Consorcios.....un ejercicio de esoterismo
intentar interpretar qué es lo que la Junta pretende hacer con ellos.
......a partir de él, plantearnos una seria de
cuestiones que, como decía al principio, nos pueden ayudar a interpretar la globalidad
política actual. Para empezar, se me ocurren tres posibilidades
que expliquen este disparate político cuya responsabilidad es directamente
atribuible a la propia presidenta Susana Díaz: una, que la realidad de la Junta es que no hay un euro que invertir en nada productivo
porque los que había se los han
gastado en otra cosa o se destinan sustancialmente al mantenimiento de la
gloriosa estructura burocrática y a la administración paralela clientelar; la
segunda, que desde la Junta no se quiera que haya más cursos de formación
para no ponerse a tiro de la fiscalización de la Cámara de Cuentas, de la
Unión Europea o de un juez o una jueza entrometidos. Ya
sabemos que los cursos de formación han sido oficio de
ladrones, y en el caso que nos ocupa hay serias evidencias de corrupción consentida; y
la tercera, y más probable, es que la Junta sea
víctima de la propia maraña reglamentaria y burocrática que ella misma
se ha tejido en torno suyo y que afecta a todos los ámbitos económicos y
sociales.
A todo ello, naturalmente, hay que añadir que, desde prácticamente el
inicio de la legislatura, toda la atención política de la presidenta Susana
Díaz -y por ende, de la Junta y del PSOE andaluz- está acomodada a sus ambiciones nacionales
políticas y personales.
¿Consorcios, colocaciones a dedo, con dinero público y "subrogación" laboral?
Sobre, para que y por que han creado la Administración paralela e instrumental, ya lo hemos visto con la FAFFE y los cursos de Formación, sin funcionarios y sin controles, primero se dá
el dinero y despues que
venga la Intervención a emitir informes de auditoria o de ¿actuación? "a
posteriori", revisión de
expedientes por muestreo de expedientes, y de forma controlada, y esto ocurre en todas las Agencias
junteras ¿¿¿????.......¡¡¡¡Esto es
jauja!!!! ¿Razones de eficiacia o eficiencia
o estructura organizativa
que articula a la vista de todos, la red clientelar que sostiene en el poder al
PSOE, legislatura tras legislatura?
Blanco y en Botella.= ¿Cambiar las cosas para seguir haciendo lo mismo?
Blanco y en Botella.= ¿Cambiar las cosas para seguir haciendo lo mismo?
Ya lo ha dicho alto y claro el voto particular de la Sentencia sobre la Reordenación del Sector público andaluz; un diseño de administración instrumental, que supone "de facto" como lo sabemos todos los funcionarios que la sufrimos su implantación en Andalucía ¿la manifestación mas contundente al fecnomeno de «huida del Derecho Administrativo»"? ¿un quebranto "real" de las garantías de los ciudadanos? ¿Un traje a medida para remodelar las instituciones y hacerlas irreconocibles....? .
¿Un modelo que pone
en cuestión la propia esencia de la Administración, como organización al
servicio de los intereses generales, y del concepto de Derecho administrativo, como corpus
jurídico dirigido a someter al principio de legalidad a un sujeto
privilegiado –la Administración– que asume el encargo de gestionar los
intereses colectivos de la sociedad......
FUERA DE GUIÓN, por Rafael Porras
La Junta en su maraña
TAL VEZ sea buen momento para
abstraerse un poco del ruido ambiente, detenerse un instante y prestar atención
a la realidad. Albergo escasas dudas sobre que esa realidad a
la que ignoramos o que consumimos atropelladamente sea la que, paradójicamente,
pueda explicarnos el griterío político que nos aturde. Esto no es un simple
juego de palabras con las que iniciar este artículo. La confusión política tras
las elecciones, las dificultades de los pactos para la investidura, la
ingobernabilidad aparente pueden tener una clara explicación si analizamos más
allá de la superficie algunos de los acontecimientos diarios relacionados con
la gestión política.
Me van a permitir por ello que me
detenga un tiempo en un asunto aparentemente menor, uno de esos problemas
cotidianos, causados por la política, que se van acumulando sin solución de
continuidad. Se trata del conflicto con los centros de formación
generado tras destaparse la trama corrupta en torno a sindicatos, empresarios y
a la propia Junta con estos fondos durante años.
Junto a esta ventana tienen la
oportunidad de leer la certera radiografía que realiza Ignacio González de
estos centros. Un daguerrotipo ciertamente kafkiano que no tendría mayor
trascendencia si no afectara a personas con nombres y apellidos y que no
pusiera en juego las aspiraciones y el futuro profesional de miles de jóvenes
andaluces.
Seguro también que han oído o leído
algo sobre La Cónsula, La Fonda o el CIO de Mijas, centros de formación turística y
excelencia que están cerrados sin que se sepan muy bien las razones ni hasta
cuando. Parece lógico que, en tanto que España -y, dentro
de ella, Andalucía- es una de las potencias mundiales en turismo, fuésemos
también en sintonía una potencia profesional de este sector. Estamos
hablando del turismo, la primera industria de la región, el 12% del PIB
andaluz. Y que, igual que sucede en otros ámbitos de la economía
global, lo racional es que de aquí saliera el más importante I+D+I del turismo
y los mejores y más cualificados profesionales. Por
tanto, aquí deberíamos aspirar a contar con los más notables centros de
formación, las mejores escuelas profesionales de la industria turística
mundial. Resulta, creo, obvio.
Pues bien, este ambicioso objetivo
es el que animaba desde hace décadas a centros de formación como los señalados.
De hecho, de ellos y de otros, han salido profesionales andaluces del más alto
nivel internacional. Les suena, seguro, alguna estrella Michelin. Sin embargo,
va camino de convertirse en un ejercicio de esoterismo intentar interpretar qué es lo
que la Junta pretende hacer con ellos. La
deducción más fácil es que pretende cargárselos. Y para ello está siguiendo con
notable rigor el manual de destrucción controlada: ahogo
económico, seguido de dudas sobre la gestión, incertidumbre sobre los planes,
imputaciones a terceros, replanteamiento del modelo, cierre por depauperación e
irresolución administrativa del problema.
No creo que sea necesario ahondar en más detalles
sobre este caso, pues son de sobra conocidos. Pero si que, a partir de él,
plantearnos una seria de cuestiones que, como decía al
principio, nos pueden ayudar a interpretar la globalidad política actual. Para empezar,
se me ocurren tres posibilidades que expliquen este disparate político
cuya responsabilidad es directamente atribuible a la propia presidenta Susana
Díaz: una, que la realidad de la Junta es que no hay un
euro que invertir en nada productivo porque los
que había se los han gastado en otra cosa o se destinan
sustancialmente al mantenimiento de la gloriosa estructura burocrática y a la
administración paralela clientelar; la
segunda, que desde la Junta no se quiera que haya más cursos de formación
para no ponerse a tiro de la fiscalización de la Cámara de Cuentas, de la
Unión Europea o de un juez o una jueza entrometidos. Ya
sabemos que los cursos de formación han sido oficio de
ladrones, y en el caso que nos ocupa hay serias evidencias de corrupción
consentida; y la tercera, y más probable, es que la
Junta sea víctima de la propia maraña reglamentaria y
burocrática que ella misma se ha tejido en torno suyo y que afecta a todos los
ámbitos económicos y sociales.
A todo ello, naturalmente, hay que
añadir que, desde prácticamente el inicio de la legislatura, toda la atención política
de la presidenta Susana Díaz -y por ende, de la Junta y
del PSOE andaluz- está acomodada a sus
ambiciones nacionales políticas y personales.
Nada habría que objetar a los
sueños oníricos de Susana Díaz si ello no implicara que hoy no sea posible la
más mínima acción de gobierno y que todos los andaluces nos convirtamos con
ello en víctimas de su propio laberinto.
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