lunes, 1 de diciembre de 2014

Empresas ilegales y de 'amiguetes' para las obras de una sede del PSOE


CASO MADEJA La corrupción política 
  • Fitonovo habría pagado 15.000 euros por la reforma de la agrupación Macarena.
  • Las empresas que ejecutaron los trabajos 'no estaban legalizadas', dice el empresario.
  • La compañía investigada habría realizado la reforma a petición de Gómez Lobo y Castaño




CASO MADEJA La corrupción política.

Empresas ilegales y de 'amiguetes' para las obras de una sede del PSOE


  • Fitonovo habría pagado 15.000 euros por la reforma de la agrupación Macarena
  • Las empresas que ejecutaron los trabajos 'no estaban legalizadas', dice el empresario
  • La compañía investigada habría realizado la reforma a petición de Gómez Lobo y Castaño
Las obras de la agrupación socialista de la Macarena camuflan un sinfín de irregularidades. No sólo las pagó Fitonovo pero se facturaron a nombre de una tercera entidad, sino que aquellas empresas que ejecutaron los trabajos «no estaban legalizadas» y que las «harían amiguetes». Así lo explicó el dueño de Fitonovo, el imputado Rafael González Palomo, a la juez Mercedes Alaya, que investiga una trama de pago de sobornos a funcionarios y cargos políticos a cambio de contratos públicos.
Esta reforma tuvo lugar en 2005. Fitonovo había sido adjudicataria del mantenimiento de las zonas de Macarena y Centro a través de la delegación de Vía Pública que gobernaba Manuel Gómez Lobo y dirigía Domingo Enrique Castaño -ambos del PSOE e imputados-, por lo que si ellos aparecían como la empresa contratada por el PSOE se podría entender como un «trato de favor». Ello, sumado a que los «problemas de facturación» que esta agrupación tuvo -en referencia al caso de las facturas falsas-, les llevó a facturar a nombre de la empresa Klevin.
El objeto social de esta entidad poco tiene que ver con los servicios de obra, pues se dedica a la desratización. Klevin había trabajado anteriormente con Fitonovo.
González Palomo reconoció a la juez Alaya que fue su sociedad quien abonó esas obras y, según recordó, «seguramente se pagó de una vez, aunque hay diversos importes». Además, explicó que la agrupación de la Macarena expidió un cheque a favor de Klevin -que se reproduce en esta página-, «pues tenía que justificar el pago a la empresa que en teoría había hecho el trabajo».
La práctica fue muy diferente. El dueño de Fitonovo señaló que, «en realidad, Klevin lo que tuvo fue una entrada y salida de fondos», aunque dijo no recordar cómo se haría «el maquillaje de la operación para que quien pagara las obras fuera Fitonovo pero no apareciera». Y además quiso aclarar que las empresas que realmente ejecutaron los trabajos en la sede socialista «no estaban legalizadas», así que, a su juicio, las hicieron «amiguetes y, como no podían facturar, hicieron esta operación».
El propio González Palomo fue a visitar la agrupación socialista «como técnico» y porque le «pidieron opinión». La juez Alaya cuantifica el coste de las obras en al menos 15.000 euros.
González Palomo explicó a la magistrada que su empresa comenzó a trabajar con el Ayuntamiento de Sevilla, pero que con la presencia de Gómez Lobo y Castaño las adjudicaciones aumentaron «alrededor de un 15 por ciento». Dijo que, «sin ningún género de dudas, la intervención de Castaño fue decisiva» para conseguir el contrato de mantenimiento de Vía Pública, concurso al que se presentaron 15 ofertas.
La delegación le adjudicó los sectores de la Macarena y Centro, pero previamente Gómez Lobo y Castaño le «pidieron que hicieran un esfuerzo» en estas zonas, pues, aunque eran los sectores «menos rentables, eran sus zonas políticas».
El ex concejal Gómez Lobo está acusado de haber percibido al menos 156.000 euros en mordidas de Fitonovo, tal y como aparece en la 'contabilidad B' de la empresa camuflado bajo el nombre de «Langostinos maera». Castaño también recibió regalos de esta empresa, desde un coche, varios móviles o el pago de obras en su casa.
En su declaración, el dueño de Fitonovo destacó la relación entre Castaño y el que entonces era alcalde, el socialista Sánchez Monteseirín. Explicó que tenían «línea directa», pues «hablaban en numerosas ocasiones», y destacó que el «poder que tenía en esa legislatura era muy grande». «Si [Castaño] no era la mano derecha primera del alcalde, era su mano derecha segunda», afirmó a Alaya.

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