Intervención y réplica de Ana Oramas en la moción de censura podemita
Ana Oramas, la diputada de Coalición Canaria, fue especialmente dura con Pablo Iglesias en su turno del debate de la moción de censura contra Mariano Rajoy. Atacó el "teatro" a costa del contribuyente en que había convertido el debate. Pero en la réplica al candidato, llegaron las acusaciones más duras, en especial una que descolocó al líder podemita.
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La felicidad de Podemos
EMILIA LANDALUCE
Ayer, a las 11 de la mañana, cuando Irene Montero llevaba dos horas encaramada a la tribuna del Congreso de los Diputados, los incautos que estábamos viendo la moción de censura teníamos el alma en vilo por dos asuntos: el desgaste físico de los intérpretes del lenguaje de signos y si los folios en los que la consorte diputada había impreso su interminable discurso (diríamos filípica pero dada la pobreza del contenido sería injusto para Cicerón) eran de papel reciclado.
El discurso de Montero nos pareció a algunos bastante flojo por no decir antidemocrático. A los 10 minutos ya había esgrimido el comodín de Franco (además de llamar machista a Mariano Rajoy) y no dudó en utilizar causas archivados por la justicia en su tan alabada enumeración de casos de corrupción que afectan al PP.
Lo cierto es que las críticas a la portavoz de Podemos duraron hasta que llegó su novio, Pablo Iglesias, con la perorata de profesor de Historia. ¡El que dijo que en Andalucía se había celebrado un referéndum de autodeterminación en 1981! A veces olvidamos que las citas [ya sean de Clara Campoamor, Rosa Parks, Joaquín Costa o Quevedo] están a golpe de ratón en internet y la mayoría de las veces suelen servir para encubrir la falta de ideas propias. O de lecturas ajenas.
El presidente del Gobierno pensó con razón que no tenía necesidad de esforzarse demasiado para superar la moción de censura. Todo lo que dijo en sus réplicas fue previsible. [Salvo cuando comparó a Montero con Savonarola, inquisidor de las vanidades florentinas]. Le faltó despatarrárse (manspreading) en su escaño para provocar. Pero, ¿para qué iba a hacer más? Rajoy es muy consciente que Podemos es lo único que le hace bueno.
A las cuatro de la tarde algunos teníamos ya la sensación de estar atrapados en una pantomima. Mientras, la vida -y los problemas: el desafío catalán, el desplome de Liberbank...- continuaba sin remedios. En plural.
Arias Maldonado dice que estar en contra del Gobierno nos hace felices. Es fácil entender por qué Irene y Pablo estaban ayer tan contentos como Rajoy.
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