viernes, 8 de mayo de 2015

La tonta con la lista por Berta Gónzalez. Enchufar a afines: ¿no es delito Sra. Susana Diaz ?; Pedro Pacheco ¿no está en la carcél por "enchufismo"?. Que me dice, Sr. Díaz, de los que enchufan a la teta pública a compañeros de partido sin mérito ni capacidad y sin haberlo conseguido habiendo dado publicidad a esos puestos de trabajo vacantes o sin saber si eran necesarios; como lo llaman ustedes ¿"los mantenidos del Régimen"?

El poder judicial, del que no habló Susana Díaz porque a lo mejor no recuerda sus clases de diez años en Derecho o porque ella prefiere quedarse con la muerte de Montesquieu en manos de Alfonso Guerra. A la vez que ella se ponía de defensora de la ley, Silvia Moreno nos daba a conocer una sentencia del TSJA en la que se denuncia la «contumaz» conducta de la Junta a la hora de maniobrar para que no se conozca la lista de asesores en la administración autonómica. Teresa Rodríguez, por cierto, le pidió en varias ocasiones que se supieran los nombres, sueldos y cargos de las empresas públicas. Pero la presidenta en funciones se hizo la tonta con la lista.....



Conviene recordar que corrupción también puede ser enchufar a la teta pública a compañeros de partido sin mérito ni capacidad y, mucho menos, sin haberlo conseguido habiendo dado publicidad a esos puestos de trabajo vacantes o sin saber si eran necesarios. Eso, en definitiva, es lo que está en juego en la lista que le piden los tribunales a una presidenta que habla de transparencia y combatir la corrupción con leyes desde el Parlamento. Eso es el PSOE: el dicho parlamentario y el hecho judicial. Es una pena no conocer los nombres que piden los tribunales porque, de tenerlos, les podríamos escribir como a esos niños de África o de la India a los que se apadrinan. Ellos son nuestros mantenidos. Pero Susana Díaz, tan transparente, tan combativa con la corrupción, se niega a que los conozcamos por sus nombres y apellidos.



http://www.elmundo.es/andalucia/2015/05/08/554c5a48e2704e632c8b4576.html






La tonta con la lista








Mentras el patio de butacas del Parlamento andaluz se convertía en gallinero habitual para pasmo de Teresa Rodríguez, portavoz de Podemos, la parlamentaria Susana Díaz se permitía hablarle a la profesora de Secundaria de Rota como si ella fuera la seño de primaria. Antes, Rodríguez le había dicho que en el cole explican que el poder legislativo y el ejecutivo son independientes y que Susana Díaz, aunque en funciones, podía seguir gobernando en sus consejos de los martes mientras en el Parlamento, por ejemplo, se aprobaran comisiones de investigación. La perspectiva de ese panorama fue demasiado insoportable para una presidenta que se ha comportado como una niña caprichosa al decidir adelantar unas elecciones y tratar al Parlamento como un juguete que no quiere compartir. Se puso soberbia, condescendiente y trató a Teresa Rodríguez como si fuera tonta pasándole por las narices su gran hallazgo retórico de los últimos días: para que haya oposición, primero tendrá que haber gobierno. Y lo hay. Además, se siguen pagando las nóminas públicas de funcionarios, profesores y personal sanitario, que es lo importante. Incluso a los asesores. 

 Sobre alguna exigencia de Podemos, como la de romper relaciones con los bancos que desahucian, la presidenta en funciones adoptó postura de estadista responsable y dijo que nadie la iba «a sacar del marco de la ley». Pues en el colegio también aprendimos que son los tribunales los que, en caso de conflicto, deciden quién y cómo se ha de cumplir la ley. El poder judicial, del que no habló Susana Díaz porque a lo mejor no recuerda sus clases de diez años en Derecho o porque ella prefiere quedarse con la muerte de Montesquieu en manos de Alfonso Guerra. A la vez que ella se ponía de defensora de la ley, Silvia Moreno nos daba a conocer una sentencia del TSJA en la que se denuncia la «contumaz» conducta de la Junta a la hora de maniobrar para que no se conozca la lista de asesores en la administración autonómica. Teresa Rodríguez, por cierto, le pidió en varias ocasiones que se supieran los nombres, sueldos y cargos de las empresas públicas. Pero la presidenta en funciones se hizo la tonta con la lista, mientras, desde los escaños, los defensores de las políticas de igualdad le decían «Cállate, bonita» a la portavoz de Podemos. Pero luego mucho andaluz y andaluza.

Conviene recordar que corrupción también puede ser enchufar a la teta pública a compañeros de partido sin mérito ni capacidad y, mucho menos, sin haberlo conseguido habiendo dado publicidad a esos puestos de trabajo vacantes o sin saber si eran necesarios. Eso, en definitiva, es lo que está en juego en la lista que le piden los tribunales a una presidenta que habla de transparencia y combatir la corrupción con leyes desde el Parlamento. Eso es el PSOE: el dicho parlamentario y el hecho judicial. Es una pena no conocer los nombres que piden los tribunales porque, de tenerlos, les podríamos escribir como a esos niños de África o de la India a los que se apadrinan. Ellos son nuestros mantenidos. Pero Susana Díaz, tan transparente, tan combativa con la corrupción, se niega a que los conozcamos por sus nombres y apellidos.



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