¿Es que no hay siquiera diez justos en la política española que puedan
ofrecer una senda de convivencia entusiasmante y revitalizadora? ¿Es que no hay una pizca de grandeza en quienes
tienen en sus manos el destino de millones de españoles? ¿Es que no hay algún
conocimiento o sentimiento sin interés? ¿No hay belleza, ternura, generosidad,
confianza? ¿Sólo lo mismo?
¿Tan difícil es que la política sea un ejercicio racional
y civil donde el respeto a la inteligencia y al interés general de los
ciudadanos pueda combinarse con la introducción del respeto a la experiencia
histórica y a la testarudez de los hechos? ¿Es que no se ha comprendido que la tolerancia es superior
al fanatismo? ¿Acaso no hemos vivido una guerra civil terrible aquí y otras tan
terribles en casi todos los demás países? ¿Acaso
el siglo XX no ha proporcionados regímenes totalitarios que han dejado
centenares de millones de cadáveres? ¿Es que acaso no se ha
comprobado que la presencia del mercado es mucho mejor, a pesar de sus
inseguridades, que la omnipotencia del Estado?¿Es que acaso la política tiene que seguir siendo por los
siglos de los siglos en esta España cainita un continuado ejercicio de abusos, simulaciones, mentiras,
robos, menosprecios y pesadillas en lugar de un ejemplo de
libertad, honradez, bienestar y sueños de futuro?
El eterno retorno de lo
mismo
Domingo, 05 Abril 2015 11:11
No
sé si será mejor resucitar este domingo o descansar en paz definitivamente. He asomado la cabeza desde el
sábado santo y me he encontrado de nuevo con el brillo de los puñales volando
como saetas contra algunos cuellos del principal partido de España. Tras unos
días, no muchos, pero reparadores, días sembrados de versos y de imágenes, de
interiores y propósitos, me he asomado al balcón de esta nación enferma y de
nuevo he sentido el olor de la sangre creciendo sobre los restos derrotados del
azahar y la cera. No faltan cornadas en las arterias de algunas bellas de los
partidos emergentes, ni cesan las guillotinas de entrenar en la oscuridad del
principal partido de la oposición. Es el eterno retorno de lo mismo, la resurrección de la
infame política española incapaz de encontrar un camino que no conduzca a la
servidumbre de los ciudadanos.
¿Tan difícil es que la política sea un ejercicio racional
y civil donde el respeto a la inteligencia y al interés general de los
ciudadanos pueda combinarse con la introducción del respeto a la experiencia
histórica y a la testarudez de los hechos? ¿Es que no se ha comprendido que la tolerancia es superior
al fanatismo? ¿Acaso no hemos vivido una guerra civil terrible aquí y otras tan
terribles en casi todos los demás países? ¿Acaso
el siglo XX no ha proporcionados regímenes totalitarios que han dejado
centenares de millones de cadáveres? ¿Es que acaso no se ha
comprobado que la presencia del mercado es mucho mejor, a pesar de sus
inseguridades, que la omnipotencia del Estado?¿Es que acaso la política tiene que seguir siendo por los
siglos de los siglos en esta España cainita un continuado ejercicio de abusos, simulaciones, mentiras,
robos, menosprecios y pesadillas en lugar de un ejemplo de
libertad, honradez, bienestar y sueños de futuro?
Sí, ya lo sé, desbarro.
Hay que volver al sufrimiento cotidiano en esta nación, cuya lengua se habla en
casi todo el mundo, en un continente entero del que no se conocía nada hace
cinco siglos -que ya hay que ser grande y reconocida como grande -, y que, sin
embargo, se odia tan minuciosamente a sí misma que quiere desgarrarse,
destrozarse, dividirse y si es posible,
aniquilarse del flujo de los siglos. ¿Es que no hay siquiera diez justos en la política española que
puedan ofrecer una senda de convivencia entusiasmante y revitalizadora? ¿Es que todo lo que se les
ocurre a nuestros visionarios del "cambio" es volver a revivir la
segunda república? ¿Es que no hay una pizca de grandeza en quienes tienen en sus manos el
destino de millones de españoles? ¿Es que no hay algún
conocimiento o sentimiento sin interés? ¿No hay belleza, ternura, generosidad,
confianza? ¿Sólo lo mismo?
Ojú, Dios mío, llega el
lunes de Resurrección pero nos sumergimos, otra vez, en el eterno retorno de lo
mismo y nos damos cuenta de cuán hartos estamos de historia, de hechos y más hechos sin sentido
y de cuánto necesitamos el salvavidas de los ritos y los símbolos para
reconocernos como animales superiores con esperanza (creemos, claro)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Identifícate para poner comentarios.
Los comentarios solo se podrán poner durante unos días...