lunes, 20 de abril de 2015

Máxima difusión.La independencia de los funcionarios, clave en la lucha contra la corrupción; salvo que lo que se persiga justamente lo contrario, como pasa en Andalucía = ¿Administración paralela de la Junta de Andalucía?

La independencia de las Administraciones Públicas y de sus funcionarios frente a vaivenes políticos, cambios en los cargos de designación directa y en sus responsables últimos, es el mayor garante con el que cuenta nuestro sistema para garantizar su correcto funcionamiento, al margen de injerencias externas e intereses ilegítimos. En este contexto, un funcionariado bien preparado e independiente es un arma destacada y primordial en la lucha contra el lastre que supone para este país la corrupción.

Por lo tanto factores como la capacitación, la profesionalidad y la independencia en su labor en servicio de la estructura administrativa del Estado y del ciudadano, les convierte en garantes no solo del funcionamiento cotidiano sino del mantenimiento futuro de dicha estructura. En consecuencia, han de articularse medidas efectivas para evitar injerencias y presiones políticas, así como para la protección de todos aquellos que desde su actuación honesta como funcionarios decidan denunciar una irregularidad que afecte a los ciudadanos y los bienes públicos.


  


Los gobiernos de uno u otro signo pasan pero los funcionarios permanecen; limitarles en sus funciones es un derroche que no podemos ni debemos permitir.


  


En Andalucía, ¿por qué y para que se crea la Administración paralela? = supongo que todo el mundo ¿se lo imagina....? ¿Es o no es el  brazo ejecutor del Régimen y donde se producen todos los fraudes?


 


¿Y que es la Ley de Reordenación del Sector Público? = ¿Cambiar las cosas para seguir haciendo lo mismo?








La independencia de los funcionarios, clave en la lucha contra la corrupción

La oferta de Empleo Público para el año 2015 publicada en el BOE el día 23 de marzo supone un claro cambio de tendencia con respecto a los últimos años, en los que los recortes presupuestarios derivados de la situación económica frenaron considerablemente el número de plazas convocadas. Las cifras generales bastan por sí mismas para evidenciar dicho cambio: se convocan 11.250 plazas, 7.416 nuevas y 3.834 de promoción interna. Las nuevas multiplican por más de cuatro las convocadas en 2014, mientras que las de promoción interna crecen un 79%.


Llama la atención además la promulgación por el Real Decreto-Ley 3/2015 de una convocatoria extraordinaria referida, entre otros aspectos, a la lucha contra el fraude fiscal (294 plazas) y laboral (150 plazas).

Desde distintos sectores de la ciudadanía y ante la lacra de la corrupción que viene asomando a los medios de forma continua desde hace varios años, se venía reclamando de forma insistente al Ejecutivo un reforzamiento de los medios necesarios para combatir esa suerte de plaga que padece España. Es una respuesta, pero no parece que vaya a ser suficiente ya que según la OCDE nuestro país es el que menos inspectores de Hacienda tiene por cada mil habitantes.

Función de servicio público

Esta convocatoria será sin duda bien recibida por todos aquellos que estén interesados en preparar oposiciones para iniciar una carrera como funcionario en cualquiera de las distintas administraciones. Y aunque la perspectiva de un trabajo fijo sea un acicate importante también lo ha de ser el desarrollar una carrera cuyo objetivo último es el servicio público, con todo lo que ello representa.

La independencia de las Administraciones Públicas y de sus funcionarios frente a vaivenes políticos, cambios en los cargos de designación directa y en sus responsables últimos, es el mayor garante con el que cuenta nuestro sistema para garantizar su correcto funcionamiento, al margen de injerencias externas e intereses ilegítimos. En este contexto, un funcionariado bien preparado e independiente es un arma destacada y primordial en la lucha contra el lastre que supone para este país la corrupción.

Por lo tanto factores como la capacitación, la profesionalidad y la independencia en su labor en servicio de la estructura administrativa del Estado y del ciudadano, les convierte en garantes no solo del funcionamiento cotidiano sino del mantenimiento futuro de dicha estructura. En consecuencia, han de articularse medidas efectivas para evitar injerencias y presiones políticas, así como para la protección de todos aquellos que desde su actuación honesta como funcionarios decidan denunciar una irregularidad que afecte a los ciudadanos y los bienes públicos.


Actualmente se vuelve a valorar mucho el trabajo realizado por los empleados públicos, a los que se les atribuyó innumerables tópicos, a menudo tan negativos como injustos. Basta pensar en la labor de los trabajadores de la sanidad, la educación y la seguridad, que constituyen un alto porcentaje del funcionariado español y aunque puedan existir (como en cualquier organización) excepciones puntuales, lo cierto es que el nivel de nuestros funcionarios es sobresaliente. Ahora bien, sin un funcionariado independiente y honesto, ajeno a los vaivenes políticos, parece improbable su funcionamiento. Los gobiernos de uno u otro signo pasan pero los funcionarios permanecen; limitarles en sus funciones es un derroche que no podemos ni debemos permitir.

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