Las declaraciones de Viera ante
el Supremo son una auténtica tomadura de pelo.
Resulta que Viera se
escuda ahora en que «sólo es un maestro sin formación jurídica» y por lo tanto
no entiende ni una palabra de cómo fue que salieron a chorros y de modo
fraudulento los casi mil millones de euros en principio destinados a la
concesión de ayudas sociolaborales. Es llamativa la cachaza con la que intentó endosar toda la
responsabilidad de lo sucedido a sus subordinados, con el argumento de que él firmaba lo que le ponían por
delante sin preguntar. Fundamentalmente
lo que ha dicho Viera al juez es que lo desconocía todo, que era un incapaz y
que estaba allí para «hacer política», que es como deben llamar estas personas
a los manejos que se trajeron entre manos durante todos esos años.
.......Dice que no
sabía que no se podía hacer de esa forma. Por no saber, Viera ha llegado a sostener que no sabía que
una hija suya hubiera trabajado en una empresa de la Sierra Norte de Sevilla,
comarca que recibió cuantiosísimas cantidades de dinero en ayudas ilegales. En cualquier caso, no
asume ninguna responsabilidad. Si este es el tenor que van a tener las declaraciones de los
demás imputados por el Supremo, nos podríamos encontrar finalmente con un retrato de la
Junta de Andalucía que muestre cómo ha estado ocupada por unos analfabetos
irresponsables cuya única carta de presentación era que se dedicaban a «la
política». Pero como eso no es verosímil y como tampoco lo es que un
simple director general sea el ideador y hacedor de uno de los más grandes
sistemas de robo sistemático al erario público para repartirse el dinero entre
los responsables políticos, su clientela electoral y sus allegados personales,
hay que esperar que los
jueces saquen de entre tanto embuste la verdad y castiguen finalmente como se
merecen a todos los truhanes.
La supina incompetencia
como coartada
VICTORIA PREGO
El ex consejero andaluz
de Trabajo ocupó su cargo sin estar de ninguna manera capacitado para ejercerlo
y exhibiendo además a lo largo de su mandato una obscena ignorancia universal sobre
las actividades de su Consejería, lo que hace todavía más escandaloso su
nombramiento y su permanencia en el puesto.
Esto es lo primero que
cabe concluir después de conocer las declaraciones de José Antonio Viera ante
el juez del Tribunal Supremo que instruye la causa sobre el caso ERE, en la que
están también imputados los ex presidentes de la Junta de Andalucía Manuel
Chaves y José Antonio Griñán.
Resulta que Viera se
escuda ahora en que «sólo es un maestro sin formación jurídica» y por lo tanto
no entiende ni una palabra de cómo fue que salieron a chorros y de modo
fraudulento los casi mil millones de euros en principio destinados a la
concesión de ayudas sociolaborales. Es llamativa la cachaza con la que intentó endosar toda la
responsabilidad de lo sucedido a sus subordinados, con el argumento de que él firmaba lo que le ponían por
delante sin preguntar. Fundamentalmente
lo que ha dicho Viera al juez es que lo desconocía todo, que era un incapaz y
que estaba allí para «hacer política», que es como deben llamar estas personas
a los manejos que se trajeron entre manos durante todos esos años.
No vamos a entrar en
lo que le haya podido parecer al magistrado Alberto Jorge la declaración de
este señor, pero a quienes lo vemos desde fuera del tribunal nos ha parecido
una auténtica tomadura de pelo imposible de creer, teniendo en cuenta que la
juez Alaya lo considera uno de los máximos responsables de haber ideado el
sistema de salida de dinero eludiendo los controles de la Intervención General.
Dice que no sabía que
no se podía hacer de esa forma. Por no saber, Viera ha llegado a sostener que no sabía que
una hija suya hubiera trabajado en una empresa de la Sierra Norte de Sevilla,
comarca que recibió cuantiosísimas cantidades de dinero en ayudas ilegales. En cualquier caso, no
asume ninguna responsabilidad. Si este es el tenor que van a tener las declaraciones de los
demás imputados por el Supremo, nos podríamos encontrar finalmente con un retrato de la
Junta de Andalucía que muestre cómo ha estado ocupada por unos analfabetos
irresponsables cuya única carta de presentación era que se dedicaban a «la
política». Pero como eso no es verosímil y como tampoco lo es que un
simple director general sea el ideador y hacedor de uno de los más grandes
sistemas de robo sistemático al erario público para repartirse el dinero entre
los responsables políticos, su clientela electoral y sus allegados personales,
hay que esperar que los
jueces saquen de entre tanto embuste la verdad y castiguen finalmente como se
merecen a todos los truhanes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Identifícate para poner comentarios.
Los comentarios solo se podrán poner durante unos días...