Que si que lo sabemos todos que la culpa de lo que ocurre en Andalucía es de Pepi, la de
la limpieza.... ¿¿???
En el asunto de los ERE, el Gobierno de la Junta de
Andalucía, con respaldo de la mayoría del Parlamento y asistiendo como
espectador mudo la Cámara de Cuentas de Andalucía, actuó como el Alcalde que decide apagar todos los semáforos
de la avenida, con el presunto propósito de mejorar la fluidez del tráfico. Ahora, el Alcalde niega
que él apagara los semáforos y pretende desviar su responsabilidad por los
muertos en accidente hacia la policía de tráfico. Cuanto más insiste el Alcalde en ello más parece que el
motivo de la medida no fue la fluidez del tráfico, sino permitir la huida de
los ladrones con más facilidad.
Es también muy apropiada esta otra alegoría: el Gobierno de la Junta de Andalucía, con respaldo de la
mayoría del Parlamento, al aprobar el Programa
presupuestario con el que se financiaban los ERE, echó a rodar cada año un
automóvil sin frenos. Y, como señaló
Griñán en la Comisión de Investigación del Parlamento, a él no le importaba que
el coche circulara sin frenos, porque el coche no era suyo. Ahora parece
que el coche era del Interventor.
Este suspiro por el
Interventor que exhalan el Sr. Griñán y
el Sr. Chaves en sus declaraciones ante el Tribunal Supremo, lo que de
verdad pone de manifiesto es que no necesitaban un interventor. Lo que
realmente habrían necesitado es un tutor que, como a los menores de edad, supliera su falta de capacidad y
competencia, en las diversas acepciones de ambos términos. O, mejor aún. Lo que
habrían necesitado es un ángel de la guarda, que velara sus sueños de incuria y abandono.
Otro que
dice que no sabía nada. Y encima
explica que no tenía por qué saberlo, que él sólo hablaba con sus consejeros de
gobierno y que si éstos no le contaron que los Reyes Magos son los padres ¿qué
culpa va a tener él? ........Lo más
interesante de lo sucedido ayer es la petición
del ex interventor al juez del Supremo Alberto Jorge para que le llame a declarar
y poder «desmontar» así el «cúmulo de invenciones» de Griñán y Chaves. Esa sería la declaración más esclarecedora.
Semáforos apagados y coche sin frenos– símil, aplicable a la Admón. Paralela versus donde han aparecido todos los fraudes-.
¿Es o no un gran Plan, desactivar “por ingeniería jurídica” a la Administración General de la Junta de Andalucia despojando a los funcionarios de su trabajo y cometido y dictar normas “ad hoc” para permitir trasladar masivamente el dinero público de esta y sus competencias y funciones públicas al personal “laboral subrogado” de los entes instrumentales que conforman “la Administración paralela”; brazo ejecutor del “Régimen”?
¿No es brillante el diseño ”de la Ley de Reordenación del Sector
Público, “Ley del Enchufismo” y sus normas de desarrollo y ejecución?
---------- Texto Mensaje reenviado ----------
De: Manuel Gómez
Fecha: 14 de abril de
2015
Asunto: Comunicado a
los medios de comunicación
Una vez conocido el
contenido de las declaraciones ante el Tribunal Supremo de los expresidentes de
la Junta de Andalucía, Srs. Chaves y Griñán, he decidido solicitar prestar
declaración ante el Magistrado que instruye la causa de los ERE en el Tribunal
Supremo.
El motivo fundamental
de mi decisión reside en el hecho de que, tanto Griñán como Chaves, han basado su defensa en
tratar de desviar su evidente responsabilidad en el fraude hacia los
interventores de la Junta de Andalucía.
Esta conducta de los
dos expresidentes es una indignidad, desde varios puntos de vista:
En primer lugar, porque actúan
embozados bajo el inicuo aforamiento tras el que se esconden, sin que los aludidos
podamos responder.
En segundo lugar, porque es indecente desviar hacia los inferiores
la responsabilidad por actos propios.
Y, en tercer lugar, porque las acusaciones están basadas en
un cúmulo de invenciones que es preciso delatar.
Después de conocer el
contenido de las declaraciones de quienes han presidido la Junta de Andalucía
en los últimos 25 años me siento tan avergonzado de ser andaluz que, si fuera
legalmente posible, pediría de inmediato mi desnaturalización.
En el asunto de los ERE, el Gobierno de la Junta de
Andalucía, con respaldo de la mayoría del Parlamento y asistiendo como
espectador mudo la Cámara de Cuentas de Andalucía, actuó como el Alcalde que decide apagar todos los semáforos
de la avenida, con el presunto propósito de mejorar la fluidez del tráfico. Ahora, el Alcalde niega
que él apagara los semáforos y pretende desviar su responsabilidad por los muertos
en accidente hacia la policía de tráfico. Cuanto más insiste el Alcalde en ello más parece que el motivo de la
medida no fue la fluidez del tráfico, sino permitir la huida de los ladrones
con más facilidad.
Es también muy apropiada esta otra alegoría: el Gobierno de la Junta de Andalucía, con respaldo de la
mayoría del Parlamento, al aprobar el Programa
presupuestario con el que se financiaban los ERE, echó a rodar cada año un
automóvil sin frenos. Y, como señaló
Griñán en la Comisión de Investigación del Parlamento, a él no le importaba que
el coche circulara sin frenos, porque el coche no era suyo. Ahora parece
que el coche era del Interventor.
Este suspiro por el
Interventor que exhalan el Sr. Griñán y
el Sr. Chaves en sus declaraciones ante el Tribunal Supremo, lo que de
verdad pone de manifiesto es que no necesitaban un interventor. Lo que
realmente habrían necesitado es un tutor que, como a los menores de edad, supliera su falta de capacidad y
competencia, en las diversas acepciones de ambos términos. O, mejor aún. Lo que habrían necesitado es un ángel
de la guarda, que velara sus sueños de
incuria y abandono.
Manuel Gómez Martínez
Fui Interventor
General de la Junta de Andalucía entre 2000 y 2010
NB: Autorizo la publicación total o parcial por cualquier
medio de la totalidad del texto.
Que hable el
interventor y se cargue esta función por VICTORIA PREGO
15/04/2015
Otro que dice que no
sabía nada. Y encima explica que no
tenía por qué saberlo, que él sólo hablaba con sus consejeros de gobierno y que
si
éstos no le contaron que los Reyes Magos son los padres ¿qué culpa va a tener
él?
Este es en síntesis el núcleo de la declaración de Manuel
Chaves, presidente de la Junta de Andalucía durante casi 19 años, a lo largo de
los cuales se organizó y se mantuvo una gigantesca red de distribución ilegal
de dinero público a sectores, empresas o individuos a los que convenía tener
engrasados para que actuaran de soporte activo al Partido Socialista. Lo que la
juez Alaya ha llamado «red clientelar».
La estrategia de los declarantes hasta ahora ante el
Tribunal Supremo está más que clara: pretenden encalomarle todo el peso del asunto a
quienes ocupaban los puestos intermedios de la administración andaluza: a un director general como Javier Guerrero, por un
poner, que ya estuvo encarcelado por el caso de los ERE. Y no es que Guerrero esté exento
de responsabilidad en este asunto, que
no lo puede estar y no hay más que recordar las procaces declaraciones de su
chófer, aquel que explicaba que la cocaína corría por las barras de los bares
donde su jefe tenía instaladas sus oficinas paralelas.
Es que no hay quien se crea que una organización para
delinquir de esa magnitud, de esa duración y con esos objetivos haya salido de
la exclusiva cabeza de uno o varios cargos de medio pelo. Pero es que, además, el propio Guerrero explicó en su día
ante la estéril comisión de investigación del Parlamento andaluz que había actuado por
órdenes superiores y que a quien había que preguntar sobre los que bautizó como
«fondos de reptiles» era a los gobiernos de la Junta,
a los representantes de los empresarios y de los sindicatos y, ojo a esto, a la
Intervención General.
Y aquí está la almendra de la cuestión. Que hubo insistentes informes del interventor general
advirtiendo de la ilegalidad del montaje está demostrado. Lo escandaloso, es
que responsables políticos del nivel de la consejera de Hacienda bajo la
presidencia de Griñán tuviera el tupé de declarar ante el juez que no se leía
los informes del interventor y que, por supuesto, no daba cuenta de ellos al presidente de la Junta. Esa explicación sólo tiene una interpretación
posible: no se los leía y no informaba a su superior de algo tan sumamente
grave porque daba por sentado que toda la trama de fraude era ya conocida y
tolerada por quien tenía poder como para asumir semejante responsabilidad. No
hay otra interpretación, salvo que se
acepte que Carmen Martínez Aguayo es una inepta indocumentada no apta para el
cargo que desempeñaba. Pero eso no es verdad.
Lo más interesante de
lo sucedido ayer es la petición del ex
interventor al juez del Supremo Alberto Jorge para que le llame a declarar y
poder «desmontar» así el «cúmulo de invenciones» de Griñán y Chaves. Esa sería la declaración más esclarecedora.
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