lunes, 26 de mayo de 2014

ELECCIONES EUROPEAS. Castigo histórico a PP y PSOE: pierden 5 millones de votos. La batalla de Andalucía.El PSOE mantiene su distancia con el PP en medio del descalabro + «¡Que Europa se mire en Andalucía!»

  • Los socialistas pierden 13 puntos con respecto a las elecciones de 2009.
  • El PP baja 14 puntos en relación a las últimas europeas IU dobla sus apoyos, con un 11,6 por 100 de los votos.
  • El partido Podemos se implanta con fuerza e iguala en votos a UPyD.
  • Andalucía registra un 43,08% de participación, frente al 41,74% de 2009.



¡Que Europa se mire en Andalucía!»



  • Sólo a la ceguera ideológica cabe achacar que el PSOE predique que Europa adopte el modelo de una Andalucía que se descuelga a ojos vista
  • En el lapso en que Andalucía goza de autonomía, naciones ayer pobres como Corea del Sur se han plantado a la vanguardia mundial
http://www.elmundo.es/andalucia/2014/05/25/538246dce2704e835c8b456b.html


    ELECCIONES EUROPEAS La batalla de Andalucía

    El PSOE mantiene su distancia con el PP en medio del descalabro

      
    • Los socialistas pierden 13 puntos con respecto a las elecciones de 2009

    • El PP baja 14 puntos en relación a las últimas europeas

    • IU dobla sus apoyos, con un 11,6 por 100 de los votos

    • El partido Podemos se implanta con fuerza e iguala en votos a UPyD

    • Andalucía registra un 43,08% de participación, frente al 41,74% de 2009










Con un 1,3 puntos más de participación que en 2009, el PSOE ha conseguido mantener su ventaja frente al PP, situándose casi 10 puntos por encima de su principal adversario, pese a que ambos partidos pierden 13 y 14 puntos respectivamente en un contexto general de descalabro en todo el país. Susana Diaz, por tanto, puedo ya enarbolar su primera victoria electoral, pero necesariamente lo habrá de hacer con un sabor agridulce, pues la caída es significativa en todas las provincias.
En concreto, el PSOE ha conseguido un 35,15 por 100 de los votos, frente al 48,16 de 2009. El PP ha obtenido el 25,87 por 100 de los votos, frente al 39,65 por 100 de las anteriores europeas.
Por su parte, IU ha conseguido duplicar su porcentaje de voto. Obtiene un 11,6 por 100 de los apoyos, frente al 5,2 por 100 de 2009, lo que refuerza su posición en la comunidad autónoma, donde gobierna precisamente con el PSOE de Susana Díaz.
Antonio Maíllo vota en un colegio electoral de Aracena (Huelva).
Antonio Maíllo vota en un colegio electoral de Aracena (Huelva). 
Pero la gran sorpresa de la jornada ha sido la irrupción con fuerza, también en Andalucía, del partido Podemos, con un 7,1 por 100 de los apoyos, casi el mismo porcentaje que ha obtenido UPyD. El partido de Rosa Díez triplica el porcentaje de sus votos ya que, en 2009, se quedó en un 2,5 por 100.
Ni Susana Díaz (PSOE) ni Juan Manuel Moreno Bonilla (PP) ni tampoco Antonio Maíllo (IU) han concurrido como candidatos a estas elecciones europeas. Y, sin embargo, para los tres ha supuesto un significativo termómetro de la situación política en Andalucía, a pesar de todas las precauciones que cabe tomar frente a las más que inevitables extrapolaciones. De hecho, para los tres diritgentes, estas europeas se han convertido en la primera cita electoral que han vivido como líderes de sus formaciones en la comunidad autónoma, lo cual sin duda obligará a sacar algunas lecturas inevitables de cara al futuro inmediato.
En el caso de Juan Manuel Moreno, que apenas lleva tres meses al frente del partido, la única conclusión posible es que la incipiente recuperación económica no ha imprimido en el electorado la esperanza en la que confiaban los populares. El PP andaluz, que con Javier Arenas al frente había ganado las tres últimas convocatorias electorales (municipales, generales y autonómicas), tendrá que recomponer de nuevo sus alianzas con el electorado andaluz, para lo cual sólo cuenta con la ayuda aún incierta de un virtual descenso del paro y de la incertidumbre económica en los próximos meses.
Para Susana Díaz, por su parte, es fácil trasladar la imagen de que el PSOE andaluz ha sabido resistir en la debacle, tras mantener e incluso ampliar mínimamente su distancia con el PP. Pero un análisis frío de los datos obliga también a los socialistas a resistir la tentación de la complacencia.
De los grupos que conforman el arco parlamentario andaluz, sólo IU puede sacar conclusiones categóricas, con un importante aumento de los apoyos, a pesar incluso de la irrupción por la izquierda de los recién llegados de Podemos, el partido de Pablo Iglesias. Su líder en Andalucía, Antonio Maíllo, se verá de esta forma legitimado en sus opciones para encabezar la candidatura autonómica.

La clave federal

Estos resultados no sólo servirán para definir las estrategias de los partidos políticos de cara a un hipotético adelanto electoral de las autonómicas, muy probablemente en otoño, si se cumplen los pronósticos. Sino que, sin duda, condicionará el calendario del PSOE a nivel federal, en el que Susana Díaz tiene intención de intervenir de una u otra forma.
Tras las elecciones europeas, la próxima cita relevante en la agenda de los socialistas son las primarias para elegir al candidato del PSOE a las elecciones generales de 2016. El carácter de esas primarias dependerá sin duda de la digestión que tanto Rubalcaba como Susana Díaz hagan de los resultados del 25 de mayo que, a nivel nacional, constituyen una auténtica catástrofe para los socialistas.

Por provincias

En cuanto a los resultados por provincias, el PP sólo ha conseguido ganarle al PSOE en Almería, con apenas 2,19 puntos de diferencia. En el resto, el PSOE se sitúa por delante del PP, aunque dejándose por el camino un buen puñado de votos.
La caída del PSOE más importante se registra en Cádiz, con un 15, 8 por 100 menos de votos. Para los populares, sin embargo, el mayor descalabro se produce en la provincia de Málaga, con un descenso del 15,9 por 100 de los votos, precisamente la provincia de origen del nuevo presidente del PP-A.
http://www.elmundo.es/andalucia/2014/05/25/5381a2eb268e3e44728b456d.html








A VUELTA DE PÁGINA

«¡Que Europa se mire en Andalucía!»







En su memorable artículo Los cráneos deformados, Agustín de Foxá relataba su visita a la sala incaica del Museo de La Plata, donde observó con horror como los rudos turbantes habían alterado aquellas cabezas de indios expuestas al público. La tétrica visión le hizo concluir, no obstante, que esas desfiguradas testas no eran nada comparado con los millones de hombres que andan por el mundo con el cráneo vendado. Eran las víctimas de una propaganda capaz de determinar quiénes eran héroes y quiénes criminales, o de convertir a capricho a bandoleros en guerrilleros.

Merced precisamente al uso de la propaganda como arma política, puede presentarse como un éxito el fiasco -basta establecer cualquier comparativa española o europea- de la gestión de la autonomía andaluza. Ello explica la paradoja de una hegemonía de treinta años largos con Andalucía a la cola de Europa. Pero, si hábiles se han mostrado sus gobernantes en el manejo de ese valioso instrumento de manipulación, no le ha ido a la zaga su maña para meter de matute asuntos que distraigan a los ciudadanos sobre la paternidad de fiascos únicamente atribuibles a ellos.

Así, con ocasión de la cita europea de hoy, cuya campaña ha afrontado la presidenta de la Junta, Susana Díaz, como si fuera la aspirante socialista sin menester de figurar en carteles o listas, esta táctica se ha hecho singularmente acusada. Así, cuando muchas ayudas comunitarias percibidas por la Junta están en el ojo del huracán por aprovechamientos particulares -y delictivos con alta probabilidad, según apuntan los autos judiciales-, el PSOE no sólo pide que Europa se fije en el Sur, sino que reclama que se mire en el espejo de una Andalucía a la cabeza del paro continental, lo cual resulta delirante y debiera abochornar al más pintado.

Así, en franco maridaje, lo imprecó en Huelva el mismísimo Zapatero que, con sus desatentadas políticas y enajenamiento de la realidad, arruinó España y desató las alarmas comunitarias y norteamericanas, e inclusive chinas, hasta que se le frenó y evitó que arrastrara al conjunto del sistema. Quizá a ambos narcisos les luzca contemplarse especularmente en el agua ondulante del pozo. Pero los andaluces debieran rehuir la aljibe en cuyo brocal bailan temerariamente.

¡Claro que no hay que plegarse a que haya un Norte rico y un Sur pobre! Pero esa brecha no se debe exclusivamente a las autoridades comunitarias. Han destinado a Andalucía el monto del Plan Marshall aplicado a reconstruir Europa tras la II Guerra Mundial. Principalmente desenmascara a quienes llevan mandando lustros en esta ubérrima tierra. Si Ortega diagnosticó que Europa no era el problema, sino la solución, mucho más surte esta prédica para Andalucía. Incluso en esta hora incierta en el que el viejo continente ya no es el centro de un mundo que se desplaza a áreas ayer periféricas que descuellan de modo sobresaliente. Al desfallecer el ideal europeo, prolifera la demagogia clamorosa de quienes endilgan frívolamente a Europa todos los pecados propios y ajenos. Esa falta de vigor de una Europa miope, fiada a burócratas carentes de altura de miras como un rocín de noria, franquea el paso a los herederos de totalitarismos que abocaron a dos monstruosas guerras.

Cuando un adalid de la izquierda como el escritor uruguayo Eduardo Galeano se ha retractado de sus tesis esgrimidas en Las venas abiertas de América Latina, regalo de Chávez a Obama, y donde glosó la Teoría de la Dependencia por el cual el Norte rico explotaba al Sur pobre, el bipartito andaluz (PSOE-IU) se obceca en endosar a Europa sus desatinos. En el lapso que Andalucía goza de autonomía y ha recibido transferencias de renta como nunca, naciones pobres como lo fue Corea del Sur se han plantado en la vanguardia mundial. Es paradigma de que el auge de las naciones no deriva de tesoros naturales (ahí está Venezuela), de ubicaciones (véanse las dos Coreas o EEUU con México, separados por un pequeño río), del clima (obsérvese Chile y sus vecinos) y hasta de la religión. La Alemania comunista fue un caos con prusianos protestantes, supuestos más eficientes y laboriosos que los católicos bebedores de cerveza de Baviera que fraguarían la tercera economía mundial en Alemania occidental.
Aunque las circunstancias sean un buen capote, lo cardinal para el progreso es el camino que tome. Dependiendo de la dirección y del piloto, una comunidad despega, se hunde o se estaciona en vía muerta. La riqueza de las naciones exige reglas fiables e instituciones prestigiosas. De no ser así, se enfila el camino de servidumbre y arrastra gregariamente a gentes con el «cráneo vendado». Si uno puede ser, si se lo propone, escultor de su fortuna, también los países, si son bien cultivados, rinden copiosa mies. Eso es tan cabal como que hay regímenes que anclan a sus moradores en la penuria y son como esos malos galenos que aman tanto a los pacientes que no paran hasta acompañarlos al cementerio.
En el lapso en que Andalucía goza de autonomía, naciones ayer pobres como Corea del Sur se han plantado a la vanguardia mundial
Para salir del marasmo, en vez de dejarse arrastrar por él, cual Sísifo condenado eternamente a subir la pesada piedra que siempre acaba rodando, apremian políticos de oferta frente a los de demanda que van allí donde les lleve el viento. En vez pegar el oído al suelo, como alguien le sugirió a Churchill, lo que éste rehusó porque le perderían el respeto si le sorprendían en una postura tan poco decorosa, deben marchar, cuando es preciso, contra corriente. De este modo, las naciones avanzan por mor de estadistas que están a la altura de los retos históricos y que afrontan tales envites sin importarles arrostrar riesgos ni costes electorales.

En tales encrucijadas, Alemania, por ejemplo, no rehúye acuerdos de Estado ni gobiernos de coalición. Así, en el bienio 2003-2004, alcanzó un gran pacto nacional que permitió prevenir la crisis en lontananza y sostener contra viento y marea el Estado de Bienestar. Atados al palo mayor, aguantaron las arreciadas de quienes estimaban que los ajustes arrumbarían las grandes conquistas sociales. Gracias a ello, obraron diques de contención como esos polder holandeses que ganan terreno al mar y han hecho prosperar a un país sin enormes recursos naturales. Pero es más. Cuando la aritmética electoral o los desafíos nacionales lo creen necesario, forman gobierno de coalición que mantiene a flote el país.

Aquí, en cambio, como resaltó el presidente gallego, Alberto Nuñez Feijóo, en Las Charlas de EL MUNDO, ni siquiera se aparejan políticas de concentración en un panorama político en el que, si un partido vence sin mayoría absoluta, puede quedar relegado a la oposición por una congregación de perdedores, como en Andalucía. Ello obstaculiza el abordaje de tareas capitales y las medidas de emergencias, aun compartiéndolas, municiona al contrario en la oposición. Así, el país se deshilacha cogido con alfileres. Claro que la sociedad alemana, asomada al abismo, ejerce una presión sobre unos partidos que no se pueden permitir desdeñar, mientras aquí el loado espíritu de consenso sólo duró lo que la Transición. Es más. Zapatero trató de sepultarlo definitivamente echando paletadas de tierras de las fosas que se empeñó en reabrir reavivando el cainismo guerracivilista.


Si Octavio Paz decía que la ceguera biológica imposibilita ver y la ideológica impide pensar, sólo a esta última cabe achacar que dos dirigentes de primer nivel socialistas prediquen que Europa adopte el modelo de una Andalucía que se descuelga del continente a ojos vista corroborando que la estupidez es infinita. En vez de arreglar Andalucía, empeorarán esta Europa cuyas ubres han ordeñado malgastando su leche en desvaríos y latrocinios.
















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