Las
cosas de “Susanida” = el cinismo una virtud ¿¿???
SUSANA DIAZ sigue con el bla, bla, bla...
Estatuto.....artículo 138, ......si a los dos meses no hay candidato a la Presidencia de la Junta que obtenga mayoría simple, se disuelve el Parlamento y se convocan nuevas elecciones. = Los grupos minoritarios tienen en sus manos el cambio real
Sres politicos, tengan dignidad, porque la verdad sólo tiene un camino.
LA FRONTERA
La rueca
ANTONIO SOLER
Hilando, tejiendo el tapiz de nuestro futuro, Susana Díaz no
para de dar vueltas a la noria, de maniobrar con los bolillos para salir airosa
en el trance de su investidura. En paralelo, los altos cargos de los ERE inician
su paseíllo. Son los espectros del otro mundo que vienen a recordarnos la
fugacidad del poder y la gloria. Sin embargo, no inmutan esos fantasmas el
encaje de Díaz. Está acostumbrada a vivir con espectros y preñada de futuro, el
suyo es el latido de un mañana inacabable por mucho que el PP y los arribistas
con coleta o los que van vestidos de moderados quieran amargarle el trabajo. Rueca
y rueca. Cuánto sacrificio, cuánta
entrega y cuánta -dolorosa y al mismo tiempo feliz- entrega, cuánta Andalucía
cabe en ese pecho transido de bondad. Todo por nosotros, lo mejor para los
andaluces, para nuestra tierra. Ella la
última, la sacrificicada. Este martirio
ha de tener compensación y ese es el mensaje que Díaz lanza en su botella al
mar de la eternidad.
Esta presidenta pide un
acuerdo cuanto antes, por el bien de los andaluces. Ella, que convocó
elecciones gozando de un gobierno estable, urge ahora a que los demás asuman su
responsabilidad. Los conmina a que no nos abandonen en este tránsito, en
este desgobierno que ella nos ha traído. Este
es el gobierno fuerte que quería. Y nosotros sin
entenderlo, sin acabar de comprender cuánto bien nos acarrea esta coyuntura. Como
niños que no entienden la paliza que les dan, por su bien. Es la ingratitud del
inmaduro, del desdentado mental, del ceporro que piensa que dos y dos siempre
son cuatro. No. Rueca, rueca,
Díaz nos está
demostrando con su infatigable trabajo
que dos más dos es una partitura musical, un baile que puede bailarse para
adelante o para atrás y que si desafina es por culpa de Mariano Rajoy, que lo
único que hace es disparar perdigones contra los andaluces. Anteayer lo acusaba de sabotear la estabilidad de Andalucía
a través de Moreno Bonilla y su malsana renuencia a apoyarla en la sesión de
investidura. Ese es el culpable, el de las barbas, el hombre malo que no nos
quiere.
Ella, esta presidenta,
es pura responsabilidad. Ha
comprendido, ahora que está encinta, lo dañino que es el desempleo y cómo
corroe las familias, y, ya antes del embarazo, entendió el mal que la
corrupción ocasiona. Ahora quiere tener las manos libres para atajar esos
males, para bordar una legislatura de dulce, pero los demás no están a la
altura. Y no lo están por intereses partidistas, por egoísmo, por falta de
patriotismo. Y es verdad, ahí están
ellos, intransigentes, calculando lo que ahora vale un apoyo, un sí o un no, un
encogerse de hombros o un dar la espalda. Porque, por mucho que pueda resultarle increíble a Díaz, estos partidos miran por encima
de Despeñaperros y calibran el eco que allí, en la meseta, en las elecciones
grandes, más grandes incluso que las andaluzas, van a tener sus gestos aquí.
Todo sería distinto si el horizonte fuese más
amplio, si las municipales, las autonómicas, las generales e incluso las
catalanas estuviesen difuminadas por la neblina del tiempo. Darle la mano a Díaz,
ofrecerle un impulso, aunque sea un soplo, puede tener efectos radiactivos.
Ella no teme a esos espectros que ahora comienzan a
desfilar por la sombría pasarela judicial, pero los otros sí. Unos, los del PP,
tienen sus propios armarios atestados de cadáveres, y los otros son como niños.
Todavía se asustan con los cuentos de la abuelita. Creen en el hombre del saco
y se entretienen con cualquier cosa, con la rayuela de las líneas rojas, practicando
a los bolos con los imputados -caca, nene-, jugando con lo que no se toca en
vez de darle hilo y más hilo a la dueña de la rueca.
¿Quién gobernará
en solitario?
LUIS MARÍN SICILIA
* Actualizado: 08/04/2015 09:11 horas
Quien, por capricho e
interés personal, convocó a los andaluces, con un año de antelación, a
pronunciarse electoralmente, no tuvo empacho en proclamar, con rutilante aura
triunfal, que gobernaría en solitario. Y acto seguido, convocó a los cabezas de lista de los demás
partidos intentando dar imagen de reforzamiento institucional sin precedentes.
Por lo visto hasta ahora, el reciente proceso electoral andaluz ha puesto de
manifiesto la baja calidad de nuestra democracia parlamentaria, sobre todo por
parte de quienes venían a regenerar el sistema. Porque no es que fallen las instituciones; lo que falla son quienes
deben impulsarlas. Y en este sentido
participo de lo escandalizado que se manifiesta Luis Carlos Rejón con el
ninguneo que los nuevos políticos están teniendo con el órgano básico de la
representación popular como es el Parlamento andaluz.
Quien ha decidido gobernar en solitario parece ignorar, debido
quizás a la costumbre inveterada de usar el rodillo, lo difícil que puede resultarle dar cuenta a un Parlamento
cuya mayoría no controla. Marear la
perdiz hablando de investidura es intentar adormecernos cuando antes hay un
tema esencial en democracia como es la constitución del Parlamento. De entrada,
el Parlamento andaluz debe estar regido institucionalmente en correspondencia
al resultado electoral, de forma que, de los siete miembros de la Mesa, que es
su órgano de gobierno, cuatro pertenezcan a los partidos a los que la candidata
Díaz, con su autosuficiencia, ha lanzado a la oposición, y los otros tres sean
de su cuerda. Si de verdad los partidos se creen sus propias proclamas de
regeneración democrática, la consecuencia de ello no es baladí, ya que, en el
primer acto institucional, al constituirse el Parlamento, pueden ponerse de
manifiesto determinadas exigencias reformistas, regeneradoras y de
transparencia.
Puesto que, con arreglo al artículo 102 del Estatuto de
Andalucía, el Parlamento tiene «plena autonomía reglamentaria», «elabora y
aprueba su presupuesto» y «se dotará de su propio Reglamento cuya aprobación y
reforma requerirá el voto de la mayoría absoluta de los diputados», una eficaz
política de regeneración y transparencia para el futuro implicaría que, al ser
el primer acto institucional, la constitución de la Mesa debe reflejar la
diversidad surgida de las urnas. Y acto seguido el nuevo Parlamento, antes de
la investidura, procedería a reformar su propio Reglamento por tres cuestiones
fundamentales:
1) Una formal, al objeto de adecuar el propio Reglamento al
artículo 118 del Estatuto, ya que aquél es
contradictorio, en su artículo 138, con el
texto estatutario. Para éste, que es norma de rango superior, si a los dos meses no hay candidato a la
Presidencia de la Junta que obtenga mayoría simple, se disuelve el Parlamento y
se convocan nuevas elecciones. Si
embargo, el Reglamento vigente establece, en tal hipótesis, que será proclamado
el candidato del partido que tenga mas escaños. Tal reforma del Reglamento la
considero esencial, no sólo por adecuarla al principio de jerarquía normativa,
sino porque un presidente elegido de tal forma estaría al albur de un recurso
de amparo ante el Tribunal Constitucional interpuesto por cualquier diputado
dela oposición como cuestión de inconstitucionalidad por acto legislativo que
lesiona sus derechos políticos.
Los grupos minoritarios tienen en sus manos
el cambio real
2) Otra de fondo al objeto de que se proyecte la imagen regeneradora que
todos los partidos, sobre todo los nuevos, proclamaban. La reforma, pues,
abordaría, entre otros, las comisiones de investigación, reduciendo el quorum
para solicitarlas e incorporando criterios objetivos de independencia,
neutralidad y transparencia en su composición. Igualmente se reforzaría el
papel de la Camara de Cuentas, con mayores competencias y atribuciones de
control real.
3) Y una tercera de
oportunidad, nombrando en esa primera sesión a los senadores autonómicos,
con lo que las peticiones de cese de algunos de los actuales imputados aforados
se resolverían por sí mismas.
En definitiva, los grupos minoritarios
tienen en sus manos el cambio real de la situación política andaluza para que,
como han venido diciendo en campaña electoral, Andalucía deje de ser un
mayorazgo del PSOE. Quienes han venido para acabar con la casta o para limpiar la basura
tienen una oportunidad de oro, cuya primera secuencia se verá en la sesión
constitutiva del Parlamento. Si no pelean
porque la mayoría opositora al actual régimen controle la mayoría de la Mesa, podemos intuir que sus proclamas
de mejorar, regenerar y reformar la autonomía eran
tan sólo la estrategia para embaucar a los desinformados. Porque si, por contra,
fueran ciertos sus propósitos, en Andalucía, hoy por hoy, y pese a la complaciente idea de
la candidata Díaz, está por ver quién será capaz de gobernar en solitario.
* Luis Marín Sicilia
es notario jubilado y fue vicepresidente del Parlamento de Andalucía con UCD
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