Y este es el plan; disponer
desde la cúpula de una administración la existencia y desarrollo de otra
administración, instrumental, regida en su funcionamiento predominantemente por
el derecho privado, por tanto con una evidente falta de control
(principalmente la fiscalización previa de los gastos) en comparación con los
procedimientos regidos por el Derecho Administrativo, para realizar aquello que
debería realizar la Administración General. ¿Porqué deciden sus antecesores y usted llevar la gestión
de los asuntos públicos a una entidad con menos controles sobre los fondos
públicos?. Esos controles son la garantía que las leyes y normas
administrativas disponen para el correcto uso de los bienes de los ciudadanos. Quien no respete esto está incurriendo en una
ilegalidad. ¿Porqué, señor
Griñán, decidió usted secundar a sus antecesores llevando los asuntos públicos
a esas entidades, sacando del cauce normal de la administración asuntos
sensibles como la concesión de subvenciones o ayudas públicas?. Ese “fraude” no se hubiera producido si previamente no
existiera la decisión política de que esas entidades paralelas, con escaso o
nulo control, concedieran subvenciones y ayudas.
¿Dónde situaría usted
el problema señor Griñán?. ¿En el hecho
de que algunos aprovechados se beneficiaran mafiosamente de esos fondos para
parados, o en ese otro hecho de que existiera una política, contraria al
Derecho Administrativo, basada en decisiones políticas suyas y de sus
antecesores, que atribuyó a esas entidades sin control potestades que no tenían
por qué tener?. ¿Para qué desviar la gestión de los cauces legales?. No me diga que es por agilidad. Sería tanto
como decir que sería correcto sacrificar la legalidad en aras de la agilidad.
¿Es esto posible, señor Griñán?.
Ese su “gran fraude”
no ha salido como las setas en el campo. Por el contrario, es el
inevitable resultado de diseñar y ejecutar una política ajena a los controles. Es
producto del plan de su partido, ejecutado por usted desde su puesto de
Consejero de Hacienda y por el Gobierno que usted presidió después, y lo que es
peor, por el Gobierno que continuó presidiendo su pupila y que ahora preside en
funciones.
Todo plan tiene, señor Griñán, dos componentes: un determinado diseño y un objetivo o finalidad. En los párrafos que anteceden se ha descrito más o menos el diseño. Ahora bien, ¿para qué ese diseño de una doble administración?. Con qué objetivo se hace todo eso. Si uno lleva la contabilidad de una empresa y decide hacer una contabilidad doble o “B”, será por algo.
¿Cual es el objetivo, señor Griñán, de la administración
paralela? ¿Porqué se decide que sea el
IFA, luego IDEA, la que conceda subvenciones y no la Consejería? ¿Porqué se
utilizan las transferencias de financiación en aquello para lo que no estaban
previstas?. ¿Qué hay, señor Griñán, al final de esta manera de proceder?.
¿Clientelismo político?. Todo apunta en ese sentido, ¿no le parece?. Si no
¿para qué arriesgarse cruzando la linea de la legalidad, si no fuera porque ese
riesgo se compensa con los votos?
SÍ HUBO PLAN
Siento contradecirle señor Griñán. No sólo hubo un gran
fraude, también un gran plan. Se lo voy
a explicar señor Griñán, aunque usted lo sabe mejor que yo, y aunque, además,
es a usted y no a mí a quién corresponde dar explicaciones. Pero antes, vamos a
hacer un ejercicio de ingenuidad tontuna y vamos a tomar, provisionalmente, por
buena su afirmación. Es decir, vamos, como le digo provisionalmente, a
quedarnos con eso del gran fraude sin plan.
¿Y bien, señor Griñán?. ¿Cuándo ha pedido usted perdón a los andaluces, ya puestos también a los españoles y a
los europeos, porque algunos de los miembros de su gobierno o de su
administración, hayan dilapidado dineros europeos, españoles y andaluces?. Por ese “gran fraude” como usted mismo lo califica,
aunque fuera sin plan preconcebido. Usted
ha sido Presidente. Ha estado al mando de la nave. Y antes de serlo ha sido
Consejero de Hacienda. Por usted pasaba el dinero que se gastaba en la Junta de
Andalucía. ¿Dónde estaba su
responsabilidad por la gestión de los que estaban debajo de usted?. Usted, señor
Griñán, como la Infanta, no se enteraba de nada. Eso lo dice usted con total naturalidad. Con la misma
naturalidad con la que el resto de los andaluces “no se enteran” de lo que pasa
en la administración que sufragan. Pero hombre, al resto de los andaluces,
mejor dicho, a la mayoría del resto de los andaluces, les pillaba todo ese
tejemaneje del “gran fraude” un poco lejos y como a trasmano, pero a usted, oiga usted
estaba en todo el cogollo, vamos delante de sus narices.
En fin, aparte de
todos los argumentos que podrían traerse ahora a colación, sobre la cantidad de
oportunidades que usted habría desaprovechado para enterarse de lo que pasaba a
su alrededor, entre ellas los informes
de su propia Intervención, o, como se ha sabido recientemente, de sus propios
letrados del Gabinete Jurídico de la Junta, me gustaría referirle una, que creo
se menciona poco: el ruido que hicimos muchos funcionarios desde octubre
de 2010 a cuenta de la nefasta administración paralela y del cínico
afianzamiento de la misma que el Gobierno que usted presidía realizó con los
decretos 5/2010 y 6/2010 ( con la inestimable
complicidad de UGT y de CCOO) y la posterior aprobación (con la inestimable
complicidad astencionista de IU) de la ley
1/2011 de Reordenación del Sector Público (eufemismo de la más certeramente
denominada “Ley del Enchufismo”). Lo
intentamos todo, señor Griñán. Salimos cuarenta mil personas (funcionarios y
empleados públicos) a la calle en una manifestación en la que protestábamos
por la huida del Derecho Administrativo que su gobierno estaba propiciando (le recuerdo
que esto es lo que está en el núcleo de los ERE, de ese su “gran fraude sin
plan”). Entre la infinidad de actos y
movilizaciones que realizamos no faltó, al principio, el intento de que su
Consejera de Hacienda y Administración Pública, Dña. Carmen Martínez Aguayo,
(también imputada) nos recibiera para explicarnos lo que estaba ocurriendo en
esa operación de empoderamiento de las agencias de la administración paralela
en detrimento de las consejerías de la Administración General, del Derecho
Laboral en menoscabo del Derecho Administrativo y del personal laboral sin
oposiciones ni concurso de méritos en claro agravio al personal funcionario y laboral
de la Junta de Andalucía.
La callada por
respuesta. Evidentemente. Ni su Consejera ni usted quisieron saber nada de
nosotros. Es decir, el personal que sustentaba la administración que usted
dirigía no era digno de ser oído por usted. Tal vez, señor Griñán, si
hubiera tenido un mínimo de sensibilidad hacia aquellos que
verdaderamente sostienen y dan vida a diario a la administración que usted
dirigía,
tal vez entonces, señor Griñán, se hubiera usted enterado de lo que pasaba
alrededor y hubiera tenido la oportunidad de parar la maquinaria de los ERE.
Sin embargo no fue así.
Los ERE son un caso paradigmático de los desmanes de la
administración paralela, que fue invento de sus predecesores pero que usted
continuó impulsando y afianzando, dotándola de una pseudolegalidad, aún
pendiente de decisión de constitucionalidad en el Tribunal Constitucional.
Y este es el plan, señor Griñán.
Disponer desde la cúpula de una administración la existencia y desarrollo
de otra administración, instrumental, regida en su funcionamiento
predominantemente por el derecho privado, por tanto con una evidente falta de control
(principalmente la fiscalización previa de los gastos) en comparación con los
procedimientos regidos por el Derecho Administrativo, para realizar aquello que
debería realizar la Administración General. ¿Porqué deciden sus antecesores y usted llevar la gestión
de los asuntos públicos a una entidad con menos controles sobre los fondos
públicos?. Esos controles son la garantía que las leyes y normas administrativas
disponen para el correcto uso de los bienes de los ciudadanos. Quien no respete esto está incurriendo en una
ilegalidad. ¿Porqué, señor
Griñán, decidió usted secundar a sus antecesores llevando los asuntos públicos
a esas entidades, sacando del cauce normal de la administración asuntos
sensibles como la concesión de subvenciones o ayudas públicas?. Ese “fraude” no se hubiera producido si previamente no
existiera la decisión política de que esas entidades paralelas, con escaso o
nulo control, concedieran subvenciones y ayudas.
¿Dónde situaría usted
el problema señor Griñán?. ¿En el hecho de que algunos aprovechados se
beneficiaran mafiosamente de esos fondos para parados, o en ese otro hecho de
que existiera
una política, contraria al Derecho Administrativo, basada en decisiones
políticas suyas y de sus antecesores, que atribuyó a esas entidades sin control
potestades que no tenían por qué tener?. ¿Para qué desviar la gestión de los cauces
legales?. No me diga que es por
agilidad. Sería tanto como decir que sería correcto sacrificar la legalidad en
aras de la agilidad. ¿Es esto posible, señor Griñán?.
Ese su “gran fraude”
no ha salido como las setas en el campo. Por el contrario, es el
inevitable resultado de diseñar y ejecutar una política ajena a los controles. Es
producto del plan de su partido, ejecutado por usted desde su puesto de
Consejero de Hacienda y por el Gobierno que usted presidió después, y lo que es
peor, por el Gobierno que continuó presidiendo su pupila y que ahora preside en
funciones.
Todo plan tiene, señor Griñán, dos componentes: un determinado diseño y un objetivo o finalidad. En los párrafos que anteceden se ha descrito más o
menos el diseño. Ahora bien, ¿para qué ese
diseño de una doble administración?. Con qué objetivo se hace todo eso. Si uno
lleva la contabilidad de una empresa y decide hacer una contabilidad doble o
“B”, será por algo.
¿Cual es el objetivo, señor Griñán, de la administración
paralela? ¿Porqué se decide que sea el
IFA, luego IDEA, la que conceda subvenciones y no la Consejería? ¿Porqué se
utilizan las transferencias de financiación en aquello para lo que no estaban
previstas?. ¿Qué hay, señor Griñán, al final de esta manera de proceder?.
¿Clientelismo político?. Todo apunta en ese sentido, ¿no le parece?. Si no
¿para qué arriesgarse cruzando la linea de la legalidad, si no fuera porque ese
riesgo se compensa con los votos?
Hoy más de lo mismo,
señor Griñán, le toca declarar a su antecesor, ese que fue al mismo colegio que
la Infanta y que usted. No esperamos nada nuevo. Pero sí, siento contradecirle
señor Griñán, no sólo hubo fraude sino que hubo plan y usted
participó en él. De modo que deje de
hacerse la víctima porque ese papel, desgraciadamente, no le corresponde a
usted.
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