Todos los partidos de la
oposición se unieron en el no. Pero
el desenlace está en lo que ocurra el próximo viernes, cuando se ha convocado
la votación en segunda vuelta. Necesita la abstención del PP
(33 diputados) o de
Ciudadanos (9) y
Podemos (15). En total, obtener 16 abstenciones que permitan que
los 47 síes socialistas sumen mayoría simple. .......La
candidata socialista tiene de plazo hasta el próximo 5 de julio para cambiar este marcador o
Andalucía irá a unas nuevas elecciones en septiembre
la próxima votación se
celebrará el viernes
47-62: Díaz encaja el primero de muchos posibles fracasos
para ser presidenta
Ciudadanos da un paso atrás y Podemos no cede. Las opciones
del PSOE de que los nuevos partidos se abstuvieran para dar paso al gobierno
caen y se desinfla el optimismo inicial.
Habría que preguntarse dónde ha ido a parar el optimismo
desmedido del que hacían gala los socialistas en los días previos al debate. Hace sólo un par de semanas, Susana Díaz
proclamó que su investidura estaba hecha y que sería presidenta muy pronto.
Ahora ha
pasado al "antes o después seré presidenta".
El Parlamento andaluz ha dado hoy el primer revés a la candidata del PSOE. Era
lo previsible en primera vuelta.
Todos los partidos de la
oposición se unieron en el no. Pero
el desenlace está en lo que ocurra el próximo viernes, cuando se ha convocado
la votación en segunda vuelta. Necesita la abstención del PP
(33 diputados) o de
Ciudadanos (9) y
Podemos (15). En total, obtener 16 abstenciones que permitan que
los 47 síes socialistas sumen mayoría simple.. Y no lo tiene nada fácil.
62 noes. 47 síes. La candidata socialista tiene de plazo
hasta el próximo 5 de julio para cambiar este marcador o Andalucía irá a unas
nuevas elecciones en septiembre. Nadie quiere, pero tampoco nadie mueve ficha para
evitarlo. Al menos
no de momento. Se cruza la campaña de las próximas elecciones municipales
y autonómicas y los partidos que deben darle paso no se fían. Ciudadanos, que había abierto el juego al asumir el pasado fin de semana
una posible abstención en segunda vuelta si se suscribía el pacto
anticorrupción, ha
reculado por orden de Albert Rivera.
La mayoría andaluza de Podemos no quiere ni oír hablar de
abstención e incluso agita una posible consulta a las bases antes de moverse
del no. El PP va de principal partido de la oposición y tiende la
mano al acuerdo, pero su prioridad es salvar sus ayuntamientos. Sin garantías de que los
socialistas dejen paso a la lista más votada en las municipales no hay
posibilidad de pacto. Los socialistas se quejan del "tacticismo y
oportunismo" político. La oposición replica que fue Susana Díaz la que
precisamente por cálculo electoral decidió ser la primera en probar el nuevo
tablero político y adelantó las elecciones un año.
La investidura se ha convertido en una especie de montaña
rusa donde las posiciones políticas se mueven a gran velocidad. El pasado fin
de semana el paso de Ciudadanos hacia la abstención abría la posibilidad de que
Podemos también se inclinara por esa opción.
El endurecimiento de las condiciones por parte de Albert
Rivera, que vuelve a exigir la entrega inmediata de las actas de los
expresidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán, vuelve a mostrar a un
oposición rocosa e instalada en el no. Pero la sucesión de acontecimientos
en las últimas semanas demuestra que todo puede moverse de nuevo con cualquier
simple gesto. Hay mucho de estrategia política
y de miedo a una foto fija con consecuencias electorales. Todos se la juegan. No hay una apuesta segura. Todas tienen riesgo. También la del bloqueo a un futuro
Gobierno andaluz.
A partir de ahora, el
PSOE pondrá en marcha una operación de desgaste que llevará posiblemente a
votar la investidura cada 48 horas. Susana Díaz, al acabar el pleno, se dirigió a los medios
para lamentar el juego de "regate corto" y volvió a reclamar a la
oposición que "no bloquee" el gobierno. El resto de partidos sostiene
que, frente a su "estrategia victimista", es la candidata socialista
la que puede salir "más erosionada" si sucesivamente encaja el
rechazo en bloque de la Cámara.
El líder del PP andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla,
insistió en esa idea: "Algo
debe estar haciendo mal cuando cuatro grupos muy diferentes ideológicamente y
62 diputados no se fían". Tratan de trasladar el desgaste directamente de las
siglas socialistas al nombre propio de Susana Díaz. Ella abrió ese juego, señalan.
La dirigente socialista convocó las elecciones para no
perder un año y estrenar un ciclo electoral clave en España. Quería
estabilidad y la foto que arrojó el Parlamento dejó claro que no la tiene. Podemos insiste en que se lo va a poner difícil y sigue
exigiendo hechos y no guiños ni gestos. Reclama que se retiren de los bancos
que desahucien las cuentas de la Junta y que se reduzcan los altos cargos en la
Administración regional. Susana Díaz ha lanzado ofertas en ambos temas e
incluso ha asumido despedir a un 10% de cargos a dedo.
Su discurso de investidura fue una suma de reivindicaciones
de todos los partidos políticos. Consideran que ofreció perchas a cualquier
partido de la oposición para justificar una abstención que le abra paso. Al PP
le guiñó con un paquete de bajada de impuestos. Asumió una extensa batería de
medidas contra la corrupción y propuso una reforma de la Constitución para
abrir la segunda vuelta electoral en caso de que no haya mayoría en
ayuntamientos, comunidades y el Gobierno.Propuso las listas abiertas. Medidas de
ámbito nacional que le han costado ya otro encontronazo con Ferraz, que asegura que fue por libre y no deja claro cuáles de las propuestas de la andaluza irán
en el programa de las generales. Lanzó un paquete de 3.000 millones de euros
para combatir el paro y medidas de apoyo a los autónomos. La oposición, sin
embargo, insiste en que no bastan las palabras y describe un grupo socialista
que no ha entrado de verdad a ceder y buscar acuerdos.
Fuentes del PSOE no quisieron valorar los pasos atrás de
Ciudadanos, aunque se mostraron seguros de que las cuentas electorales de
Rivera han tenido mucho que ver. Sin embargo, siguen confiando en firmar el
pacto anticorrupción y en que se produzca una abstención de este partido en
segunda vuelta que desmorone el bloque rocoso de la oposición. Ciudadanos no
confirmó si hay fecha para esa firma. Los socialistas
descartaron que vayan a exigir la entrega inmediata de las actas de Chaves y
Griñán.
El PSOE andaluz movió ficha para
que la retirada política de los exdirigentes allanara la investidura. La
operación ha tenido un alto coste interno. Volver a pisar en ese terreno no entra en los planes de
Díaz, aseguran desde su entorno. Del optimismo han pasado a asumir que toca tener nervios
de acero y esperar. Alguien deberá de
mover ficha. O habrá elecciones, deslizan. Es casi lo único que les queda para
presionar.
Ciudadanos y Podemos no
tienen autonomía en las negociaciones y lo que digan desde Barcelona y Madrid
será determinante, se
quejan los socialistas. Con el PP lo ven difícil, aunque confían en que Mariano Rajoy frene una segunda convocatoria
electoral.
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