martes, 16 de junio de 2015

El pescador que puede acabar pescado, por Francisco Roselll.= Inexplicablemente, Rivera favorece a un régimen clientelar al sostener incólumes sus basamentos. ¿Un partido que lleva el nombre de ciudadanos, se abraza a la corrupción institucionalizada; al «PSOE de los ERE»,? ; "error doloso" ; Lo de siempre los hechos ya hablan...seguimos con el "gatopardismo andaluz" que finge que todo lo cambia para que todo siga igual.

  • Cual caballo de Troya, C's se vale de los votos que se atrajo de los desencantados del PP para sustentar a Susana Díaz.
  •  ¿Era imperativo arrojar por la ventana esa regeneración que relucía más que la camisa blanca de Rivera? 


Entregada la Alcaldía de Cádiz «a los monaguillos de Podemos» (González dixit), cualquier cosa es posible con Díaz, salvo convenir con el PP, única promesa satisfechaCon sus pactos de puerta giratoria, a diestra y siniestra, la vara de mando de Kichi Clinton depende de ella y la Hillary Clinton de Podemos (Teresa Rodriguez, pareja del nuevo regidor gadita y portavoz en el Parlamento), queda sujeta al mismo cordel. Cuando emerjan los estragos de esta estrategia de aislamiento del ganador de las municipales, como ya se valuó en la Cataluña del Pacto del Tinell, el González de turno se mostrará «seriamente preocupado», como hizo a su regreso de esa «democracia traicionada» que es Venezuela, tras ser testigo de como un «país que era tan vivo, fuerte y rico» deriva en otro «en proceso de destrucción». Todo ello inaugura un periodo de inestabilidad clara hasta las generales al apañarse mayorías exclusivamente para elegir alcaldes, sin programas comunes de gobierno. 

Si los pactos son el arte de llevar el zapato derecho en el pie izquierdo, sin que salgan callos, Díaz no precisará de podólogo. Se ha agenciado unas cómodas pantuflas de andar por casa. A la postre, el juego de cromos entre los gobiernos de Andalucía y Madrid, a fin de que C's dé imagen de centralidad, de grupo ambidextro, da alas a Díaz. Rivera puede ser como Santiago, el pescador cubano deEl viejo y el mar, de Hemingwaytras librar una lucha a muerte con un colosal pez espada que le traía sin sueño, percibe impotente como los tiburones dan buena cuenta de la captura cuando su barca lo arrastra a puerto. Rivera puede ser el pescador pescado

Quienes enarbolan la bandera de la nueva política ejemplifican unos expresivos versos de John Dryden, el gran escritor de la Inglaterra de la Restauración: «Cuando considero la vida, todo es engaño;/ engatusados por la esperanza, los hombres favorecen el apaño./ Confiemos, adelante, y pensemos que el mañana saldrá a cuenta;/ es el mañana más falso que la previa jornada incruenta;/ empeora la cosa, y aunque diga que hemos de ser bendecidos/ con nuevas alegrías, nos arrebata lo que hayamos poseído./ ¡Extraño linaje! Nadie volvería a vivir los años pasados/ aunque todos esperan placer en los todavía restados, / y de las heces de la vida piensan recibir/ lo que el primer brío no les pudo infundir.»

http://www.elmundo.es/andalucia/2015/06/14/557d3d5146163f6f388b456f.html


El pescador que puede acabar pescado

francisco.rosell@elmundo.es



ASOMADO AL mar de Málaga para proclamar a sus cabezas de lista en la cita autonómica del 22 de marzo, Albert Rivera aseveró que Ciudadanos iba «a enseñar a pescar» a los andaluces. Su invocación a la máxima china -«Si me das un pez, comeré un día; si me enseñas a pescar, comeré todos»originó tal revuelo que fue el pescador pescado. Pidió perdón y reculó no se sabe bien por qué. Por encima de su rasgo de prepotencia, propia del joven que cree descubrir el mundo, ésa -y no otra- es la clave para huir de la dependencia. Fue su primera señal de acomodo a las circunstancias. Es cierto que hay andaluces hechos a la adhesión que se ajustan a la descripción que, en Il Gattopardo, Don Fabrizio, Príncipe de Salina, hace de sus paisanos: «Los sicilianos no querrán nunca mejorar por la sencilla razón de que se creen perfectos. Su vanidad es más fuerte que su miseria. Cada intromisión, si es de extranjeros por su origen, si es de sicilianos por su independencia de espíritu, trastorna su delirio de perfección lograda, corre el peligro de turbar su complacida espera de la nada».

Al calor del acto, Rivera culpó de la postración andaluza a quienes «han gobernado durante treinta y tantos años» y definió como «gente con miedo a perder el puesto». Metió palo en candela su circunstante Juan Marín. Con su aspecto de ordenanza de la Junta que le franquea la puerta del despacho a Susana Díaz, inquirió: «¿Cómo van a sacar pecho quienes debieran pedir perdón y ponerse de rodillas?». Justo es la postura reclinada adoptada, no por el PSOE, sino por Rivera y los suyos para dar su voto favorable a la investidura de Díaz. Tras ponerla ochenta días en almoneda, a fin de que el cambalache no les pasara factura en las municipales, pero sin abocar a otras elecciones, le han dado finalmente su venia sin que la presidenta en funciones se moviera un ápice de su Discurso de Investidura.


En pro de una plausible gobernabilidad¿era imperativo arrojar por la ventana esos principios de regeneración blandidos por C's y que relucían más que la camisa blanca de Rivera? Entregando su credibilidad, éste ha quedado más desnudo que en su posado electoral para salir del anonimatoMuchos reniegan ahora de un líder que quizá ha pretendido agradecer a Díaz que, merced a su anticipo de un año por sus cálculos y ambiciones, madrugara la venida del C's y sea la llave de Ayuntamientos, Diputaciones y Autonomías. Tratando de cerrar esas vías de agua, tal vez hubo de ordenar la madrugada del sábado a sus candidatos que frenaran sus intentos de desalojar al PP de varias Alcaldías y entregárselas a tripartitos de izquierda encabezados por el PSOE.

Con el zumo exprimido de la formación naranja, Díaz se ha vitaminado de tal modo que puede disfrutar de otra década de Régimen y dar el salto a la fama de Madrid en cuanto la ocasión la pinten calva. Inexplicablemente, Rivera favorece a un régimen clientelar al sostener incólumes sus basamentos. Ello debiera infundir el estrépito que si Rivera, por ser Mas la minoría mayoritaria, le brindara su voto, fiado a que abjuraría del soberanismo, sabiendo que ésa es su meta. ¿Por qué no mordería ese anzuelo faltándoles el respeto a sus electores catalanes y aquí sí lo hace tragándose la carnaza del régimen andaluz?


Si muchos ciudadanos son insensibles con las ilegalidades al votar, Rivera habrá deducido que nada más lógico que la organización que lleva el nombre de aquellos se abrace al «PSOE de los ERE», como lo tildaba hasta el jueves. Le compró íntegra la mercancía que Díaz despacha a brazadas. Con novedades en apariencia trascendentales, pero dudosas, disimula y confunde a la gente, cuando es menester obrar más y hablar menos.

Como «nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir», según Quevedo, todas esas medidas, sin plazos ni cauciones del contrato matrimonial suscrito por dos testigos, pero no por los contrayentes, serán floreos de una renuncia en toda regla. Con este Pacto de Montpensier, que deja intacta una corrupción institucionalizada, lo que supone un error doloso, hay que hablar de compromiso apócrifoen los términos acuñados por el célebre jurista nazi Carl Schmitt: transacción sobre pretensiones antagónicas con fórmulas anfibológicas que faciliten su inobservancia.

La claudicación de C's asquea al ver como Chaves y Griñán conservan su escaño después de fijar su renuncia como condiciónsine qua non para negociar con Díaz, cuyo fondo de armario de escándalos es insondable como la mina de Aznalcóllar. Al contravenir lo poco -la ida de dos juguetes rotos- ¿cómo van a garantizar lo mucho comprometido? Este regeneracionismo de pitiminí va camino de engordar las nuevas páginas, como antaño con el PA e IU, de este gatopardismo andaluz que finge que todo lo cambia para que todo siga igual.

Cual caballo de Troya del PSOE, C's se vale de los votos que se atrajo de los desencantados del PP para sustentar a Díaz. ¿Cómo va a garantizar la observancia de este compromiso apócrifo, por medio de otra comisión bilateral como las que dieron gato por liebre a PA e IU? Si queda en papel mojado -algo presumible en quienes hacen de los vicios costumbres- ¿va a montar una moción de censura con el PP, Podemos e IU? Ido el conejo, ¿dará palos a la madriguera, encomendados a una presidenta que suscita desconfianza entre propios y ajenos?


Entregada la Alcaldía de Cádiz «a los monaguillos de Podemos» (González dixit), cualquier cosa es posible con Díaz, salvo convenir con el PP, única promesa satisfecha. Con sus pactos de puerta giratoria, a diestra y siniestra, la vara de mando de Kichi Clinton depende de ella y la Hillary Clinton de Podemos (Teresa Rodriguez, pareja del nuevo regidor gadita y portavoz en el Parlamento), queda sujeta al mismo cordel. Cuando emerjan los estragos de esta estrategia de aislamiento del ganador de las municipales, como ya se valuó en la Cataluña del Pacto del Tinell, el González de turno se mostrará «seriamente preocupado», como hizo a su regreso de esa «democracia traicionada» que es Venezuela, tras ser testigo de como un «país que era tan vivo, fuerte y rico» deriva en otro «en proceso de destrucción». Todo ello inaugura un periodo de inestabilidad clara hasta las generales al apañarse mayorías exclusivamente para elegir alcaldes, sin programas comunes de gobierno. 

Si los pactos son el arte de llevar el zapato derecho en el pie izquierdo, sin que salgan callos, Díaz no precisará de podólogo. Se ha agenciado unas cómodas pantuflas de andar por casa. A la postre, el juego de cromos entre los gobiernos de Andalucía y Madrid, a fin de que C's dé imagen de centralidad, de grupo ambidextro, da alas a Díaz. Rivera puede ser como Santiago, el pescador cubano deEl viejo y el mar, de Hemingwaytras librar una lucha a muerte con un colosal pez espada que le traía sin sueño, percibe impotente como los tiburones dan buena cuenta de la captura cuando su barca lo arrastra a puerto. Rivera puede ser el pescador pescado

Quienes enarbolan la bandera de la nueva política ejemplifican unos expresivos versos de John Dryden, el gran escritor de la Inglaterra de la Restauración: «Cuando considero la vida, todo es engaño;/ engatusados por la esperanza, los hombres favorecen el apaño./ Confiemos, adelante, y pensemos que el mañana saldrá a cuenta;/ es el mañana más falso que la previa jornada incruenta;/ empeora la cosa, y aunque diga que hemos de ser bendecidos/ con nuevas alegrías, nos arrebata lo que hayamos poseído./ ¡Extraño linaje! Nadie volvería a vivir los años pasados/ aunque todos esperan placer en los todavía restados, / y de las heces de la vida piensan recibir/ lo que el primer brío no les pudo infundir.»

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