1. Incumplió como consejero la norma que aprobó como ministro
2. El Gobierno rehusó hasta tres veces acabar con el 'fondo de reptiles' 3. Griñán tapaba como consejero de Hacienda los agujeros
¿Opacidad y arbitrariedad de la gestión Juntera? ¿Ayudas sin objetividad, concurrencia y publicidad? ¿De verdad puede sorprenderse Griñán de lo ocurrido? ¿Conoció el descontrol cuando lo investigó la juez o lo sabía de antes?
La Reordenación del Sector Público Andaluz; otro ejemplo más de un colosal fraude .......¿¿ de aquellos polvos estos lodos.....??
Matacán. JAVIER CARABALLO
Tres motivos para no
creerse a Griñán
¿Es sincero José
Antonio Griñán cuando afirma que dimitió cuando conoció esa “barbaridad”? Habrá
que analizar algunas de sus actuaciones como consejero y presidente de la Junta
“No creo que hubiera
un gran plan, pero sí un gran fraude y eso significa que algunos controles
pudieron fallar”, dejó dicho el expresidente de la Junta de Andalucía, José
Antonio Griñán, cuando abandonó el pasado jueves el Tribunal Supremo. En esa
frase condensó un testimonio de casi cuatro horas en el que, como había hecho
con anterioridad otro de los imputados, José Antonio Viera, descargó en los
cargos intermedios del Gobierno andaluz, fundamentalmente en el ex director
general de Trabajo, Francisco Javier Guerrero, toda la responsabilidad sobre el
fraude cometido.
Según Griñán, nunca
tuvo conocimiento de lo que estaba ocurriendo con las ayudas de los ERE; ni que
se otorgaban con absoluto descontrol ni, por supuesto, que había gente
enriqueciéndose con esos fondos destinados a la creación de empleo. Según Griñán, lo
único que se le puede reprochar a él es la responsabilidad política, por haber
formado parte de aquel Gobierno, pero ésa, según afirmó, ya la asumió cuando
dejó la presidencia de la Junta de Andalucía.
¿De verdad puede
sorprenderse Griñán de lo ocurrido? ¿Conoció el descontrol cuando lo investigó
la juez o lo sabía de antes?
Es curioso que lo
diga porque, cuando dimitió, afirmó que lo hacía exclusivamente para promover
el relevo generacional (“un cambio generacional y de género”, dijo) en la Junta
de Andalucía, y se mostró especialmente irritado con quien relacionaba su
salida con el escándalo de los ERE: “Me duelen en lo personal las mentiras que
se están diciendo”. Ahora,
en su nueva versión, admite que dejó la Junta
por “responsabilidad política” tras conocer la “barbaridad” en el reparto de
unas ayudas que durante años se hizo “de forma aleatoria y sin control”. Pero ¿de verdad puede
sorprenderse Griñán de lo ocurrido? ¿Conoció el descontrol en las ayudas cuando
lo investigó la juez Alaya o lo sabía de antes? ¿Es sincero cuando afirma que
dimitió cuando conoció esa “barbaridad”? Hay tres motivos para
desconfiar de lo que le contó Griñán al juez del Tribunal Supremo.
1. Incumplió como
consejero la norma que aprobó como ministro
José Antonio Griñán
fue designado consejero de Hacienda del Gobierno andaluz en 2004, después de
una etapa en la política nacional como ministro de Trabajo y Seguridad Social
del último gobierno de Felipe González. Entre las medidas aprobadas por Griñán como ministro se
encuentra una Orden ministerial, dictada el 5 de abril de 1995, en la que se
establecen, con carácter general, los criterios que deben seguir todas las
administraciones públicas para la concesión de ayudas laborales. La
norma decía así: “Dar publicidad, concurrencia y
objetividad a las ayudas sociales tendentes a paliar los efectos derivados de
los procesos de reconversión y/o reestructuración de empresas, así como también
determinar los supuestos y condiciones en que procede la concesión de las
citadas ayudas”.
Cuando Griñán, que
siempre ha presumido de su condición de inspector de trabajo, llegó a la Junta de
Andalucía y se hizo cargo de las cuentas andaluzas lo primero que pudo
comprobar fue que el Gobierno andaluz no sólo no estaba aplicando su norma
ministerial, sino que había derivado la adjudicación de las ayudas a un ‘fondo
de reptiles’. Tan clamorosa es la
contradicción que, de hecho, el Gobierno andaluz que presidía Griñán acabaría adaptando
la normativa andaluza a la norma que aprobó como ministro con 16 años de
retraso, en la orden de 1 de abril de 2011, cuando ya había estallado el
escándalo en los tribunales. En el
tiempo restante, desde 2004 hasta que se vio forzado por los tribunales, Griñán
incumplió su propia norma al no imponerla en el Gobierno andaluz para que la
Consejería de Empleo la aprobara y distribuyera los fondos con publicidad,
concurrencia y objetividad.
2.
El Gobierno rehusó hasta tres veces acabar con el 'fondo de reptiles'
Cuando
la juez Alaya solicitaba al Gobierno andaluz las actas de sus reuniones
semanales, lo único que perseguía era documentar que si existía un descontrol
absoluto en la concesión de las ayudas sociolaborales en la Junta de Andalucía
era porque el Gobierno lo había decidido así. Desde luego, no apareció un
documento concreto que lo ordenara así, pero sí encontró que, hasta en tres
ocasiones, se frenaron los intentos por regular esos fondos, ante la
advertencia reiterada de la Intervención General de la Junta de Andalucía.
Como
remarcaría también en algunas sentencias el Tribunal Superior de Justicia de
Andalucía, el Gobierno andaluz actuaba “con desprecio absoluto al Derecho”. Fue en las reuniones preparatorias de los Consejos
de Gobierno, los llamados ‘consejillos’, en los que se desechó hasta tres veces
un “proyecto de decreto por el que se establece el procedimiento para la
concesión de ayudas sociales a trabajadores afectados por procesos de
reconversión y/o reestructuración en el ámbito de la comunidad autónoma
andaluza”.
Como remarcaría también en algunas
sentencias el TS de Andalucía, el Gobierno andaluz actuaba 'con desprecio
absoluto al Derecho'
Esos ‘consejillos’ estaban presididos por Gaspar
Zarrías, imputado en el Supremo, pero también acudía el ‘brazo derecho’ de
Griñán en la Consejería de Hacienda, José Salgueiro. Cuando se conocieron hace un
año los intentos frustrados para regular el fondo de reptiles, el periódico El
Mundo le preguntó a Gaspar Zarrías, pero se le había olvidado también: “No me acuerdo si
se discutió o no, no tengo la más mínima idea. Han pasado 14 años. Si no se
aprobó sería porque le faltaría algún requisito. ¿Cuál? Ni idea”.
3.
Griñán tapaba como consejero de Hacienda los agujeros
El
funcionamiento del ‘fondo de reptiles’ es conocido: la
Consejería de Empleo aprobaba en los presupuestos anuales de la Junta de
Andalucía transferencias de financiación a la agencia pública IDEA (Innovación
y Desarrollo de Andalucía) para que ésta pagara los compromisos adquiridos por
esa misma Consejería, a través de la Dirección General de Trabajo. Era la partida que se consignaba como ‘programa 31L’. Hasta
en 15 ocasiones, la Intervención General emitió informes en los que alertaba de
lo irregular de este procedimiento por las causas conocidas de opacidad y
arbitrariedad. Lo que sostiene Griñán es
que nunca tuvo conocimiento de esos informes, a pesar de que estaban dirigidos
a su Consejería de Hacienda, además de a la de Empleo, con acuse de recibo.
En
cualquier caso, incluso prescindiendo de todo ello, existe
una constatación mayor de que el entonces consejero Griñán era plenamente
consciente del descontrol de la agencia IDEA porque en varias ocasiones tuvo
que aprobar modificaciones presupuestarias para tapar los agujeros que se
producían. Como la Dirección General de
Trabajo aprobaba compromisos de pago sin control, se agotaba el dinero
transferido a la agencia IDEA y tenía que acudir Griñán para repararlo. En total, las modificaciones presupuestarias para
tapar los agujeros del descontrol de los ERE sumaron casi cien millones de
euros. En el dictamen que elaboró
el Partido Popular tras la comisión de investigación del Parlamento andaluz se
dice textualmente: “Pero lo verdaderamente cierto y comprobado es que la Consejería de
Hacienda conoció los problemas presupuestarios de la gestión del programa 31L y
actuó modificando y dotando de más fondos este tipo ilegal de ayudas”.
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