lunes, 6 de abril de 2015

El eterno retorno de lo mismo ¿¿.........???, por Andalucía Libre.

¿Es que no hay siquiera diez justos en la política española que puedan ofrecer una senda de convivencia entusiasmante y revitalizadora? ¿Es que no hay una pizca de grandeza en quienes tienen en sus manos el destino de millones de españoles? ¿Es que no hay algún conocimiento o sentimiento sin interés? ¿No hay belleza, ternura, generosidad, confianza? ¿Sólo lo mismo?




¿Tan difícil es que la política sea un ejercicio racional y civil donde el respeto a la inteligencia y al interés general de los ciudadanos pueda combinarse con la introducción del respeto a la experiencia histórica y a la testarudez de los hechos? ¿Es que no se ha comprendido que la tolerancia es superior al fanatismo? ¿Acaso no hemos vivido una guerra civil terrible aquí y otras tan terribles en casi todos los demás países? ¿Acaso el siglo XX no ha proporcionados regímenes totalitarios que han dejado centenares de millones de cadáveres? ¿Es que acaso no se ha comprobado que la presencia del mercado es mucho mejor, a pesar de sus inseguridades, que la omnipotencia del Estado?¿Es que acaso la política tiene que seguir siendo por los siglos de los siglos en esta España cainita un continuado ejercicio de abusos, simulaciones, mentiras, robos, menosprecios y pesadillas en lugar de un ejemplo de libertad, honradez, bienestar y sueños de futuro?



El eterno retorno de lo mismo


Domingo, 05 Abril 2015 11:11 

No sé si será mejor resucitar este domingo o descansar en paz definitivamente. He asomado la cabeza desde el sábado santo y me he encontrado de nuevo con el brillo de los puñales volando como saetas contra algunos cuellos del principal partido de España. Tras unos días, no muchos, pero reparadores, días sembrados de versos y de imágenes, de interiores y propósitos, me he asomado al balcón de esta nación enferma y de nuevo he sentido el olor de la sangre creciendo sobre los restos derrotados del azahar y la cera. No faltan cornadas en las arterias de algunas bellas de los partidos emergentes, ni cesan las guillotinas de entrenar en la oscuridad del principal partido de la oposición. Es el eterno retorno de lo mismo, la resurrección de la infame política española incapaz de encontrar un camino que no conduzca a la servidumbre de los ciudadanos.

¿Tan difícil es que la política sea un ejercicio racional y civil donde el respeto a la inteligencia y al interés general de los ciudadanos pueda combinarse con la introducción del respeto a la experiencia histórica y a la testarudez de los hechos? ¿Es que no se ha comprendido que la tolerancia es superior al fanatismo? ¿Acaso no hemos vivido una guerra civil terrible aquí y otras tan terribles en casi todos los demás países? ¿Acaso el siglo XX no ha proporcionados regímenes totalitarios que han dejado centenares de millones de cadáveres? ¿Es que acaso no se ha comprobado que la presencia del mercado es mucho mejor, a pesar de sus inseguridades, que la omnipotencia del Estado?¿Es que acaso la política tiene que seguir siendo por los siglos de los siglos en esta España cainita un continuado ejercicio de abusos, simulaciones, mentiras, robos, menosprecios y pesadillas en lugar de un ejemplo de libertad, honradez, bienestar y sueños de futuro?

Sí, ya lo sé, desbarro. Hay que volver al sufrimiento cotidiano en esta nación, cuya lengua se habla en casi todo el mundo, en un continente entero del que no se conocía nada hace cinco siglos -que ya hay que ser grande y reconocida como grande -, y que, sin embargo, se odia tan minuciosamente a sí misma que quiere desgarrarse, destrozarse, dividirse  y si es posible, aniquilarse del flujo de los siglos. ¿Es que no hay siquiera diez justos en la política española que puedan ofrecer una senda de convivencia entusiasmante y revitalizadora? ¿Es que todo lo que se les ocurre a nuestros visionarios del "cambio" es volver a revivir la segunda república? ¿Es que no hay una pizca de grandeza en quienes tienen en sus manos el destino de millones de españoles? ¿Es que no hay algún conocimiento o sentimiento sin interés? ¿No hay belleza, ternura, generosidad, confianza? ¿Sólo lo mismo?


Ojú, Dios mío, llega el lunes de Resurrección pero nos sumergimos, otra vez, en el eterno retorno de lo mismo y nos damos cuenta de cuán hartos estamos de historia, de hechos y más hechos sin sentido y de cuánto necesitamos el salvavidas de los ritos y los símbolos para reconocernos como animales superiores con esperanza (creemos, claro)

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