Tramitaremos
un nuevo texto refundido de la Ley del Suelo de Andalucía para agilizar el
planeamiento y la gestión urbanística, para hacerlos viables y sostenibles
ambiental y económicamente.
• Y
elaboraremos una Ley Andaluza de Economía Circular para favorecer la
implantación progresiva en Andalucía de los objetivos de desarrollo sostenible
y un modelo respetuoso con nuestro medio ambiente. (para el que se destinan
numerosos fondos europeos)
Cultura y riqueza
Andalucía
es mucho más que el conjunto de ocho millones de proyectos individuales. Es
también el resultado de una Historia secular, una voluntad de convivencia con
el resto de España y una cultura común que ha generado lazos indisolubles entre
nuestras ocho provincias y con las demás regiones de nuestra nación.
Andalucía
es ejemplo de lealtad y buena vecindad. "Oriente sin veneno. Occidente sin
acción", como escribió Federico García Lorca.
Y
lo es en gran medida por nuestro carácter, por nuestra Historia y por nuestra
cultura, que es preciso proteger y potenciar como valor propio, pero jamás
excluyente.
La
cultura define trasversalmente las señas de identidad material e inmaterial de
Andalucía. Por ello será una clave de bóveda para conseguir la cohesión y la
transformación social.
Pero
además es un gran motor económico que impulsaremos para generar aún más puestos
de trabajo y riqueza.
Entre nuestros objetivos estará:
• Potenciar
el mecenazgo buscando la colaboración público – privada.
• La
protección del flamenco como una de las principales señas de identidad de
Andalucía, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, con la aprobación de una Ley
del Flamenco.
• Asimismo,
promoveremos la celebración en el año 2022 del Centenario del Primer Festival
de Flamenco de la Historia.
Fomentaremos
el turismo cultural para poner en valor todo el patrimonio histórico de
Andalucía. Con ese objetivo,
• crearemos
una Tarjeta Turística Cultural de Andalucía como elemento de promoción y
difusión de nuestra comunidad, que integre la oferta cultural, patrimonial y
turística de las ocho provincias andaluzas.
• Asimismo,
apoyaremos desde la Administración autonómica la conmemoración del Quinto
Centenario de la Primera Vuelta al Mundo de Magallanes y Elcano.
Y
no puedo ni quiero olvidarme de la cultura popular andaluza.
El
azar o el destino han querido que defienda mi proyecto de investidura en el
primer aniversario de la pérdida de uno de los mejores parlamentarios que ha
tenido nuestra autonomía.
Señorías,
hoy justo hace un año de la inesperada muerte de ese gigante de la cultura que
fue nuestro querido compañero Antonio Garrido Moraga.
De
él aprendimos a valorar más todavía el patrimonio y el arte y de él aprendimos
a amar la cultura popular andaluza.
Antonio
Garrido tenía un sueño y ese sueño lo plasmó en una idea: "Cuando
lleguemos al Gobierno de la Junta conseguiremos que la cultura popular andaluza
sea cultura cum laude en nuestra tierra".
Hoy
comprometo mi palabra: el nuevo gobierno trabajará para que se cumpla el
ansiado sueño de nuestro inolvidable compañero.
Políticas sociales
Señoras
y señores diputados, de lo dicho hasta ahora es fácil deducir cómo es la
Andalucía que nos proponemos construir: una Andalucía de todos, y de todos por
igual. Para todos, y para todos por igual.
Mujeres
y hombres, vivan donde vivan y piensen como piensen, todos deben recibir el
mismo trato y tener acceso a servicios públicos de la misma calidad y con el
mismo tiempo de espera.
Nos
proponemos revisar el funcionamiento de los servicios públicos con la finalidad
innegociable de mejorar su eficacia y garantizar su prestación con equidad,
dignidad y en las mejores condiciones.
Utilizaremos
para este fin el arma más poderosa que existe: el diálogo.
El
diálogo, también, con los alcaldes. Para mí, los alcaldes más que
representantes de un partido político son embajadores de sus vecinos a los que
ofrezco la más alta consideración.
Es
hora de inundar los despachos de la Junta del sentir de los pueblos y ciudades
andaluzas.
Sepan
ustedes que quienes el pasado 2 de diciembre recibimos el encargo irrenunciable
de hacer el cambio estamos aquí para gobernar, para gestionar, pero también
para escuchar y para acordar.
Con
todos. Con las fuerzas políticas de este Parlamento, y, por encima de todo, con
los andaluces.
En
este sentido, consideramos fundamental la aportación que han de hacer los
profesionales de cada ámbito.
Su
opinión no sólo será escuchada, sino que formará parte esencial de las
decisiones que se irán adoptando en la búsqueda de la mejora en la prestación
de los servicios públicos de nuestra tierra.
Me propongo junto a mi gobierno dignificar la tarea
de nuestros servidores públicos mediante:
• La equiparación salarial de los profesionales sanitarios
y docentes de Andalucía respecto a la media nacional, y acabando con la
precariedad, el abuso de temporalidad y la excesiva rotación entre los
profesionales.
• Y
la dignificación de las condiciones de trabajo y los
derechos de los funcionarios de Justicia para garantizar un servicio
público de calidad.
La
salud de los andaluces será asunto de atención preferente por parte de mi
gobierno. A lo largo de los últimos años hemos asistido a un lamentable proceso
de desmantelamiento de la Sanidad pública andaluza ante la mirada indignada de
sus profesionales.
Si
el edificio de nuestra Sanidad pública se mantiene hoy en pie, pese a sus
muchas grietas, es indudablemente gracias al esfuerzo y la entrega personal de
los profesionales.
Los
profesionales sanitarios y los usuarios han sido los perjudicados por una
gestión sanitaria errónea, que ha situado a Andalucía en la última posición de
inversión por habitante.
Y
que se ha mostrado incapaz de reducir las listas de espera hasta niveles
mínimamente aceptables o de asegurar una atención médica adecuada para todos
los andaluces, sea cual sea su lugar de residencia.
Debemos
ser capaces no sólo de contribuir a los avances médicos más innovadores, sino
también garantizar la atención médica básica en todos los pueblos y todos los
barrios de nuestro territorio.
En
unas condiciones dignas para los profesionales y los pacientes y reduciendo el
tiempo de espera al más breve plazo técnico posible.
Transparencia
en los listados, despolitización del SAS (servicio andaluz de salud) para que
sea liderado y gestionado por los mejores profesionales, libre elección de
especialista y el refuerzo de la Atención Primaria serán los instrumentos de
esa reforma.
Pero, además:
• Eliminaremos
la subasta de medicamentos.
• Redefiniremos
las Unidades de Gestión Clínica en Unidades de Gestión Sanitaria, con autonomía
en la gestión y toma de decisiones.
• Cumpliremos
con el pago de las ayudas sociales a las personas con hemofilia u otras
coagulopatías congénitas que hayan desarrollado la Hepatitis C como
consecuencia de haber recibido tratamientos en el ámbito del Sistema Sanitario
Público Andaluz.
• Y
daremos una atención especial a los enfermos oncológicos acortando los plazos
de espera e implantando integralmente el cribado de colon en toda la población
de riesgo.
Vamos a humanizar la gestión de la sanidad pública
andaluza.
• Aprobaremos
un Proyecto de Ley Andaluza de Atención Temprana, aumentando los recursos y
garantizando su eficacia.
• Y
promoveremos la firma de convenios de colaboración con otras comunidades
autónomas para que la tarjeta sanitaria andaluza pueda ser utilizada en todo el
territorio nacional.
Un
gobierno tiene siempre tareas urgentes, cuyos resultados son auditables en un
breve plazo de tiempo, y otras que precisan de periodos más largos para su
materialización.
La
gestión de un sistema educativo eficaz, que promueva los valores constitucionales
y que garantice la promoción social y laboral de todos pertenece, sin duda, a
estas últimas.
Pese
a ello, o quizá precisamente por ello, la educación debe formar parte
primordial de los quehaceres de un gobierno.
La
configuración de un sistema educativo eficiente, flexible ante la aparición de
nuevas necesidades por parte de la sociedad y del mercado de trabajo y
homologable para todas las comunidades de España es una tarea pendiente desde
la Transición y todos debemos recapacitar sobre si hemos cumplido o no con esta
exigencia de los ciudadanos.
La
educación debe ser una labor conjunta cuya ordenación básica corresponde al
Estado, pero el marco competencial que establece nuestro Estatuto nos permite
actuar con firmeza y valentía para mejorar sus resultados.
A
la vista está que quienes han gobernado anteriormente nuestra tierra no han
cumplido con ese mandato, como lo demuestran los informes
que, como el PISA, sitúan al sistema educativo andaluz entre los menos eficaces
de Europa.
• Para
ponerle remedio, entre otras medidas, mi gobierno establecerá un Plan Andaluz
de Refuerzo Educativo que reduzca el abandono escolar, aprovechando la
financiación del Programa de Cooperación Territorial Proeducar y otros de los
que pudiera disponerse.
• Propondremos
un plan de refuerzo de las competencias en matemáticas y lectura de los alumnos
andaluces, con el objetivo de mejorar radicalmente los resultados.
• Ampliaremos
el programa de bilingüismo hasta llegar al 100% de los centros educativos de
Andalucía a lo largo de una legislatura completa.
• Aumentaremos
las horas de refuerzo de inglés, tanto en primaria como secundaria, a través de
actividades extraescolares.
• Implantaremos
la educación gratuita de 0 a 3 años a lo largo de la Legislatura.
• Aprobaremos
un Estatuto de la Profesión Docente en Andalucía que potencie el talento de
nuestros profesores y su carrera profesional.
• Recogeremos
expresamente en la legislación autónoma la consideración de autoridad pública
del profesorado de ANDALUCÍA.
• Pondremos
en marcha un Plan de Mejora de las Instalaciones Educativas que asegure las
condiciones de habitabilidad, climatización y seguridad para todos los alumnos
andaluces, eliminando progresivamente todas las aulas prefabricadas o
caracolas.
• Aplicaremos
el Plan de Familia en todos los centros educativos, dotándoles de aula matinal
y comedor en beneficio de la conciliación familiar.
• Aprobaremos
un proyecto de Ley Andaluza de Inclusión Educativa para garantizar la atención
y los recursos necesarios del alumnado con necesidades especiales que garantice
la igualdad de oportunidades de todos los alumnos y alumnas, entre otros.
• Protegeremos
un modelo educativo basado en la libre elección de centro que debe tener la
familia, ya sea en el ámbito de la educación de titularidad pública o
concertada.
• Habilitaremos
progresivamente la implantación del Bachillerato concertado y promoveremos la
extensión del Bachillerato Internacional en Andalucía.
• Traeremos
al Parlamento una Ley de Formación Profesional que garantice la cobertura total
de la demanda y que apueste por la Formación Profesional Dual.
• Impulsaremos
una reforma de la Ley Andaluza de Universidades para promover la transparencia,
mejorar la rendición de cuentas, asegurar un marco de financiación estable y
premiar la excelencia de resultados.
No
hay mejor política de creación de empleo que la que se deduce de una acertada y
eficaz Educación y Formación Profesional de calidad para todos.
Señorías,
la familia es el núcleo esencial de nuestra sociedad. En ella aprendemos a ser
persona y de ella extraemos los valores que han de regir nuestra vida.
El
gobierno del cambio hará de la familia un eje vertebrador de sus políticas, con
un concepto transversal de la gestión, de manera que las demandas y las
necesidades de las familias andaluzas estén presentes en todas las decisiones
que se adopten en cualquier ámbito de su competencia.
Serán objeto de especial atención los que, por
enfermedad, discapacidad o dependencia sean más vulnerables. Por ello,
• Mejoraremos
el sistema de prestaciones de la atención a la Dependencia y
• pondremos
en marcha un Plan de Choque que agilice los trámites y garantice el
cumplimiento de los plazos de concesión de las prestaciones y servicios.
• Propondremos
una reforma de la Ley Andaluza de Derechos y Atención a las Personas con
Discapacidad, contemplando un aumento en la dotación del porcentaje de reserva
de plazas en la Oferta Pública de Empleo.
• Traeremos
a esta Cámara una Ley de Apoyo a las Familias Andaluzas, adaptada a la realidad
actual, con especial atención a las familias numerosas y monoparentales.
• Impulsaremos
medidas para mejorar la conciliación laboral y familiar, la reducción de la
brecha salarial y el desempleo femenino para acabar con la discriminación en el
ámbito laboral.
• Impulsaremos
un cambio cultural por el que se eduque a niños y niñas, desde edades
tempranas, en los mismos valores de igualdad que defiende la CE.
• Y
reestructuraremos el Sistema de Protección de Menores de Andalucía para mejorar
la eficacia de su respuesta.
Como
presidente de la Junta de Andalucía me comprometo a actuar con responsabilidad y a exigir esa misma responsabilidad
a todos para sacar de la contienda política asuntos tan sensibles como la
violencia de género.
El
maltrato es una lacra social que debemos erradicar. Y hay que hacerlo
construyendo sobre lo que ya tenemos. Sumando. Enriqueciendo. Mejorando las
leyes.
Sin
cuestionar lo que ha funcionado y funciona, pero corrigiendo lo que no.
Haciendo, en suma, que todas las víctimas estén protegidas.
Quienes sufran violencia física, psicológica o
social, de cualquier tipo y en cualquier ámbito, encontrarán en mi
gobierno un refugio seguro, una mano para acogerle y otra para ayudarle a salir
del infierno en que viven.
Siempre hemos estado con los más débiles, y así
seguirá siendo.
El programa de gobierno que les he tratado de sintetizar
es un plan ambicioso, como corresponde a una región que demanda cambios y
resultados después de cuatro décadas de políticas infructuosas.
Puedo asegurarles que la extensión de este compromiso no
obedece a la ingenuidad sino a la ambición por mejorar la calidad de vida de
los andaluces.
Lo que nos proponemos es algo parecido a una Transición,
y por eso hoy digo, como Adolfo Suárez en aquellos momentos trascendentales de
la Historia de España, que "no puedo asegurar soluciones inmediatas a
todos los problemas ni que de la noche a la mañana se satisfagan todas las
reivindicaciones, incluso las de estricta justicia". Pero sí puedo comprometer y comprometo mi esfuerzo, mi
honor y mi fe en Andalucía.
Final
Señorías, tal y como hice al principio de mi
intervención, les vuelvo a solicitar su apoyo para convertirme en presidente de
la Junta de Andalucía y liderar un
gobierno nuevo, un gobierno sin precedentes: el
gobierno que los andaluces pidieron en las urnas el 2 de diciembre.
Si ustedes así lo deciden, a Andalucía llegará de manera
inminente un cambio de estilo, de forma y de gestión que podrá resumirse en
varias palabras: respeto, honestidad y
determinación.
En primer lugar, respeto
hacia los ciudadanos de quienes vamos a dirigir las
políticas públicas de Andalucía.
Los ciudadanos son el epicentro de nuestro quehacer
diario, porque no tenemos más ataduras que el compromiso dado, que la palabra
dada, que la mirada que nos hemos cruzado con los andaluces para entender la
preocupación de las diferentes realidades sociales de las que soy conocedor de
norte a sur y de este a oeste de mi tierra.
En segundo lugar,
honestidad en mi trabajo diario, poniendo mi
mejor saber y entender al servicio de todos, para procurar a los andaluces una
vida mejor.
Quiero que el gobierno andaluz sea cómplice de los éxitos
de cada uno de los andaluces e impulsor de la consecución de sus sueños y
anhelos. Seremos tan prudentes como audaces, y seremos ambas cosas con
largueza.
Y, finalmente, determinación.
Seré un reformista radical, pero las reformas de mi
Gobierno se harán con la máxima participación y consenso posibles.
Venimos con los brazos abiertos, las camisas remangadas y
las manos tendidas para un trabajo arduo que haremos en común, con el espíritu
de la concordia, con tesón, porque creemos en nosotros, creemos en Andalucía y
porque la voluntad mueve
montañas.
No hemos venido a demoler lo que se haya hecho bien sino
a levantar un nuevo porvenir.
El cambio que propongo es un cambio real, un cambio de verdad, pero un cambio conciliador: el tiempo de las verdades únicas ha terminado.
Mi gobierno no excluirá a nadie, porque a nadie excluye
la Constitución y el Estatuto de Autonomía, que serán los únicos límites de
nuestra acción de gobierno.
Vengo a cumplir un sueño colectivo. Y llego con el ejemplo de los que entregaron su vida al
servicio a los demás; llego con el recuerdo de quienes soñaron con este cambio
y partieron de aquí sin verlo y llego con la memoria de quienes derramaron su
sangre y entregaron su vida por la libertad y la democracia.
"Personas mayúsculas que se hacían escribir con
letras minúsculas" como el fiscal Luis Portero, el doctor Muñoz Cariñanos,
mi eternamente añorado compañero y amigo José María Martín Carpena y nuestros
siempre honrados Alberto Jiménez-Becerril y Ascensión García.
Vengo con el ejemplo, el recuerdo y la memoria de los
servidores públicos, miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado
y de las Fuerzas Armadas, que derramaron su sangre por la defensa y protección
de las libertades, asesinados por los criminales de ETA, banda terrorista hoy
derrotada por el Estado democrático y por el conjunto del pueblo español.
Invoco a ese espíritu de unidad para construir el presente y conquistar el futuro.
Invoco al espíritu de la concordia, "porque la
concordia hace crecer las pequeñas cosas y la discordia arruina las
grandes" (Salustio).
Quiero que todos los andaluces, desde Ayamonte a Pulpí,
nos sintamos comprometidos a defender nuestra tierra y orgullosos de todos
nuestros símbolos, los de Andalucía y los de España. Sin miedos y sin
complejos.
Porque tan nuestra es la blanquiverde como la rojigualda.
Porque cuando un demócrata, uno de los nuestros, derramó su sangre por la
libertad y democracia lo hizo por Andalucía y por España.
Señorías, andaluzas y andaluces:
Quiero
expresarles un último compromiso, éste de
carácter personal. Ante todos ustedes y ante
el pueblo andaluz me comprometo a actuar con humildad y honradez, a dar todo lo
que llevo dentro por esta tierra y a poner siempre, por delante de todo, el interés común de los
andaluces.
Me importa Andalucía. Lo primero, porque es mi cuna, y
quiero a mi tierra y a sus gentes como el que más.
Nada de lo que pueda ocurrirle a un andaluz me es
indiferente. Y menos ahora, que me estoy ofreciendo para gobernarles y hacerme
responsable de su bienestar.
Yo he venido a gobernar para todos los
andaluces sin distinción de ideología, yo he
venido a procurar el mejor futuro posible a los andaluces sin importar a quién
hayan votado, y ese compromiso sincero que expreso solemnemente ante esta
Cámara ha de comenzar por mi respeto y reconocimiento hacia todos y cada uno de
los diputados de este Parlamento.
Me comprometo a pensar antes de hacer, y me comprometo, finalmente, a intentar ser
cada día mejor para afrontar los obstáculos que
se presenten en nuestro camino con firmeza,
generosidad y con acierto.
Y quiero ofrecerles, también, esperanza. Lo hago tomando
prestado un verso de Antonio Machado. Él escribió en sólo cuatro palabras la
mejor definición de la esperanza: "Hoy
es siempre todavía". Hoy,
andaluces, es nuestro todavía.
Lo que está a punto de acontecer en Andalucía parecía
imposible, pero ya escribió Virgilio que "pueden los que creen que
pueden" y yo siempre creí. Siempre creí que podíamos alcanzar el sueño. Y
aquí estamos. Dispuestos a escribir nuevas páginas de la Historia de Andalucía.
El cambio es ley de vida. Si el futuro es el cambio, podemos decir que hoy
comienza el futuro de Andalucía.
*Vale el discurso pronunciado
Oficina del Portavoz del Gobierno
Palacio de San Telmo. Avda. de Roma, s/n 41071 Sevilla
informacion@juntadeandalucia.es | Teléfono de atención a
la ciudadanía: 955 062 627 ó
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