viernes, 8 de mayo de 2015

Al Grano, por Antonio Casado. Política de rebajas en Andalucía = Tácticos fueron sus motivos cuando decidió la prematura disolución de la legislatura. No es la más indicada para reprochar el ''tacticismo'' de otros

El poder por el poder o, por decirlo de otro modo, la rápida ocupación de despachos.


Foto: La candidata socialista para presidir la Junta de Andalucía, Susana Díaz. (EFE)

  • Todo vale como herramienta del tacticismo en la política, cuando la política se abarata hasta niveles irrespirables.

  •  Lo estamos viendo a diario y lo hemos visto en la fallida sesión de investidura de Díaz 


  • http://blogs.elconfidencial.com/espana/al-grano/2015-05-07/politica-de-rebajas-en-andalucia_789510/

    Al Grano

    Política de rebajas en Andalucía


    • Todo vale como herramienta del tacticismo en la política, cuando la política se abarata hasta niveles irrespirables. Lo estamos viendo a diario y lo hemos visto en la fallida sesión de investidura de Díaz.
    • Tácticos fueron sus motivos cuando decidió la prematura disolución de la legislatura. No es la más indicada para reprochar el ''tacticismo'' de otros 
    Foto: La candidata socialista para presidir la Junta de Andalucía, Susana Díaz. (EFE)


    Nadie quiere retratarse antes de que las urnas del 24 de mayo vuelvan a repartir cartas. La única que tiene prisa es Susana Díaz. Lógico. Quiere ir de presidenta durante la campaña electoral y negociar la constitución de los ayuntamientos andaluces con la cesta del pan repleta. El tiempo la devora, la campaña empieza esta noche y la de Triana sigue tan bloqueada como el martes, al quedarse con sus 47 costaleros muy lejos de la mayoría absoluta (55) requerida para la fumata blanca.

    Incluso más inestable y más bloqueada, por el frenazo de Albert Rivera a los 9 diputados de Ciudadanos, que hubieran estado por la labor de abstenerse en la siguiente votación, la de mañana, por mayoría simple, y ya no lo están. Por obediencia debida al jefe máximo, claro, que no mira al pájaro en mano de Andalucía sino a los ciento volando del día 24 por la noche, so pretexto de un inmediato y verificable ajusticiamiento de Chaves y Griñán en la plaza pública.

    Teresa Rodríguez (Podemos) no tiene necesidad de usar esa coartada. De momento le basta con reclamar el paso de los guiños a los hechos en materia de lucha contra la corrupción, los desahucios y la inflación de altos cargos. Pero la comparte y la utilizará, llegado el caso, a sabiendas de que Díaz ya no puede ir más allá de lo que ha ido en la vergonzosa traición de su propia memoria. ¿O sí será capaz de seguir traficando con el honor de los dos dirigentes socialistas como elemento de odiosa comparación respecto a conductas corruptas en absoluto comparables con la de los dos expresidentes de la Junta?


    Si no son Chaves y Griñán, serán las distintas varas de medir distancias entre palabras y hechos, las excusas programáticas o la insensata tendencia general a interpretar en exclusiva el sentir de los andaluces. Todo vale como herramienta del tacticismo en la política, cuando la política se abarata hasta niveles irrespirables. Lo estamos viendo a diario y lo hemos visto en la fallida sesión de investidura de Susana Díaz. En ella, con propuestas de mayor cuantía (pacto nacional contra la corrupción, reforma del régimen electoral general, repatriación del talento, etc.) para objetivos menores. Y en los demás, con frívolas apelaciones a los grandes conceptos de la política con mayúsculas (dignidad, interés común, solidaridad, mano tendida, etc.), igualmente orientadas a objetivos de menor cuantía. El poder por el poder o, por decirlo de otro modo, la rápida ocupación de despachos.

    Todo lo cual nos lleva, ahora sí, a asumir la plantilla argumental propuesta por la aspirante socialista al trono andaluz. Lo dijo el primer día y no pierde ocasión de repetirlo: sin Gobierno no hay oposición. Se entiende mal el confesado propósito del PP, IU y Podemos de oponerse democráticamente al partido elegido para formar gobierno cuando previamente se dedican a bloquear el mandato de las urnas.

    Solo puede explicarse por los mencionados motivos tácticos, como es el caso. Dicho sea en la perspectiva del observador, ojo, y no por conferir fuerza moral al argumento del utilizado por la propia Susana Díaz en nombre de la estabilidad, porque tácticos fueron sus motivos cuando decidió la prematura disolución de la legislatura. De modo que no es la más indicada para reprochar el “tacticismo” de otros. No sé si me explico.






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