HAY que reconocer que la nueva política está mucho más cerca de la Gente que la vieja. De la Gente, no de la ciudadanía. Ser ciudadano es una condición bastante abstracta, más bien impersonal. Ser Gente, en cambio, es ser como es la gente, cada uno con sus cadauneses. Y la gente en España es mayormente visceral, poco ilustrada, escasamente reflexiva y partidaria de blanconegrismo extremo. Como Gente, somos más bien un país de ultramontanos, antimeritocrático y arbitrista. La ciudadanía al estilo europeo está por estrenar en España y, por supuesto, muchos recién llegados a la política no parecen albergar la más mínima intención de estrenarla. El éxito político del populismo en todas sus formas se explica, de hecho, por su empatía con la Gente en detrimento o en contraposición al Ciudadano. Por supuesto, hay gente y gente. Los nuestros son Buenagente y los otros Malagente. Se trata de una grosera simplificación, pero funciona.
Como teoría y práctica políticas, el populismo acaba enredado en sus propias contradicciones. Suele producir efectos nefastos en la vida social: encabrona más que apacigua, enreda más que resuelve, yerra más que acierta. Quizá lo único bueno del populismo consista en su capacidad inagotable para provocar hilaridad. Un día te enteras de que Manuela Carmena quiere que las madres limpien los centros de enseñanza donde estudian sus hijos y otro día lees que los buenagentistas del ayuntamiento de El Puerto no quieren a economistas de la LSE como consejeros en materia económica.
Cambiando conciencias
Nos quedamos con la sociedad civil, con las
personas que trabajan todos los días, con las personas que se esfuerzan, con los
valientes y responsables, con aquellos que aprietan los dientes y no
miran hacia otro lado cuando tienen que actuar, personas que construyen todos
los días, ciudadanos ejemplares y
corrientes que hacen sin hablar,
ciudadanos de verdad, honestos y responsables que predican con el ejemplo nada
más.....La ciudadanía europea, es esta y en España estar por estrenar..... un
ejemplo incipiente es lo que llevan haciendo los ciudadanos-empleados públicos
de Andalucía desde el año 2010, que
litigan contra “el Régimen” instaurado
en la Junta de Andalucía, para evitar
que se consolide el “nuevo módelo juntero” impuesto en la Ley de Reordenación
del Sector Público; los ciudadanos-empleados públicos están sufragando de
su bolsillo los recursos entablados,
defienden la legalidad constitucional –una función pública profesional y no
clientelar ni política- protegen como
pueden, el interés general de todos; gracias, un ejemplo a seguir por el resto
de colectivos.......
Se inicia la recaudación para completar el presupuesto de la Segunda vía entablada contra la Reordenación del Sector Público; hay que contribuir con otros 20 euros, contamos contigo: plazo de ingreso del 9 de junio al 31 de julio; haz un esfuerzo y con tu paga extra defiende lo tuyo y lo de todos.
Nueva CUENTA DE INGRESO para nuestra defensa judicial.
ROMPE TU INDEFENSIÓN ...
TODOS SOMOS UNO en esto y con tu aportación sumamos.
Populismo,
por JUAN ANTONIO RODRÍGUEZ TOUS
HAY que reconocer que la nueva
política está mucho más cerca de la Gente que la vieja. De la Gente, no de la
ciudadanía. Ser ciudadano es una condición bastante abstracta, más
bien impersonal. Ser Gente, en cambio, es ser como
es la gente, cada uno con sus cadauneses. Y la gente en España es mayormente
visceral, poco ilustrada, escasamente reflexiva y partidaria de blanconegrismo
extremo. Como Gente, somos más bien un
país de ultramontanos, antimeritocrático y arbitrista. La ciudadanía
al estilo europeo está por estrenar en España y, por supuesto, muchos recién llegados a
la política no parecen albergar la más mínima intención de estrenarla.
El éxito político del populismo en todas sus formas
se explica, de hecho, por su empatía con la Gente en detrimento o en
contraposición al Ciudadano. Por supuesto, hay gente y gente.
Los nuestros
son Buenagente y los otros Malagente.
Se trata de una grosera simplificación, pero
funciona.
Como teoría y práctica políticas, el populismo acaba enredado en
sus propias contradicciones. Suele producir efectos
nefastos en la vida social: encabrona más que apacigua, enreda más que resuelve, yerra
más que acierta. Quizá lo único bueno del populismo consista en su capacidad inagotable
para provocar hilaridad. Un día te
enteras de que Manuela Carmena quiere que las madres limpien los centros de
enseñanza donde estudian sus hijos y otro día lees que los buenagentistas del
ayuntamiento de El Puerto no quieren a economistas de la LSE como consejeros en
materia económica. La primera no ha calibrado
la dimensión sociocatastrófica de la propuesta: a nadie le gustaría ver a su
madre limpiando el retrete donde acaba de defecar el mamoncete de Fulanito, que
me trata a la patada y que guasapeará ipso facto el escatológico evento para
humillarme aún más. Ni tampoco ha calibrado los ataques de nervios que sufrirán
esas madres cuando comprueben la absoluta falta de urbanidad de muchos de
nuestros adolescentes: retretes atascados, mugre ubicua y deterioro cafre del
mobiliario. Lo mismo acaban convirtiéndose en partidarias del pogromo
sistemático de jóvenes gamberros, vaya palo para las autoridades educativas
bienpensantes.
Mucha más gracia tiene la
ocurrencia de los de Ganemos El Puerto. No sólo han sido incapaces de escribir correctamente el
nombre del bastión del enemigo: «London School Economics» en vez de London
School of Economics and Social Sciences. No sólo ignoran que en la LSE también
hay sesudos economistas expertos justamente en la cosa colaborativa,
ecosostenible y postsocialdemócrata. Lo más
risible es que apelen al talento
económico de las pobres madres solteras y de los jubilados menesterosos. Es
como confiar en las recetas del FMI, pero en plan micropolítico. Y es que unos
y otros practican a pesar suyo la austeridad económica radical, justamente lo
que lleva a cualquier sociedad posmoderna a la ruina. La prosperidad económica
se basa, esencialmente, en el consumo de lo superfluo, no en la satisfacción de
las mínimas necesidades elementales. O consumimos desaforadamente o nos
hundimos.
Sugiero a los nuevos gobernantes que deroguen la realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Identifícate para poner comentarios.
Los comentarios solo se podrán poner durante unos días...