martes, 6 de febrero de 2018

FUERA DE GUIÓN. Corrupción a dedo, por RAFAEL PORRAS = En busca de la "agilidad" administrativa, contratos menores, administración paralela, Consejo Consultivo a dedo... ¿No sería mejor que nos entendiéramos todos diciendo "Toma el dinero y corre"?


FUERA DE GUIÓN

Corrupción a dedo




RAFAEL PORRAS
4 FEB. 2018

PUEDE PARECER una tremenda paradoja difícil de entender, pero el sistema permite la existencia de una corrupción con apariencia de legalidad que sirve para eludir los controles y las restricciones que el propio sistema ha previsto para evitar esa corrupción. No se trata, contra lo que puede interpretarse en un principio, de un galimatías dialéctico. El sistema necesita mantener un mundo paralelo de actuación que le permita una cierta arbitrariedad en el uso de los fondos públicos en beneficio ora de su clientelismo ora de la financiación irregular de los partidos.

Con el descubrimiento de los grandes casos de corrupción y, sobre todo, con la consolidación en la opinión pública de que esa práctica era inadmisible con su consiguiente efecto electoral (mínimo, eso sí), la administración pública se vio en la obligación de establecer restricciones y férreos controles aparentes para evitar esa corrupción de alta intensidad. Nos referimos a las concesiones y adjudicaciones de obras y servicios conveniados con las grandes empresas previo pago de comisiones bien a particulares, bien a partidos o a ambos. Además de dar más poder a la Intervención y establecer unidades de lucha contra la corrupción, el sistema estableció exigencias y limitaciones en la contratación pública que intentaran evitar la arbitrariedad que, en el fondo, permitía esa corrupción.

Y hay que admitir que algún efecto positivo ha tenido todo ello, al menos esa corrupción de alta intensidad es casi imposible y los controles, con todas sus limitaciones, descubren con más facilidad esas irregularidades y cumplen en parte el efecto coercitivo necesario. Pero las medidas, más pomposas que eficaces, no han sido capaces de acabar con la corrupción y con el abuso en las concesiones públicas.

Una de las medidas, que ya existía, pero que se ha generalizado, es la de los llamados contratos menores que no requieren concurso público ni publicidad al tratarse de cuantías por debajo de los 18.000 euros. Con eso se pretendía dar agilidad a la administración en asuntos y compras menores y obligar a realizar concursos públicos sobre cualquier proyecto que superase esa cantidad.

Pero, como señalaba, el sistema debía crear su propio escape para eludir esas restricciones. Y es entonces cuando, por un lado, se fraccionan expresamente los contratos o se adaptan los mismos, siempre que sea posible, para que puedan ser troceados sin llamar la atención de los interventores y de la competencia. Esta práctica está generalizada con la aceptación tácita de todos los partidos. Esta semana, EL MUNDO de Andalucía ha revelado cómo el Parlamento ha adjudicado a dedo servicios acudiendo a este sistema, es decir, troceando contratos. También hemos contado cómo hasta el moderado Consejo Consultivo de Andalucía ha señalado en varios dictámenes cómo nada menos que la Consejería de Justicia ha infringido claramente la ley al fraccionar indebidamente los contratos de un servicio como es el de los puntos de encuentro familiares. Los responsables de estas prácticas, todos ellos del PSOE, insisten en que en estos casos no hubo amaño y que todo fue legal, cosa que, para empezar, contradice hasta el sumiso Consejo Consultivo.

En paralelo, en la Diputación de Málaga, gobernada por el PP con el apoyo de Ciudadanos, se ha conocido que una diputada acudía a similar procedimiento para contratar con la empresa de un familiar.

Más allá de estos casos, sobre los que existen evidentes dudas de su legalidad, este tipo de contrataciones son generales en ayuntamientos, diputaciones, en la Junta o en las empresas públicas y, aunque hay que insistir que en ocasiones sirven efectivamente para hacer más eficaz la administración, su uso generalizado propicia la corrupción.

Una corrupción a dedo, pero corrupción.



http://www.elmundo.es/andalucia/2018/02/04/5a7612e9468aeb4c218b45de.html

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