lunes, 6 de octubre de 2014

De lectura recomendada: Nosotros, los «resentidos» + ¡Aquí se roba!

  • A modo de justicia poética, la Junta recoge los argumentos de EL MUNDO que descalificó para requerir los millones de Chaves a la empresa de su hija 
  • En Andalucía, como en los lugares donde escasea la Justicia, es peligroso tener razón. Nunca queda sin premio el vicio ni la virtud sin castigo




Cuando el poder judicial se somete a la política ¿¿¿????




Sin más ley ni razón que la de favorecer a su hija, como antes a sus hermanos con el negocio de las piscinas climatizadas y luego a su hijo como comisionista de la Junta, quiso aparentar que era una operaria más del yacimiento. En su nepotismo, Chaves echó mano del artículo 42 con el que la despótica Reina de Corazones del País de las Maravillas, por medio de su pusilánime marido, obraba su santa voluntad. No tuvo escrúpulo en pisotear la ley de incompatibilidades que dijo promover en pro de «una mayor transparencia» y que le obligaba a inhibirse en asuntos en cuyo despacho hubiera intervenido o que interese a sociedades en cuya dirección, asesoramiento o administración hubiese tenido alguna parte él o persona de su familia. Pero Chaves se eximía de cumplir las leyes que dictaba como Presidente.




Entonces, la querella que presentó el PP por prevaricación ante el Tribunal Supremo fue desdeñada por la Sala de los Aforados por estimar que este partido no estaba legitimado. Tras el bajonazo judicial, no fue menester echar mano de ningún experto que averiguara si el bramante de la demanda había sido desanudado como tampoco hay que aguardar contrición de quienes se lavaron las manos en la jofaina del leguleyismo. Al cabo del tiempo, por su pertinacia, Chaves se las ve de nuevo con la burlada Corte por los ERE. Hace cierto aquel prejuicio de que, aun con dificultades, es posible enderezar un palo torcido, pero jamás a un político. 

El veredicto de aquellos Poncios plasmó que, cuando el Poder Judicial se somete al designio del gobernante, la Justicia es sacrificada en aras de la política. Sus artífices recrearon la escena de Los intereses creados en la que el juez, a instancias de Crispín, libera a su señor bailando las comas de la sentencia. Ante el prodigio, Crispín exclama «¡Oh, admirable coma!». Y concluye cínicamente: «Mejor que crear afectos es crear intereses». 





A modo de justicia poética, la Junta recoge los argumentos de EL MUNDO que descalificó para requerir los millones de Chaves a la empresa de su hija Esta contemporización con el abuso de poder acarrea que Andalucía sea terreno fértil para el latrocinio. Además, como en los lugares donde escasea la Justicia, es peligroso tener razón. ......


 



http://www.elmundo.es/andalucia/2014/10/05/543103d4e2704efb5e8b456c.html
http://www.elmundo.es/andalucia/2014/10/06/54324de4e2704e981e8b4574.html

Nosotros, los «resentidos»



El 1913, COMO LECTOR de editorial, André Gide, con los años premio Nobel, rechazó sin apenas hojearlo el manuscrito de la primera parte de En busca del tiempo perdido. Cuando le devolvieron el original de Por el camino de Swan, Marcel Proust contrató a un experto en nudos para cerciorarse de que, al menos, habrían abierto el paquete. Gide hubo de presentar públicas disculpas por un repudio que le trajo «los remordimientos más dolorosos de mi vida». Al trascender esta semana que la Junta reclama los 10,1 millones (más intereses) que Chaves otorgó a la empresa minera MATSA apoderada por su hija, con idénticos datos y argumentos con los que hace cinco años (26 de mayo de 2009) EL MUNDO destapó el escándalo, es difícil no retrotraerse al patinazo que Gide no se perdonó jamás.
Entonces, la querella que presentó el PP por prevaricación ante el Tribunal Supremo fue desdeñada por la Sala de los Aforados por estimar que este partido no estaba legitimado. Tras el bajonazo judicial, no fue menester echar mano de ningún experto que averiguara si el bramante de la demanda había sido desanudado como tampoco hay que aguardar contrición de quienes se lavaron las manos en la jofaina del leguleyismo. Al cabo del tiempo, por su pertinacia, Chaves se las ve de nuevo con la burlada Corte por los ERE. Hace cierto aquel prejuicio de que, aun con dificultades, es posible enderezar un palo torcido, pero jamás a un político.
El veredicto de aquellos Poncios plasmó que, cuando el Poder Judicial se somete al designio del gobernante, la Justicia es sacrificada en aras de la política. Sus artífices recrearon la escena de Los intereses creados en la que el juez, a instancias de Crispín, libera a su señor bailando las comas de la sentencia. Ante el prodigio, Crispín exclama «¡Oh, admirable coma!». Y concluye cínicamente: «Mejor que crear afectos es crear intereses».
A modo de justicia poética, la Junta recoge los argumentos de EL MUNDO que descalificó para requerir los millones de Chaves a la empresa de su hija
Esta contemporización con el abuso de poder acarrea que Andalucía sea terreno fértil para el latrocinio. Además, como en los lugares donde escasea la Justicia, es peligroso tener razón. Ya lo apuntó Quevedo, quien padeció en sus carnes la furia del todopoderoso conde-duque de Olivares. Dándole la vuelta al adagio clásico, aquí nunca queda sin premio el vicio ni la virtud sin castigo. Así, cuando este diario desveló la encamisada de Chaves, poniéndose por montera (esto es, el casco de MATSA) la Ley de Incompatibilidades, éste porfió que «la información había sido elaborada desde el rencor y el resentimiento». Es más, su sucesor Griñán supeditó cualquier diálogo con el PP -la excomunión de EL MUNDO iba de suyo- a que dejara «las calumnias y agresiones» contra Chaves por judicializar una donación que habían denegado la Junta (septiembre de 2006) y el ministro Sebastián (julio de 2007) por contravenir la legislación hasta que lo desatascó el providencial fichaje de Paula Chaves.
Sin más ley ni razón que la de favorecer a su hija, como antes a sus hermanos con el negocio de las piscinas climatizadas y luego a su hijo como comisionista de la Junta, quiso aparentar que era una operaria más del yacimiento. En su nepotismo, Chaves echó mano del artículo 42 con el que la despótica Reina de Corazones del País de las Maravillas, por medio de su pusilánime marido, obraba su santa voluntad. No tuvo escrúpulo en pisotear la ley de incompatibilidades que dijo promover en pro de «una mayor transparencia» y que le obligaba a inhibirse en asuntos en cuyo despacho hubiera intervenido o que interese a sociedades en cuya dirección, asesoramiento o administración hubiese tenido alguna parte él o persona de su familia. Pero Chaves se eximía de cumplir las leyes que dictaba como Presidente.
En Andalucía, como en los lugares donde escasea la Justicia, es peligroso tener razón. Nunca queda sin premio el vicio ni la virtud sin castigo
A los cinco años justos, en un gesto de aparente justicia poética, a falta de verdadera justicia, la Junta recoge los argumentos que descalificó y se vale de ellos para requerirle a MATSA que retorne los millones graciosos de Chaves para dejar asistida a su hija antes de volverse a Madrid a servir a Zapatero. Nosotros, los de la inquina y el rencor, según malhumoraba Chaves bufando su ira, nos congratulamos tanto que nos maliciamos que haya gato encerrado en este imprevisto giro de los acontecimientos.
Como un lobo a otro no muerde ni quienes comparten apegos se hacen daño, choca que la Junta, a punto de prescribir el periodo para emplazar a MATSA, emule al personaje de Gómez de la Serna que, de lo amnésico que era, se olvidó de su mala memoria y lo recordó todo. Instada a abrir expediente por tratarse de fondos europeos, la Junta podría haber dado este golpe de teatro. De este modo, Susana Díaz puede alardear de no andarse con chiquitas con la corrupción caiga quien caiga, pero sabiendo que todo es un juego de cartas marcadas. Si fuera a fondo el esclarecimiento, intervendría contra su antecesor por prevaricación.
Dado que la simulación y la farsa dominan la política, conviene no echar en saco roto que la Junta archivó a cuenta de inventario el informe de la Cámara de Cuentas que verificaba irregularidades en la subvención a MATSA -en horas 24, pasaron de 6,9 a 10,1, por un correo electrónico sin firma-, en detrimento de otras explotaciones sin hada madrina. En el dictamen, la Agencia IDEA admitía de facto que se le confeccionó un traje legal a la medida de la patrocinada por Chaves.
Cuando la Cámara de Cuentas quiso saber por qué usó distinta vara de medir con otro yacimiento jienense, IDEA pretextó que este último lo valoró por la orden de 19 de abril de 2007, mientras que a MATSA se le aparejó otra del 9 de diciembre de 2008, esto es, un cambio legal de la mano visible de Paula Chaves. Ya prestó un servicio similar a Abengoa para que le adjudicaran la Ciudad Digital en Almería. Curiosamente, la Junta se remite ahora para el reintegro, no a la orden de 2008, sino a la de 2007 por las que le fueron negadas por la Junta y el Ministerio. En este juego de trile, no conviene entretenerse cavilando en qué cubilete está la bolita, sino en qué manga se oculta, si en la de Chaves o en la de Díaz.
Con el caso MATSA de nuevo en los titulares y con más de 40 altos cargos imputados por corrupción comandados por Griñán y Chaves, pasma que, cuando la otra mañana el presidente del PP, Juan Manuel Moreno Bonilla, aludió en Canal Sur a que «la cúpula socialista se ha enriquecido ilícitamente», hubo periodistas que le instaran a que concretara la acusación. Más allá de que cobardeara en tablas ciñéndose al exconsejero de Hacienda, Ángel Ojeda, la pregunta de los inquisitivos sabuesos -da la impresión de que no leyeran ni lo que escriben- esmalta una domesticación periodística que emula los niveles de Cataluña. Para que siga el espectáculo, el PSOEamplía el circo con una quinta pista anunciando querellarse contra Moreno Bonilla.
En medio de tanta hipocresía, Chaves ni se tendría que molestar en abroncar a los diputados como el no menos honorable Pujol a propósito de sus latrocinios familiares, sino que el bueno de Manolo contaría con quienes se partieran la cara por él. Cuando aterrizó en 1990 como candidato a palos se declaró dispuesto a finiquitar una corrupción que achacó al fuerte desembolso por el referéndum de la OTAN. Luego, de lo dicho nada, y edificó un régimen de nepotismo y prevaricación disfrazando su engaño de virtud. Como San Manuel Bueno, Mártir, el viejo párroco novelado por Unamuno que pierde la fe, pero lo silencia porque «hay cosas que aunque se las diga uno a sí mismo debe callárselas a los demás». Si entonces tampoco emergió el «tiempo nuevo» que prometía, difícilmente lo hará ahora, pues todo ha sido y será la misma cosa

¡Aquí se roba!

 ES MUY elemental, pero aun así no quiero resistirme a recordarla. Se trata de una de las escenas en apariencia superfluas, pero esenciales para la accidentada trama, que hacen de Casablanca la probablemente mejor película de la historia del cine. Tras la emocionante escena del canto de la Marsellesa, el mayor Strasser de la Luftwaffe ordena al capitán Louis Renault que clausure el Rick's. Renault se queda pensativo hasta que da un fuerte pitido y, gritando, dice -¡Todo el mundo debe abandonar el local! ¡Se cierra este café hasta nuevo aviso! ¡Salgan inmediatamente!
Rick -Bogart- se acerca rápidamente a Renault: ¿Con qué derecho me cierra usted el local! -dice Bogart; y el capital Renault le responde con tanta sangre fría y cinismo que deja sin defensas a Rick -¡Qué escándalo, qué escándalo! He descubierto que aquí se juega.
La escena tiene el corolario definitivo cuando el croupier va hacia Renault desde la sala de juego y le entrega un fajo: -Sus ganancias, señor...
Vuelvo a admitir que recurrir a esta escena tal vez sea demasiado obvio para describir la situación y, sobre todo, las reacciones que ha provocado el escandalo al conocer algunas de las prebendas de las que disfrutaron los consejeros y responsables de Bankia. Pero no se me ocurre otra mejor.
Tanto o más impúdicas que las cantidades malversadas con las tarjetas negras han sido las reacciones de quienes durante años fueron protagonistas activos de la utilización de las cajas en beneficio político de partidos, sindicatos, organizaciones empresariales y de los medios de comunicación y periodistas que callaron todos estos años.
No hace falta recordar que todos los partidos y sindicatos han sido partícipes activos del despojo y que colocaban en los órganos de decisión de las cajas a los miembros más predispuestos al enjuague. Si se conocieran las auditorías internas de las cajas adsorbidas por otras entidades tras su quiebra, comprobaríamos que en todas ellas buena parte de los consejeros se beneficiaban de sinecuras a la par que favorecían a sus partidos. ¿Se conoce algún caso de un consejero que hubiera denunciado las prácticas irregulares de las cajas de ahorro quebradas? ¿Se conoce algún caso de un consejero que hubiera abandonado su cargo al conocer esas gestiones anómalas?
Pero si no hace falta recordar esta complicidad general, sí lo es hacerlo de algunos casos. Tan escandaloso como las tarjetas de Bankia fue aquí en Andalucía la condonación de los millonarios prestamos personales a altos dirigentes del PSOE -entre ellos Manuel Chaves- por la Caja de Jerez; no lo fue menos la guerra sucia del PSOE -con el caso del espionaje como ejemplo más claro- que se desarrolló contra las cajas sevillanas; o aquella operación de La General presidida por Julio Rodríguez -ahora gurú de los economistas progres- para conseguir alcaldías para el PSOE o la gestión de la Iglesia en Cajasur, con la complicidad de IU.
Efectivamente, ¡qué escandalo, qué escandalo! Ahora hemos descubierto que aquí se roba. Ja.

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