miércoles, 6 de mayo de 2015

Opinión Pública: Todos son casta + ¿Mas régimen?; Implacable con el enemigo, zalamera con la víctima, soberbia con el caído”; “Quien no la conozca que la compre”; ¿De verdad no se le cae la cara de vergüenza?;¿Por qué tenemos que creerla ahora?:¿Cuántos años lleva prometiendo eso? = La investidura parece darse por hecha, aunque ayer dijeran «no»....... No hay espacio o valentía para otra cosa. Desmontar la carpa les da a todos pereza. Y el miedo de los precipicios

Artículos de opinión.


  •  Equilibrios sobre una pulga, por Luis Miguel Fuentes.La investidura parece darse por hecha, aunque ayer dijeran «no» como en una primera cita y hasta Teresa Rodríguez la llamara «diputada Díaz» con afiladura jacobina. Pero queda escenificar cierto cuidado, asco, desinfección o redoble. Excepto IU, que tiene ya con Susana una relación de perfecta, inevitable y sincera incompatibilidad, como con una suegra, los demás aún esperan la hora adecuada para el crimen sin mancha o la huida sin sonrojo. Incluso el PP, que no quiere ni plantearse si teme más el gobierno de Díaz o la repetición de las elecciones en época de pisado....... . No hay espacio o valentía para otra cosa. Desmontar la carpa les da a todos pereza. Y el miedo de los precipicios.
  •  ¿Mas régimen?
  • Ciudadanos: políticos y pañales.
  • Ciudadanos se retrata con Díaz.



  • Todos son Casta.



Conclusión; Andalucía, promesas y fiascos; se comprometen a comprometerse, pero los hechos, siempre terminan hablando por si mismos....o los ciudadanos “ de verdad” a través de asociaciones civiles, dan un paso al frente y ponen límites, o vamos hacia la debacle....






 Equilibrios sobre una pulga, por Luis Miguel Fuentes.

Antes de empezar el pleno, José Antonio Castro, anterior portavoz de IU, hacía malabares con su móvil, y pensé que los tragafuegos en monociclo pegarían mucho en este Parlamento arlequinado de ideologías, colores de vidriera y equilibrios mortales sobre un taburete o una pulga. La investidura parece darse por hecha, aunque ayer dijeran «no» como en una primera cita y hasta Teresa Rodríguez la llamara «diputada Díaz» con afiladura jacobina. Pero queda escenificar cierto cuidado, asco, desinfección o redoble. Excepto IU, que tiene ya con Susana una relación de perfecta, inevitable y sincera incompatibilidad, como con una suegra, los demás aún esperan la hora adecuada para el crimen sin mancha o la huida sin sonrojo. Incluso el PP, que no quiere ni plantearse si teme más el gobierno de Díaz o la repetición de las elecciones en época de pisado.

«A lo largo de esta legislatura hablaremos intensamente», le decía a Díaz Juan Marín, apartando ramajos del futuro. Parecía un discurso de investidura lateral o consorte, lleno no sólo de deseos convergentes, sino de encendida fe. Dijo estar «seguro» de que el PSOE va a cumplir su decálogo anticorrupción, no sé de dónde habrá salido esa confianza. Se nota que C's quiere entrar en lo que sea, en la historia, en el panteón andaluz o en algo, pero quiere entrar. Marín tenía cara de abstención como el árbitro tiene cara de árbitro, aunque disimule.

Teresa Rodríguez se estrenó con una como montaña rusa emocional y política. Empezó con desgracias telegénicas a lo Toñi Moreno y luego pareció que estaba en la Marcha a Rota. Cuando se puso a cañonear al Régimen con verdades como de rapero, la bancada socialista se irritó. «Tú a lo tuyo», gritaba Mario Jiménez, que es como Trancas y Barrancas a la vez. Rodríguez pedía hechos, pero por fin, reconoció que le sonaba bien tanto la música como la letra de Susana. Fino oído tienen en Podemos. Y dulces pífanos la presidenta sobrevenida.

Maíllo, que en la tribuna era como un hidalgo que se levantaba en una gallera, ya dijo que el problema de Díaz era la credibilidad. «¿De verdad no se le cae la cara de vergüenza?», le espetó ante su baraja de incumplimientos. Pero las cóncavas palabras de Díaz, como las naves homéricas, aguantan la sangre y la mitología sin desgaste. Susana sólo fue suave y rondadora con Marín. A los demás, les refregaba su victoria como un calcetín por la cara, y luego se volvía a presentar como un mesías policromado. A Moreno, que hizo un poco el discurso de investidura que había imaginado en pijama y un poco el remix de la campaña, Díaz le pidió que no bloqueara su gobierno, como si fuera un tocón.

Soberbia con el caído, implacable con el enemigo, zalamera con su próxima víctima, escultora épica de la nada. «Quien no te conozca, que te compre», sentenció Maíllo. «¿Por qué tenemos que creerla ahora? ¿Cuántos años lleva prometiendo eso?», interpelaba Moreno. No sé cómo sientan estas blasfemas verdades en la nueva fe de Ciudadanos, o estos silbidos en la oreja parabólica de Podemos. Pero aún veremos más volteretas, y alguien aserrado de mentira. Luego, Susana será investida. Quedará de reina madre con una oposición que sabrá controlarla o anularla. O que la hará víctima. O todo seguirá exactamente igual, con más mazas de colores en las manos y en los resbalones. No hay espacio o valentía para otra cosa. Desmontar la carpa les da a todos pereza. Y el miedo de los precipicios.




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