Artículo del martes, 23 de junio de 2015. Recomendado.
A quienes acceden
al poder se les suele dar cien días para valorar sus actuaciones. Ello no obsta
para que, quienes han accedido al mismo en base a apelaciones y gestos
moralistas, deban someterse desde el principio a un análisis sobre la
coherencia de sus actitudes. Por ello, la opción centrista de Ciudadanos ha
provocado las primeras decepciones, sobre todo en Andalucía, donde la facilidad
conque han investido a Susana Díaz al frente de la comunidad mas corrupta de
España, no casa con las exigencias impuestas en Madrid, La Rioja, Murcia o
Granada. Y a mayor gravedad ha sorprendido que el aumento de consejerías en el
Gobierno andaluz no sólo no ha provocado su repulsa sino, muy al
contrario, el líder de Ciudadanos
incluso ha propugnado que se nombren a muchos más asesores, lo cual contradice
el pacto suscrito de limitar un 10 % el número de altos cargos. Pacto también
incumplido mientras se mantienen como aforados a los imputados Sánchez Teruel y Gómez, que siguen
en sus escaños.
Pero donde el
desencanto provocado por la disparidad entre los gestos y los hechos resulta
superlativo es en la otra formación emergente. Se constata que los chicos de
Podemos, lejos de ser un grupo profesionalmente preparado, no pasan de ser una
pandilla de profesores de inferior nivel con ambiciones desmesuradas de poder
político, a los que la dura realidad les va imponiendo limitaciones en su afán
por imponer unas políticas para las que ni tienen atribuciones ni están
capacitados. De ahí que a alguno de sus votantes desencantados se le haya oído
decir que "han practicado con frecuencia la violencia en Twitter y solo
buscaban el pesebre con el que compensar su indigencia intelectual".
Quizás un análisis tan rotundo no sea totalmente cierto, pero no cabe duda de
que la izquierda, en España, ha trasladado el sentido del mérito y de la
ejemplaridad y ha instalado el de la mediocridad, buscando con ello el voto de
los pobres y olvidando que de la pobreza solo se sale con esfuerzo,
preparación, inteligencia y sacrificio. Ni por exhibir declaraciones de renta
quienes nunca las obtuvieron fuera de la política, ni con la estética del metro
o de la bicicleta, que durará tres días, se resuelven los problemas complejos
de una sociedad moderna.
Con similares
gestos y proclamas accedieron al poder los populistas griegos. Hoy, tras cinco
meses caóticos de Syriza, sus propios votantes sacaban el dinero de los bancos
griegos ante el riesgo cierto de un "corralito". Por supuesto que
nadie duda de las buenas intenciones de estos políticos emergentes, pero ya se
ha dicho hasta el infinito que "el infierno está lleno de buenas
intenciones". Cuando se olvida que la política tiene por objeto la gestión
del interés general y que la resolución de problemas personales está reservada
a otras formas puntuales de gestión solidaria, suele ocurrir lo que ya constató
hace casi un siglo J. Pla: "Siempre que los virtuosos han llegado al poder
se ha generalizado el hambre y la pobreza".
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Identifícate para poner comentarios.
Los comentarios solo se podrán poner durante unos días...