jueves, 30 de abril de 2015

Ante la negativa a apoyar a Díaz, el PSOE bloquea las asignaciones de los grupos parlamentarios = "Con el PSOE, ni agua"

Los partidos andaluces que están en la oposición, PP, Podemos, Ciudadanos e IU, se encogieron de hombros o incluso apoyaron el control socialista de la institución parlamentaria, permitiéndole designar a su presidente y una distribución favorable de los miembros de la Mesa de la Cámara. Ya han comenzado a experimentar sus consecuencias. Dada la negativa de todos ellos de apoyar la investidura de Susana Díaz, el nuevo presidente del parlamento andaluz, el aparatista del PSOE Juan Pablo Durán, ha impedido que las asignaciones de dinero y medios lleguen a los grupos parlamentarios en una operación que Podemos considera una utilización del Parlamento como rehén ante la investidura.






Ante la negativa a apoyar a Díaz, el PSOE bloquea las asignaciones de los grupos parlamentarios.


Los partidos andaluces que están en la oposición, PP, Podemos, Ciudadanos e IU, se encogieron de hombros o incluso apoyaron el control socialista de la institución parlamentaria, permitiéndole designar a su presidente y una distribución favorable de los miembros de la Mesa de la Cámara. Ya han comenzado a experimentar sus consecuencias. Dada la negativa de todos ellos de apoyar la investidura de Susana Díaz, el nuevo presidente del parlamento andaluz, el aparatista del PSOE Juan Pablo Durán, ha impedido que las asignaciones de dinero y medios lleguen a los grupos parlamentarios en una operación que Podemos considera una utilización del Parlamento como rehén ante la investidura.

Hasta el momento y a pesar de que Susana Díaz ha hecho que se convocara el pleno del Parlamento para su investidura los próximos días 4 y 5, no hay acuerdo alguno con ningún grupo parlamentario por lo que Susana Díaz no saldrá elegida en primera instancia y por mayoría absoluta en esa primera votación.

Tendrá una segunda oportunidad días después, en este caso ya por mayoría simple para lo que necesita la abstención de al menos 17 miembros del Parlamento. Susana Díaz, que de no salir elegida en esta segunda votación se vería abocada muy probablemente a convocar nuevas elecciones elevando el rango de la inestabilidad política andaluza hasta niveles nunca conocidos, ha comenzado a presionar a los diferentes grupos para que se abstengan en esa segunda vuelta que se celebrará los días 6 y 7 de mayo.

Desde el flanco de la comunicación, se están utilizando las tácticas ya habituales. Al PP se le sitúa como aliado de Podemos y defensor despechado del radicalismo al haber fracasado en las elecciones al tiempo que ante el empresariado se le acusa de retrasar la recuperación posible con la dilación de la investidura. A Podemos se la arrincona como fuerza política desquiciada al tiempo que se le ofrece un conjunto de medidas que la obliguen a explicar por qué dice que no a una investidura que cumple las condiciones expuestas. Lo mismo ocurre con Ciudadanos. A Izquierda Unida, que juega poco en este lance, se le repite el discurso de su radicalidad que fue lo que obligó a romper el pacto de gobierno y dar paso a la inestabilidad. A todos se les acusa de cultivar una inestabilidad que los andaluces no quieren porque han decidido que la presidenta sea Susana Díaz, que, por cierto, obtuvo tres escaños menos que Javier Arenas en 2012.

Desde el flanco de las propuestas políticas, se fragua un documento en el que la sucesión de palabras y su parecido con las pronunciadas o escritas por Ciudadanos o Podemos haga que estos partidos pierdan fuerza a la hora de seguirse absteniendo. Por ejemplo,  en su discurso de investidura incluirá, refiere El Mundo, las principales propuestas del programa de los nuevos partidos, con el objetivo de que les sea muy difícil votar en contra o incluso abstenerse. Exigencias como un programa de rescate ciudadano; un plan para frenar los desahucios; el recorte de los altos cargos y del personal eventual, y hasta una oficina anticorrupción, serán las bazas de Susana Díaz para forzar a Podemos y Ciudadanos a permitir su investidura.

Si a pesar de todo se siguen absteniendo forzando nuevas elecciones, la maquinaria socialista los hará responsables, junto con el PP si este persiste en su abstención, postura que subraya El País que lo está partiendo en dos, del monumental desastre político generado en la Comunidad andaluza. De ahí a la presentación victimista de un PSOE sin gobierno en la campaña electoral municipal que comienza precisamente al final de esa misma semana, sólo hay un paso.

Un tercer flanco, el institucional, le está sirviendo al PSOE para presionar a los demás grupos parlamentarios. De hecho, el presidente del Parlamento, el aparatchnik Juan Pablo Durán, retiró ayer del orden del día de la Mesa del Parlamento, recurrida ante el Tribunal Constitucional y el Contencioso Administrativo, una propuesta presentada por todos los grupos de la oposición para recibir las asignaciones presupuestarias y de personal que les corresponden.

Engañados sobre el número de asesores y la cantidad de dinero que les correspondía, todos los grupos decidieron unirse contra el PSOE en este trance. Lograron convocar una reunión previa a la Mesa pero los socialistas la boicotearon y el presidente Duran la retiró del orden del día en uso de sus atribuciones. Esto es, los grupos parlamentarios de la oposición no tienen ni dinero, ni asesores técnicos ni medios para realizar su labor parlamentaria. Ni siquiera tienen CIF tramitados.

El problema además es parecido al ocurrido con la Mesa. El PSOE no quiere perder ningún personal a su servicio pagados por el Parlamento. De los 14 técnicos de libre designación que corresponden a los grupos, el PSOE quiere quedarse con 5 y que los demás grupos se repartan los 9 restantes. En este caso, y a pesar de que Podemos quiere reducir los puestos de libre designación, tanto Podemos como Ciudadanos como IU, quieren que se amplíe el número de asistentes o asesores de modo que PSOE y PP dispongan de 5 cada uno y los demás grupos, de 4, o sea, subir de los 14 actuales hasta los 22.

Teresa Rodríguez, de Podemos, ya ha acusado a los socialistas de usar el Parlamento «como rehén» y como «mecanismo de presión» en la negociación de la investidura. Exigió además que no se retrase la constitución de las comisiones y se cumplan los plazos establecidos por el reglamento. La misma separación de poderes reclamó el portavoz del PP, Carlos Rojas.

Por primera vez en la historia del Parlamento, dos grupos, Podemos y Ciudadanos, han renunciado al uso de los coches oficiales asignados a sus portavoces y miembros de la Mesa.



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