viernes, 20 de marzo de 2015

La corrupción, lastre sistémico para Andalucía que las urnas deben atajar = Andalucía ¿EREs tu?

No es Andalucía un caso único en la triste España de la corrupción. Pero sí es un caso singular y especialmente grave. Porque, a diferencia de escándalos millonarios destapados en otras regiones protagonizados por políticos, empresarios, e incluso partidos, que se han enriquecido gracias a sobornos y comisiones ilegales, en Andalucía se han destapado tramas que nos sitúan ante densas estructuras clientelares promovidas desde las administraciones públicas, con miles de personas implicadas. Por ello se puede hablar sin exagerar de corrupción sistémica. Los falsos ERE o el fraude en los cursos de formación son claros ejemplos de ello. 




Sector Público.




El arte del birlibirloque......




¿"Ingeniería jurídica" y estructuras clientelares promovidas institucionalmente y  que pagamos todos?

  


.......la corrupción sirve, además de como instrumento de enriquecimiento ilícito, para establecer un sistema de clientelismo y fidelidad electoral que nos retrotrae a los tiempos de la España caciquil decimonónica 



Lo que no admite discusión es que la próxima legislatura en esta comunidad debe ser la de la profunda regeneración institucional. Gobierne quien gobierne,

 El enredo de los socialistas tanto en Madrid como en Sevilla para no expulsar a Chaves y Griñán tras su imputación por los ERE resume bien la falta de decisión para enarbolar la bandera de la 'tolerancia cero' con la corrupción.





El 22M, "BOTA" al Régimen.
http://www.elmundo.es/opinion/2015/03/19/550b1fa7268e3e79698b4574.html

La corrupción, lastre sistémico para Andalucía que las urnas deben atajar


ESTA MEDIANOCHE concluye la campaña para las elecciones autonómicas más inciertas en la historia de Andalucía. No tanto por la presumible victoria de la socialista Susana Díaz como por la atomización del Parlamento que se espera tras el veredicto de las urnas y el difícil juego de alianzas posterior. Lo que no admite discusión es que la próxima legislatura en esta comunidad debe ser la de la profunda regeneración institucional. Gobierne quien gobierneel lodazal de corrupción política en el que se ha sumido Andalucía en los últimos años es tal que será necesario un plan de choque urgente para acabar con un mal sistémico.

Hoy publicamos un revelador gráfico-mapa de la corrupción con los casos más destacados desde el 'escándalo Juan Guerra', destapado en 1989, hasta el reciente fraude masivo de los cursos de formación, sin olvidar la 'operación Malaya' o el escándalo de los ERE, entre otros. Es descorazonador que casi un millar de políticos en Andalucía se hayan visto imputados o inmersos -muchos ya condenados- en este expolio, que supone en total casi 6.000 millones de euros bajo sospecha. Todos los partidos están afectados, aunque el que más es, de lejos, el PSOE, algo lógico por cuanto es el único que ha gobernado en la Junta, en solitario o en coalición. Para entender la magnitud de la rapiña, cabe decir que la cantidad equivale al presupuesto anual de la Consejería de Educación.

No es Andalucía un caso único en la triste España de la corrupción. Pero sí es un caso singular y especialmente grave. Porque, a diferencia de escándalos millonarios destapados en otras regiones protagonizados por políticos, empresarios, e incluso partidos, que se han enriquecido gracias a sobornos y comisiones ilegales, en Andalucía se han destapado tramas que nos sitúan ante densas estructuras clientelares promovidas desde las administraciones públicas, con miles de personas implicadas. Por ello se puede hablar sin exagerar de corrupción sistémica. Los falsos ERE o el fraude en los cursos de formación son claros ejemplos de ello.

No sería justo hablar de una tolerancia social mayor con la corrupción política en Andalucía que en cualquier otro lugar. Pero las gigantescas telas de araña de casos como los citados y otros con tantos beneficiarios demuestran que la corrupción sirve, además de como instrumento de enriquecimiento ilícito, para establecer un sistema de clientelismo y fidelidad electoral que nos retrotrae a los tiempos de la España caciquil decimonónica que creíamos felizmente superada. Que tamaña inmoralidad ocurra en una comunidad tan azotada por la precariedad y el desempleo -el paro hoy es del 34,23% frente al 23,7% nacional- tiene una lectura política todavía más alarmante.

Es éste el gran baldón de la todavía presidenta y candidata Susana Díaz. Su promesa electoral de crear una Oficina Antifraude si repite en el cargo ni basta ante una situación tan alarmante ni es creíble. Primero, porque su propuesta de que dependa de la Junta es poco menos que una broma de mal gusto -IU, por ejemplo, quiere aprobar un observatorio para la ética con exclusivo control del Parlamento, y el PP ha propuesto la creación de un órgano independiente del poder político-. Y, además, porque la dirigente socialista ha demostrado escasa cintura y falta de respuestas ante el estallido de escándalos millonarios como el de UGT o los cursos de formación estos meses atrás. El Gobierno andaluz no ha colaborado suficientemente con la Justicia, Díaz no ha dado explicaciones parlamentarias y aún se espera una verdadera depuración de responsabilidades políticas. El enredo de los socialistas tanto en Madrid como en Sevilla para no expulsar a Chaves y Griñán tras su imputación por los ERE resume bien la falta de decisión para enarbolar la bandera de la 'tolerancia cero' con la corrupción.

Así las cosas, las elecciones del domingo deben servir también paraque en Andalucía no se repita jamás un mapa de podredumbre semejante, fruto de entramados políticos, sindicales y empresariales a extirpar totalmente para que esta región empiece a avanzar.

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