Dialogo socrático...
Lo vio venir a lo lejos, y
como no quería no sólo que lo viera, sino ni cruzarse con él, se cambió de
acera. Con
la mala fortuna, ay, que el tío también lo hizo y le ocurrió exactamente igual
a que a la Niña de Puerta Oscura en la memorable canción de Rafael de León:
"Se dio de cara con él". Fue él quien le habló, porque le debía tanto
a aquel tío que debía hasta de callarse, cosa que hizo, y más si se lo
encontraba, como fue el caso, cara a cara, sin escapatoria posible, en plan
"tierra, trágame". Y el que esquivar quería a toda costa fue derecho
al grano, y sin más preámbulos le dijo:
-- Hombre, a ti tenía yo ganas de verte, porque
hay que ver la de tiempo que haces que no quieres dar la cara conmigo.
-- ¿La cara contigo? Y ganas de verme, ¿por
qué?
-- ¿Por qué va a ser? ¿Tú no te acuerdas de de los 500 euros que te presté antes de Semana
Santa, que me dijiste que te hacían falta para no sé qué y te habías olvidado
la tarjeta de crédito en tu casa?
-- Pues ahora, la verdad, no me acuerdo...
-- Toma rabitos de pasas, hijo. Porque no me irás
a decir ahora que tampoco te acuerdas
que me prometiste que me los ibas a devolver al día siguiente... ¡Y
fíjate la de días siguientes que han pasado desde entonces hasta ahora! Así que
déjate de excusas y tonterías y , mira, como ahí hay un banco y un cajero
automático, hazme el favor de sacarte esa tarjeta que habías olvidado y que
ahora seguro que llevas encima, saca los 500 pavos y me los
das ahora mismo, que si a ti te hacían falta entonces, yo ahora es que los
necesito como el comer. ¡Y además que son míos, joé!
-- ¿Pues sabes tú una cosa?
-- ¿Qué?
-- Que no te los voy a devolver. Mira, no solamente no te los voy a devolver sino que encima
vas a ser tan fenómeno, pedazo de monstruo generoso de los préstamos, que ahora
mismito me vas a dejar otros 500 euros del ala, porque sigo completamente
tieso.
-- Yo ya sabía que tenías poca vergüenza, pero
no hasta este punto...
-- ¿Tú has oído hablar del punto filipino, no?
-- ¡Naturalmente! Se llama Vargas Llosa, ¿no?
-- Bueno, pues yo he cogido el punto
griego. Ten en cuenta que ha hecho en mí profunda huella el
Efecto Grecia.
-- ¿Qué tontería es esa del Efecto Grecia?
-- Sí, que he hecho un
referéndum conmigo mismo. La pregunta del referéndum que me he hecho
decía: "Picha, ¿vas a ser tan carajote que le vas a
pagar a todo el mundo el dinero que le debes, estando ahí Grecia?". ¿Y sabes qué ha salido en el
referéndum por el 100 por 100 de los votos?
-- ¿El qué?
-- Pues un "No" como una casa. Y
hablando de casa, para que veas que no solamente te debo dinero a ti, en ese
referéndum que me he hecho a mí mismo como el que se hace un "selfie"
con el Partenón de Atenas al fondo, porque no voy a ser menos
que Tsiripas y menos Varoufakis, ha salido aprobado también el "No"
para pagar la hipoteca del piso, y la factura de la luz, y los gastos de
comunidad, y el IBI al Ayuntamiento y el colegio de los niños. Cómo será la cosa de seria, que acaba de venir el tío que
lee el contador del gas y no solamente no le he dejado entrar a que mire los
numeritos, sino que de momento le he pegado un sablazo de 50 euros. ¿No
se declara la gente en quiebra, en suspensión de pagos, en concurso de
acreedores y en esas cosas? Pues yo he decidido declararme en Grecia: no
devolver ni un euro a nadie y encima pegarle un sablazo importante a todo el
que me ha prestado dinero. Yo antes pagaba "al ya
te veré": ahora pago a la griega. Es decir: que no pago y encima te pego un sablazo. Así
que ya puedes estar dejándome otros 500 euros si no quieres que llame a los de
Podemos para que te llamen explotador de los pueblos. Ah, y que conste que soy de
los de Eduardo Mendoza: desde Aristóteles no he dado un palo al agua. Ni pienso
darlo...
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