viernes, 8 de mayo de 2015

El alumno que denunció irregularidades en un curso: «Griñán se lavó las manos» = Lavit manus quod Herodes

  • La Junta dio carpetazo exprés a la denuncia de un alumno dirigida al expresidente en 2011 
El alumno que denunció irregularidades en un curso: «Griñán se lavó las manos»




El alumno que denunció irregularidades en un curso: «Griñán se lavó las manos»

a. R. vEGA / sevilla
Día 08/05/2015 - 12.44h

  • La Junta dio carpetazo exprés a la denuncia de un alumno dirigida al expresidente en 2011

Enero de 2011. La juez Mercedes Alaya acaba de abrir diligencias sobre el fraude de los ERE. La estafa de los cursos de formación todavía tardaría tres años en salir a flote aunque ya habían llegado denuncias que tenían como destinatario al entonces presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán. Uno de esos expedientes administrativos ocultos bajo una capa de silencio ha llegado a la mesa de la juez. Junto al expediente de las ayudas concedidas a la Asociación para la Formación y el Fomento de la Agroganadería Andaluza (Affoaan), en el sumario de la causa aparece el texto manuscrito de un alumno de un curso de «viverista» subvencionado con 371.166 euros que le pedía audiencia al entonces presidente andaluz para relatarle el cúmulo de irregularidades detectadas por él durante esta actividad formativa con compromiso de contratación. El curso fue impartido en la localidad sevillana de Carmona por la citada entidad, hoy investigada por Alaya, entre octubre de 2010 y marzo de 2011.

Tres años antes, el Ejecutivo andaluz no sólo dio carpetazo a su denuncia sino que días después de conocer el testimonio del alumno, el 14 de febrero de 2011, la Dirección Provincial de Sevilla del Servicio Andaluz de Empleo concedió a Affoaan una subvención más cuantiosa (453.168 euros) con cargo al programa presupuestario 32D, cofinanciada por el Fondo Social Europeo, a la que siguió otra ayuda de 49,050 euros resuelta cuatro días antes de las autonómicas de 2012. Entre 2009 y 2012, recibió 873.834 euros.

Miguel Ángel Osuna Marchena, como se llama el denunciante, se siente estafado y humillado por la burocracia. «No me sirvió de nada mandarle mi denuncia a Griñán. Se lavó las manos. Me estuvieron mareando», relata a ABC. La solicitud de una reunión con Griñán, presentada ante la Consejería de la Presidencia en febrero de 2011, venía acompañada de otro escrito que dirigió pocas semanas antes (el 3 de enero) a la entonces jefa del Servicio de Formación de la Delegación de Empleo en Sevilla, Pilar Galán Ruiz, que no le había dado respuesta.

En su denuncia, alertaba ya de algunas de las tropelías que se han conocido después y han dado pie a investigaciones simultáneas de 18 juzgados diferentes sobre el destino de los fondos destinados a formar a desempleados:«manipulación de los partes de asistencia, desarrollo de trabajos fuera del lugar de impartición del curso, posible uso compartido entre cursos del mismo equipo y material» y excesivos exámenes para justificar el incumplimiento de la obligación legal de contratar al 60% de los alumnos.

Inspección sobre aviso

Ni Griñán ni ningún subordinado suyo en la Consejería recibió nunca a este alumno. El Ejecutivo socialista optó por devolverle la denuncia a la Dirección del Servicio Andaluz de Empleo (SAE) que le dio carpetazo tras incoar un procedimiento exprés «tendente al esclarecimiento de los hechos». El caso se cerró cinco días después de que Presidencia le pidiera información sobre el escrito. Un documento con las alegaciones de la entidad denunciada en las que defiende su trabajo y otro informe de la técnica encargada del seguimiento del curso —que sólo había visitado las instalaciones en una ocasión durante los seis meses que duró— le bastaron a la Consejería de Empleo para zanjar el asunto.

Osuna pone en cuarentena la labor fiscalizadora de la Junta: «Estábamos avisados de que iba a venir. Como el curso se daba en la cochera de un cortijo llena de chismes, el día que vino la inspectora colocaron unas telas para tapar las herramientas y que no se viera tan cutre». El SAE pidió pruebas al alumno y éste le respondió retándolo a aplicar los controles de la Administración: «Empiecen a comprobar si han cumplido el 60% de contratación. Empiecen por revisar la documentación y llamar a los alumnos [...] Aquí en Carmona el no sé qué dirán todavía funciona y quien denuncia a un “señorito” no trabaja en ningún sitio».

«Durante el horario del curso unos diez alumnos dieron peonadas como temporeros en la aceituna pagándoles sólo 30 céntimos de euro el kilo, actividad que no estaba incluida en el curso. Dos alumnas y yo nos negamos. No iban a clase, pero firmaban los partes de asistencia». Miguel Ángel Osuna se queja de que «nos usaron como mano de obra en lugar de enseñarnos bien el cultivo de plantas en un vivero». Este alumno, cuyo enfrentamiento con el monitor llegó hasta el juzgado, asegura que «el curso sirvió para montarle el vivero al “Pastillita”», como, apunta, se conoce en el pueblo al responsable de la asociación.

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