miércoles, 8 de abril de 2015

La supina incompetencia como coartada, por Victoria Prego. Recomendado. Viera, de profesión político ¿“el ignorante”? ¿gobernante incapaz?......El robo sistemático al erario público para repartirse el dinero entre los responsables políticos, su clientela electoral y sus allegados personales = ¿Los hijos de la Junta; una peli de bandas?

Las declaraciones de Viera ante el Supremo son una auténtica tomadura de pelo.




Resulta que Viera se escuda ahora en que «sólo es un maestro sin formación jurídica» y por lo tanto no entiende ni una palabra de cómo fue que salieron a chorros y de modo fraudulento los casi mil millones de euros en principio destinados a la concesión de ayudas sociolaborales. Es llamativa la cachaza con la que intentó endosar toda la responsabilidad de lo sucedido a sus subordinados, con el argumento de que él firmaba lo que le ponían por delante sin preguntar. Fundamentalmente lo que ha dicho Viera al juez es que lo desconocía todo, que era un incapaz y que estaba allí para «hacer política», que es como deben llamar estas personas a los manejos que se trajeron entre manos durante todos esos años.




.......Dice que no sabía que no se podía hacer de esa forma. Por no saber, Viera ha llegado a sostener que no sabía que una hija suya hubiera trabajado en una empresa de la Sierra Norte de Sevilla, comarca que recibió cuantiosísimas cantidades de dinero en ayudas ilegales. En cualquier caso, no asume ninguna responsabilidad. Si este es el tenor que van a tener las declaraciones de los demás imputados por el Supremo, nos podríamos encontrar finalmente con un retrato de la Junta de Andalucía que muestre cómo ha estado ocupada por unos analfabetos irresponsables cuya única carta de presentación era que se dedicaban a «la política». Pero como eso no es verosímil y como tampoco lo es que un simple director general sea el ideador y hacedor de uno de los más grandes sistemas de robo sistemático al erario público para repartirse el dinero entre los responsables políticos, su clientela electoral y sus allegados personales, hay que esperar que los jueces saquen de entre tanto embuste la verdad y castiguen finalmente como se merecen a todos los truhanes.









La supina incompetencia como coartada

VICTORIA PREGO 

El ex consejero andaluz de Trabajo ocupó su cargo sin estar de ninguna manera capacitado para ejercerlo y exhibiendo además a lo largo de su mandato una obscena ignorancia universal sobre las actividades de su Consejería, lo que hace todavía más escandaloso su nombramiento y su permanencia en el puesto.

Esto es lo primero que cabe concluir después de conocer las declaraciones de José Antonio Viera ante el juez del Tribunal Supremo que instruye la causa sobre el caso ERE, en la que están también imputados los ex presidentes de la Junta de Andalucía Manuel Chaves y José Antonio Griñán.

Resulta que Viera se escuda ahora en que «sólo es un maestro sin formación jurídica» y por lo tanto no entiende ni una palabra de cómo fue que salieron a chorros y de modo fraudulento los casi mil millones de euros en principio destinados a la concesión de ayudas sociolaborales. Es llamativa la cachaza con la que intentó endosar toda la responsabilidad de lo sucedido a sus subordinados, con el argumento de que él firmaba lo que le ponían por delante sin preguntar. Fundamentalmente lo que ha dicho Viera al juez es que lo desconocía todo, que era un incapaz y que estaba allí para «hacer política», que es como deben llamar estas personas a los manejos que se trajeron entre manos durante todos esos años.

No vamos a entrar en lo que le haya podido parecer al magistrado Alberto Jorge la declaración de este señor, pero a quienes lo vemos desde fuera del tribunal nos ha parecido una auténtica tomadura de pelo imposible de creer, teniendo en cuenta que la juez Alaya lo considera uno de los máximos responsables de haber ideado el sistema de salida de dinero eludiendo los controles de la Intervención General.

Dice que no sabía que no se podía hacer de esa forma. Por no saber, Viera ha llegado a sostener que no sabía que una hija suya hubiera trabajado en una empresa de la Sierra Norte de Sevilla, comarca que recibió cuantiosísimas cantidades de dinero en ayudas ilegales. En cualquier caso, no asume ninguna responsabilidad. Si este es el tenor que van a tener las declaraciones de los demás imputados por el Supremo, nos podríamos encontrar finalmente con un retrato de la Junta de Andalucía que muestre cómo ha estado ocupada por unos analfabetos irresponsables cuya única carta de presentación era que se dedicaban a «la política». Pero como eso no es verosímil y como tampoco lo es que un simple director general sea el ideador y hacedor de uno de los más grandes sistemas de robo sistemático al erario público para repartirse el dinero entre los responsables políticos, su clientela electoral y sus allegados personales, hay que esperar que los jueces saquen de entre tanto embuste la verdad y castiguen finalmente como se merecen a todos los truhanes.

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