martes, 14 de abril de 2015

Si hubo un plan , recomendado. Gracias compañero, por el envío, nos dice siento contradecirle señor Griñán. No sólo hubo un gran fraude, también un gran plan. = Los ERE son un caso paradigmático de los desmanes de la administración paralela, la que llevamos más de 4 años y medio denunciando.....

Y este es el plan; disponer desde la cúpula de una administración la existencia y desarrollo de otra administración, instrumental, regida en su funcionamiento predominantemente por el derecho privado, por tanto con una evidente falta de control (principalmente la fiscalización previa de los gastos) en comparación con los procedimientos regidos por el Derecho Administrativo, para realizar aquello que debería realizar la Administración General. ¿Porqué deciden sus antecesores y usted llevar la gestión de los asuntos públicos a una entidad con menos controles sobre los fondos públicos?. Esos controles son la garantía que las leyes y normas administrativas disponen para el correcto uso de los bienes de los ciudadanos. Quien no respete esto está incurriendo en una ilegalidad. ¿Porqué, señor Griñán, decidió usted secundar a sus antecesores llevando los asuntos públicos a esas entidades, sacando del cauce normal de la administración asuntos sensibles como la concesión de subvenciones o ayudas públicas?. Ese “fraude” no se hubiera producido si previamente no existiera la decisión política de que esas entidades paralelas, con escaso o nulo control, concedieran subvenciones y ayudas.


 

¿Dónde situaría usted el problema señor Griñán?. ¿En el hecho de que algunos aprovechados se beneficiaran mafiosamente de esos fondos para parados, o en ese otro hecho de que existiera una política, contraria al Derecho Administrativo, basada en decisiones políticas suyas y de sus antecesores, que atribuyó a esas entidades sin control potestades que no tenían por qué tener?. ¿Para qué desviar la gestión de los cauces legales?. No me diga que es por agilidad. Sería tanto como decir que sería correcto sacrificar la legalidad en aras de la agilidad. ¿Es esto posible, señor Griñán?.

Ese su “gran fraude” no ha salido como las setas en el campo. Por el contrario, es el inevitable resultado de diseñar y ejecutar una política ajena a los controles. Es producto del plan de su partido, ejecutado por usted desde su puesto de Consejero de Hacienda y por el Gobierno que usted presidió después, y lo que es peor, por el Gobierno que continuó presidiendo su pupila y que ahora preside en funciones.

  


Todo plan tiene, señor Griñán, dos componentes: un determinado diseño y un objetivo o finalidad. En los párrafos que anteceden se ha descrito más o menos el diseño. Ahora bien, ¿para qué ese diseño de una doble administración?. Con qué objetivo se hace todo eso. Si uno lleva la contabilidad de una empresa y decide hacer una contabilidad doble o “B”, será por algo.



¿Cual es el objetivo, señor Griñán, de la administración paralela? ¿Porqué se decide que sea el IFA, luego IDEA, la que conceda subvenciones y no la Consejería? ¿Porqué se utilizan las transferencias de financiación en aquello para lo que no estaban previstas?. ¿Qué hay, señor Griñán, al final de esta manera de proceder?. ¿Clientelismo político?. Todo apunta en ese sentido, ¿no le parece?. Si no ¿para qué arriesgarse cruzando la linea de la legalidad, si no fuera porque ese riesgo se compensa con los votos?




SÍ HUBO PLAN



Siento contradecirle señor Griñán. No sólo hubo un gran fraude, también un gran plan. Se lo voy a explicar señor Griñán, aunque usted lo sabe mejor que yo, y aunque, además, es a usted y no a mí a quién corresponde dar explicaciones. Pero antes, vamos a hacer un ejercicio de ingenuidad tontuna y vamos a tomar, provisionalmente, por buena su afirmación. Es decir, vamos, como le digo provisionalmente, a quedarnos con eso del gran fraude sin plan.

¿Y bien, señor Griñán?. ¿Cuándo ha pedido usted perdón a los andaluces, ya puestos también a los españoles y a los europeos, porque algunos de los miembros de su gobierno o de su administración, hayan dilapidado dineros europeos, españoles y andaluces?. Por ese “gran fraude” como usted mismo lo califica, aunque fuera sin plan preconcebido. Usted ha sido Presidente. Ha estado al mando de la nave. Y antes de serlo ha sido Consejero de Hacienda. Por usted pasaba el dinero que se gastaba en la Junta de Andalucía. ¿Dónde estaba su responsabilidad por la gestión de los que estaban debajo de usted?. Usted, señor Griñán, como la Infanta, no se enteraba de nada. Eso lo dice usted con total naturalidad. Con la misma naturalidad con la que el resto de los andaluces “no se enteran” de lo que pasa en la administración que sufragan. Pero hombre, al resto de los andaluces, mejor dicho, a la mayoría del resto de los andaluces, les pillaba todo ese tejemaneje del “gran fraude” un poco lejos y como a trasmano, pero a usted, oiga usted estaba en todo el cogollo, vamos delante de sus narices.

En fin, aparte de todos los argumentos que podrían traerse ahora a colación, sobre la cantidad de oportunidades que usted habría desaprovechado para enterarse de lo que pasaba a su alrededor, entre ellas los informes de su propia Intervención, o, como se ha sabido recientemente, de sus propios letrados del Gabinete Jurídico de la Junta, me gustaría referirle una, que creo se menciona poco: el ruido que hicimos muchos funcionarios desde octubre de 2010 a cuenta de la nefasta administración paralela y del cínico afianzamiento de la misma que el Gobierno que usted presidía realizó con los decretos 5/2010 y 6/2010 ( con la inestimable complicidad de UGT y de CCOO) y la posterior aprobación (con la inestimable complicidad astencionista de IU) de la ley 1/2011 de Reordenación del Sector Público (eufemismo de la más certeramente denominada “Ley del Enchufismo”). Lo intentamos todo, señor Griñán. Salimos cuarenta mil personas (funcionarios y empleados públicos) a la calle en una manifestación en la que protestábamos por la huida del Derecho Administrativo que su gobierno estaba propiciando (le recuerdo que esto es lo que está en el núcleo de los ERE, de ese su “gran fraude sin plan”). Entre la infinidad de actos y movilizaciones que realizamos no faltó, al principio, el intento de que su Consejera de Hacienda y Administración Pública, Dña. Carmen Martínez Aguayo, (también imputada) nos recibiera para explicarnos lo que estaba ocurriendo en esa operación de empoderamiento de las agencias de la administración paralela en detrimento de las consejerías de la Administración General, del Derecho Laboral en menoscabo del Derecho Administrativo y del personal laboral sin oposiciones ni concurso de méritos en claro agravio al personal funcionario y laboral de la Junta de Andalucía.

La callada por respuesta. Evidentemente. Ni su Consejera ni usted quisieron saber nada de nosotros. Es decir, el personal que sustentaba la administración que usted dirigía no era digno de ser oído por usted. Tal vez, señor Griñán, si hubiera tenido un mínimo de sensibilidad hacia aquellos que verdaderamente sostienen y dan vida a diario a la administración que usted dirigía, tal vez entonces, señor Griñán, se hubiera usted enterado de lo que pasaba alrededor y hubiera tenido la oportunidad de parar la maquinaria de los ERE. Sin embargo no fue así.

Los ERE son un caso paradigmático de los desmanes de la administración paralela, que fue invento de sus predecesores pero que usted continuó impulsando y afianzando, dotándola de una pseudolegalidad, aún pendiente de decisión de constitucionalidad en el Tribunal Constitucional.

Y este es el plan, señor Griñán. Disponer desde la cúpula de una administración la existencia y desarrollo de otra administración, instrumental, regida en su funcionamiento predominantemente por el derecho privado, por tanto con una evidente falta de control (principalmente la fiscalización previa de los gastos) en comparación con los procedimientos regidos por el Derecho Administrativo, para realizar aquello que debería realizar la Administración General. ¿Porqué deciden sus antecesores y usted llevar la gestión de los asuntos públicos a una entidad con menos controles sobre los fondos públicos?. Esos controles son la garantía que las leyes y normas administrativas disponen para el correcto uso de los bienes de los ciudadanos. Quien no respete esto está incurriendo en una ilegalidad. ¿Porqué, señor Griñán, decidió usted secundar a sus antecesores llevando los asuntos públicos a esas entidades, sacando del cauce normal de la administración asuntos sensibles como la concesión de subvenciones o ayudas públicas?. Ese “fraude” no se hubiera producido si previamente no existiera la decisión política de que esas entidades paralelas, con escaso o nulo control, concedieran subvenciones y ayudas.

¿Dónde situaría usted el problema señor Griñán?. ¿En el hecho de que algunos aprovechados se beneficiaran mafiosamente de esos fondos para parados, o en ese otro hecho de que existiera una política, contraria al Derecho Administrativo, basada en decisiones políticas suyas y de sus antecesores, que atribuyó a esas entidades sin control potestades que no tenían por qué tener?. ¿Para qué desviar la gestión de los cauces legales?. No me diga que es por agilidad. Sería tanto como decir que sería correcto sacrificar la legalidad en aras de la agilidad. ¿Es esto posible, señor Griñán?.

Ese su “gran fraude” no ha salido como las setas en el campo. Por el contrario, es el inevitable resultado de diseñar y ejecutar una política ajena a los controles. Es producto del plan de su partido, ejecutado por usted desde su puesto de Consejero de Hacienda y por el Gobierno que usted presidió después, y lo que es peor, por el Gobierno que continuó presidiendo su pupila y que ahora preside en funciones.

Todo plan tiene, señor Griñán, dos componentes: un determinado diseño y un objetivo o finalidad. En los párrafos que anteceden se ha descrito más o menos el diseño. Ahora bien, ¿para qué ese diseño de una doble administración?. Con qué objetivo se hace todo eso. Si uno lleva la contabilidad de una empresa y decide hacer una contabilidad doble o “B”, será por algo.


¿Cual es el objetivo, señor Griñán, de la administración paralela? ¿Porqué se decide que sea el IFA, luego IDEA, la que conceda subvenciones y no la Consejería? ¿Porqué se utilizan las transferencias de financiación en aquello para lo que no estaban previstas?. ¿Qué hay, señor Griñán, al final de esta manera de proceder?. ¿Clientelismo político?. Todo apunta en ese sentido, ¿no le parece?. Si no ¿para qué arriesgarse cruzando la linea de la legalidad, si no fuera porque ese riesgo se compensa con los votos?

Hoy más de lo mismo, señor Griñán, le toca declarar a su antecesor, ese que fue al mismo colegio que la Infanta y que usted. No esperamos nada nuevo. Pero sí, siento contradecirle señor Griñán, no sólo hubo fraude sino que hubo plan y usted participó en él. De modo que deje de hacerse la víctima porque ese papel, desgraciadamente, no le corresponde a usted.


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