lunes, 1 de febrero de 2016

FUERA DE GUIÓN; La Junta en su maraña por Rafael Porras. Vamos de mal en peor.... = Los disparates de la gestión juntera, cuya única finalidad es mantener y preservar el "Régimen andaluz" ¿con el dinero público de todos? ¿Ingeniería juridica y social por doquier, versus manipulación inteligente de la tendencia natural de la gente a confiar? ¿Trama corrupta en torno a sindicatos, empresarios y a la propia Junta con estos fondos durante años; un fraude que pagamos todos?

 Consorcios.....un ejercicio de esoterismo intentar interpretar qué es lo que la Junta pretende hacer con ellos.






......a partir de él, plantearnos una seria de cuestiones que, como decía al principio, nos pueden ayudar a interpretar la globalidad política actual. Para empezar, se me ocurren tres posibilidades que expliquen este disparate político cuya responsabilidad es directamente atribuible a la propia presidenta Susana Díaz: una, que la realidad de la Junta es que no hay un euro que invertir en nada productivo porque los que había se los han gastado en otra cosa o se destinan sustancialmente al mantenimiento de la gloriosa estructura burocrática y a la administración paralela clientelar; la segunda, que desde la Junta no se quiera que haya más cursos de formación para no ponerse a tiro de la fiscalización de la Cámara de Cuentas, de la Unión Europea o de un juez o una jueza entrometidos. Ya sabemos que los cursos de formación han sido oficio de ladrones, y en el caso que nos ocupa hay serias evidencias de corrupción consentida; y la tercera, y más probable, es que la Junta sea víctima de la propia maraña reglamentaria y burocrática que ella misma se ha tejido en torno suyo y que afecta a todos los ámbitos económicos y sociales.

A todo ello, naturalmente, hay que añadir que, desde prácticamente el inicio de la legislatura, toda la atención política de la presidenta Susana Díaz -y por ende, de la Junta y del PSOE andaluz- está acomodada a sus ambiciones nacionales políticas y personales.




¿Consorcios, colocaciones a dedo, con dinero público y "subrogación" laboral?


 



Sobre, para que y por que han creado la Administración paralela e instrumental, ya lo hemos visto con la FAFFE y los cursos de Formación, sin funcionarios y sin controles,  primero se dá el dinero y despues que venga la Intervención a emitir informes de auditoria o de ¿actuación? "a posteriori",  revisión de expedientes por muestreo de expedientes, y de forma controlada, y esto ocurre en todas las Agencias junteras ¿¿¿????.......¡¡¡¡Esto es jauja!!!! ¿Razones de eficiacia o eficiencia o estructura organizativa que articula a la vista de todos, la red clientelar que sostiene en el poder al PSOE, legislatura tras legislatura? 


Blanco y en Botella.= ¿Cambiar las cosas para seguir haciendo lo mismo?

 


Ya lo ha dicho alto y claro el voto particular de la Sentencia sobre la Reordenación del Sector público andaluz; un diseño de administración instrumental,  que supone "de facto" como lo sabemos todos los funcionarios que la sufrimos su implantación en Andalucía ¿la manifestación mas contundente al fecnomeno de «huida del Derecho Administrativo»"? ¿un quebranto  "real" de las garantías de los ciudadanos? ¿Un traje a medida para remodelar las instituciones y hacerlas irreconocibles....? .




¿Un modelo que pone en cuestión la propia esencia de la Administración, como organización al servicio de los intereses generales, y del concepto de Derecho administrativo, como corpus jurídico dirigido a someter al principio de legalidad a un sujeto privilegiado –la Administración– que asume el encargo de gestionar los intereses colectivos de la sociedad......






FUERA DE GUIÓN, por Rafael Porras
La Junta en su maraña



TAL VEZ sea buen momento para abstraerse un poco del ruido ambiente, detenerse un instante y prestar atención a la realidad. Albergo escasas dudas sobre que esa realidad a la que ignoramos o que consumimos atropelladamente sea la que, paradójicamente, pueda explicarnos el griterío político que nos aturde. Esto no es un simple juego de palabras con las que iniciar este artículo. La confusión política tras las elecciones, las dificultades de los pactos para la investidura, la ingobernabilidad aparente pueden tener una clara explicación si analizamos más allá de la superficie algunos de los acontecimientos diarios relacionados con la gestión política.

Me van a permitir por ello que me detenga un tiempo en un asunto aparentemente menor, uno de esos problemas cotidianos, causados por la política, que se van acumulando sin solución de continuidad. Se trata del conflicto con los centros de formación generado tras destaparse la trama corrupta en torno a sindicatos, empresarios y a la propia Junta con estos fondos durante años.

Junto a esta ventana tienen la oportunidad de leer la certera radiografía que realiza Ignacio González de estos centros. Un daguerrotipo ciertamente kafkiano que no tendría mayor trascendencia si no afectara a personas con nombres y apellidos y que no pusiera en juego las aspiraciones y el futuro profesional de miles de jóvenes andaluces.

Seguro también que han oído o leído algo sobre La Cónsula, La Fonda o el CIO de Mijas, centros de formación turística y excelencia que están cerrados sin que se sepan muy bien las razones ni hasta cuando. Parece lógico que, en tanto que España -y, dentro de ella, Andalucía- es una de las potencias mundiales en turismo, fuésemos también en sintonía una potencia profesional de este sector. Estamos hablando del turismo, la primera industria de la región, el 12% del PIB andaluz. Y que, igual que sucede en otros ámbitos de la economía global, lo racional es que de aquí saliera el más importante I+D+I del turismo y los mejores y más cualificados profesionales. Por tanto, aquí deberíamos aspirar a contar con los más notables centros de formación, las mejores escuelas profesionales de la industria turística mundial. Resulta, creo, obvio.

Pues bien, este ambicioso objetivo es el que animaba desde hace décadas a centros de formación como los señalados. De hecho, de ellos y de otros, han salido profesionales andaluces del más alto nivel internacional. Les suena, seguro, alguna estrella Michelin. Sin embargo, va camino de convertirse en un ejercicio de esoterismo intentar interpretar qué es lo que la Junta pretende hacer con ellos. La deducción más fácil es que pretende cargárselos. Y para ello está siguiendo con notable rigor el manual de destrucción controlada: ahogo económico, seguido de dudas sobre la gestión, incertidumbre sobre los planes, imputaciones a terceros, replanteamiento del modelo, cierre por depauperación e irresolución administrativa del problema.

No creo que sea necesario ahondar en más detalles sobre este caso, pues son de sobra conocidos. Pero si que, a partir de él, plantearnos una seria de cuestiones que, como decía al principio, nos pueden ayudar a interpretar la globalidad política actual. Para empezar, se me ocurren tres posibilidades que expliquen este disparate político cuya responsabilidad es directamente atribuible a la propia presidenta Susana Díaz: una, que la realidad de la Junta es que no hay un euro que invertir en nada productivo porque los que había se los han gastado en otra cosa o se destinan sustancialmente al mantenimiento de la gloriosa estructura burocrática y a la administración paralela clientelar; la segunda, que desde la Junta no se quiera que haya más cursos de formación para no ponerse a tiro de la fiscalización de la Cámara de Cuentas, de la Unión Europea o de un juez o una jueza entrometidos. Ya sabemos que los cursos de formación han sido oficio de ladrones, y en el caso que nos ocupa hay serias evidencias de corrupción consentida; y la tercera, y más probable, es que la Junta sea víctima de la propia maraña reglamentaria y burocrática que ella misma se ha tejido en torno suyo y que afecta a todos los ámbitos económicos y sociales.

A todo ello, naturalmente, hay que añadir que, desde prácticamente el inicio de la legislatura, toda la atención política de la presidenta Susana Díaz -y por ende, de la Junta y del PSOE andaluz- está acomodada a sus ambiciones nacionales políticas y personales.

Nada habría que objetar a los sueños oníricos de Susana Díaz si ello no implicara que hoy no sea posible la más mínima acción de gobierno y que todos los andaluces nos convirtamos con ello en víctimas de su propio laberinto.


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