Cuando Juan Marín y su equipo naranja se empeña en ir contracorriente, apoyando al régimen clientelar del PSOE andaluz para que todo siga igual o incluso peor, no puede ocurrir nada más que seguir recibiendo varapalos.
Uno puede entender que el PSOE andaluz siga con su inmovilismo, como dice mi buen amigo José Luis Roldán (le felicito por su creación, el patrón del PSOE andaluz, San Parménides), para preservar su régimen corrupto, su nepotismo, su sistema clientelar que le permite seguir consiguiendo apoyos de andaluces beneficiados por el mismo. Sin embargo, lo que es inexplicable, espeso y hasta esotérico, es que un partido como Ciudadanos, que no hace más que remachar que viene a “regenerar la política” (¿qué, cómo, cuándo?) y efectuar las reformas necesarias para mejorar esta Comunidad (¿cuáles?), se dedique a hacer lo contrario, apoyando las políticas clientelares del PSOE andaluz; salvo que, mejorar Andalucía, no sea el objetivo del partido naranja.
http://www.eldemocrataliberal.com/2016/11/el-fiscal-superior-del-tsja-corrige.html
El Fiscal Superior del TSJA corrige a Ciudadanos
Cuando Juan Marín y su equipo naranja se empeña en ir contracorriente, apoyando al régimen clientelar del PSOE andaluz para que todo siga igual o incluso peor, no puede ocurrir nada más que seguir recibiendo varapalos.
Uno puede entender que el PSOE andaluz siga
con su inmovilismo, como dice mi buen amigo José Luis Roldán (le felicito por
su creación, el patrón del PSOE andaluz, San Parménides), para preservar su
régimen corrupto, su nepotismo, su sistema clientelar que le permite seguir
consiguiendo apoyos de andaluces beneficiados por el mismo. Sin embargo, lo que
es inexplicable, espeso y hasta esotérico, es que un partido como Ciudadanos, que no hace más que
remachar que viene a “regenerar
la política”
(¿qué, cómo, cuándo?) y efectuar las reformas necesarias para mejorar esta Comunidad
(¿cuáles?), se dedique a hacer lo contrario, apoyando las políticas
clientelares del PSOE andaluz; salvo que, mejorar Andalucía, no sea el objetivo
del partido naranja.
Pero ya no es sólo Marín y su
equipo quienes constantemente siguen quebrantando sus palabras con sus
actuaciones, sino que, para colmo, su líder, Albert
Rivera, también se ha unido a la torticera
fiesta andaluza. El jueves de la semana pasada, Rivera vino a Sevilla para
reunirse con los dirigentes y militantes de Andalucía, y aprovechó la ocasión
para inaugurar la nueve sede regional del partido. Ese día, fatídico donde los
haya, declaró que la fórmula aplicada por Ciudadanos en Andalucía en cuanto a
su apoyo al PSOE es el modelo a seguir en España, dado los “cambios conseguidos”
para la Comunidad andaluza. No quedando contento con tan desquiciada
declaración, mostró asimismo su apoyo al trabajo realizado por lo suyos con los
Presupuestos de la Comunidad para 2017, al haber logrado aumentar las partidas
de gasto para sanidad, educación y servicios sociales, así como la reducción de
entes instrumentales de la Junta. ¿De qué planeta son los que asesoran a Rivera
sobre lo que ocurre en Andalucía?
Albert Rivera miente o fantasea. Cuando dice que en Andalucía ha habido “cambios”
debería saber que no son precisamente a mejor si observara la realidad con un
mínimo de interés. Al menos, le recomendaría que leyera los artículos
publicados en este diario, en los que se demuestra todo lo contrario,
invitándole a rebatir uno a uno los hechos y fundamentos, pero con datos.
Si en mis anteriores artículos he
dejado constancia de las mentiras del PSOE andaluz y de este partido
"regenerador", ahora ha sido el Fiscal
Superior del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía quien ha puesto en su sitio al partido naranja.
En su comparecencia del jueves pasado ante la Comisión de Justicia e Interior
del Parlamento de Andalucía, en la que presentó la Memoria anual de la Fiscalía
andaluza de 2015, manifestó que hay formas de corrupción que no son delictivas, y que deben igualmente de perseguirse, aunque no sean delitos.
Es justo lo contrario que ha defendido Ciudadanos en Andalucía con toda la
corrupción del PSOE andaluz cuando se han archivado los casos
en los tribunales, declarando sandeces como que “la prevaricación no es corrupción”, “se trata de simples irregularidades
administrativas”, etcétera, un
ejercicio desatinado y muy infortunado que no hace más contribuir a que la
corrupción siga campando a sus anchas en Andalucía.
Con la nueva reprimenda pública
del Fiscal Superior, el Sr. Rivera debería
enmendar el camino recorrido en Andalucía.
Pero lamentablemente no lo hará, porque su partido ha elegido estar al lado del
poder a cualquier precio, aunque este siga actuando de forma corrupta.
Uno de los graves errores del
partido regeneracionista es negar siempre la mayor: “la
prevaricación no es corrupción”, o “si se ha archivado el caso en el
Juzgado queda demostrado que no es un caso de corrupción”. Pero la verdad
es la verdad, dígala Agamenón o su porquero. Que conste que no soy el único que mantiene que
la prevaricación es corrupción, pues como mencioné en un anterior artículo,
también hay juristas como Manuel-Jesús Dolz Lago, fiscal del Tribunal Supremo, que
considera corrupción política “los delitos de
tráfico de influencias, cohecho, prevaricación administrativa,
negociaciones y actividades prohibidas a funcionarios y autoridades, abusos en
el ejercicio de la función, malversación de caudales públicos y fraude a la Administración
Pública”(publicado en Abogacía Española,
16-01-2014).
¿Y qué dice el Tribunal Supremo al respecto? La Sentencia de la Sala de lo Penal del
Tribunal Supremo de 24 de Noviembre de 2014 (Rec. 729/2014) explica que la condena
por el delito de la prevaricación trata de “…..sancionar supuestos límite en
los que la posición de superioridad que proporcionaba el ejercicio de la
función pública se utiliza para imponer arbitrariamente el mero capricho de la autoridad o funcionario,
perjudicando al ciudadano afectado o a los intereses generales de la
Administración Pública en un injustificado abuso de poder.”
Cada vez que se airea un caso de corrupción por prevaricación administrativa, rápidamente
acuden a su manual de exculpaciones:
Cadena SER (24/08/2016): “Fernando
de Páramo ha señalado en una entrevista en ‘Hoy por Hoy’ que en las
negociaciones sobre corrupción con el PP “hemos aplicado el mismo criterio que
siempre, el mismo criterio que con Cristina Cifuentes, en Madrid, o con Susana
Díaz, en Andalucía”. Para el secretario de Comunicación del partido de Rivera,
“no es ninguna novedad la definición que dio José Manuel Villegas sobre
corrupción”, porque “no
es lo mismo robar que equivocarse o cometer un error de gestión,
lo que es reprobable, pero que no debe entrar en el pacto anticorrupción”.
ABC de Sevilla (05-05-2016): "En
una entrevista en TVE, el número dos del partido de Albert Rivera ha asegurado
este jueves que su partido no va a «pedir que salga del Gobierno de Andalucía»
el consejero de Economía y Conocimiento de la Junta, citado como investigado el
próximo 10 de mayo por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA)
porque considera que el suyo no es un caso de corrupción política".
Diario El Mundo (09-12-2015): “el
alcalde de Espartinas (Sevilla), José María Fernández, de Ciudadanos, ha
dimitido tras ser citado a declarar el 20 de enero como imputado por un delito
de prevaricación en contratos del programa de ayudas al empleo de personas en
situación de exclusión social de la Junta…En un comunicado, Ciudadanos
ha aclarado de la dimisión "no está relacionada con un caso de corrupción" sino
con un "asunto administrativo" relativo al plan de ayuda a
la contratación, si bien José María Fernández ha decidido dimitir para "no
perjudicar al partido y cumpliendo escrupulosamente con lo que dice los
estatutos" de su partido”.
También les dejo con un enlace a
esta noticia clarificadora del diario El Plural: “Los casos de corrupción que ahora no lo serían, segúnCiudadanos”.
Según suelen declarar los
dirigentes de Ciudadanos, no consideran el delito de prevaricación como
corrupción política porque “no hay enriquecimiento personal”, ni “financiación
ilegal”, simplemente es “un asunto administrativo” o “cometer
un error de gestión” que nada tiene que ver con la política. ¿Quién
puede tragarse tamaña barbaridad? ¿Acaso se están protegiendo para el futuro de
su propia incompetencia en la gestión pública?
En primer lugar, debo aclarar que
el delito de la prevaricación se encuentra en el mismo Título
del Código Penal –Delitos contra la Administración Pública- que los delitos de
cohecho, malversación, tráfico de influencias, etcétera., y para su comisión es
necesario el dolo o intención, por lo que nunca se trata de “equivocaciones
o errores en la gestión”, como declaran los dirigentes de Ciudadanos. La
sanción del delito de prevaricación garantiza el debido respeto, en el ámbito
de la función pública, al principio de legalidad como fundamento básico de un
Estado social y democrático de derecho, frente a ilegalidades severas y
dolosas. Además, el delito de prevaricación queda consumado cuando se dicta la
resolución injusta, sin que sea preciso que ésta genere determinados perjuicios
personales o materiales a terceros.
El delito de prevaricación
administrativa es el negativo del deber que se impone a los poderes
públicos de actuar conforme a la Constitución y al ordenamiento jurídico. Por
ello el delito de prevaricación constituye la respuesta penal ante los abusos
de poder que representan la negación del propio Estado de Derecho, pues nada
lesiona más la confianza de los ciudadanos en sus instituciones que ver
convertidos a sus representantes públicos en los vulneradores de la legalidad
de la que ellos deberían ser los primeros custodios.
Ciudadanos padece la enfermedad del relativismo,
inoculada a conciencia por la socialdemocracia que destila (el liberalismo brilla
por su ausencia). Nada es verdad y todo vale. Y con este juego consiguen
moldear la realidad a su conveniencia, y que los ciudadanos dejen de buscar la
verdad y el bien objetivo. Con ese retorcido juego del relativismo en el
lenguaje, los signos, las formas y los conceptos, que alcanza y supera la cota
del adoctrinamiento, han conseguido que muchos ciudadanos duden hasta de sus
palabras y de todos sus actos.
Obviamente, si yo fuera un
militante de Ciudadanos en Andalucía, exigiría una rectificación inmediata
al líder, pediría su dimisión o, en su caso, me daría de baja de un partido que
perdió el rumbo hace tiempo, funcionando como un comodín:
sirve para lo que se tercie en cada momento, si con ello no sigue perdiendo rédito
electoral. Por ello, le propongo a Ciudadanos que cambie su logo actual por un Joker de
la baraja inglesa de cartas, como el que se muestra a la izquierda del texto,
dado que en Andalucía está actuando como tal.
A continuación les dejo con dos
anécdotas más que demuestran como está el patio en Ciudadanos. La primera ha
ocurrido recientemente: Albert Rivera, siguiendo las pautas
iniciadas por Juan Carlos Girauta, se dedica a bloquear las
cuentas de la red social Twitter de aquellos que son críticos con las
actuaciones del partido (así entienden la democracia), como acaba de hacer con
la cuenta de un servidor por criticar sus declaraciones sobre los “cambios”
(¿!) que se han producido en Andalucía gracias a Ciudadanos, poniéndolo como
modelo a exportar a España. ¡Tengan cuidado de Despeñaperros para arriba!
A renglón seguido siempre ocurre
lo mismo: cuando surgen seguidores y simpatizantes del partido naranja
echándome en cara estas críticas, les pido que lean mis artículos y rebatan uno
a uno los motivos alegados que me llevan a concluir que el papel de Ciudadanos
en Andalucía no es admisible. O no me contestan o, si lo hacen, ni siquiera
fundamentan sus respuestas, y salen por los cerros de Úbeda. En mi cuenta de
Twitter y en los comentarios de mis artículos tienen varios ejemplos, donde el
silencio suele ser la respuesta.
Y la segunda anécdota, como les
relaté en un anterior artículo, el pasado 30 de septiembre se celebró en
Sevilla una charla-coloquio, titulada "Corrupción en Andalucía", en
la que participaron como ponentes los periodistas Silvia Moreno (El Mundo) y
Pedro de Tena (Libertad Digital y esRadio), y un servidor. A dicho evento fue
invitado, entre otros, el grupo parlamentario de Ciudadanos, a fin de que
algunas de sus señorías o algún representante de dichos partidos nos honrara
con su presencia, y participaran en el coloquio que iba a tener lugar tras las
ponencias. No apareció ningún representante, demostrando la sensibilidad que
tienen por un tema que, según las encuestas del CIS, es el segundo problema que
más preocupa a los ciudadanos.
Coda: les recomiendo a los dirigentes y simpatizantes
de Ciudadanos que, antes de iniciar sus críticas, lean mis artículos anteriores,
como por ejemplo “Andalucía, corrupta hasta la médula”, “Corruptos y
cobardes en los partidos cárteles”, “El PSOE: "barra libre" en
los municipios (parte II)”, “Desinfección del PSOE andaluz”, “Fondo
Jeremie Andalucía”, “La apisonadora ciuda-socialista”, “El
superjuez” o “Buhoneros en política”. Y si tienen interés en rebatir
uno a uno mis argumentos, porque puedo estar equivocado, les ruego me las
envíen por email o las expongan debajo de este artículo, y les responderé. No
se corten y sean transparentes: es un ejercicio muy sano cuando no hay nada que
ocultar y todo está por debatir.
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