"Si todo te da igual, estas haciendo mal las cuentas"
Con toda seguridad, no hay un partido más
corrupto a escala continental y que más
haya hecho por extender la podredumbre a todas las instituciones que el PSOE
andaluz. Hablar de corrupción en Andalucía
implica necesariamente hacerlo del PSOE, no sólo por los tremendos escándalos
que han llevado a la cúpula dirigente de
los socialistas a los tribunales, sino por la confusión interesada entre partido
y Administración Pública durante décadas, que ha convertido al socialismo en un régimen que desborda la necesaria
alternancia democrática.
La macrocausa de los ERE, con los dos últimos presidentes
del PSOE encabezando un listado de decenas de altos cargos socialistas
imputados, pone de manifiesto la magnitud de este saqueo organizado de
las arcas públicas por parte del socialismo andaluz. No se trata de un caso
aislado de corrupción protagonizado por unos delincuentes de cuello blanco,
sino de
un sistema puesto en marcha desde la Junta de Andalucía para fomentar todos
estos desmanes a espaldas de la Administración Pública, la oposición política y
los ciudadanos.
Todo lo anterior es suficientemente conocido por cualquiera
que siga mínimamente la actualidad. Sin embargo Ciudadanos, el partido que ha irrumpido
en el parlamento andaluz tras obtener unos espléndidos resultados en las
elecciones pasadas, está enfocando sus conversaciones con el PSOE para procurar la
investidura de Susana Díaz como si la corrupción en Andalucía fuera un fenómeno
ajeno a la misma esencia del socialismo andaluz.
El pretexto para avanzar en estas negociaciones es que el
partido liderado por Susana Díaz, el mismo que ha convertido la Administración
andaluza en un cenagal, ha aceptado el decálogo contra la corrupción que le ha
presentado la formación de Albert Rivera. La situación movería a la carcajada si no fuera
porque están en juego la preservación de
un modelo político absolutamente corrupto y el destino final de centenares de
millones de euros de dinero público
Resulta difícilmente creíble que los dirigentes andaluces de
Ciudadanos, liderados por Juan Marín, estén actuando así por pura ingenuidad. No
puede ser que crean sinceramente que la aceptación de unas normas éticas por parte de los
socialistas va a permitir a Ciudadanos presentar a sus votantes en el resto
de España el acuerdo final con el
PSOE como un acto de normalidad democrática destinado a regenerar las
instituciones.
Lo que ha caracterizado al PSOE en sus más de tres décadas
en el poder andaluz ha sido el uso del dinero público para fines políticos,
saltándose todas normas administrativas
establecidas para garantizar su adecuado control. Ni Susana Díaz ni nadie en su partido admiten esta
responsabilidad que dio origen al mayor caso de corrupción de nuestra historia.
No repudian el
sistema, verdadera fuente de la
corrupción, sino algunos casos puntuales, como si este saqueo metódico de las
arcas públicas obedeciera tan sólo a la golfería de unos cuantos empleados
Lo que suceda entre
Ciudadanos y el PSOE en Andalucía tendrá serias implicaciones en el resto de
España para la formación naranja, un partido que podría estar tirando por
tierra el proyecto ilusionante de "cambio sensato" que Albert Rivera
ha venido simbolizando como ningún otro político en nuestro País.
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