- Santiago Molero y Rulo Pardo -SeXpeare- protagonizan esta adaptación de la novela ejemplar de Cervantes escrita por Alberto Conejero y dirigida por Salva Bolta
'Rinconete
y Cortadillo', el ADN español ladrón y corrupto que ya señaló Cervantes
- Santiago Molero y Rulo Pardo -SeXpeare- protagonizan esta adaptación de la novela ejemplar de Cervantes escrita por Alberto Conejero y dirigida por Salva Bolta
España no ha cambiado tanto. Aquí siguen instalados los pícaros y los
Monipodios. Los pobres y los corruptos. Lo escribió Miguel
de Cervantes pero parece que no le
escuchamos, o al menos solo cuando hay un centenario. "Y así, se deja
para otra ocasión contar su vida y milagros, con los de su maestro Monipodio,
y otros sucesos de aquellos de la infame academia, que todos serán de grande
consideración y que podrán servir de ejemplo y aviso a los que las
leyeren".
Este es
el final de 'Rinconete y Cortadillo', que se estrena en los Teatros del Canal este miércoles y se podrá ver
hasta el 13 de marzo. Santiago Molero y Rulo Pardo, es decir SeXpeare,
protagonizan esta tragicómica y divertida versión de la novela ejemplar
cervantina, escrita por Alberto Conejero y
dirigida por Salva Bolta.
La obra
toma como punto de partida el final abierto que dejó Cervantes para la historia
de estos dos rufianes -"y les sucedieron cosas que piden más luenga
escritura", termina- para elucubrar sobre qué habría pasado si Pedro
del Rincón y Diego Cortado hubieran
existido en realidad. Y lo que ocurre es que ambos están dispuestos a ajustar
cuentas con Cervantes por haberles amargado la existencia con esa imagen (según
ellos, distorsionada) de pícaros.Quieren
limpiar su nombre y, encerrados en 'Las Meninas'
de Velázquez, están dispuestos a contar al rey Felipe (al IV, no a
nuestro VI, aunque la broma les da bien de sí) su verdadera historia o,
más bien, la historia que debería haber escrito Cervantes.
"Ese
final abierto es una puerta para poder explorar las capas que tiene la
novela, que tiene que ver con el propio género
de la picaresca, de cómo nos reímos de repente de una historia que en verdad es
terrible: la de dos niños de los caminos que
tienen que robar y llegan a un lugar, donde el robo está institucionalizado,
que les supera. Y hemos
propuesto un juego muy cervantino sobre qué sucedería si Rinconete y
Cortadillo hubieran existido de verdad", explica a este periódico Alberto
Conejero.
Repleta de humor, sarcasmo y crítica social, esta oportuna y afilada
versión va desgranado la historia de estos dos desgraciados
ladronzuelos (ataviados con tijeras y cartas) desde que se conocen en una
venta de Toledo hasta que llegan a Sevilla y se topan con Monipodio, así
como su búsqueda incansable de Cervantes (le encuentran en el Café
Gijón, pero no pueden matar a 'su padre' -a lo Darht Vader-) y del rey
para que prohiba su novela. Pero lo más interesante es la conexión de nuestra realidad con la que
describió Cervantes en el Siglo de Oro. "Cervantes asoma a dos
pícaros al verdadero corazón de la corrupción, que no son los Lazarillos ni los
Rinconetes ni Cortadillos. Son la mafia institucionalizada en las ciudades, muy beatos, dentro del tejido de la sociedad, y muy
tolerados. A
mí eso me parece absolutamente contemporáneo", asegura Conejero.
Estamos
en una época llena de Monipodios en los despachos, donde si llevas una buena
camisa parece que puedes robar y, sin embargo, si robas para sobrevivir te caen
todos los golpes a la espalda
Por eso es
hilarantemente trágica la escena de la academia del Memorial de Agravios
Comunes. Si Cervantes hablaba del robo consentido y controlado de
Monipodio y sus secuaces, de los favoritismos y palos, hoy ambos
protagonistas van desgranando la grave situación política y social que azota
España citando desde a Rita
Barberá hasta los Pujol, los desahucios, la valla de Melilla o
los sobres en B.
"Están
con los pies en Rinconete y Cortadillo pero conectados hacia nuestro
presente y atravesando la realidad de muchas cosas que tienen que ver con
Cervantes y con nosotros. Quiero creer que eso debe ser parte de nuestra
naturaleza patria. Sí forma parte de nuestro ADN ser Monipodios y
Rinconetes y Cortadillos, y ser unos parias y unos pobres y tener
delincuentes organizados", afirma Salva Bolta. Igual piensa Conejero,
quien añade que en realidad "estamos en una época llena de Monipodios
en los despachos, donde si llevas una buena camisa parece que puedes robar y,
sin embargo, si robas para sobrevivir te caen todos los golpes a la
espalda".
La moda de Cervantes
Para Bolta, llevar 'Rinconete y Cortadillo' al teatro era necesario porque
la obra "estaba pidiendo algo más". De ahí nace la necesidad de
hablar de estos dos "héroes patéticos, para los que es imposible superar su
propio destino, y el destino es trágico lamentablemente. Llevan toda la vida
peleando pero no pueden dejar de ser unos miserables", cuenta. Ellos
mismos, de hecho, se retratan sobre el escenario primero como "una
catástrofe con dos cabezas", como Los Pecos
de la picaresca después. "Nosotros robamos
para comer. Somos la clase baja de los ladrones, las pulgas de este país
llamado España, los únicos que pisamos la cárcel", dicen.
Estos son los mensajes que nos legó Cervantes y que suenan hoy demasiado
actuales. La celebración del IV
Centenario de la muerte del escritor alcalaíno
está demostrando que su obra es interesante, actual y divertida, y no esa losa
que tantos le imponen. ¿Las pruebas? Este 'Rinconete y Cortadillo' o el
reciente 'Cervantina', de Ron Lalá. El problema, a la luz de los
casos de corrupción, es que parece que no aprendemos. "No sé si
aprendemos. Quizá no se trata de aprender sino de explotar y reventar
con eso de una vez. Hacer de eso una catástrofe y ver si hay algo detrás",
opina.
La
realidad es que estamos hablando de Cervantes porque es lo que hay esta
temporada en el escaparate. No es cultural, es una moda ahora mismo
¿Y después de las
conmemoraciones? "La realidad es que estamos hablando de Cervantes porque
es lo que hay esta temporada en el escaparate, dentro de dos temporadas el
pantalón estrecho no se llevará, se llevará el ancho y los estrechos se
quedarán en los armarios. No es cultural, es una moda ahora mismo y todo eso de la celebración,
del Gobierno si está o no, de las instituciones... Todo eso de los eventos y
las celebraciones es una cosa que se parece de lejos a la cultura. La cultura
tiene que ver con la educación desde mi punto de vista, y eso se hace poco a
poco. No tiene resultados inmediatos, pero a la larga sí", analiza
Bolta.
Apunta
el director que este olvido se debe a "una cuestión cultural y
educacional", y añade que el problema es que "lo que no
funciona bien es la educación". A pesar de que las comparaciones sean
odiosas, España se mira estos días en Reino Unido y los fastos por el IV Centenario de la muerte de Shakespeare. Bolta señala a este respecto:
"Yo quiero creer que Inglaterra es de otra manera porque hay una educación
y nadie tiene que decir que es el momento de celebrar porque se lleva en el
ADN. Para meter las cosas en el ADN, hay que hacerlo a través de la educación y
no del escaparate". Y esta obra ayuda a
ello en muchos sentidos.
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