miércoles, 29 de octubre de 2014

Otro imputado de la Junta "recolocado + El crepúsculo....de lectura imprescindible

Andalucía; un camino hacia .......


Otro imputado de la Junta "recolocado.

En Andalucía, como en los lugares donde escasea la Justicia, es peligroso tener razón. Nunca queda sin premio el vicio ni la virtud sin castigo.


La impunidad premia el delito, induce a su repetición y le hace propaganda: estimula al delincuente y contagia su ejemplo


El crepúsculo....de lectura imprescindible






NONADAS

El crepúsculo
















 EL GABINETE JURÍDICO adscrito a la Presidencia de la Junta acaba de presentar un recurso -pagado, es de suponer, con pólvora del rey- contra toda la instrucción del caso de los cursos de formación. Por lo visto, Alaya se habría «autoatribuido» la investigación del mondongo multimillonario, una circunstancia que, a juicio de la Presidencia, invalidaría todo el proceso, incluidas -ajá- las declaraciones de Teodoro Montes, el funcionario cuyo testimonio ha facilitado la imputación de una turbamulta de afines. Y es que la juez Alaya ha solicitado formalmente el acta del Consejo de Gobierno del 28 de enero pasado. En él se acordó suprimir los tres consorcios sospechosos de mangancia masiva. Lo presidió Susana Díaz. Los motivos aducidos para el desmantelamiento del chiringuito dan risa: «desequilibrios» económicos y de funcionamiento. Los eufemismos son siempre muy socorridos.

Parece evidente que el recurso responde a un cambio de estrategia de nuestra locuaz presidenta. Supongo que le horroriza verse imputada por algo, aunque sea poco. Y es que la orden de disolución se produce después del estallido del escándalo y equivale, en su intención, a un intento de obstruir la acción de la justicia. No es lo mismo, en efecto, investigar las actividades de un organismo activo que su cadáver descuartizado y convenientemente desordenado. Es fácil, además, que en el desmantelamiento se pierdan enseres; algún que otro ordenata, por ejemplo. Susana Díaz presidió este torpe acto de absolución política, como si suprimidos los entes malignos desaparecieran la responsabilidad y la culpa. La perseverancia sobrehumana de la juez Alaya ha convertido las ansias de autoexculpación de Díaz en probable calvario judicial, el primero desde que ocupa la presidencia de la Junta.

En vez de guerrear contra Alaya (algo que convierte de inmediato al que lo hace en sospechoso absoluto), Díaz podría haber asumido de verdad las promesas realizadas en su discurso de investidura y haberse convertido en una Némesis de los corruptos. Podría haber dedicado buena parte de su tiempo durante este último año a la caza del mangante. Podría haber ordenado la auditoría interna de una infinidad de organismos de la administración paralela. Podría haberse rodeado de colaboradores que creyeran en la causa y no de conspicuos aduladores. Podría haber aplicado ese sencillo mandato constitucional según el cual todo organismo público debe regirse por los principios de la publicidad y de la transparencia.


Pero no. El susanismo político no va más allá de la retórica de la regeneración y del descabezamiento sistemático de sus rivales. Ni se pretende limpiar de inmundicias la administración autonómica, ni se emprende ninguna iniciativa de gobierno que no presuponga la tutela política de la Junta. Díaz actúa como si aún existiera ese Gran Hermano intocable que ha sido la Junta durante mucho tiempo. Como si la administración estuviera al servicio del poder, y no al contrario. El susanismo político no es una aurora, sino un crepúsculo

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